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«The Walking Dead», pereza no, lo siguiente.
La verdad es que las ganas de ver una serie determinada vienen idem por la anterior muchas veces, acabé tan encantado con «Coven» que visionar la cuarta temporada de «The Walking Dead» daba eso, cierta perecilla, para qué negarlo, es una serie que me dediqué a ver por una sola razón, lo bien que están hechos los zombis, pero es que claro, cuando vienes de una tercera temporada donde ya se le ha perdido todo respeto a los zombis, que los ponen hasta a pelear y todo como si fueran gallos, pues poco hay que rascar.
Mas algún cambio sí que parece que hubo, empezando por el jefe del proyecto, ahora un tal Scott M. Gimple, amás amás del anuncio de sorpresas y nuevas movidas alejadas del rollito ese insoportable que se trae el grupito de los protas de «qué buenos somos todos y qué sacrificios somos capaces de hacer por el prójimo». Bueno, pues a verla, a ver si es verdad, si no siempre queda la cosa de descojonarte con el sinsentido de alguna escena que otra, que mira que tiene una buena colección esta serie de escenas mierdosas.
Momento histórico, acaba «Breaking Bad».
Puede parecer exagerado, en realidad lo es, el final de una serie de televisión nunca debería ser un momento histórico, mas si nos ceñimos al mundo televisivo sí que lo es, pues pocas series alcanzaron en la historia la trascendencia y prestigio de «Breaking Bad». Esto lo digo con toda la objetividad posible, «trascendencia» y «prestigio» son términos que se prestan a resultar muy opinables, pero más allá de gustos hay que reconocerle eso. Digo más allá de gustos porque hasta la fecha aun no tengo decidido si esta serie es la quintaesencia de la egregia polla hablando de tele o resulta bastante sobrevalorada.
Mas éxito ha tenido, de audiencias, de premios, AMC, el canal que la encargó y emitió ya ha firmado con su creador, Vince Gilligan un contrato para crear una nueva serie, sin saber siquiera nada de la misma, y a la vez ha confirmado un «spin-off» basado en el personaje del abogado Saul Goodman, interpretado por Bob Odenkirk, tipo este curioso, uno de esos currantes polivalentes, actor, guionista, director, productor e incluso hasta cómico ocasional. La importancia real de la serie la dará el paso del tiempo, pero me da que sí, que esta será una de esas que formarán parte del Olimpo televisivo, junto a «The Wire» o «Los Soprano».
Bohannon, no te va a ver ni el tato.
Uno, cuando hace críticas, o lo que quiera que sea esto que hago yo con las series, busca una serie de cosas, dos en principio, a saber, contrastar opiniones con gente que haya visto la serie, lo cuál mola cantidad por lo extraño del asunto, ya que no son series estas digamos de grandes audiencias en España y dos, interesar a todo aquel que lo lea y no la haya visto, lo justo para que le den ganas de verla. Pues no, ni una cosa ni otra, con «Hell on Wheels», o «Infierno sobre Ruedas» como se tituló aquí la cosa, me da que nones.
Vi la primera temporada y quedé con ciertas ganas, tampoco muchas, de ver cómo seguía el tema, bien, resulta que un día veo en la página donde suelo encargarme estas cosas que han puesto la tercera entrega, ¿y la segunda? Pues coño, la pusieron justo después, ambas, segunda y tercera, ni siquiera se han estrenado en España, por lo que hay que verlas en V.O.S. Lo dicho, es probable que no hayas visto la serie y me apuesto un cojón de Nergal a que no la vas a ver en tu vida. A pesar de todo y porque me da la gana te contaré lo que me han parecido estas dos temporadas, ambas de diez capítulos y sabiendo que hay ya confirmada una cuarta.
Y el chaval aprendió a matar zombis.
Pues toca tercera temporada de «The Walking Dead», la de los zombis, las anteriores temporadas la verdad es que no me dejaron gran sabor de boca, pero en fin, que cierto es que los caminantes estos tienen su encanto, sobre todo por lo frágiles que tienen las cabezas y como piensas que peor no puede ser pues nada, a ver la tercera como un campeón.
