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Posts Tagged ‘James Purefoy’

El auténtico «Templario».

Hace poco tuve la ocasión de ver «Templario», «Ironclad» en guiri, peli de Jonathan English y con gente de la talla de Paul Giamatti (prota por ejemplo de una miniserie que mencioné brevemente, «John Adams», James Purefoy ( «Roma» o «Camelot» ), Derek Jacobi (archiconocido y con un papelito en «The Borgias»
) o Brian Cox («Troya» o «Braveheart» ), la peli está basada en un hecho que en realidad sucedió, el asedio al castillo de Rochester, el Arzobispo de Canterbury manda al castillo a un puñado de caballeros para que lo defiendan del asedio del Rey Juan sin Tierra, ayudado este por un ejército de vikingos y tal, las historias medievales pues siempre tienen su púbico, digo público, pero metes vikingos y ya es la polla, no pareciéndole suficiente al equipo de guionistas se dicen, «hay que meter algo más con tirón», sopesaron meter alguna que otra legión romana, que siempre vende, pero como se percataron de que alguien con dos dedos de frente pudiera ver la peli decidieron meter templarios, que molan también, ya de paso metemos una tía buena que vaya dejando un reguero como los caracoles cada vez que vea al prota y así metemos un poco de folleteo místico en medio de la matanza.

Castillo de Rochester

A ver, ciertamente la cosa no tiene ni pies ni cabeza, no hace falta acudir a los libros de historia para saber que algo así es imposible, si un ejército avanza y quieres detenerle en una fortificación no puedes dejar para defenderlo 20 tíos por muy supercachas, valientes, aguerridos y superchachis que sean, con dejar un centenar de hombres para echarlos un ojo (y eso siendo generosos porque ni eso haría falta) puedes seguir avanzando con la tropa.

Veamos, es cierto que el castillo de Rochester fue sitiado, de hecho era un castillo muy bien preparado para aguantar un asedio, experiencia tenía, ya en 1080 un Rey llamado Guillermo II (hijo del afamado Guillermo el conquistador) lo asedió, como ya había antecedentes por lo tanto el castillo fue fortificado más que correctamente para aguantar lo que hiciera falta si estaba bien defendido, a partir de ahí entramos en lo narrado en la peli, unos hechos que tampoco es que sean de los más documentados de la historia, el vacio al respecto es grande, pero sí que hay cosas que parecen comprobadas.

Cierto es también que el Rey Juan, (el llamado «Sin Tierra») también lo asedió, pero no como sucede en la peli, lo sitió y esperó a que los moradores de Rochester prácticamente murieran de hambre para valientemente hacerse con la plaza, cierto es que el Rey Juan se valió de mercenarios para su causa contra los barones ingleses, pero aunque el vacio histórico en este tema es grande lo más probable es que fueran eso, mercenarios, a sueldo, y no vikingos, sino reclutados entre las tierras de la isla, Flandes o norte de Francia, la mayoría de ellos flamencos, sus tropas digamos «regulares» eran bastantes más de lo que se supone que son vista la peli, estas tropas eran en su mayoría de origen galés.

Vamos con los defensores, desde luego eran más de 20, sólo contando caballeros la cifra se movería entre 90 y 150 hombres, pero cada caballero tenía sus hombres de armas, que también luchaban, había, eso también es seguro, varios ballesteros y arqueros, se desconoce la cifra total, pero desde luego entre combatientes y personal de apoyo eran bastantes más que esos 20 aguerridos héroes del film.

Hay escenas en la peli muy criticadas por excesivas, una, la de las mutilaciones de manos y pies, bien, para que veáis que no es criticar por criticar, sí que hay constancia de que el malvado Juan hiciera eso con los prisioneros que iba tomando cara a minar a los que quedaban dentro, hay por ahí páginas en los que listillos afirman que la escena en la que minan el castillo quemando cerdos vivos es fantasioso, bien, no digo que fuera exactamente así como sucedió, pero sí que se usaron cerdos para volarlo y ciertamente se consiguió, solo que la guarnición siguió parapetada dentro de la torre principal durante algún tiempo más.

Dije antes que se aprovechó de la hambruna para hacerse con el castillo, en algún sitio, prácticamente en todos, he leído que lo que sucedió es que directamente hasta que no se murieron todos no lo tomaron, no, tampoco es que fuera como en la peli claro, ahí luchando hasta el último hombre destrozando cabezas y cortando extremidades ferozmente, lo que pasó en realidad es lo que suele pasar en estos casos, que se aguanta, se pasan calamidades, se comen los caballos (otro acierto de la peli, solo que en realidad se cepillaron todos, incluso el blanco) y cuando la situación es desesperada te rindes, mes y medio duró el asunto y de los rendidos sólo se ajustició a uno, un ballestero que había servido al Rey Juan desde su más tierna adolescencia, ahorcado el pobre, el resto de los supervivientes fue encarcelado.

