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Posts Tagged ‘Lacuna Coil’

«Incipits»

AVISO: Este es un post patrocinado, es decir, me dan algo a cambio de escribirlo, no es una entrada al uso por lo tanto, voy a hablarte de un libro, una novela corta, digital, escrita por Bypils, hacedora de un blog conocido por alguno de los que por aquí paran: NonPerfect, antes de hablaros del asunto, de «Incipits», que así se llama la novela, me gustaría hablar del pago recibido por hacer esta entrada.

Porque no es un pago al uso no, ni dinero, ni jamones, nada, el pago fue por adelantado, no sé el tiempo exacto, tres años puede, no me acuerdo muchas veces de lo que me mide el nabo (con cantidades grandes es complicado retenerlas) como para acordarme del momento en el que ciberconocí a Bypils, otros dirían que «Pilar», no, a Bypils, a Pilar no la conozco y sinceramente ni intención.

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«Gallipoli», el detalle la pierde.

Vamos a hablar de Mel Gibson, tipo habitual de este blog, vamos a hablar de él pero de cuando era un chavalín, año 1981, Peter Weir («El show de Truman», «Master and Commander») nos ofrece una historia de amistad, «Gallipoli», entre dos chavales australianos, uno de ellos Gibson, una película que acaba en la famosa campaña de Gallipoli, y dentro de ella en la batalla de Nek. A grandes rasgos ese episodio está narrado en la peli de forma magistral, normalmente hablamos del escaso rigor de las películas en cuanto al momento histórico donde transcurren, este no es el caso, salvo un par de peros.

Bien, obviemos el resto de la peli, que tiene mucha paja, sobre todo en lo referente al viaje de los protas desde su Australia natal hasta Turquía. Veamos lo que cuenta la peli, unos altos oficiales británicos ordenan a las tropas australianas atacar una fortificación turca fuertemente defendida, el motivo, distraer la atención otomana y facilitar el desembarco de 20.000 ingleses de refuerzo.

La artillería debía de empezar a bombardear las posiciones turcas al alba y parar justo a las 16:30, hora en la que debían cargar los australianos. Llegan las 16:30 y nadie ataca…

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Detectives, ¿Flanagan con gatillo retardado?

Bien, nueva entrega de esa serie de entradas dedicadas al jueguecito de los detectives, la religión dessjuestciana no para de crecer y acumular seguidores, es probable que a pesar de que este juego lleve haciéndose en este blog bastante tiempo tú no sepas de qué va. Pero tienes un líder la hostia de generoso, fíjate si podría pensar que te dieran por el ojal, que me sobran discípulos, pero soy un tipo en el fondo sencillo y amable y te explicaré la mecánica del juego.

Yo te cuento una parte de una historia, mas evidentemente faltan muchos detalles, falta casi todo, tú y el resto de mis insignificantes lectores debéis intentar adivinar el resto de la historia, darle sentido, explicar qué pasó, es muy probable que hasta que no lo adivine el primero ni dios tenga idea del asunto, luego sí claro, esto es como cuando dices que ya sabías que Bruce Willis estaba muerto, sí por los cojones, listo, que eres un espabilbao.

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Pilecki, el ejemplo de lo que viene a ser ir de Guatemala a Guatepeor.

Uno la verdad, reconozcámoslo, no es muy ducho en historia, hay cosas que no las comprendo, tendrán su explicación, seguro, pero no logro entenderla.
Lees al respecto claro, pero lo malo es que no te queda claro, voy a hablarte durante unos momentos de Witold Pilecki, aunque en realidad él da igual, será tan solo el ejemplo que ilustre, que ponga nombre, a lo que les pasó a millones de polacos durante y tras la Segunda Guerra Mundial.

Pero antes, como entradilla, un ejemplo, un símil de esos, tú imagina, me contratas para defenderte del matón del colegio, con nombre y apellidos, Matón Del Colegio. Yo estoy ahí todo el día detrás tuyo, pero el que viene a ahostiarte es Abusón Del Patio, de los Del Patio de toda la vida, ¿qué debería hacer?.
Puedes pensar que defenderte, no tienes ni pajolera idea, qué va, al revés, animarle. «Pero qué bien le destrozas los dientes», «da gusto verte patearle los huevos», «qué arte rompiendo las rodillas». ¿Cabrón?, no no, porque te dije que te defendería del primero, no dije nada del segundo.

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La muerte de Tepes y el nacimiento de su leyenda.

