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Posts Tagged ‘Virtudes’

La gloriosa despedida: «Flanagan se divorcia».

Flanagan queda con su gran amigo Flácido para contarle la última desgracia, se divorcia, no hay arreglo, toman un par de cañas mientras comentan la injusticia del asunto, «joder Flácido, que me dice que se quiere divorciar, le digo que vale, que echemos un polvo y no quería». «No me jodas, qué sería de una entrada de este blog sin sexo gratuito», «eso la dije, y entró en razón, pero sin más, no le puso mucho interés».

Flácido se fijó que tanto su nombre como el de Flanagan empezaban por «FL», tampoco tiene mayor importancia te dirás, pues no, pero no deja de ser curioso, preguntó a su amigo los motivos por los cuáles Merikeit había decidido poner fin a su matrimonio, un matrimonio que parecía de acero, de diamante, indestructible a lo largo de los dos días que había durado.

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Un hombre sencillo.

Oswaldo María de Medeiros de casi todos los Santos Flanagan McGunnarsson era, como su nombre bien indica, un tipo sencillo y modesto, cuando iba con dos amigos por la calle nunca se ponía en mitad, «en el medio está la virtud y no soy merecedor, vosotros sí», decía. Al hacer albóndigas y al follar no le ganaba nunca nadie, tenía campeonatos ganados, él, sin embargo, siempre rechazaba medallas, «yo, con haberlas producido diecisiete orgasmos ya me doy por pagado».

Quería ser el hombre más modesto del mundo, asín que cuando ganó el campeonato del mundo de modestos se le presentó una curiosa circunstancia, la vio: «hala, qué curiosa eres, eres la circunstancia más curiosa que he visto en mi modesta vida», la circunstancia le preguntó: «¿Qué vas a hacer? si realmente eres el más modesto del mundo deberías coger el premio, pero un tipo realmente modesto jamás aceptaría premio alguno».

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Demagogeando un poco, de bellezas y demás.

«El tamaño no importa», pero se venden más aparatos para alargar el pene que para encogerlo, realmente estos últimos productos sólo son requeridos por líderes de opinión hartos de provocar traqueotomías en cada cópula. El dinero no da la felicidad, pero bien que echamos la primitiva. Pocas personas con sobrepeso verás tú reconocer que tienen un problema, casi todos son muy felices, sin embargo los productos adelgazantes y las dietas milagrosas varias triunfan como Farruquito en los autos de choque.

Esta es una entrada a posta caótica, por lo que sin que venga a cuento un chiste: «María, este es el mejor polvo que hemos echado». «Pepe coño, que estamos tirando las cenizas de mi madre al mar». Que a las mujeres les gusten los hombres con sentido del humor ya demostré que es falso. No hace falta ir muy lejos, vale el típico ejemplo de ver cuántas mujeres se ha tirado Torrebruno y cuántas Brad Pitt.

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Generosidad incomprendida.

Gonzalo Moliner, presidente del CGPJ (una cosa de jueces), «Viajar en turista no da una buena imagen», cuando dijo esas palabras no recibió más que críticas, uno está un poco hasta los huevos ya de la gente, ¿acaso se paga así la generosidad en este país?, si por el fuera viajaba en burra, pero no, se sacrifica, prefiere viajar en primera, con comodidades que le asquean, ojo, por la buena imagen del país.

Pero la gente no es agradecida, ya puedes pasarte la vida dándolo todo por los demás que está más que comprobado que al final lo que triunfa es el egoísmo, y de eso irá esta entrada de hoy, mas no de estos maravillosos seres que nos juzgan, gobiernan y demás, no, es más cosa de andar por casa, aplicar el mismo concepto a la vida doméstica.

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Una entrada plasta.

Esto va a ser complicado, normalmente no suelo hablar, escribir vamos, demasiado en serio, así que cuando uno se pone corre el riesgo de desviarse y contar paridas, intentaré que no sea así, ya que aunque lo que te voy a contar pueda parecer una chorrada para mí es un problemón. ¿Ves?, ahora tenía la tentación de poner que el problema era mi tremendo nabo y la dificultad para encontrarle acomodo, es lo que tiene poseer una mente enferma.

Pero no, mira, a veces, me acuerdo de Juan, por ejemplo, o de Plared, se me dice, o se intuye que dicen, que peco de modestia, realmente no es así, sé que tengo mis virtudes, por una vez te hablaré de ellas, no de mis defectos que normalmente quedan plasmados en todo lo que escribo, soy un tío simpático, de los que se abren a la gente. Para que te hagas una idea, donde vivo ahora llevo relativamente poco viviendo, nada más mudarme ya me hablaba con medio pueblo, sobre todo soy muy bueno para los críos, no hay cosa que más me guste que ir por la calle y escuchar una vocecita llamándome, darme la vuelta y ver la cara de la niñita de turno con una amplia sonrisa corriendo hacia mí, esos momentos son impagables. Uno es niñero, qué le vamos a hacer, cuántas veces me he visto en el parque jugando con mis niñas y acabar rodeado de enanos y enanas, hasta a mi casa me he llegado a llevar cinco niños extra, con sus cinco lloreras cuando han venido a recogerles.
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Buenas acciones incomprendidas.