Michael Kiske no es ni vikingo, ni inglés ni templario, pero ocupa la postdata de hoy, este tío, cantante de la época más dorada de Helloween, es un boboalastres de cojones, no se sabe si han sido más las veces en las que ha renegado del Heavy Metal o las que ha vuelto de alguna u otra forma a meterse en tan respetable género musical, pero las cosas como son, lo mismo que me parece un gilipollas hay que decir que canta de la de Dios, en esta ocasión le tenemos en Place Vendome, con el que ha grabado dos discos, hazme caso, aunque no te guste el heavy dale al play, merece la pena escucharlo en este «My Guardian Angel»

De romanos pintando nabos en una pared.

Quisiera hablaros de Roma, o «Rome» en su versión original, esa serie histórica que durante 22 episodios nos traslada a la Roma de Julio César, Marco Antonio y César Augusto, la época en la cual la centenaria República Romana desapareció para dejar paso al Imperio, Roma es una de las más afamadas series de la HBO, aunque en realidad es una coproducción de esta con la BBC británica y la RAI italiana.

Rome

Es, como tantas otras series y películas históricas, todo un cúmulo de inexactitudes y falsedades, pero “aposta”, es decir, no es que se cometieran errores, sino que se cambió la historia para darle a la serie un guión determinado, recordemos siempre que no hablamos de un documental, hablamos de ficción, y una cosa, a pesar de esos “errores” es quizá la serie que con mayor rigor ha mostrado la sociedad romana de la época. ¿Cómo es posible?, porque al contrario de lo que sucedería de haberla rodado los responsables de «Hispania» hay mierda en las calles, mierda en las ropas de los pobres, que no parecen recién sacados de la representación histórica local de Villaconejos de Enmedio, como es regla en HBO la ambientación es de lujo, cuidando los detalles al máximo.

«Roma» nos muestra la sociedad de la época sin tapujos, sin el error fácil de tratarlos con la moralidad de hoy en día, los romanos eran gente que se follaba a sus mujeres delante de sus esclavos para que estos les abanicaran, gente violenta, sociedad violenta, corrupta, donde una vida vale lo justo, todo eso la serie nos lo cuenta con minuciosidad, retratando la ciudad muy creíblemente.

La historia es entretenida, los hechos históricos a grandes rasgos pasaron así, o al menos parece ser que pasaron así, con las consabidas licencias históricas que antes comenté. Pero el gran acierto de la serie son sus personajes, mostrados con sus virtudes y defectos, unos te caen mejor, otros peor, pero no hay personajes sin defectos ni personajes sin virtudes, gran culpa de lo bien que están los personajes es lo tremendos que están todos los actores, lo malo del tema es que ahora, a partir de ver «Roma» siempre pondrás la cara de estos actores a los personajes históricos, enorme Atia (Polly Walker), enorme su eterna enemiga Servilia (Lindsay Duncan), qué decir de Julio César (Ciarán Hinds), de Marco Antonio (James Purefoy), de Cleopatra (Lynsdey Marshal), de Bruto, de Cicerón (David Bamber), de Octavio (Max Pirkis y Simon Woods), de Casio (Guy Henry), de Mecenas (Alex Wyndham), de Octavia (Kerry Condon), de Pompeyo (Kenneth Cranham) y Catón (Karl Johnson), de Agripa (Allen Leech)…. sus luchas, sus rivalidades, sus frágiles alianzas, todos soberbios, todos mostrados lo más humanamente posible, siempre hablando de la humanidad de la época claro, hombre, a mí el que interpreta a Bruto, un tal Tobias Menzies, me da un poco de grima, pero es la excepción.

Pero el peso de la trama la comparten como he dicho con nuestros legionarios favoritos, Lucio Boreno (Kevin McKidd), creyente hasta la médula, sus problemas conyugales, su ascenso hasta la cima y su descenso al infierno personal, su mujer, con su secreto a voces, sus hijas, su etapa en la incipiente mafia romana, de cuyos actos, por entonces normales hasta cierto punto hoy nos asquearíamos.

Y qué decir de Tito Pullo (Ray Stevenson), asesino, sanguinario, mujeriego y bebedor, pero a pesar de eso cuando acabe la serie te sentirás identificado con él hasta el extremo, de la férrea amistad entre Boreno y Pullo seremos testigos de principio a fin de la serie, sus andanzas, sus desventuras, sus problemas mutuos…. ambos nos brindan alguna de las mejores escenas de la serie.

Lo dicho, 22 capítulos llenos de intriga, peleas, sangre, sexo, más peleas, más intrigas, folleteos, enculamientos, actos lésbicos, incesto, miembros amputados, traiciones, besos (de vez en cuando dejan sitio a la mariconería, sí ), venganzas, esclavos en pelotas, aventuras, política con mayúsculas, credibilidad, verosimilitud y a veces asesinatos y polvos.

