Archivo
«Hatfields & McCoys», una cosa tan tópica que resulta que es real.
El Canal Historia es sin duda, y a pesar de haber bajado el nivel en los últimos tiempos, uno de esos canales que dignifican esa vilipendiada televisión, es curioso esto de la tele, vemos la mierda que dan y por eso la tachamos de porquería, sin embargo no vemos todo lo mucho bueno que ofrece, vemos lo asqueroso y vomitivo, es, valga el símil, como si teniendo jamón ibérico nos hartamos de comer mierda de vaca y decimos que menuda puta mierda (nunca mejor dicho además) de dieta tenemos, cojones, pues come jamón hostias, que pareces tonto.
Bien, pues ese canal, Historia, se precia de sus documentales, históricos claro, pero de vez en cuando se mete a producir series, como es el caso de «Hatfields & McCoys», ojo, no hablamos de cualquier cosa, hablamos de una miniserie de tres capítulos, dirigida nada más y nada menos que por Kevin Reynolds y con un reparto de auténtico lujo, Kevin Costner, Bill Paxton («Big Love»), Tom Berenger, Jena Malone o Powers Boothe (uno de los malos de la inolvidable «Deadwood»).
«Azules y Grises», la serie.
Es curioso cómo las cosas nos vienen a la cabeza, no me refiero a los piojos, me refiero a lo de dentro de la cabeza, la sesera, hace tiempo di fe aquí de un par de pelis de la guerra de secesión americana, lo llamé “Azules y Grises”, gran alarde de originalidad sí, el color de los uniformes de ambos bandos, la cosa es que yo me decía que algo escondido había por ahí. Recordé mi niñez, estaba seguro de haber visto una serie que se llamaba exactamente así, pero preguntaba y me decían, «Ah si, “Norte y Sur”«, no, era otra, es más, me acordaba perfectamente de una escena concreta, un apresamiento de unos soldados enemigos con un fusil descargado, la cosa es que miraba por los interneses de la vida y nada, no la encontraba, hasta que sí, llegó el día que di con ella, en versión original, pero sí, existía, «The Blue and the Grey», «Azules y Grises» en cristianés.
Algunos años antes de que la ABC estrenara “Norte y Sur” la CBS hizo lo propio con esta miniserie, hablamos del año 1980, ya ha llovido, dirigida en su totalidad por Andrew V. McLaglen, responsable entre otras de «Chisum», tenía también grandes nombres en el reparto, Lloyd Bridges, Stacy Keach o Gregory Peck.
Lo primero que hay que decir es que ha envejecido de cojones, de narices que diría alguien no tan malhablado, teniendo en cuenta que han pasado 30 años de no ser por lo jóvenes que se ven las estrellas antes mencionadas bien pudiera pasar por una serie relativamente nueva. La historia en sí es menos densa que la de «Norte y Sur», explota el tema de las familias divididas por la guerra, pero tiene menos chicha.
Dedica, eso sí, mucho más tiempo a la guerra, a las batallas, pero claro, hablamos de los años 80 y hablamos de televisión, se nota mucho la falta de presupuesto, estás viéndola y en ocasiones más parece que lo que estás viendo es una representación de esas que se hacen en pueblos que en su día vieron la batalla, queda algo cutre, no escandalosamente cutre, pero lo dicho, hay lo que hay, alguno de los extras hasta parece que se está partiendo el nabo en medio del fragor batallil, ahí como pensando más en el cordero de después del rodaje, se me ocurre que quizá habiendo dedicado los mismos dineros en menos tiempo la cosa hubiese resultado algo mejor.
Tú seguro que te preguntas, ¿merece la pena verla?, pues mira, estoy casi seguro que no, que mejor lo dejes, a mí me ha gustado bastante, evidentemente no me acordaba de prácticamente nada, por aquellos tiempos uno tenía escasa consciencia y en estos ya la memoria no da para tanto, pero como el trasfondo me interesa pues eso, estas cosas las suelo ver con interés, evidentemente es esa condición indispensable para que la pudieras ver, que te gustaran estos temas, si no olvídate, porque aparte de la guerra en sí poco más hay, apenas pinceladas.
