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Detectives, Flácido no se entera y Flanagan se descojona por lo bajini.
La historia luego no será gran cosa, pero hostia, no me digas que el título no mola. Bien, nueva entrega de los juegos detectivescos, la última de estas historias, la de la bibliotecaria asesina, sirvió como lucimiento para Mandarica, casi todo el mérito suyo aunque le faltara rematar.
¿De qué va esto? Pues te cuento, amablemente, sin que se me suba a la cabeza la fama y la gloria inherente a los líderes de opinión, que luego bien que me ponéis verde en las opciones de la encuesta, que os leo cabrones, me cago en vuestros muertos que lo sepáis, pero con buen rollo y cariño, «mierda de blog», «basura», indeseables…
Detectives, Flanagan y Flácido a punto de palmarla.
Bien, te seré sincero, la última entrega de las historias estas de detectives teóricamente iba a ser eso, la última, el tema es que uno tenía pensado hacer estas cosas hasta que una se quedara sin resolver, esa estaba destinada a ser la «irresoluta», mas al final me apiadé, di una pistaza y se solucionó, ergo nueva entrega, sin pistas, si no se resuelve pues a cascarla 🙂
Te explico de qué se trata, yo te cuento una historia, incompleta, tú imagínate que eres el detective a cargo del caso y que tienes un testigo, pero un testigo algo atontao, que sólo responderá a tus preguntas con un «sí», un «no» o un «carece de importancia».
Es decir, debes hacerle preguntas que se puedan responder con cualquiera de esas tres opciones.
Detectives, ¿Flanagan con gatillo retardado?
Bien, nueva entrega de esa serie de entradas dedicadas al jueguecito de los detectives, la religión dessjuestciana no para de crecer y acumular seguidores, es probable que a pesar de que este juego lleve haciéndose en este blog bastante tiempo tú no sepas de qué va. Pero tienes un líder la hostia de generoso, fíjate si podría pensar que te dieran por el ojal, que me sobran discípulos, pero soy un tipo en el fondo sencillo y amable y te explicaré la mecánica del juego.
Yo te cuento una parte de una historia, mas evidentemente faltan muchos detalles, falta casi todo, tú y el resto de mis insignificantes lectores debéis intentar adivinar el resto de la historia, darle sentido, explicar qué pasó, es muy probable que hasta que no lo adivine el primero ni dios tenga idea del asunto, luego sí claro, esto es como cuando dices que ya sabías que Bruce Willis estaba muerto, sí por los cojones, listo, que eres un espabilbao.
La urgencia de Flanagan.
De vez en cuando me gusta meter una entrada de esas de adivinar historias, juegos detectivescos y demás, la cosa es que uno apenas tiene memoria y ya no se acuerda de ninguna de las historias de ese mítico programa, «La noche de los detectives», dentro del «Si amanece nos vamos» de la SER. Alguna me vendrá a la memoria y si no pues google me ayudará con sus búsquedas, mientras tanto pues no queda otra que inventarse las cosas.
El sistema es el de siempre, yo te contaré una historia, pero no completa, tú deberás completarla a base de preguntas, a las que se debe poder responder de tan solo tres formas, con un «sí», un «no» o un «nos la suda», la diferencia es que esta historia, al ser inventada, será demasiado sencilla y ya puedes correr o en menos que eyacula un conejo estará resuelta y pasarás a ser uno de esos del «qué pena que llegué tarde» o de «qué pena, esta me la sabía».
Detectives, una mala caída.
Bien, retomamos el juego de los detectives, molón molón donde los haya, hoy una historia clásica, de las más famosas que se emitieron en el programa de radio donde se jugaba a esto, «Si amanece nos vamos», de la cadena SER.
Resumo el asunto, yo te cuento una historia, parte de la misma en realidad, tú debes averiguar el resto, para eso imagina que cuentas con un testigo de todo lo sucedido al que le puedes preguntar lo que sea que te responderá siempre con la verdad, eso sí, teniendo en cuenta que sólo te contestará «Sí», «no» o «nos la pela».