Segunda y última parte acerca de la vida y milagros de ese gran hombre, ese santo, llamado Vlad Tepes, nos habíamos quedado, en el capítulo anterior, en que su hermano se había quedado para putearle, y sí, le puteó, le comió el tarro a la nobleza rencorosa, mira que guardar rencor por unos empalamientos de nada a sus colegas, y logró que Vlad fuera encarcelado, acuérdate de «Drácula», como la churri se suicida al recibir las noticias de la muerte de su amado, bien, la churri no se llamaba Elizabetha, pero esa escena tiene gran parte de rigor histórico, Cnaejna, que era el verdadero nombre de la parienta de Drácula recibe un email en forma de mensaje en flecha, «se acerca Radu «El Hijoputa» y su ejército de turcos», y antes de ser capturada se lanza al río.

¿Por qué te cuento esto?, para que veas la terrible afición a matarse que había en la época, la peña a la mínima se tiraba al río, «te toca pagar en la declaración de la renta», y se lanzaban al río, «viene tu suegra con dos maletones», y se lanzaban al río con una piedra atada para asegurarse, es más que probable que todos los que empaló Vlad se hubieran empalado ellos solos de todas formas, en realidad era un tipo detallista que ahorraba trabajo, tal generosidad pues eso, no ha sido suficientemente comprendida después.

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«Alcatraz», intento fallido.

Hay que ver, pocas prisiones se han hecho tan famosas gracias al cine como la de Alcatraz, una cárcel que ojo, tiene su historia, bastante interesante, sin la fama que le ha dado las cámaras posiblemente también sería digna de fama, pero sin duda pelis como la reciente «La Roca» o las más clásicas «El hombre de Alcatraz» o «La fuga de Alcatraz» la han elevado a la categoría de mito.

AlcatrazBien, pues nueva muesca a añadir, esta vez una serie, «Alcatraz», sin más, de la FOX, Elizabeth Sarnoff, Steven Lilien y Bryan Wynbrandt los creadores, aunque el reclamo sin duda sea J. J. Abrams, el productor, creador entre otras de «Fringe» o «Perdidos», el reparto: Sarah Jones («Big Love» o «Sons of Anarchy»), Sam Neill, quien no necesita presentación, pero por aquello de poner un enlace interno diré que hizo el gran papel de su vida en «The Tudors», Jorge García (el de la constitución ancha de «Lost»), Parminder Nagra («Urgencias»), Jason Butler Harner, actor muy conocido en casa de su madre a la hora de comer y Robert Forster, que salía en «Héroes». Leer más…

Y Contador le zumbó a Putin.

Vale, te voy a hablar de la recién terminada Vuelta a España, de ciclismo, a ver, va a ser un chapón de cojones, te lo advierto, largo largo, digo esto por si ves que tal, le das a la ruedecilla, pulsas el me gusta para hacer ver que lo has leído y ocupas el tiempo en otra cosa más provechosa, qué se yo, contar las rallas blancas de los pasos de cebra o coger la guía telefónica y buscar cuántos «García» hay en tu calle.

Bien, tú te preguntarás qué coño pinta Putin en una entrada de ciclismo, Oleg Tinkov, millonario ruso, monta un equipo ciclista, está un par de años, no llegó nunca a ser de la élite, sobre sus restos se monta un gran proyecto ruso, Katusha, que en cristianés sería como llamar a un equipo «Lola», «Concha» o «Mari», empresas como Gazprom o Itera metiendo la pasta, entre los interesados y colaboradores en que se hiciera realidad el proyecto Vladimir Putin. Este mismo año, quizá por aquello de la rivalidad, Tinkov vuelve al ciclismo, y lo hace copatrocinando al equipo de Riis y Contador, el Saxo Bank, ahora Saxo Bank-Tinkoff Bank, Joaquim «Purito» Rodríguez encabeza a Katusha y el madrileño Saxo-Tinkoff, aparte de la guerra propia de la carretera se disputaba otra de egos rusos, y ahí, por una vez, Putin sale escaldado. Leer más…

«Deadwood», Swearengen y compañía.

Bienvenidos a la frontera, a la fiebre del oro, bienvenidos a Deadwood, tiene ley, pero eso sí, peculiar.

Deadwood

«Deadwood» es otra de las pequeñas joyas que la HBO ha dejado para la televisión, creada por David Milch se emitió entre los años 2004 y 2006, tres temporadas, los costes de producción y las bajas audiencias le dieron finiquito, por lo que es otra de las muchas series acabadas prematuramente, sin un final acorde a su calidad.