Tiene un par de cosas interesantes, explota bastante bien el lado más de comedia, con momentos realmente cachondos, como esa escena que recordaba de crío, o un baile al que son invitados dos yankis tras las líneas enemigas, también los diálogos, bastante currados, ahora, el ritmo no es que sea su fuerte, los personajes en su gran parte están totalmente desaprovechados, desdibujados, aparecen y desaparecen sin más, en definitiva, realmente no me extraña que no haya quedado un mayor poso de «Azules y Grises» en la historia televisiva.
¿Sacar alguna utilidad?, bueno, claro, una cosa antes, si eres mujer y de casualidad has llegado a este punto mejor pasa del tema, si eres hombre y no eres un salido también, el resto, o sea, todos menos Juan, continuad. Somos ruines, depravados, sin escrúpulos, así que nada, ponedle esto a la moza, desconectad la tele, internet, que la tenga que ver por huevos, ahí en el sofá, como además es subtitulada no aguantará mucho, entonces es tu turno, a tocar tetamen, si de casualidad se despertara, «Eh tú, qué coño haces¡», pues tú te acuerdas de «Fringe» y le cuentas la movida del experimento científico malvadísimo que le implantó imanes en sus turgentes flanes, a lo que ella responderá, sin duda además, «ya cabrón, pero es que la otra mano la tienes en mi potorro», macho, ahí poco te puedo ayudar, es que lo tuyo ya es enfermedad.
Theatres des Vampires para la posdata, góticos ellos, italianos ellos, vampíricos ellos, curiosa banda, no es que me sea de muy muy agrado, pero algún tema resultón tienen, como este «Blood Addiction».
El Auténtico Custer.
Personajes históricos hay muchos, grandes héroes y villanos, conquistadores, médicos, políticos, religiosos, militares, Belén Esteban, científicos, escritores, artistas varios, nuestros respectivos padres, salvo Belén Esteban todos suelen estar ahí por méritos propios, incluso hay muchos personajes históricos que se han quedado en el olvido, más o menos injustamente, pero, ¿es la Esteban la única excepción?, no, hoy voy a hablarte de un personaje que tiene dos cementerios en su nombre, una antigua academia militar reconvertida en academia de policía, estatuas, monumentos, una división del ejército norteamericano, una colina y hasta pequeñas ciudades y pueblos bautizadas con su nombre (una de estas, la de Dakota del Sur, es protagonista de una de las escenas más desternillantes de «Deadwood»), con todo esto bien debiera de tratarse de algún líder imbatido, un genio militar vaya, pero no, se trata simplemente de George Armstrong Custer, «Yellow Hair» (cabello amarillo).
Su carrera militar, su historia, la hemos visto reflejada en pelis como «Murieron con las Botas Puestas» de 1941, dirigida por Raoul Walsh, que sembró gran parte de su aureola mítica, «La última aventura de Custer» («Custer of the West»), 1967, de Robert Siodmak, que ya trataba como personas a los indígenas americanos, aunque seguía manteniendo un heroísmo en las acciones de Custer que seguía la estela de la anterior, de manera menos directa sale también en «Pequeño gran Hombre», de 1970 y dirigida por Arthur Penn (en esta comienza el cine a retratar lo peor de él), por lo general el cine nos muestra, sobre todo en la más famosa, la primera, un Custer valiente, decidido, honorable, brillante estratega, conocedor de su profesión y un estupendo oficial, la realidad sin embargo parece ser algo distinta.
Custer se formó en la afamada «West Point», quizá la más famosa academia militar yanki, pero sin nada de brillantez, al contrario, fue el último de su promoción, pero ahí comenzó una serie de «afortunados» acontecimientos que le encumbraron, en aquella época la mayoría de cadetes de West Point eran del sur, hijos de ricos dueños de plantaciones con el dinero suficiente para pagarles la estancia y formación, esto hizo que cuando el sur declaró la guerra a pesar de sus casi nulas cualidades para el servicio tuviera un sitio como oficial en el ejército, sirvió como teniente y como capitán, destacando en algunas acciones y empezando a desarrollar un gusto por los adornos en su uniforme que poco a poco comenzaron a hacerle un nombre entre sus compañeros, hay que entender que por aquella época, los primeros años de la Guerra de Secesión, el sur le daba paliza tras paliza al norte y estos estaban necesitados de pequeños héroes que subieran la moral tanto de la tropa como del propio país.
