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Posts Tagged ‘Inglaterra Medieval’

Unas cosillas sobre «Braveheart»

Ya hablé hace tiempo sobre «Braveheart», algo breve, la cosa entonces se desvió más hacia los mayas y tal, la cosa es que Mel Gibson me parece un gilipollas de cuidado, me cae mal, pero es ver un estreno suyo y pierdo el culo por ir a verlo, porque me entretiene, que al final es lo que cuenta, sé que es un arte eso del cine, pero como yo y el arte somos unos extraños pues principalmente lo que pido a una peli es que me entretenga y Gibson casi siempre lo hace, pero el que lo haga no quiere decir que no pueda meterme un rato con él, o sea que a eso vamos, voy a bañarme un poco con el bueno de Mel.

Wallace versión Simpsons Para ello usaré «Braveheart», una gran peli sin duda, épica, pero nuevamente un cúmulo de manipulaciones históricas, porque si tiras un penalty a los tres palos y fallas es un error, si lo pateas para un lado ya es cagarla a posta, hay diferencia, de cualquier manera lo primero que me sorprendió de la peli es algo que es recurrente en sus pelis, está ahí el bueno de William de regreso a su tierra, van y reclaman su apoyo para la causa, pero él nada, quiere vivir tranquilo, en paz, no quiere meterse en problemas, claro, matan a su mujer y comienza su venganza, coño, ahora ya en plena prebatalla arenga a sus compatriotas para que luchen hasta la muerte si es preciso, «nos quitarán las descargas directas, pero jamás nos quitarán… EL EMULE¡¡¡», esto, muy parecido vamos, pasaba en «El Patriota», el tío nada, que no quiere ir a la guerra coño, pero en cuanto se cepillan al hijo ala, a convencer a todo pichichi para que se le unan a la causa, a ver, si eres consecuente deberías filtrar, ¿han matado, violado, atracado o alguno de tus familiares ha visto una tertulia de intereconomia?, pues ala, a luchar, si no mejor no te compliques la vida hombre.

La cosa es que están ahí los escoceses, gente de bien, con sus pintorescas costumbres, lanzarse piedras y tal, cuando vemos a los ingleses, estos, como toda fuerza invasora que se precie, son unos desalmados descendientes directos de profesionales liberales del sexo, hasta exigían el derecho de pernada, bien, pudo ser así, lo cierto es que eso, el derecho de pernada, es algo que aun hoy se discute si existió realmente o es más mito que realidad, de hecho demostrar su existencia no se ha podido, sí que parece que realmente era un acto más simbólico que real, saldado normalmente con un tributo al señor de turno, señor que sí, solía violar a cuantas siervas apeteciera, pero bastante más democráticamente, jodiéndose solteras, casadas o viudas sin distinción de estado civil.

Gibson usa aquí también un truco muy recurrente, los buenos muy buenos, los malos muy malos, pero es que además los buenos deben de ser gente humilde y los malos poderosos, así el espectador, que es gilipollas, sabrá de parte de quién debe ponerse, William Wallace aparte de ser guapo, cachas, valiente y demás sale retratado como un hijo de humildes campesinos, bueno, en realidad era un noble, no de los más ricos al parecer, pero noble al fin y al cabo, y su causa contra los ingleses no la desencadena la muerte de su esposa, sino la de su padre, que sucedió cuando ya era un chaval hecho y derecho, no un tierno infante, pero es que la cosa no se queda ahí no, en la peli Wallace se cepilla a la prometida del hijo del malvadísimo Rey Eduardo I, es más, hasta la deja embarazada, esto resulta al menos discutible históricamente, más que nada porque la primera vez que la gabacha (qué cabrones los gabachos malmetiendo contra el deporte español) Princesa Isabel pisó tierras británicas William ya había muerto, pero siempre queda la cosa que este fuera como el Cid y ganara batallas (y bragas) después de muerto, es más, cuando Wallace murió la princesa apenas tendría cinco o seis añitos, o sea que aunque para Gibson puede que no sea un argumento de peso entre que William estaba muerto y que la otra era una niña cuando vivía podríamos llegar a la conclusión de que no, que no se la frotó.

William Wallace

Es más, «Braveheart» es el título de la peli, Wallace es el prota, podría deducirse entonces que ese apelativo, «corazón latino, digo bravo» se le asigna a la figura de Wallace, pues no, no digo que no fuera esa la intención, digo que «Braveheart» no era él, sí que hubo un personaje de la época al que se le conocía como tal, es más, aparece en la peli, Robert Bruce, futuro rey escocés, el «cobarde» hijo del noble con cara de leproso.

