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Posts Tagged ‘Cuadrilla’

Putos pijos de mierda.

De mis años mozos y de la cuadrilla que me acompañaba en esos días ya te he hablado hasta la saciedad, bueno, por una vez más no pasa nada, todo sea por dar ejemplo a la juventud y que aprendan. Además tengo la sensación de empezar a caer bien, error, un líder de opinión debe caer mal, ergo para caer mal te contaré alguna vivencia para que veas lo chungo que era, podría empezar con el cuento de las perspectivas, que si éramos chavales y tal, nada, lo que está mal está mal y punto, uno siempre fue poco de dar ejemplo, es por ello por lo que me empeño tanto ahora, por recuperar.

Éramos de barrio, criarse en un barrio en los años 80 pues eso, te puedes imaginar, drogas, vicios, nada bueno. Mas ser de barrio nos molaba incluso, nos sentíamos superiores, ahora pensándolo bien pues no tiene mucho sentido, te pones a pensar en los pijos de la época, con coca de la cara, follándose tías buenas, bebiendo cubatas de marca y yendo a fiestas de esas molonas y no sabes qué cojones podías pensar para sentirte superior, pero lo dicho, entonces te sentías la polla, tenías tu cuadrilla y como todas las cuadrillas de barrio éramos una panda de tipos duros.

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Razones y argumentos para razonar y argumentar. La amiga fea.

Tenemos claro que en Bilbao no se folla, ¿Por qué?, es lo que pretendo hoy explicar, hay más de un motivo, cierto, en los comentarios de aquella entrada ya dimos con alguna de las claves que explican el por qué hasta en los dibujos de «Dora la repelente» hay más sexo que en Bilbao, las bilbaínas, son ariscas, qué le vamos a hacer, los bilbaínos, tímidos, los primeros acercamientos, en la adolescencia, resultan un fracaso, pierdes confianza, como ellas jamás dan el primer paso, porque son igual de orgullosas que secas, y tú estás retraído por pasados fracasos pues el uno por el otro en la casa sin joder.

Pero limitar la explicación a ese detalle resultaría poco científico, yo os hablaré de las verdaderas causas, no de todas, porque explicar en menos de 10 volúmenes de los gordos el por qué en Bilbao no se frota resulta imposible, pero el que no se expongan todas las razones no quiere decir que las que se expongan no sean ciertas, podrás no creerme, tampoco lo hiciste entonces y mira, al final tenía razón.

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Y la otra entendió mimada.

La entrada dedicada a las mamadas trajo cola, si una entendió «manada», refiriéndose claramente a los machos, va Karmel y entiende mimada, claro, a cada cuál lo suyo, hablar de mimos, fácil para la gente normal, complicado para alguien que los desconoce 😦 es lo que tiene ser feo, que de pequeño en vez de enseñarme lo de «mi mamá me mima» me enseñaban folletos de guarderías en Corea a ver si me animaba.

Definición de «mimo»: Cariño, halago, demostración de ternura, no, ni me suena, qué será eso de cariño, «Cariño es un municipio de la provincia de La Coruña, Galicia, España.», pues no he estado nunca, pero, indaguemos, qué tiene de especial Cariño, ese municipio gallego, pues tiene un cabo llamado Ortega, que sí, no me digas que no sería buena excusa para hablar ahora de la mili, pero no, resulta que el cabo Ortega es el límite oriental del……. golfo de Vizcaya¡¡¡¡ venga, no me digas que no mola, «golfo de Vizcaya», joder, los mimos no, pero a golfear en Vizcaya y al follar no me gana nadie, y a lo primero más, pero ojo, contra mi voluntad.

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Un mar de ciclismo.

Bien, esto en principio debería ir de ciclismo, estaba todo previsto, programé entradas y tal hasta la fecha necesaria para poder explayarme de la famosa y espectacular «trilogía de las Ardenas», que son tres carreras ciclistas, tres clásicas, Amstel Gold Race, Flecha Valona y Lieja-Bastogne-Lieja (esta última debería ser Liege-Bastogne-Liege o Lieja-Bastoña-Lieja, pero yo lo escribo como me sale de los huevos, que para eso el blog es mío. Pero, es que te vas a descojonar, resulta que llega Amstel y claro, sale un día cojonudo, el primer día en meses sin que llueva ni haga viento ni nada, asín (es así, pero también lo escribo como me sale de los postpucios) que me fui a comer a un pueblito al lado del mar.