Uno de los capítulos más controvertidos de su carrera fue su ascenso a general de brigada, producido por un mero error o para dotar de generales a las brigadas de voluntarios que se iban formando, fuera lo que fuera se convirtió en el general más joven del ejército federal, con apenas 23 años, el resto de su carrera durante la guerra estuvo salpicada de dosis de fortuna, inconsistencia, insensatez y agresividad, pero como a partir de su nombramiento el curso de la guerra cambió radicalmente, gracias a
Gettisburg, sus errores quedaron eclipsados por las victorias en las que iba participando, pero no acabó la contienda como la figura histórica que es en la actualidad, ni mucho menos, de hecho ni siquiera continuó en el ejército, su fama le llegó curiosamente con una derrota sin paliativos y en la que él tuvo mucho que ver, Little Big Horn.
En la peli de Walsh se nos muestra su retorno al servicio activo gracias a la mediación de su esposa (esposa que tuvo gran responsabilidad en mitificar la figura de su marido al escribir varias novelas sobre él), en realidad la cosa fue más tomar el puesto como Teniente Coronel de un regimiento de caballería a cambio del apoyo político al Presidente Johnson, sea como fuera se creó para él el famoso Séptimo de Caballería, ahí siguió su polémica carrera, que el cine de la época dorada de Hollywood nos hurtó (sólo a partir de «Pequeño Gran Hombre» se mostraron los episodios más controvertidos de su carrera militar) apartado del servicio un tiempo por deserción, la Batalla del río Washita, donde exageró el número de bajas enemigas y minimizó la de civiles (mujeres y niños) o alentar la colonización de los territorios Sioux que propició la creación de Deadwood por ejemplo y que hizo que los indígenas tuvieran que abandonar tierras para ellos sagradas, esto en la peli se cuenta al revés, en un acto bochornoso de tergiversar la historia para engrandecer al protagonista de nuestra peli, según Walsh él fue quien advirtió del peligro que suponían la llegada de noticias acerca de la existencia de oro en la zona y los periodistas quienes silenciaron sus advertencias, Custer tuvo sus problemas políticos, estuvo a punto de ser apartado definitivamente del ejército, pero no fue así y como no fue así llegamos a Little big Horn.
Con ésta batalla logró la gloria, en principio iba a participar en una campaña militar para acabar con una sublevación de varias tribus «indias», su regimiento contaba con 600 hombres, pero Custer no esperó a ese ejército que se acercaba y decidió atacar él sólo, encima dividiendo sus fuerzas en tres compañías, encima, como hacía calor, sus soldados fueron al combate sin más equipamiento que sus rifles, munición y agua, atrás quedaron el resto de equipo entre el que se encontraban unas ametralladoras que hubieran resultado decisivas, en la peli de Walsh se nos muestra que el regimiento fue atacado por sorpresa por un gran número de «indios», cuando acudían a su encuentro para evitar que estos atacaran una población cercana llena de civiles, un acto desinteresado y heroico vamos, más bien fue al contrario, o al menos esto es lo que pretendía Custer, avistó lo que parecía ser el campamento enemigo y se dispuso a cargar contra él por varios frentes, lo que se encontró fue con un ejército rival que le multiplicaba en número, arrollando a las tropas yankis y aniquilándolas en apenas unos minutos, prácticamente todos acabaron muertos, aunque no todos como dice el mito, sus cuerpos despedazados y sin cabelleras, incluso en ocasiones castrados.
Por aquel entonces el nombre de Custer pasó directamente a ser sinónimo de héroe, su derrota sin paliativo alguno fue considerada como una hazaña, el nombre de alguno de sus oficiales sí que quedó manchado de incompetencia, lo cierto es que Custer tuvo una actitud más bien suicida y que arrastró a la muerte a sus hombres, y de eso sus oficiales tuvieron poca culpa, se dice que Reno y Benteen, sus dos oficiales de mayor rango, fracasaron, pero es que tenían imposible llegar a la posición de Custer, el número de enemigos era tan elevado que poco o nada pudieron hacer, ha sido el paso de los años el que ha ido poniendo los hechos como lo que realmente fueron, una acción precipitada, egoísta (buscando la gloria individual, lo que le hizo rechazar refuerzos que le ofrecía su general al mando) y llena de errores de bulto.