Por cierto, tampoco está bien situado el periplo de Wallace por la Europa continental, en la peli sucede antes de empezar las batallitas y tal, en realidad fue tras alguna derrota de los escoceses, para buscar apoyos de potencias europeas contra los malísimos ingleses, sin conseguir gran cosa claro, en la peli sí, allí aprende a combatir, idiomas, cultura, hacer la «o» fumándose canutos y hasta en la versión extendida aparece consiguiendo la cura para el SIDA, casi lo logra pero le avisan a tiempo de que falta mucho para esa enfermedad, por cierto, antes he mentido, cuando hablaba del discurso de Wallace previo a la batalla de Stirling Bridge, no es que no dijera nada de descargas ilegales, es que todo ese discurso es mentira, es parte de una obra de Shakespeare, dí que en realidad toda la batalla es una chapuza, empezando porque se llama Stirling Bridge, refiriéndose al puente Stirling, porque ahí fue, en un puente, puente que ni aparece en escena, no aparecen por supuesto ni las picas famosas (la caballería fracasó porque precisamente se hundió el puente a su paso) ni los irlandeses cambiaron de bando….

Bueno, tenemos entonces por un lado a William Wallace, haciendo de bueno y por el otro al malvado, al malísimo ( y feo, claro) Rey Eduardo I «El Zanquilargo», ¿era realmente este tan hijoputa?, pues bueno, no más que otros reyes medievales, de hecho fue un rey bastante brillante, estuvo en las cruzadas y sí, invadió Gales e invadió también Escocia, solo que porque estos se aliaron en su contra con Francia, en una de esas recurrentes alianzas de la época, tan recurrentes como efímeras.

Bueno, sigamos con el despellejamiento de Gibson, tal y como dije cuando hablé de él en la otra entrada eso de poner a los escoceses con las falditas pues está bien, estaría bien, lo malo es que esas faldas tan típicas no se empezaron a usar hasta siglos más tarde, pero da igual, porque para compensar Gibson pinta la cara de los feroces y valientes guerreros escoceses tal y como se hacía en la tierra, sí, pero muchos siglos antes, ya que hablamos de despellejamientos, hay una cosa curiosa en la peli, la ejecución de Wallace, sabiendo como sabemos del gusto de Mel por la sangre y las escenas de vísceras resulta curioso cómo muestra la escena, sanguinaria sí, pero mucho menos de lo que fue en realidad, quien haya visto «Los Tudor» les sonará, realmente Wallace murió mediante un castigo recurrente en la Inglaterra de la época, consistente en arrastrar al reo desnudo por un caballo (le arrastraban con el caballo, no quería decir que le desnudara el equino), era colgado, se le descolgaba, se le abría el tripamen, le cortaban el nabo, este era quemado junto con alguna que otra víscera delante de él (a estas alturas el reo aun estaba con vida), se le cortaba la cabeza (aquí ya moría, al menos un tío normal, Wallace pudo vivir perfectamente sin cabeza) y se dividía el cuerpo en cuatro partes (en realidad a estas alturas al preso ya se la sudaba lo que hicieran con su cuerpo, pero por completar).

En fin, toda una chapuza histórica, eso sí, entretenida, hay que reconocerlo, Sirenia cierra la cosa esta, la posdata es esto, por si no lo sabes, el tema es «All My Dreams», con Ailyn ya a las voces, Ailyn es el nombre artístico de Pilar Giménez García, una catalana que tras participar en «Factor X» acabó cantando en la banda noruega, siendo la única vocalista en la historia de la banda en repetir disco, con lo que mal parece que no lo está haciendo.

El auténtico «Templario».

Hace poco tuve la ocasión de ver «Templario», «Ironclad» en guiri, peli de Jonathan English y con gente de la talla de Paul Giamatti (prota por ejemplo de una miniserie que mencioné brevemente, «John Adams», James Purefoy ( «Roma» o «Camelot» ), Derek Jacobi (archiconocido y con un papelito en «The Borgias»
) o Brian Cox («Troya» o «Braveheart» ), la peli está basada en un hecho que en realidad sucedió, el asedio al castillo de Rochester, el Arzobispo de Canterbury manda al castillo a un puñado de caballeros para que lo defiendan del asedio del Rey Juan sin Tierra, ayudado este por un ejército de vikingos y tal, las historias medievales pues siempre tienen su púbico, digo público, pero metes vikingos y ya es la polla, no pareciéndole suficiente al equipo de guionistas se dicen, «hay que meter algo más con tirón», sopesaron meter alguna que otra legión romana, que siempre vende, pero como se percataron de que alguien con dos dedos de frente pudiera ver la peli decidieron meter templarios, que molan también, ya de paso metemos una tía buena que vaya dejando un reguero como los caracoles cada vez que vea al prota y así metemos un poco de folleteo místico en medio de la matanza.