Y claro, es hablar de mar y me vino Mar a la cabeza, en realidad lo complicado es sacar una cara tal de la cabeza, pero en fin, la carrera, la Amstel Gold Race esa que te decía, la ganó un checo, Roman Kreuziger, bah, ¿y qué más da?, podría ahora contarte cosas del recorrido, pero es que no me resisto a contarte alguna cosa que me tocó los cacharros esos que me inspiran a escribir como me da la gana, es que verás, no fui solo a comer, fue la moza, las niñas, otras mozas y sus parientes y otras niñas, lo cual hizo que el tema se convirtiera en una comida (de comer, no de mamadas) la mar de interesante.

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La goitibera.

Es curioso, cuando te pones a contar batallitas de tus años mozos sabes de sobra que esas cosas se la pelan a todo el mundo menos a ti, aun así me gusta contarlas, a medida que escribo voy recordando historietas, anécdotas, cosillas de una época irrepetible, la niñez, qué felicidad ser niño, estaba el cole, un coñazo, pero luego, ay luego, luego era vida.

Ya en su día te hablé de la pistola de pinzas, un juguete más de los muchos que tenías que hacerte si querías tenerlos, como los tirachinas y los tiragomas, que aunque parezca lo mismo es obvio que no, uno tira chinas y el otro gomas, uno de nuestros juguetes favoritos era sin duda alguna la goitibera.

Goitibera

¿Qué es una goitibera?, pues más o menos lo de la imagen, ahora las hacen ya de cojones, pero de aquellas pues eso, «asín», no tan cutre, con dos ruedas adelante, el sillín con esponja forrada para hacerlo más cómodo, pero eso, «Goitik Behera», de arriba a abajo en euskera, de ahí viene el nombre del artilugio, que seguramente exista con otro nombre en el resto del mundo, obviamente no se compraban, se hacían, pillabas unos palos, unos rodamientos y unas puntas y ya tenías tu bólido, porque de eso se trataba, de tener una cosa por la que tirarte monte abajo.

En eso consistía el entretenimiento, en subir la cuesta andando y bajarla con la «goiti», cuando la cuesta te aburría al monte, ojo, pedazo monte, no muy alto, 300 metros, pero la carretera no llegaba a los dos kilómetros, unas rampas acojonantes, y sin frenos, las zapatillas, así luego llegabas a casa y tu madre a medida que le faltaba suela a la tuya desgastaba la suya en tus honorables posaderas.

Ahí, en el monte, lo que molaba era bajar de noche, a oscuras, nada de farolas, eso era para los ricos, claro, era monte de vacas, esquivar ñordas de noche y a toda hostia era complicado, menos mal que siempre estaba el fantasma que se tiraba ahí sin conocimiento, «ja ja ja, que os paso» y se comía la mayor parte de las mierdas, este era el mismo al que veías hostiado en cualquier curva, porque claro, girar no era sencillo.

Ese era otro problema, las hostias, en el monte pues nada, salvo un precipicio la cosa no tenía mayor problema, las campas te solían recibir con su blandita hierba, pero bajando por las calles del barrio era otra cosa, porque aunque no había mucho coche alguno te cruzabas, o el autobús, que era peor, entonces no quedaba que tirarte a la cuneta, o eso o darte de morros, ¿qué pasaba?, pues que frenar era complicado, si ponías el pie contra la rueda de un coche aparcado pues eso, que te dejabas el tobillo tibio.

Y eso me pasó un día, que de una mala frenada se me puso el tobillo como los cojones de un grillo, negros no, lo siguiente, pero, si vas a casa y le dices a tu madre que te has hecho una avería en el pie por culpa de la superprohibida goitibera…. vamos, que el tobillo ya no te iba a doler. Entonces llegaba yo ahí disimulando el dolor, como si fuera tonta….