Hubo también otros factores aparte de la ineptitud manifiesta de Custer claro, la inexperiencia en combate de sus hombres por ejemplo, mientas que las tribus que participaron en la batalla, Lakota, Cheyennes y Arapahoes eran en su mayoría expertos guerreros conocedores del terreno los soldados del Séptimo de Caballería eran casi bisoños reclutas que apenas habían disparado un rifle en su adiestramiento, también estaba el tema del desconocimiento de estos hacia los medios de los que disponían los indígenas, que lejos de usar arcos, flechas y lanzas (en los que eran expertos y que también usaron) poseían rifles de repetición, mientras que el ejército usaba rifles monotiro, luego está el terreno, mucho mas abrupto de lo que los yankis esperaban, dificultaba su marcha, pero además era perfecto para que indígenas a pie se ocultaran y les emboscaran constantemente, pero quizá el factor fundamental para la derrota de los soldados yankis fue el menosprecio que Custer tenía sobre las tácticas militares de Toro Sentado y Caballo Loco, los dos líderes rivales, que resultaron ser muy efectivas, hasta el punto de destrozar al enemigo en cuestión de minutos.
Hay varios temas que históricamente se han dado por ciertos y que bien pudieran no serlo, por ejemplo el hecho de que Custer fuera el último en caer, o que Toro Sentado le tendiera la brutal trampa por ojeriza personal, esto parece estar claro ya que cuando entró en batalla Custer se había cortado el pelo y no usaba su tradicional chaqueta marrón (en realidad ningún soldado usó guerrera por el calor y simplemente estaban vestidos con camisas), es más que probable que Toro Sentado no se diera cuenta de quién era su famoso adversario hasta que la batalla comenzó, tampoco era el número de indígenas tan superior como se vendió en su momento, como mucho eran el doble, número que por aquel entonces se consideraría incluso bajo tratándose de tropas regulares expertos en táctica militar contra un enemigo «salvaje» y «primitivo».
Helloween para la posdata, «Mr. Torture» el tema:
Lo Último en cadenas para negros.
Antes de nada, tú lee, si llega un momento, que llegará, que te dices, «bah, otra mierda», no cierres la pestaña, dale a la ruedecita y baja hasta la posdata, hazlo ¿eh?, bueno, pues empiezo.
No, no me he vuelto racista así de repente, era cosa de buscar un título con cierta polémica cara a que entraras, porque ya que el contenido es flojo, al menos darle un nombre impactante, realmente no se trata esto de un artículo de opinión sobre el racismo de la sociedad actual y bla bla, aparecerá el racismo, pero será en un contexto histórico y cinematográfico, porque de lo que voy a hablar es de una película de 2004, «CSA: The Confederate States of America», o abreviadamente, «CSA, Confederate», peli de Kevin Willmott.
Digo bien, película, no documental, ni falso documental, aunque lo sea realmente, es una peli de ficción, solo que un poco rara, pero el matiz es importante, estamos en el Siglo XXI, en un canal de televisión se anuncia la emisión de un documental acerca de la historia de los Estados Confederados de América, no los Estados Juntitos que conocemos ahora, país que desapareció al perder la Guerra de Secesión, decía lo del matiz porque al tratar la historia como una emisión dentro de una tele ficticia aprovechan para hacer «anuncios», que son, resultan, igual de importantes que lo que ese documental cuenta.
Abordaremos primero el documental, como digo resulta ser un ejercicio de «What if», que en cristianés viene a significar «Si mi tía tuviera ruedas sería bicicleta», tomas un hecho histórico y cambias algo, luego se trata de interpretar qué hubiera pasado después con el cambio en cuestión, en realidad es algo tan viejo como ir a comer los domingos a casa de la suegra, es algo que gusta mucho a los amantes de la historia, pero también se usa en general, cuántas veces nos hemos preguntado qué sería de nuestra vida si hubiéramos tomado decisiones distintas en algún momento de nuestras vidas, incluso yo en su momento, cuando foreaba regularmente y tal, hice algo similar en temas de ciclismo, al final lo veo un poco tontería, ya que, por ejemplo, en lo que hice de ciclismo, se trataba de ver que hubiera pasado en el Tour de 2006 sin la «Operación Puerto«, si ese Tour lo hubiera ganado Basso o Ullrich, pero quién nos asegura que sin el escándalo de Eufeniano estos dos iban siquiera a participar, nadie nos garantiza que no hubieran caído lesionados o simplemente que se hubieran caído en la primera etapa en línea.
