Archivo
«Fury», la recurrente decepción.
Antes de nada, «Black Sails», una de las últimas series de Starz, pocas veces vas a agradecerme más una recomendación televisiva, consigue el primer capítulo y disfruta de los primeros 15 minutos, de lo mejorcito que uno recuerda en la tele, un abordaje de un barco pirata que vaya, mola, cuando acabe el abordaje lo quitas y lo asas, es la manera más barata de conseguir tostón asado que puedes lograr.
En su lugar échale una ojeada a «Silicon Valley», comedia de la HBO, gamberra y que sí, tiene alguna escena de partirte la caja, no triunfará porque dicen «polla» y eso en España no mola, mola más que el prota de turno diga «pene», aunque en la calle ni dios diga «pene». Pero no es de series de televisión de lo que te hablaré hoy, sino de cine, del superestreno del momento, la última de Brad Pitt, «Fury», a quien alguien con dos pelotas descomunales como paelleras de concurso interpueblos se le ocurrió la genial idea de titular aquí «Corazones de Acero».
«Siete Psicópatas», sí señor, esto es cine.
Uno la verdad es que no es que tenga muchas esperanzas en el cine actual, gracias a internet puedo disfrutar de clásicos, se habla mucho de lo nocivo de internet para el cine, no, hablemos con propiedad, la piratería es mala para la industria del cine y para todo negocio que lo rodea, ojo, que repito que no voy a decir que haga bien, pero por poner las cosas en su justo sitio.
Internet nos permite descubrir películas antiguas, que si no fuera por él ya me dirás cómo ibas a verlas, al ver esas pelis de antaño te das cuenta de dos cosas, una, que la falta de ideas del cine actual es alarmante, coño, se ven muchas veces mejores cosas en la tele, en sus series, que en la pantalla grande, cuando la tele siempre fue la hermana pobre, el cubo de deshechos y vivero de promesas. Dos, ya no es falta de ideas, es aburrimiento, es sopor incluso, ves la nueva trilogía de Peter Petardson y flipas, visualmente la polla, cierto, unos efectos cojonudos, pero es que no pasa nada y lo que pasa bien pudiera haber pasado en una hora, tanto viaje para que les pille a los protas un montón de Águilas y los lleve a destino, hostias, pues que los pille a principio de peli cojones.
«Gallipoli», el detalle la pierde.
Vamos a hablar de Mel Gibson, tipo habitual de este blog, vamos a hablar de él pero de cuando era un chavalín, año 1981, Peter Weir («El show de Truman», «Master and Commander») nos ofrece una historia de amistad, «Gallipoli», entre dos chavales australianos, uno de ellos Gibson, una película que acaba en la famosa campaña de Gallipoli, y dentro de ella en la batalla de Nek. A grandes rasgos ese episodio está narrado en la peli de forma magistral, normalmente hablamos del escaso rigor de las películas en cuanto al momento histórico donde transcurren, este no es el caso, salvo un par de peros.
Bien, obviemos el resto de la peli, que tiene mucha paja, sobre todo en lo referente al viaje de los protas desde su Australia natal hasta Turquía. Veamos lo que cuenta la peli, unos altos oficiales británicos ordenan a las tropas australianas atacar una fortificación turca fuertemente defendida, el motivo, distraer la atención otomana y facilitar el desembarco de 20.000 ingleses de refuerzo.
La artillería debía de empezar a bombardear las posiciones turcas al alba y parar justo a las 16:30, hora en la que debían cargar los australianos. Llegan las 16:30 y nadie ataca…
Recomendando pelis, «Das Leben der Anderen».
Hoy toca recomendar una peli, «La vida de los otros», alemana, aunque el título esté en austríaco, de 2006y obra de Florian Henckel von Donnersmarck, acojonante ¿eh? Realmente no sabía, ni pajolera idea, quién coño era el director, lo he buscado y lo pego, pero queda de puta madre, porque una cosa es que la dirija un tal Hans Mayer, bueno, relativamente fácil, pero Florian Henckel von Donnersmarck… Pedazo nombre, tú vas a una disco, «hola cómo te llamas», «Marisa, ¿y tú?» «Florian Henckel von Donnersmarck» y antes de que acabes de decir Donnersmarck ya estás bajando tanga en un reservado, ah, que ahora no hay reservados, da igual, en la barra mismo. el gran problema del cine español es que no tenemos nombres así sonoros, Pedro Pérez no dice nada, es como el Cádiz C.F. de los ochenta, con sus «Pepi», «Curro», «Quique», «Quiquín» y «Quiquote», coño, si ganan una copa se la quitan.
Ulrich Mühe, Martina Gedeck y Sebastian Koch son el trío protagonista, aunque no se lo montan los tres juntos, volvemos a lo mismo, qué nombres, qué nombres tienen los alemanes, hombre no llegamos a los Skamelsrud o Komljenovic pero molan mazo, ¿de qué va? Pues de un agente de la Stasi, en las postrimerías del régimen comunista de la RDA espiando a un artista a ver si le pilla en actividades subversivas.