Qué manía tienen las madres de arreglarlo todo con unas friegas, cogía el aceite, te ataba a la cama y ala, a apretar el tobillo hinchado, coño, que duele más aun cojones, «¿te descansa hijo?» y tú solo porque lo dejara, «si ya no me duele mamá», nada, no daba credibilidad alguna a tus palabras, pues no preguntes, venga ahí a hincar los dedos, tú ya no es que vieras estrellas, veías hasta la gravilla de los asteroides.

Pero qué tiempos, qué pasada bajar con tu goiti desde lo alto de la carretera, porque encima metía un ruido del copón bendito, te sentías Fitipaldi, pedazo juguete barato barato, pero con un valor incalculable, una de las muchas cosas que nos hacían felices de niños.

Muy poco después de esa época fue cuando descubrimos a Barón Rojo, una de las bandas españolas más míticas, «Tierra de Nadie» es, pues eso, de sus temas más reconocidos, la letra la sé de memoria, la habré escuchado miles de veces, sensacional.

Lo siento cariño.

22/12/2012 1 comentario

Dicen que cuando la tristeza te llega, cuando un acontecimiento trágico te llega, se te pone un nudo en el estómago, a mí nunca me pasó eso, a mí es como si me creciera una bola amarga en la garganta, ahora mismo la tengo.

Una cosa te advierto, hoy va a ser una entrada larguita, mucho, he dudado en si escribirla o no, realmente creo que a todo quien pudiera leerlo el asunto se la debe sudar, sí, es probable que algún «lo siento» salga por ahí, pero en realidad os la debe sudar, como a mí me la suda la inmensa mayoría de desgracias de este mundo, si la escribo es porque sigo pensando que un blog debe servir para decir las cosas que te pasan por la cabeza, sean las que sean, lo bueno del asunto es que puedo ser absolutamente sincero, porque al igual que pienso que te debe sudar bien sudado lo que te cuente en el fondo a mí también me la pela lo que puedas pensar.

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Como conseguir, y conservar, a un hombre.

Bien, como veo que hay mucho desconocimiento de la figura masculina entre las damas, como veo además que os cuesta horrores conseguir un hombre como Dios manda, y mucho más mantenerlo, os voy a dar unas pautas de comportamiento para corregirlo, esperando que tengáis éxito al ponerlas en práctica.

Primero y fundamental, hay que conocer cómo es un hombre, queridas, es sumamente fácil, el hombre, sencillo, es tan famoso el asunto que duele repetirlo, pero es que parece que de tan sencillo se os olvida, a ver, un hombre sólo necesita dos cosas para ser feliz, sexo y dejarles en paz el resto del tiempo, creo que ya te lo he contado alguna vez, tenía yo un amigo que decidió que era mejor cagar que hacer el amor porque decía que asi al menos al acabar no tenía que abrazarse a la taza ni decirla cuánto la quiere. Sexo, sin más, nada de cariñitos, besitos, abracitos y chuminadas, follar vamos.

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19-s, mis vacaciones.

Pues ya es 19-S, llegó el momento, el tema: «Las vacaciones», la cosa es que yo este año, como estos años atrás, no he salido de vacaciones, así que si hago la entrada sobre mis vacaciones de este verano vamos listos, bueno, me quedé de Rodríguez en agosto, pero volver a hablar del tema pues como que no motiva. Asi que mira, te voy a contar mi última gran juerga con la cuadrilla.

Qué sería, 1993, 1994, da igual, por ahí, de entonces tenía yo una novieta de esas que no tienen precio, una bendita, aun no sé por qué coño la dejé, supongo que porque soy idiota, no te ponía pegas a nada, ni a que la dejara tirada para irme de acampada con los colegas. No era la primera vez que nos íbamos de acampada así todos juntos, de hecho era algo habitual, pero ese año era especial, había coches, había pasta, unas vacaciones de lujo, todo un fin de semana en un camping, como las personas normales. Leer más…

Experiencias animales.

Acuérdate, lo primero de todo,
«19-S, las vacaciones».