El falso documental que se emite en «CSA, Confederate» se basa en que en la citada Guerra de Secesión el sur gana al norte, formándose una nueva nación con la extensión más o menos actual de los Estados Unidos, para ello usa, a mi juicio, tres factores bastante discutibles, bueno, el primero no, porque se trata en estas cosas de aceptar sin reservas el cambio que se nos ofrece, en este caso que Francia y Gran Bretaña acuden en ayuda de la Confederación justo antes de la decisiva batalla de “Gettysburg”, ganándola, bien, aceptando que Francia entrara en la guerra (cosa que ciertamente intentó el sur) y que también lo hicieran los británicos habría que ver si eso hubiera bastado para ganarla, para mí mucha ayuda tendrían que enviar para desequilibrar la balanza, el sur tenía menos hombres, menos industria, menos poder naval y una economía desastrosa, aguantaron cuatro años gracias a gente como Lee, grandísimo general, pero realmente incluso con la ayuda europea lo hubieran tenido muy muy complicado para ganar.
Pero vamos a aceptar eso, que los confederados ganan a los norteños, si examinamos la palabra secesión nos daremos cuenta de que realmente era eso, separarse de los estados del norte, lo que pretendían desde el sur, incluso no está claro que caso de ganar y lograr la citada secesión los estados sureños hubieran permanecido juntos, de hecho una de las grandes pegas que tuvieron en su escasa trayectoria fue precisamente que nunca llegaron a actuar como un país, más bien cada uno iba a lo suyo, entonces, ¿no es un poco osado decir que si el sur gana la guerra se hubiera anexionado todos los territorios enemigos en vez de ejercer el derecho a separarse de la unión, que es lo que realmente buscaban?.
Una vez discutidos estos puntos y aceptando lo que la peli nos muestra veremos que el país, esos Estados Confederados de América, principalmente lo que nos muestra, sin entrar en detalles, es una sociedad que ha mantenido la esclavitud hasta nuestros días, sí, muestra también una invasión de gran parte de América, sus participaciones en grandes conflictos bélicos (guerras mundiales), que la población negra mayoritariamente escapó a Canadá y estos fueron los que se aprovecharon del «Black Power» en los temas deportivos y un largo etcétera de cosas que en fin, pudieron haber pasado o vete tú a saber, pero lo principal ya te digo, es eso, que la esclavitud pervivió durante más de un siglo, es más, en las pausas que esa tele ficticia hace el documental se nos muestran anuncios, algunos como la frase del título (que a esto venía), pulseras usadas como sustitutos de las cadenas, electrónicas, que emiten una señal cuando un esclavo intenta fugarse y otros muchos con claros tintes racistas.
Bien, ya digo que el documental trata muchas otras cosas, pero tampoco es plan de destrozarte la peli, me quedaré con esto, para mí el gran error de Willmott, pretender que en un estado del primer mundo en pleno siglo XXI siga vigente la esclavitud es demasiado pretender, sobre todo porque esta no es legal hace muchos años en ningún lugar del planeta, ni siquiera en Sudáfrica, recurrente ejemplo de la discriminación racial, lo era, caso de que los Estados Confederados hubieran ganado la guerra posiblemente el sistema de esclavitud se hubiera mantenido años, muchos años, pero ¿tantos?, a mí al menos me resulta muy difícil de creer.
Eso sí, el final es interesante, si no la has visto pues nada, vete, simplemente se trata de que muchos de los anuncios que durante las pausas publicitarias se emiten son de productos que sí, realmente existieron en los reales «Estados Unidos», pero sinceramente, esta «CSA Confederate» es más que un pelín tramposa y manipuladora.
Ojo, si has llegado hasta aquí ahora sí que no te vayas, porque te ahostio si lo haces, sé que normalmente mis posdatas te la sudan, pero hoy deberías de hacer una excepción, Globus la habita, ¿qué es Globus?, Immediate Music, una productora musical, una apuesta de estos por llevar la música clásica al gran público, tomando piezas ya existentes y adaptándolas, el resultado es algo increíblemente bueno, con clase y gusto a raudales, usan varios idiomas y varios estilos musicales al efecto, incluso el rock, evidentemente no se trata en ningún caso de hard rock o Heavy Metal ni ninguna de sus variantes, pero escúchalos, que merecen muy mucho la pena.
Y para poner un ejemplo este «Doomsday», intensa.
«Norte y Sur», para todos los públicos.