Recordemos que es una serie creada por Frank Darabont, aunque este ya se desvinculó del proyecto, para AMC, basada en un famoso cómic que por supuesto, es mucho mejor que la serie, dónde va a parar la cosa, no los he leído, pero queda culto decir esas cosas, ya sabes, recordemos también que el reparto pues eso, con los de siempre encabezados por Andrew Lincoln y su churri, Sarah Wayne Callies, ya sin recordar, porque son novedad, pues eso, algún personaje nuevo, apuntamos los nombres de Danai Gurira («Treme») y David Morrissey.
«The Killing», el desenlace.
A ver, concreto, técnicamente desenlace ya sabemos todos que es un divorcio, «des-enlace», y todo lo que empieza por «des» suele tener escaso atractivo, menos «Dessjuest», que irradia encanto, pero no, «desenlace» en este caso se refiere a que voy a hablarte de la segunda y última temporada de «The Killing», la serie de AMC, remake de una vikinga, «Forbrydelsen», de su primera temporada ya te hablé. Chica asesinada, investigación, politiqueos y tal, se trataba de ir mareando la perdiz, haciéndote ver que el asesino es tal y luego resulta que no, que es Pascual, hasta que tampoco, coño. Alguna reflexión con cierto tino y una ambientación cojonuda, poco más.
Encima esta segunda entrega la tenía yo preparada con mucho miedo, tengo un compi que vaya, si te dice que una peli o serie «está guapa» échate a temblar, pero es que de esta me dijo literalmente que «está superguapa macho, de puta madre, acojonante, mucho mejor que la primera», por lo que evidentemente qué esperar, un truño de cojones.
Ojo, que digo segunda y última, pero cuando escribo esto los rumores de una tercera entrega son ya algo más que rumores.
«The Walking Dead», de culo, cuesta abajo y sin frenos.
Pues nada, que toca hablar de «The Walking Dead», la serie más exitosa del canal AMC, más incluso que «Mad Men», creada por el ilustre Frank Darabont, que luego abandonó la serie, unas fuentes dicen que por voluntad propia y otras que despedido, Darabont además dirigió el capítulo piloto de la serie.
Su reparto: Andrew Lincoln, el insoportable jefecillo de «Strike Back», Jon Bernthal («The Pacific»), Sarah Wayne Callies («Prison Break»), Laurie Holden («Expediente X»), Jeffrey DeMunn o Steven Yeun, que pone la nota exótica, aunque claro, el reclamo de la serie no son ellos, ni mucho menos, son los zombis, perdón, los «caminantes». Dos temporadas emitidas y una tercera ya, por desgracia, confirmada. Leer más…
Walter White, la metamorfosis.
Antes de empezar con la entrada en sí misma comentar una noticia televisiva, la tercera temporada de «Spartacus» ya tiene nombre, «War of the Damned», aún está por emitirse en España la segunda, «Vengeance», pero la noticia sin duda es la confirmación de que con esa tercera entrega se acabó lo que se daba, ahora al lío.
Le he echado un ojo a la cuarta temporada de «Breaking Bad», una de las series estrella de AMC, antes de nada comentar que la quinta ya está confirmada y que será algo más larga de lo habitual, 16 episodios.
Mi historia con esta serie es definitivamente extraña, por lo general enseguida sabes si algo te gusta o no, yo después de tres temporadas aun estaba con la duda de si «Breaking Bad» me gustaba o no, si Vince Gilligan (el hacedor) es un genio o un plasta, como la tercera temporada acabó con un final (es lo que tienen los finales, que suelen acabar las cosas) de esos capaces de marcar un antes y un después pues nada, había que ver la nueva entrega de las aventuras del exprofesor y su ayudante en cocinar metanfetas.