Bien, hace poco te hablé de consejos, de la inutilidad de muchos, de que no soy muy de consejos, mucho antes ya di muestras de mi incoherencia dándote consejitos para aumentar la repercusión de tu blog, pero claro, no conforme con ello vuelvo a la carga, más consejos, eso sí, te advierto de una cosa, si eres menor no leas, si eres mayor de edad tú mismo, pero ten en cuenta que estas cosas han prescrito, lo digo porque te contaré vivencias de mis tiempos de adolescente, cuando apenas había muebles tanto en mi cabeza como en la de mis colegas, la cuadrilla famosa, bien, nuestras madres unas santas, pero nosotros éramos muy hijoputas, pero mucho, no es que tema por mi reputación, porque dudo que la tenga, en cualquier caso, lo que contaré ya sabes, es mera ficción, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

Como te había dicho, no es que sea muy de consejos, pero si algo te va dando la vida es experiencia, no me refiero a eso de la edad, que te haces maduro y vainas, qué va, me refiero a experiencia como tal, te pasa algo y sacas conclusiones, ves errores, pues eso, que uno de crío es curioso, le da por experimentar, y las consecuencias será lo que te cuente.

Para ponerte en situación, hoy en día casi todos los chavales tienen su lonja, ahí se reúnen, con todos los lujos, tele, play, sofás, amplitud, en mis años mozos claro, le decíamos a nuestros padres que queríamos una lonja y de la hostia que nos daban más bien buscábamos un nicho, pero claro, teníamos nuestro sitio, la chabola, pero no pienses en una cosa así rudimentaria no, que éramos la polla para estas cosas, como había siempre obras le tomábamos prestadas las tablas necesarias, eran construcciones fuertes, como estabas todo el día en la calle al final sacabas lo necesario, moqueta para el interior, hule para el techo (no calaba ni gota, cosa que nos enseñó también la experiencia), candados para la puerta afanados de las huertas de los alrededores…

Sí, afanados, con ganzúas, ganzúas hechas poniendo llaves en las vías del tren, nos sabíamos los horarios al dedillo, luego limabas y tate, ya podías ir por las huertas, exceptuando aquellas que tenían perros claro, como además siempre encontrabas coches robados pues aparte de aprender a conducir tenías ahí el resto de material, los sillones y lo más importante, la batería, que durante unos días te proporcionarían luz sin tener que recurrir a velas.

Perros Bien, entre otras cosas teníamos una gatita, gatita callejera que claro, como le dábamos nuestros bocadillos pues no se separaba de nosotros, tuvo gatitos, y ahí mi primer consejo, no era por maldad ojo, era por experimentar, lees eso de que los gatos siempre caen de pie y te dices, «coño, a ver si es verdad eso», bien, ya te digo que si el gato tiene una semana de vida no, no cae de pie, es más, a la quinta vez que lo probamos, que esas cosas hay que probarlas bien, el gatito puede morirse, por lo tanto, si alguna vez te dan un gatito recién nacido no, no lo cuelgues del techo, que ya te digo que menos de pie cae de cualquier forma.

Como más callejeros que nosotros no había nadie justo al lado del chabolo teníamos una serie de casetitas donde íbamos colocando todo perro abandonado que nos topábamos, que eran bastante, claro, no teníamos dinero para vacunas, ni para piensos ni para historias de esas, lo que sobraba de casa, pan con agua en ocasiones, esqueletos de pollo de la carnicería, si había suerte y caía alguna rata en el cepo… la cosa es que entre la dieta, lo poco confortable de los aposentos o qué se yo, solían vivir poco, cuando no era la rabia era el moquillo, no, no te voy a decir ahora cómo evitar esas cosas, vacunándole evidentemente, te voy a decir como no se curan.

No, el tirar a un cachorrito a un pozo de agua fría no le inmuniza contra el moquillo, es más, puede que en vez de eso lo coja, si ya lo tiene no se cura haciéndole beber un litro de aceite, se muere igual, y lo más importante, es un mito eso de que metiéndoles un hierro al rojo vivo en la garganta se les va la enfermedad, pero es que además de ser mentira tiene un efecto secundario, que el perro te muerde.