Hay momentos en los que se juntan varios factores que hacen de una serie algo más o menos mítico, nos ponemos en situación, España, años 80, sólo tele pública, audiencias arrolladoras, cualquier programa que estrenaras se convertía en éxito, o veías lo que te ponían en TVE o marchabas a mojar el churro, porque España nunca ha sido de leer más que cuando nos encuestan o en el metro y/o tren de cercanías, si a eso le juntamos una serie con atractivos para el público femenino e interesante para el masculino tenemos un bombazo, bombazo que fue, en este caso, «North and South», o «Norte y Sur» en cristianés, la serie que ABC estrenó en 1984.
Los que tengan ya alguna que otra cana o alguna que otra muestra de calvicie se acordarán sin duda de esta serie, para los más mozalbetes contar que era una historia en tres entregas, basada en tres libros de un tal John Jakes, la primera temporada transcurría justo antes de la Guerra de Secesión norteamericana, la segunda justo en ella y la tercera, hecha una década después, en la postguerra, el creador del invento fue David L. Wolper, que estuvo detrás de pelis como «L.A. Confidential», por poner las cosas en situación hablamos de una serie que a día de hoy sigue estando en el top-10 de las más vistas en Estados Unidos.
El reparto estaba encabezado por dos actores con muy distinto éxito, Patrick Swayze encarnaba a Orry Main, ya había saltado a la fama al participar en la mítica «Rebeldes» de Coppola, después poco que contar que no se sepa de una carrera bastante extensa y con éxitos de la talla de «Dirty Dancing» o «Ghost», aquí, en «Norte y Sur» interpretaba al chico sureño, al hijo del dueño de una plantación que acude a la academia militar de West Point, donde justo antes de entrar es rescatado de una desigual pelea por George Hazard, el hijo del propietario de una fundición en el norte, el otro prota, James Read, con mucha menos suerte en su carrera posterior, tan sólo apuntarle la participación en «Remington Steele» o en «Embrujadas».
El resto del amplio reparto estaba conformado por estrellas de la época o incluso anteriores, y jóvenes valores que en su mayoría no lograron abrazarse al éxito, Lesley-Anne Down, Wendy Kilbourne, Kirstie Alley (la de «Cheers»), Genie Francis, Terri Garber, Philip Casnoff («OZ»), Parker Stevenson y Lewis Smith eran el grueso del reparto, los protas, las estrellas que aparecieron en algún momento de la serie fueron Elizabeth Taylor, Hal Holbrook, Gene Kelly, Robert Mitchum, Jean Simmons, Morgan Fairchild, Lloyd Bridges, James Steward, Linda Evans o Olivia de Havilland, entre otros claro, gran reparto sin duda, la mayoría de estas estrellas aparecían en uno o a lo sumo dos episodios, pero como reclamo no está nada mal.
Digamos que la serie se sustentaba en tres grandes pilares, el primero en los amoríos y puteríos entre los protagonistas, con amores correspondidos, otros imposibles, malos muy muy cabrones, como el personaje encarnado por David Carradine, y buenos muy muy buenos, practicamente no había grises (excepto los soldados del sur claro), roles muy muy definidos en pos de buscar el cariño o el odio del espectador respecto a los personajes, esta parte de la serie era la que más peso tenía y la que hizo que millones de féminas se tragaran episodio tras episodio, un culebrón reducido en definitiva, sin gran interés pero que al final pues eso, te enganchaba.
Luego tenemos el tema de presentarnos y contraponernos los modos de vida en el norte y en el sur, sin entrar en demasiado detalle pero con algún que otro momento interesante, finalmente se trataba de enganchar también al público masculino, y para ello se usó las aventuras de los dos protas en la academia militar, sus andanzas en la guerra contra Méjico y sobre todo la Guerra Civil, guerra mostrada con las limitaciones de un presupuesto que debió dejar su mayor montante en reclutar estrellas, porque queda bastante deslucida sobre todo en las grandes, mejor dicho, «grandes», escenas de batalla, aun así pues entre los momentos de tensión entre los dos bandos antes de la guerra y lo que en ella nos cuenta pues a grandes rasgos entretenía y mantenía un punto de vista más o menos imparcial, aunque para esto claro, depende de los ojos que miren el asunto nos dirán que era tendenciosa para uno u otro bando.