Castillo de Rochester

A ver, ciertamente la cosa no tiene ni pies ni cabeza, no hace falta acudir a los libros de historia para saber que algo así es imposible, si un ejército avanza y quieres detenerle en una fortificación no puedes dejar para defenderlo 20 tíos por muy supercachas, valientes, aguerridos y superchachis que sean, con dejar un centenar de hombres para echarlos un ojo (y eso siendo generosos porque ni eso haría falta) puedes seguir avanzando con la tropa.

Veamos, es cierto que el castillo de Rochester fue sitiado, de hecho era un castillo muy bien preparado para aguantar un asedio, experiencia tenía, ya en 1080 un Rey llamado Guillermo II (hijo del afamado Guillermo el conquistador) lo asedió, como ya había antecedentes por lo tanto el castillo fue fortificado más que correctamente para aguantar lo que hiciera falta si estaba bien defendido, a partir de ahí entramos en lo narrado en la peli, unos hechos que tampoco es que sean de los más documentados de la historia, el vacio al respecto es grande, pero sí que hay cosas que parecen comprobadas.

Cierto es también que el Rey Juan, (el llamado «Sin Tierra») también lo asedió, pero no como sucede en la peli, lo sitió y esperó a que los moradores de Rochester prácticamente murieran de hambre para valientemente hacerse con la plaza, cierto es que el Rey Juan se valió de mercenarios para su causa contra los barones ingleses, pero aunque el vacio histórico en este tema es grande lo más probable es que fueran eso, mercenarios, a sueldo, y no vikingos, sino reclutados entre las tierras de la isla, Flandes o norte de Francia, la mayoría de ellos flamencos, sus tropas digamos «regulares» eran bastantes más de lo que se supone que son vista la peli, estas tropas eran en su mayoría de origen galés.

Vamos con los defensores, desde luego eran más de 20, sólo contando caballeros la cifra se movería entre 90 y 150 hombres, pero cada caballero tenía sus hombres de armas, que también luchaban, había, eso también es seguro, varios ballesteros y arqueros, se desconoce la cifra total, pero desde luego entre combatientes y personal de apoyo eran bastantes más que esos 20 aguerridos héroes del film.

Hay escenas en la peli muy criticadas por excesivas, una, la de las mutilaciones de manos y pies, bien, para que veáis que no es criticar por criticar, sí que hay constancia de que el malvado Juan hiciera eso con los prisioneros que iba tomando cara a minar a los que quedaban dentro, hay por ahí páginas en los que listillos afirman que la escena en la que minan el castillo quemando cerdos vivos es fantasioso, bien, no digo que fuera exactamente así como sucedió, pero sí que se usaron cerdos para volarlo y ciertamente se consiguió, solo que la guarnición siguió parapetada dentro de la torre principal durante algún tiempo más.

Dije antes que se aprovechó de la hambruna para hacerse con el castillo, en algún sitio, prácticamente en todos, he leído que lo que sucedió es que directamente hasta que no se murieron todos no lo tomaron, no, tampoco es que fuera como en la peli claro, ahí luchando hasta el último hombre destrozando cabezas y cortando extremidades ferozmente, lo que pasó en realidad es lo que suele pasar en estos casos, que se aguanta, se pasan calamidades, se comen los caballos (otro acierto de la peli, solo que en realidad se cepillaron todos, incluso el blanco) y cuando la situación es desesperada te rindes, mes y medio duró el asunto y de los rendidos sólo se ajustició a uno, un ballestero que había servido al Rey Juan desde su más tierna adolescencia, ahorcado el pobre, el resto de los supervivientes fue encarcelado.

Michael Kiske no es ni vikingo, ni inglés ni templario, pero ocupa la postdata de hoy, este tío, cantante de la época más dorada de Helloween, es un boboalastres de cojones, no se sabe si han sido más las veces en las que ha renegado del Heavy Metal o las que ha vuelto de alguna u otra forma a meterse en tan respetable género musical, pero las cosas como son, lo mismo que me parece un gilipollas hay que decir que canta de la de Dios, en esta ocasión le tenemos en Place Vendome, con el que ha grabado dos discos, hazme caso, aunque no te guste el heavy dale al play, merece la pena escucharlo en este «My Guardian Angel»

«Camelot», indiferencia.