Una pega, llevar este proyecto a la pantalla valió un dineral, dicen que es de las series más caras de la historia, lo que entre otras cosas imposibilitó que se prolongara, a pesar del dineral gastado se echa en falta algo más de batalla, salvo una, Filipos, en la segunda temporada se pasa por encima de ellas, un pequeño problemilla casi sin importancia.

«Handful of Pain» es el tema elegido para la postdata, potente y cañero, representativo del estilo de Helloween sin duda alguna.

«Camelot», indiferencia.

Si esto de las series fuera como las comidas (hablamos de gastronomía, no empecemos a pensar de más), “Camelot” sería como un filete ruso, gusta a casi todo el mundo, es sencillote, no gran cosa, pero comestible.

Imagen de Camelot

“Camelot” es una seré coproducida entre otras por la cadena Starz, responsable de «Spartacus» o “Los Pilares de la Tierra”, lleva el sello de Michael Hirts, creador entre otras de «Los Tudor», «The Borgias»
o la peli “Elizabeth, la Edad de Oro”, bien pudiera tratarse de una mezcla de todas ellas, es lo que tiene el filete ruso, que es a base de carne picada y puedes echarle ternera, buey, pollo, pavo, cerdo y hasta cobaya.

La cosa no llega a ser la bacanal de «Spartacus», pero sigue teniendo su tensión sexual, no se trata por lo tanto de una serie que filmaría Spielberg.

La historia se basa en el Rey Arturo, Merlín, Morgana, claro, al tratar sobre una leyenda tienes la ventaja de poder interpretar la historia como te salga de los witos, cada vez que la leyenda artúrica se lleva a la gran o pequeña pantalla sale algo que no tiene nada que ver con lo anterior, en este caso nos presentan a los protas todos más jóvenes y guapos de lo que nos los podríamos imaginar, enseñando por cierto bastante pechuga y bastante posadera, lo cual siempre es de agradecer.

El tema es que el resultado te deja indiferente, incluso a ratos te aburre, son más, eso sí, los momentos en los que flipas, por lo predecible de algunas escenas y lo increible de otras, increible en el sentido literal de que no te las crees de ninguna manera, ejemplo, la mala, (una bella Eva Green, por ponerle cara la chica de “El Reino de los Cielos), mala y bruja, pero con un buen par de aldabas eso sí, coge la apariencia de la mamá de Arturito, nadie obviamente se da cuenta, la mamá (Claire Forlani, muy perjudicada por la edad para mi gusto), se escapa, va a Camelot, la que se supone que es la capital del reino, un castillo donde al parecer puedes entrar como te salga de los huevos, sin encontrarte a nadie en las puertas ni dentro, bueno no, se encuentra con alguien, ¿adivinais quién?, sí, la bruja mala que ha tomado su cuerpo, escenas como estas son las que echan a perder la serie, y está plagada de ellas.

El reparto pues eso, entre que hay gente como Jamie Campbell Bower, insufrible como Arturo, Tamsin Egerton, casi tan repelente como Ginebra, que de lo mejor que tenía, James Purefoy (aunque algo sobreactuado), se lo cepillan al segundo capítulo y que Joseph Fiennes, en teoría la gran base del asunto apenas luce pues te encuentras que tampoco por ahí vamos bien.

Y eso que la cosa comienza bastante bien, los dos primeros episodios pues eso, dan el pego, entretienen, hay hasta algo de acción, pero luego se pasa demasiado de “yo te quiero, no yo más, que no tontín yo más” entre Arturo y Ginebra, las maldades de Morgana que insoportablemente no llegan ni a buen ni a mal puerto nunca, con lo que acabas hasta las narices de ella también y las desventuras de los caballeros paladines del Rey, todos bastante sosos.

Lo mejor del tema es que no habrá más temporadas, problemas de agenda de los actores principales ha sido la excusa, para mí es que han recapacitado y se han dado cuenta que para seguir con esto mejor comenzar algo nuevo.

Por cierto, una de las cosas que más me hizo ver que esto de «Camelot» no era sino algo trillado es el triángulo amoroso, cuando en el cine o la tele se da un triángulo amoroso suelen darse dos opciones, una, el antagonista del prota es malo, morirá a manos del guapo y apuesto prota, segunda, el antagonista amoroso es bueno, encima amigo del prota, date por jodido, morirás igual, y casi seguro intentando salvar al guapo, encima eso que se suele decir cuando la está palmando, «cuídala», no hombre, sé original y dile, «por favor fóllatela por mí, que casi ni me ha dado tiempo capullo».

Gamma Ray para la postdata, grupo veterano, fundado por Kay Hansen, ex de Helloween, siguiendo la estela de los calabazas keeperianas, «Insurrection» es un tema relativamente reciente, pero tiene un aire a clásico de los buenos.