Destacar que en el apartado técnico la serie cumplía de sobra, tanto los decorados, como el vestuario, maquillajes y demás daban buen resultado, tiene la pega que han tenido muchas de las series o pelis históricas, mostrar los personajes con el «look» de cuando sucedió el rodaje, que en esta ocasión, como en casi todas, poco tenía que ver con el verdadero, esto es algo que por ejemplo “Gettysburg” sí que hizo bien, los hombres de la época de la guerra de secesión lucían en su mayoría grandes barbas y bigotes, atributos que «Norte y Sur» solo refleja en los personajes históricos reales, como Lee o Grant, y porque sus imágenes son tan reconocibles que no les quedaba otra.
En definitiva, acción, amoríos, puteríos, algún que otro momento histórico, ritmo, drama, una de las grandes superproducciones televisivas de la historia, que ha envejecido con bastante dignidad, no es que sea un reflejo histórico de gran rigor, pero sinceramente creo que tampoco se pretendía, como curiosidad decir que los amoríos no sólo se dieron en la ficción, durante el rodaje de la serie surgieron hasta cuatro parejas dentro del equipo, pero como no somos cotillas ni nos interesan estas cosas lo dejaremos ahí por si alguna parienta nos pregunta.
Ah, se me olvidaba, dos factores a tener en cuenta de esta serie, su banda sonora, potente y pegadiza, de las que perduran en tu cabeza, el segundo, posee un evidentísimo gazapo, de los gordos, en la recreación de la Batalla de Bull Run, en plena carga de la caballería sudista aparece ahí un tipo en camiseta, sentado en una silla cómodamente, algún ayudante de cámara o así, aparece dos o tres segundos o sea que se ve bien, lo dicho, si no la has visto hazte con ella, disfrutarás de una de las series más míticas de la tele.
Nightwish en la posdata, el tema, un clásico de ellos, «Dead To The World».
Azules y Grises.
Quiero hablarte de dos pelis, dos pelis que si las ves seguidas te da para dejar a las gallinas sin maíz de tanto zampar palomitas, son de esas de tropecientos minutos, una 262 minutos, la otra 214, ambas están basadas en sendas novelas de un tal Michael Shaara y su hijo, Jeff Shaara y ambas tratan sobre la Guerra de Secesión norteamericana, esa en la que los Estados del sur intentaron, sin éxito, separarse de los Estados Unidos de América, bien, vamos con la primera.
1993, Ronald F. Maxwell dirige «Gettysburg»
Si hablamos de cine bélico (aunque a las guerras antiguas las solemos meter, no sé bien por qué en «cine histórico«) hablamos sin duda alguna de la peli más bélica de la historia, pocas o ninguna verás en la que una batalla es 100 % protagonista, entre los prolegómenos y la batalla en sí no deja lugar a nada más, si te gustan los tiros y tal pues tienes varias raciones, si te gusta la táctica militar pues tienes quizá la obra maestra que buscabas, casi te parece estar viendo un documental, contada desde ambos lados, el del norte y el del sur, nos muestra una Batalla de Gettysburg tal y como sucedió, hay algún episodio, como la responsabilidad de la carga final de los confederados, que aun hoy en día se sigue discutiendo, pero a grandes rasgos la fidelidad histórica es enorme.
El reparto es sin duda también de campanillas, Tom Berenger, Jeff Daniels y Martin Sheen son quizá las estrellas más destacadas, Maxwell Caulfield (presente en esos dos culebrones llamados «Dinastía» y «Los Colby»), Kevin Conway (con un papel secundario en «OZ»), C. Thomas Howell (uno de los actores con menos suerte de «Rebeldes»), Richard Jordan (muerto justo el año del estreno) o Stephen Lang («Terra Nova») son alguno del resto del reparto, este Lang además curiosamente protagoniza también la otra peli de la que hablaré después, pero cambiando el personaje.
En un principio estuvo pensada como miniserie, pero Ted Turner, que se hizo cargo del proyecto, se empeñó en estrenarla como película, el fracaso comercial fue bastante gordo, pero en cambio fue considerada con los años como una obra casi didáctica, mostrada en muchas escuelas incluso, y cuando TNT la estrenó en televisión lo hizo con 23 millones de espectadores, un record para la tele por cable por aquel entonces, tienes, por si te interesa, otra versión, con material eliminado, que alcanza los 270 minutos.