Es decir, las preguntas siempre deben hacerse buscando esas respuestas, no vale «¿de qué trabaja Flanagan?», sería, por ejemplo, la manera correcta, la siguiente, «¿es Flanagan gigoló?».
Ay el cine negro.
Pues nueva entrega de los géneros de cine, hoy el cine negro, ya sabes, no va de afroamericanos la cosa, no, «Raíces» no entra en el género, este es el género de los detectives y todo eso, el hampa (nada que ver con las Hasociaciones de Hmadres y Hpadres de Halumnos 🙂 ), «El halcón maltés», esa dicen que es la precursora, «Laura», «Gilda» «Vértigo».. un sin fin de pelis que dan forma a un género que sin duda cuando más lució fue en su época clásica, como por otra parte sucede con todos los géneros, bueno, en la ciencia ficción no, que no hay cosa más cutre que ver una peli antigua de extraterrestres.
Hay algo en común a todas las pelis del cine negro, el prota, no sé si te habrás fijado, pero el prota siempre se llama Flanagan, tú te dirás, «pues no he visto nunca una peli en la que el prota se llame Flanagan», permíteme decirte que ni puta idea tienes, siempre se llama Flanagan, y ella, la chica, Merikeit, no falla, hasta la prota de «Laura» se llama Merikeit, ojo con la prota, Gene Tierney, la cosa más bella que ha salido jamás en el cine.
Detectives, hay miradas….
Pues nada, nueva vuelta al juego detectivesco, ¿de qué se trata?, si ya lo sabes, te cuento una historia, pero parte de ella, el tema es descubrir el resto, para descubrir el resto debes preguntar, pero haciendo las preguntas de forma que estas se puedan responder con un «Sí», un «No» o un «nos la pela».
En principio creo que esta es de las facilitas, pero vaya, que al final lo fácil se complica, en todo caso como siempre te digo los detalles son fundamentales, pueden ser pistas o estar ahí para despistar, lo importante es no dar nada por sentado.
Una relación frustrada (detectives otra vez).
Pues nueva vuelta al juego de los detectives, no te pongo enlaces, pero ya hemos jugado a esto varias veces, te explico brevemente de qué se trata, yo te cuento una historia, pero parte de la misma, más bien el final, tú debes, mediante preguntas en los comentarios, ir adivinando qué ha pasado, pero ojo, solo se pueden efectuar preguntas a las que se pueda responder «sí», «no» o «carece de importancia».
Como veía yo el ambiente lleno de sobrados, «qué fácil», se decía, pues hoy una historia complicada, a priori tendrás la tentación de pensar que es sencilla, yo que tú andaba con ojo, no dando nada por sentado, esta es la historia:
Los detectives, ¿un viajero histérico?.
Bueno, vamos con una nueva entrega del juego detectivesco por excelencia, hasta en tres ocasiones ha aparecido por este blog, está bien que consultes alguna para ver el desarrollo y tal, aquí, aquí y aquí. Mas de todas maneras te volveré a contar de qué va, las menstruaciones o reglas y demás.
Yo cuento una historia, incompleta, y seréis vosotros, amados lectores, quienes descubriréis el resto, ¿cómo?, a base de preguntar, pero ojete, sólo son válidas preguntas a las que se pueda responder con un «SÍ», un «NO» o un «nos la pela», esa es la regla fundamental.
Y el consejo, nunca des nada por sentado, las apariencias engañan y la historia siempre suele esconder una pequeña trampa, vamos con la historia de hoy:
Otro caso de Flanagan y Merikeit.
Pues volvemos a jugar a los detectives, no es la primera vez, de ahí lo de «volvemos», ya antes tuvimos dos casos de estos, entretenidos como pocos, si quieres echarlos un ojo pincha aquí y aquí. De todas formas te contaré en qué consiste brevemente.
Yo te cuento una historia, pero te cuento parte de una historia, se trata de descubrir el resto, ¿cómo?, pues haciendo preguntas, eso sí, hay normas, las preguntas deben formularse de forma que se puedan responder con un «sí», un «no» o un «nos la suda», sinónimo culto para «me es indiferente», «carece de importancia» o «me ronca el churro» que se decía en mi barrio.