Si esto de las series fuera como las comidas (hablamos de gastronomía, no empecemos a pensar de más), “Camelot” sería como un filete ruso, gusta a casi todo el mundo, es sencillote, no gran cosa, pero comestible.

Imagen de Camelot

“Camelot” es una seré coproducida entre otras por la cadena Starz, responsable de «Spartacus» o “Los Pilares de la Tierra”, lleva el sello de Michael Hirts, creador entre otras de «Los Tudor», «The Borgias»
o la peli “Elizabeth, la Edad de Oro”, bien pudiera tratarse de una mezcla de todas ellas, es lo que tiene el filete ruso, que es a base de carne picada y puedes echarle ternera, buey, pollo, pavo, cerdo y hasta cobaya.

La cosa no llega a ser la bacanal de «Spartacus», pero sigue teniendo su tensión sexual, no se trata por lo tanto de una serie que filmaría Spielberg.

La historia se basa en el Rey Arturo, Merlín, Morgana, claro, al tratar sobre una leyenda tienes la ventaja de poder interpretar la historia como te salga de los witos, cada vez que la leyenda artúrica se lleva a la gran o pequeña pantalla sale algo que no tiene nada que ver con lo anterior, en este caso nos presentan a los protas todos más jóvenes y guapos de lo que nos los podríamos imaginar, enseñando por cierto bastante pechuga y bastante posadera, lo cual siempre es de agradecer.

El tema es que el resultado te deja indiferente, incluso a ratos te aburre, son más, eso sí, los momentos en los que flipas, por lo predecible de algunas escenas y lo increible de otras, increible en el sentido literal de que no te las crees de ninguna manera, ejemplo, la mala, (una bella Eva Green, por ponerle cara la chica de “El Reino de los Cielos), mala y bruja, pero con un buen par de aldabas eso sí, coge la apariencia de la mamá de Arturito, nadie obviamente se da cuenta, la mamá (Claire Forlani, muy perjudicada por la edad para mi gusto), se escapa, va a Camelot, la que se supone que es la capital del reino, un castillo donde al parecer puedes entrar como te salga de los huevos, sin encontrarte a nadie en las puertas ni dentro, bueno no, se encuentra con alguien, ¿adivinais quién?, sí, la bruja mala que ha tomado su cuerpo, escenas como estas son las que echan a perder la serie, y está plagada de ellas.

El reparto pues eso, entre que hay gente como Jamie Campbell Bower, insufrible como Arturo, Tamsin Egerton, casi tan repelente como Ginebra, que de lo mejor que tenía, James Purefoy (aunque algo sobreactuado), se lo cepillan al segundo capítulo y que Joseph Fiennes, en teoría la gran base del asunto apenas luce pues te encuentras que tampoco por ahí vamos bien.

Y eso que la cosa comienza bastante bien, los dos primeros episodios pues eso, dan el pego, entretienen, hay hasta algo de acción, pero luego se pasa demasiado de “yo te quiero, no yo más, que no tontín yo más” entre Arturo y Ginebra, las maldades de Morgana que insoportablemente no llegan ni a buen ni a mal puerto nunca, con lo que acabas hasta las narices de ella también y las desventuras de los caballeros paladines del Rey, todos bastante sosos.

Lo mejor del tema es que no habrá más temporadas, problemas de agenda de los actores principales ha sido la excusa, para mí es que han recapacitado y se han dado cuenta que para seguir con esto mejor comenzar algo nuevo.

Por cierto, una de las cosas que más me hizo ver que esto de «Camelot» no era sino algo trillado es el triángulo amoroso, cuando en el cine o la tele se da un triángulo amoroso suelen darse dos opciones, una, el antagonista del prota es malo, morirá a manos del guapo y apuesto prota, segunda, el antagonista amoroso es bueno, encima amigo del prota, date por jodido, morirás igual, y casi seguro intentando salvar al guapo, encima eso que se suele decir cuando la está palmando, «cuídala», no hombre, sé original y dile, «por favor fóllatela por mí, que casi ni me ha dado tiempo capullo».

Gamma Ray para la postdata, grupo veterano, fundado por Kay Hansen, ex de Helloween, siguiendo la estela de los calabazas keeperianas, «Insurrection» es un tema relativamente reciente, pero tiene un aire a clásico de los buenos.

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