Bien, hay que quedarse con lo que la peli tiene de interesante, la recreación de quizá la más importante batalla librada durante la Guerra de Secesión, el verla desde diversos puntos de vista, estilo «El Día Más Largo» o «Un Puente Lejano», escenas de batalla pues eso, muy logradas, con centenares de extras, pero si no eres muy aficionado a temas de estos militares pues mejor olvídate, porque de tensión dramática lo mismo que tensión sexual en «Dora la Exploradora», no hay más argumento casi que la propia batalla.
Pasan 10 años y el mismo equipo rueda «Dioses y Generales», «Gods and Generals» en guiri.
Estamos ante una precuela, los hechos narrados son los que suceden antes de la Batalla de Gettysburg y realmente estamos ante algo bastante distinto a la peli anterior, distinto para bien y para mal, pero por partes.
Esta se centra más que nada en la figura de Thomas «Stonewall» Jackson, interpretado por Stephen Lang, que si has estado atento, que seguro que no porque te la sopla, estuvo en la otra peli, pero interpretando un papel distinto, si allí hacía del general que mandó la carga cuasi suicida de los de Lee, Pickett aquí interpreta al General de cuya ausencia muchos historiadores dicen fue la causa principal de la derrota del sur en Gettysburg, el citado «muro de piedra», aquí, al contrario que en la otra, sí que hay cierta historia paralela a la guerra, sobre todo la de Jackson.
Hay cambios importantes en el reparto, Robert Duvall y Bruce Boxleitner reemplazan a Sheen y Berenger, el papel de Lang como General Picket lo hace Billy Campbell («The Killing»), Mira Sorvino y Kali Rocha son dos de las actrices que ponen el punto femenino del que «Gettysburg» carecía y entre los secundarios encontramos a William Sanderson («True Blood» o «Deadwood»).
En esta hay cosas buenas, pero a grandes rasgos podríamos decir que es una bazofia en comparación con su antecesora, prácticamente todas las escenas que no son bélicas dan asco, no he leído la novela homónima en la que se basa, así que no sé de quién es la culpa de esos diálogos insulsos, cogidos por los pelos, totalmente increíbles y hasta tendenciosos, hay una escena en la que el General Jackson y un esclavo suyo empiezan a hablar de la esclavitud y mientras miran al cielo para dirigirse a Dios parece poco menos que eran los del norte los esclavistas y los sureños sus libertadores, no es que fuera al revés la cosa tampoco vamos, pero que da vergüenza ajena la parcialidad de la peli es algo que te aseguro.
Mantiene la cosa de ver la acción desde el punto de vista del norte y del sur, pero se le nota a la peli que toma partido, además, mientras que «Gettysburg» era prácticamente coral «Dioses y Generales» bien podría pasar por una biografía de «Stonewall» en sus últimos momentos, ¿significa esto que no debes verla?, pues no, significa que debes verla pero pasando todas las partes estas «de relleno».
Porque amigo mío, «Dioses y Generales» nos muestra tres batallas, Bull Run (la primera gran batalla de la guerra), Fredericksburg y Chancellorsville, y lo hace magistralmente, dando en pantalla detalles que al menos yo nunca había visto, como que en Bull Run y en general en los primeros meses de guerra muchos soldados del sur y sus oficiales aún lucían el uniforme azul y no el gris, entre ellos el propio Jackson, por cierto, en la peli se explica el por qué de su apodo, ganado en esta batalla, esta, Bull Run , y Fredericksburg son quizá en la película en la que más fielmente han sido llevadas a la pantalla y con gran lujo de medios, resumiendo, cuando los personajes estén hablando pasa las escenas, cuando empiecen los tiros recréate, y eso que en la versión digamos previa a la estrenada estaba también la de Antietam, que te quedan ganas de ver cómo esta gente iba a mostrar esa carnicería, también se cortaron escenas que hacían que la duración total rondara las seis horas.
Comentar que Ted Turner hace sendos papelitos en las dos pelis, que el actor en el que se pensó para el papel de Jackson en un principio fue Russel Crowe y que también aquí tenemos «montaje del director», que alcanza 280 minutos, decir que el fracaso de «Dioses y Generales» fue tremendo entre la crítica, que la tachó de demasiado partidista, hasta el autor de la novela en la que se basa, Jeff Shaara, acabó decepcionado con el resultado, acusando al director de cambiar la historia y personajes de su novela.
The Poodles para la posdata, estos suecos hardrockeros y ochenteros, de su album debut este «Metal Will Stand Tall», con la colaboración de Therese Merkel, que la leche, como se conserva la jodida.