Ahora te diré un par de cosas que no, no le gustan nada a los perros, primera, tirarle dardos, si les das salen por patas y los cabrones te guardan cierto resquemor, tu te dirás, hay que ser cabrones, cierto, pero coño, es que ves corridas de toros y te dices, si lo ve tu padre eso tiene que estar bien, probamos a hacerlo con las vacas de un caserío próximo, pero el paisano nos pilló en medio de la faena y no nos atinó con el hacha de milagro, así que ¿qué teníamos más cerca?, el perro.

Suena a excusa, pero es cierto, porque también les tirábamos a los perros petardos y eso no lo vimos en la tele, fue iniciativa propia, hombre, con el ánimo científico de estudiar la respuesta canina a ciertos estímulos, no era putear por putear, otra cosa que debes evitar, tirarle petardos a un perro atado, se pone de una mala hostia subida, si encima el perro no es tuyo, sino de una cuadrilla rival, peor, cuando vuelvas a pasar es capaz de arrancar la cadena y tirársete.

Querido lector, otra cosa, si encuentras de casualidad crías de rata ándate con ojo, nosotros las encontramos, como eran pequeñitas y tal a uno se le ocurrió que quizá eran hamsters, por los cojones, ratas ratas, en cuanto crecen les sale un pelazo negro acojonante, lo que te decía, si te encuentras ratitas recién nacidas no las recojas ni las pongas queso ni leche ni tal, que en ciertos ambientes las ratas son eso, simples ratas de alcantarilla, luego además te tienes que deshacer de ellas, dí que claro, con tanto perro…

Por cierto, para acabar, si tienes perros en chabolas no es conveniente que les dejes cerca patitos, a un colega le regalaron un par de estos que se compran en las ferias, como en casa no los querían, es lo que pasa cuando crecen, pues nada, a las chabolas, pues en los dibujos animados los animalitos hacen buenas migas entre ellos, pero la realidad es más cruel, ya te aseguro que si dejas a dos patitos indefensos cerca de dos o tres perros hambrientos la cosa no tiene un final muy feliz.

Nada, espero que estos consejos te sirvan de ayuda, reitero lo de la prescripción de los delitos, que nos conocemos, tú te preguntarás, ¿por qué erais tan cabronazos?. Buena pregunta, ¿por qué?, pues nada, a la postada, que la canción se llama así, «Why», de Helloween, claro.

De cuadrillas y apariencias.

Mira la foto, piensa mal si quieres, pero si no conoces la imagen harías bien en no fiarte de las apariencias.

Falsas apariencias, uno

Escucha, si tienes algo que hacer no pierdas el tiempo leyendo esto, no voy a decir hoy nada interesante, sí, ya sé que rara vez lo hago, pero hoy menos, hoy se trata de marear la perdiz para poner una canción en la posdata, podría ponerla directamente, cierto, pero así de paso cuento un par de batallitas de esas de «pues en mis tiempos».

Yo no sé donde tú vives, pero en mi tierra la cuadrilla es algo muy grande, me refiero a esa cuadrilla de cuando chavales, esos que no sabes cuándo conociste porque desde que tienes uso de razón están ahí, tus colegas, luego la vida te separa de ellos, encuentras nuevas amistades y acabas teniendo la cuadrilla de las crias (más los padres de los y las amiguitas claro), porque como vives sólo para ellas pues es lo que toca, y hasta la de chuchos, porque de pasear a la tuya acabas conociendo gente, hasta puedes tomar como cuadrilla ese grupo que se reune en terapia para superar las comidas de los domingos de la suegra, ahí con todos los cuñaos haciéndose los graciosos.

Pero cuadrilla como tal sólo hay una, la de siempre, esa que aunque no te veas mucho ya en cuanto te reunes en una cena, de esas a las que no sé por qué llevamos a las parientas, comienzas a recordar batallitas de los viejos tiempos, muchas irreproducibles, quién no se arrepiente (al menos cara a la galería para quedar bien) de cosas que hizo en sus años mozos, eran otros tiempos, tranquilo, no te voy a contar aquello de que con seis pesetas nos íbamos al cine y nos sobraba para putas, porque es mentira, empezando porque al cine no íbamos, pero sí que hay diferencia de entonces a ahora.