Los excesos de Schindler.
No me gustan las risas enlatadas de las «Sit-com», creo que el hombre (en genérico) tiene la suficiente capacidad como para saber si algo es gracioso o no, al menos lo que es seguro es que sabe si lo que escucha o ve le resulta gracioso a él, me toca la moral (y los cojones, pero no es este un blog para malhablados) que me hagan notar que lo que estoy viendo es gracioso. No voy a hablarte de comedia, voy a contarte sobre Spielberg, sobre «La Lista de Schindler».
No te voy a negar que para mí el tito Spielberg hace tiempo que perdió la magia, sus últimas pelis me parecen una sucesión de truños, «War Horse» sería ejemplo de peli suya entretenida, pero insustancial e insultante para sus primeros títulos, «Lincoln» sería ejemplo de peli con sustancia, seria y sin tufo a Walt Disney, pero aburrida hasta hacerte añorar hacer cola en una sucursal bancaria para pagar el IBI. Cuando hice la entrada dedicada a «El Pianista» yo mismo hice unas pequeñas comparaciones entre esta y «La Lista de Schindler», a estos matices diferenciadores dedicaré la entrada.
Mitos y realidades de los piratas del Caribe.
La saga de «Piratas del Caribe», «La Isla de las Cabezas Cortadas» (sí, me gustó), si nos vamos atrás en el tiempo «El capitán Blood», «El Cisne Negro», «El hidalgo de los mares», «La Isla del Tesoro», «Su majestad de los mares del Sur» y un largo etcétera, todas tienen en común una cosa, están dedicadas al mundo de los piratas, ¿qué hay de verdad en lo que cuentan?
Esto te va a servir para hacerte un poco más líder de opinión, te cuento, en realidad no tengo ni puta idea del asunto, más allá de la duda razonable de que en las pelis todo se cuenta de manera muy distinta a la realidad, como más románticamente y eso, da igual, te ves un par de documentales al respecto, echas un ojo a un par de páginas y pones «tras una larga y minuciosa investigación puedo responder a esa pregunta».
La carga de la brigada ligera, y heroica por supuesto.
Que el cine manipula la historia, la cambia a su antojo y necesidades, es algo que a estas alturas me da que todo el mundo sabe, líbreme el señor de ser un talibán en el asunto, en este blog he dedicado muchas entradas al tema del rigor, de la falta de rigor casi siempre, de las pelis históricas respecto a los hechos históricos en los que se basa, casi siempre desde un punto de vista meramente curioso, en plan anécdota, luego entramos en el terreno subjetivo claro, yo diferencio entre aquellas pelis, o series, que sí, cambian la realidad de lo sucedido, pero manteniendo en gran parte su esencia y fidelidad, se cambia en aras de facilitar un guion, eliminando personajes, haciendo a los protas más guapos y para meter alguno que en realidad no existió.
Ejemplos, la grandísima «Roma» o la injustamente vilipendiada «Los Tudor» en la tele o, en el cine, «El Reino de los Cielos» o «Black Hawk Derribado» en el cine. Ejemplos de lo contrario, de mearse en la historia, con un ánimo encima que huele mal, intencionadamente y en pos de glorificar quien sabe por qué motivos, pues claros claros: «Murieron con las Botas Puestas», «El Patriota» o «El Álamo», aunque ninguna de ellas llega ni por asomo a lo que para mí es la mayor follada a la historia en la ídem del cine, «Cromwell», peli de 1970.
«Frozen» y la animación.
Uno va poco al cine la verdad, los pocos días que suele ser medianamente barato son entre semana y ahí no tienes tiempo, lo tienes el sábado, el sábado vas con las dos niñas, entras con una de ellas y dejas a la otra en pago, luego la molestia de entrar a la jaula de las niñas empeñadas y batirte el cobre con el guardián para rescatarla, que si llegas a casa con una sola la parienta se cabrea, y coño, que siempre dejo a la pequeña, entiendo que a la mayor la haya cogido cariño, pero, ¿a la enana?, si tiene 7 años por dios, no hay tiempo en 7 años para encariñarte de ella.
Ya no es la entrada, ocho pavos, si es en 3D más, es que más vale que vayas bien surtido porque vamos con los precios de la tienda de chuches, estaba yo en la última vez ahí sentado y a la mayor se la antoja una cocacola, salgo, la pido, «tres euros cincuenta caballero» me dice el pavo, me bajo los pantalones, «por dios caballero, recato y pudor», «ni recato ni hostias, por ese precio espero que al menos me la chupen«. Mas no es de los precios del cine de lo que quisiera hablarte, no, es de «Frozen», es del cine infantil, de las pelis de dibujos.