La serie narra las aventuras y desventuras de Deadwood, ciudad real, durante la época de la fiebre del oro, cuando aun no era siquiera parte de los Estados Unidos, estamos pues ante un western, como Deadwood es una ciudad real hay imágenes de la época, hay que decir que los productores de la serie clavaron con todo lujo de detalles la ambientación, aquí las calles tienen barro, el caos es total, la gente luce ropas desgarradas, raídas, están sucios, pisan mierda de caballo, es el primer punto a favor de «Deadwood», el apartado técnico, de vestuario, de ambientación, es sobresaliente.

La historia como tal no existe, más bien la idea es revivir ciertos hechos históricos, mezclándolos con otros muchos inventados, mezclar personajes reales con otros inventados y contarnos sus vidas, su día a día, claro que como siempre pasa hay unos más protagonistas que otros, Seth Bullock (Timothy Olyphant «Justified»), Al Swearengen (Ian McShane «Kings»), Wild Bill Hickok (Keith Carradine «Dexter»), Sol Star (John Hawkes), Calamity Jane (Robin Weigert), Wyatt Earp (Gale Harold), EB Farnum (William Sanderson «True Blood»), Charlie Utter (Dayton Callie «Sons of Anarchy»), y George Hearst (Gerald McRaney «Jericho») son algunos de los personajes basados en gente que realmente vivió en algún momento en la ciudad, algunos tienen una presencia breve, otros están a lo largo de toda la serie, entre los acontecimientos históricos está por ejemplo la muerte de Hickok, perfectamente recreada, casi al detalle.

Junto a ellos personajes que o bien no se tiene constancia que existieran o están basados en gente que existió pero ya sin mantener su nombre, por lo que se varía bastante su personalidad, el reparto como suele pasar en estas series HBO es extenso y por citar a algunos tenemos por ejemplo a Molly Parker, joven veterana de la tele, Powers Boothe, Paula Malcomson (otra habitual de las series americanas), Kim Dickens («Treme») o Anna Gunn («Breaking Bad»), hay muchos más y casi todos perfectos, sin duda el casting es otro acierto.

La serie es, como acostumbra su canal padre, violenta, no apta para menores, no escatima ni sangre, ni podredumbre, ni palabras malsonantes, ni sexo, no es desde luego el tipo de serie que Spielberg enseñaría a sus nietos, si los tiene, los personajes mean, follan, hacen y reciben mamadas, pegan tiros, se ahostian, se emborrachan, se vuelven a pegar de hostias y hacen las paces yendo al putetxe, los hay más y menos cabrones, quizá sea esa, el de esteriotipar demasiado a algunos, una de las pegas, de las pocas pegas, los hay rectos, caballeros hasta el final y los hay hijosdeputa de cuidado, aquí el papel de George Hearst quizá sea el ejemplo más indicado.

El ritmo tampoco es que sea su fuerte, se toman tiempo para contarnos las historias, a veces se te hace pesada, a personajes como el de Juanita Calamidad hasta le pegarías un tiro, hablamos de cualquier manera de una serie premiada tanto en «aldabas de oro» como en los «emmys», durante un tiempo se especuló con la posibilidad de acabar la serie con un par de telefilmes, estilo a lo que sucedió con «Firefly», pero tal idea tampoco llegó a buen puerto.

«Deadwood» es una serie coral, muy coral, pero sin embargo cualquiera que la haya visto y piense en ella tiene un nombre en la memoria, Al Swearengen, pocas veces un personaje y el actor que le da vida, McShane, se come la pantalla tanto que oscurece al resto del reparto, Swearengen existió realmente y tuvo su «Gem», su saloon puticlub, él es quien realmente manda en la ciudad, aunque no tenga puesto alguno, él es quien decide quién y cómo muere, él y sus secuaces, un cabrón de tomo y lomo, pero acabas adorándole, es ver cualquier escena suya y te pegas a la pantalla, ya ni decir cuando coincide en pantalla con Mr. Wu (Keone Young), te descojonas.

Fue tanto su peso que cuando le buscaron un malvado que hiciera el rol de rival no pudo mantener el tipo y tuvieron que echar mano del anteriormente citado Hearst, ese al menos aguanta el tipo, su lenguaje soez acaba por ganarte por entero, sólo por él ya merece la pena ver la serie.

En definitiva, a pesar de ser una serie inacabada merece mucho la pena verla, pasarás buen rato sin duda, eso sí, quítate prejuicios, no tiene nada que ver con cualquier serie o peli del género que hayas visto, es más cruda, más real, más sincera, en definitiva las señas de identidad de HBO.

Postdata, Lacuna Coil, italianos, de ellos simplemente decir que cuentan con la bella Cristina Scabbia a las voces, bella no, preciosa, me pone todo lleno de amor cada vez que la veo, veteranitos ya, de ellos este «Our Truth»

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