Entonces de chaval podías fumar y ponerte hasta el culo de cerveza sin problema, comprabas las litronas y nadie te miraba mal, claro que en un barrio donde nuestros hermanos mayores eran casi todos yonkis pues que unos crios se fumaran unos chiflos y se trincaran un par de botellas tampoco era para tanto, pero en mi cuadrilla, aun reconociendo que éramos unos proyectos de adictos lo que más nos describía (y describe) es el término «salidos», y aquí es donde entran las apariencias.

Falsas apariencias dos

Desagastadas ya las revistas porno, y con las hojas pegadas por cierto, resulta que un día a un colega le compraron un vhs, lo cual más tarde le traería problemas por cierto, cosas de grabar pelis cochinas y ponerle títulos falsos para engañar a la madre, tipo «Cenicienta», lo malo del tema es que tenía sobrinos pequeños y eso, cuando se le ocurrió a su hermana ponerle una peli de esas que el colega (al que llamaremos Txomin) en teoría y según la madre, había grabado pa los crios….podemos decir que descubrieron pronto de dónde vienen los niños, el príncipe en vez del zapato a Cenicienta le metía hasta el zancarrón, pero a lo que iba.

Cuando se lo compraron la idea estaba clara, había que esperar a que tuviera la casa para él sólo, ir al videoclub y pillar una peli de esas marranas, esa era nuestra obsesión, la teoría estaba clara, pero cuando llegó el día la cosa cambia, ahí en el videoclub con un montón de pelis para elegir tipo «que cosa tan dura para tan fina
ranura», «Papoya el Marino» o «fuí a buscar trabajo y me comieron lo de abajo», pero la cosa es que a ver quien va con la peli al mostrador para que el dependiente, o lo que es peor, la dependienta, te mire de arriba abajo, uno sugirió alquilar una que en la portada pues no tenía pezoncillos ni nada exagerado, Txomin no estaba muy por la labor, «a ver si no va a ser de las duras» decía, pero era mejor ese riesgo que el que te miraran como a un vulgar salido, así que la de la portada cuasidecente pillamos.

Y ahí llegamos a casa del colega y todo ansiosos a ponerla, ahí en el sofá dispuestos a vivir una experiencia única, ver porno, y sí, las apariencias engañan, porque la portada no sería demasiado explícita, pero nada más comenzar la peli empezaron a salir escenas en plan ráfagas que vamos… ni imaginábamos que pudiera existir eso, miramos a Txomin para preguntarle a ver si le parecía suficientemente dura y él, (y su mancha enorme en la entrepierna) sólo acertó a decir «agg zi».

Hoy hay internet, todo es más fácil, las apariencias entonces nos jugaron malas pasadas, todos éramos jevis, como no teníamos pasta para revistas, ni internet para conocer grupos y tal pues lo que se hacía era que cuando uno tenía algo de pasta se compraba una cinta y el resto la grababa, piratería sí, pero en plan artesanal, ¿cómo te guíabas?, por las apariencias, bajabas a la tienda y mirabas las portadas, si te molaba la comprabas, si no pasabas, con ese infalible criterio nos llevamos a casa más de una docena de truños infumables, pero así descubrimos un montón de bandas que aun hoy me siguen gustando, y aquí es donde quería ir a parar, a veces la apariencia no sólo no engaña, sino que te regala joyas.

King Diamond

Un día nos topamos con esa portada, acojonante, ese carruaje fantasmal, y con ese carruaje fúnebre llegamos al final, a la posdata, a King Diamond, esta fue de las veces en la que acertamos, y vaya que sí, porque la música era igual de atractiva y sobrecogedora que la portada, después de este «Abigail» fueron cayendo «Fatal Portrait», «Them» y demás, estilo peculiar el de King Diamond, creador de escuela e incluso de subgénero, el black metal dicen que surgió de él, aunque no sé, menos black me suena a cualquier cosa, este disco tan querido comenzaba con una intro, «Funeral» y a continuación este «Arribal», a disfrutarlo.

Y por una vez la posdata no es la posdata, sino que es la misma imagen que abría la entrada, malpensado:

Falsa apariencia, tres

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