No hay novedades importantes en el reparto, recordemos que este está encabezado por Bryan Cranston, junto a él Anna Gunn, Aaron Paul, Dean Norris, Betsy Brandt, RJ Mitte, Bob Odenkirk, Giancarlo Esposito y Jonathan Banks, en realidad no es lo único que no sufre cambios, ya que la historia, al menos a primera vista tampoco es que de un giro, había varias opciones para salvar esa última escena de la temporada anterior, eligen una los guionistas, de cualquier manera era evidente que White iba a seguir viviendo, o sea que más que el que si vive o muere la cosa era el cómo iba a seguir viviendo, la respuesta es, más menos como antes.
Y como antes sigue el resto de la serie, cuidada fotografía, notándose el interés del director al colocar las cámaras en cada escena, técnicamente de impecable factura pero lenta, da la sensación de que cada minuto se te hacen dos, y eso que sí, pasan cosas, pero no te llegan, indiferencia es la palabra, comenzaste a ver la serie por lo de antihéroes de los protas, pero ya nada queda de eso, Walter ha evolucionado ya tanto que sí, aunque sigue fuera de su ambiente ya no desentona, las pocas gotas de comedia negra que desprendía «Breaking Bad» parece que se han evaporado bajo el calor de Nuevo Méjico.
La cosa es que para los que somos más bien cortitos se nos hace complicado el interpretar tanta escena donde no hay ni diálogos, atracan un camión, vale, ¿por qué?, pues tardan dos capítulos en explicarlo, que te hagan pensar en ciertas cosas pues vale, se agradece, más que pensar reflexionar, pero para saber esas cosas pues no, curiosamente pasan cosas, muchas cosas, cosas importantes, los personajes en esta temporada evolucionan mucho, pero para mí el gran fracaso de la serie es ese, pasan muchas cosas y aun así se te hace bastante pesada, algo falla.
Evidentemente la cosa se acelera a medida que se acerca el fin de temporada, y también se evidencia lo que puse en el título, la metamorfosis del personaje principal, el exprofesor de química, personaje que nuevamente permite el lucimiento absoluto de Cranston, una transformación genialmente llevada a cabo.
El dramatismo, la tensión, las situaciones límites, se van apoderando de «Breaking Bad», ahí comienza otra serie, esa que te engancha, que te mantiene en vilo, por fin todos y cada uno de los hilos se reúnen en uno, ya sólo queda saber si volverán a hacer de calientapollas, dejándonos con las ganas cara a la próxima entrega o por una vez nos echarán un buen kiki, pero claro, si te lo cuento te jodo a ti el final.
Con todo, entonces, tenemos la pregunta, ¿me gusta?, pues claro, el sabor que más recuerdas es el último, y el regusto que deja es de verdadero manjar, porque toda la parte final merece mucho la pena, pero hay que tener en cuenta todo en conjunto, haciendo de balanza pues decidí dejar la respuesta para la quinta temporada, a ver si salimos de dudas.
Revolution Renaissance vuelven a la posdata, «A Lot Like Me» el tema.
«The Killing», angustia.
Vamos con «The Killing», serie del canal AMC, creada por Veena Sud, aunque lo de «creada» debe de ir así, entrecomillada, porque estamos ante un remake de la serie danesa «Forbrydelsen», he visto la primera temporada y hay una segunda ya confirmada para el año que viene.
Mireille Enos ( «Big Love» ), Billy Campbell («4400»), Joel Kinnaman, Michelle Forbes (la bruja mala de «True Blood» ) o Eric Ladin ( «Generation Kill ) son algunos de los protagonistas de la movida esta.
Comienza el tema con el piloto, obviamente claro, capítulo siempre importante porque de él depende si la serie sigue o no, quizá en esta, como la productora ya tenía en la versión original un referente dicho episodio no resultaba tan determinante, pero aun así siempre suele dejar claras las intenciones, bien, el citado piloto nos ofrece una policía de Seattle a punto de dejar su trabajo, un compañero que en teoría cogerá su relevo, una chica presuntamente desaparecida, los padres y demás familia y amistades de la chica y un concejal aspirante a la alcaldía, al final de este episodio debut ya queda planteada del todo la trama, la chica muerta y el concejal o alguien de su entorno presuntamente implicados.
Bien, tampoco es que haya que explicar mucho la trama, esta serie se ha pasado por «la sexta» y quien más quien menos la ha visto, además, puede que incluso hayas visto la versión original qué se yo, así que te contaré mis impresiones, la sensación que te deja es de quien ha rodado esto tiene gusto por el cine, la forma de presentar los personajes está muy lograda, la forma de presentar el crimen también, quédate claro que esta va a ser una serie de llorar y de angustia continua, sobre todo si tienes hijas, los padres logran que empatices con ellos claramente, toda esta sensación viene además apoyada por una banda sonora de esas que desde luego no se ponen en los cotillones de Nochevieja.
Lamentablemente la cosa cambia, la historia se diluye en varios frentes, la investigación en sí misma, la familia de la asesinada y el cómo van superando el hecho, la campaña política para las elecciones a alcalde y las diversas conexiones que entre las tres van surgiendo, también meten cosas, como la vida personal de la detective Sarah Linden, que la verdad, sobra, puro relleno que no hace más que ralentizar la trama, tiene algún que otro momento racista, no digo que la serie lo sea, sino que lo trata, interesante cuando el tema es metido en la campaña electoral, de los mejores momentos de la serie cuando ves lo mezquina que puede llegar a ser la política cuando se trata de respetar o no la presunción de inocencia cuando esta te puede costar un cargo, en general el paso de los capítulos te hace tener la sensación de estar viendo las mismas escenas una y otra vez, pidiendo a gritos una reducción de metraje, con la mitad de capítulos sobraba, más sabiendo como sabes que hay segunda temporada.
Acerca de eso de la presunción de inocencia, hay cosas en las que sin duda no nos veremos reflejados, pero deberíamos, evidentemente todos somos personas íntegras, pero en este mundo basta con ser sospechoso para que la opinión pública te juzgue y condene, sin más, cosa que está mal, pero hay otra peor, que también nos creemos brazo ejecutor de la justicia, muchas veces no es que no necesitemos del sistema judicial, es que nos sobra, para qué, si con lo que aparece en la prensa nos basta y nos sobra para caso de tener opción putear o incluso lapidar al sospechoso de turno, algo de esto también asoma en «The Killing».
Es esta una serie tramposilla, a ver, sabes que tiene dos temporadas y que el mayor aliciente que tiene es descubrir el asesino, prácticamente el único, por lo que no te esperas que se descubra el autor de marras así por las buenas, pero una cosa es una cosa y otra ya son dos, aquí te van presentando los hechos dirigiéndote a pensar que el asesino es fulanito, está tan claro que si le pillas le ahostias, hasta que de repente se descubre que fulanito es más inocente que Forrest Gump, te vuelven a poner en camino y te ponen de nuevo otro al que las pruebas inequívocamente sitúan como culpable, hasta que vuelta a empezar, inocente, esto lo llevan a cabo una y otra vez, acabando por aburrirte, y no quiero joder el final para quien no la haya visto, pero vamos, si la serie es tramposilla el final directamente es vergonzoso, sacado de la manga como se podían haber sacado que el asesino es un zombi o un alien así de repente, sin que venga a cuento con todo lo que han mostrado anteriormente, sorprende, claro, es evidente, sólo faltaría.
Así pues, ¿todo es malo?, pues no, hay cosas buenas, como la relación entre los dos detectives que llevan el caso, dos personajes bastante bien construidos y con bastante química, el ambiente que rodea la serie, con ese cielo plomizo y esa lluvia incesante que hace más angustiosa y gris la trama, la pena quizá es la que comenté antes, que pudiendo hacer una serie de una temporada decente se empeñan en alargarla, perdiendo mucho.
Acabamos con la posdata, Sonata Arctica, con uno de sus temas más redondos, quizá nunca alcancen de nuevo la emotividad de este «Letter to Dana»