Sí, hay veces que los seres humanos no nos entendemos, te voy a decir una cosa, para leer esta entrada debes estar libre de prejuicios, porque claro, lo fácil es juzgar por juzgar, sin analizar siquiera, somos expertos en ello. ¿Qué es lo que causa eso?, pues lo dicho, que no nos entendemos, hace poco, le digo a la parienta, «eh, hace mucho que no echamos un casquete», ¿claro no?, breve, conciso, directo, claro, igual de directa fue su respuesta, «es que eres tonto hijo», ¿qué tiene que ver?, yo quiero echar un cohete, no que me llamen tonto, «a ver, idiota, ayer, ¿no te dije que estaba toda caliente y que me apetecía un buen plátano?, ¿qué hiciste tú?, me pusiste el ventilador y bajaste a la frutería».

Claro, analizándolo pues sí, no digo yo que eso pudiera ser una sugerencia sexual, pero coño, es que así, tan sutil, es complicado pillar la indirecta, que además tiene razón, uno es gilipollas, cortito, eso me ha dado que pensar, quizá muchas de las buenas acciones que hice en mi vida hayan sido incomprendidas. Leer más…

Sin que sirva de precedente.

Alguna vez, cuando he recibido algún halago que creo que no merecía, lo dije, abiertamente, sé que eso da pie a considerar que peco de falsa modestia, nada más lejos de la verdad, cuando digo que lo que escribo en este blog está más cerca del término «basura» que de otra cosa lo digo plenamente convencido de ello, tengo otras virtudes, o al menos creo tenerlas, no es cosa de falsas modestias, si fuera así no te diría que creo que soy un tío agradable en el trato, con sentido del humor, es por poner un ejemplo, obviamente tengo más que esas, pero no es cuestión tampoco de ponerme a alardear de mi descomunal miembro viril.

A nada que me hayas leído te habrás dado cuenta que suelo usar mucho el sentido del humor en mis escritos, considero que tomarse la vida un poco a risa es muy conveniente para sobrevivir, bien, hoy no va a ser uno de esos, además hoy me voy a desnudar un poquito, mi interior, porque sí, también siento, aunque no lo parezca, voy a hablarte de la amistad.

Amistad Uno de mis mayores defectos es la pereza, lo cual, entre otras cosas, ha hecho que vaya perdiendo contacto con la gran mayoría de amigos de la infancia, de vez en cuando les veo, pero me cuesta horrores coger el teléfono para preguntar a ver qué tal les va, si la amistad fuera una planta se me moriría por falta de riego, la cosa es que hoy he visto algo que me ha puesto los pelos de punta.

Mucho se habla del valor de las cosas, hoy me he dado cuenta que todo es subjetivo, lo que para uno no vale nada para otro es un mundo, si eres como yo, un tío con biotipo atlético, guapo, simpático, culto.. te sobran oportunidades para hacer amistades, puedes tener tantas que apenas valoras su importancia, aunque sean igual de guapos, altos y cultivados que tú, esos amigos que todos querrían, bien, a lo que iba.

Imaginaos, dos amigos, con alguna discapacidad mental, no sé cuál, en todo caso leve, llevan una vida casi normal, de esa gente normalmente pasamos bastante, les evitamos, los conocía de vista claro, siempre juntos, nadie querría un amigo así, los tenemos de sobra o sea que para qué uno de ellos, sin embargo para el uno el otro es fundamental, hablan de baloncesto, mucho, casi siempre que me te los cruces hablan de basket, de la NBA, de sus cosas, qué más nos da, ajenos al resto del mundo porque el resto del mundo les repudia, cara a la galería no, todos somos buena gente que nos apoyamos, pero a la hora de la verdad nadie les invita a un zurito.

Bueno, hace una semana uno de ellos murió, vi la esquela, me dio cierta pena, no me suele dar pena mirar las esquelas, soy bastante inmune al sufrimiento de los demás mientras no me salpique, hoy salgo a pasear a la chucha, ando ahí pendiente a ver si planta el pino de rigor, sinceramente ni me acordaba ya de la esquela de marras, cuando me cruzo con el amigo, sentado en un banco, mirada perdida, ojos llorosos, mira, te juro que no soy de emocionarme mucho, pero me temblaron las piernas de verle.

Lo que para el resto era algo prescindible para él lo era todo, su apoyo, su alegría, eso es amistad verdadera, una persona normal, alguien con un mínimo de sensibilidad, se hubiera parado a animarle, a hablar con él, ¿yo?, pasé de largo.

Posdata, sin más, ELA «Why cant I»

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La más sincera entrada.

Hoy me apetecía escribir algo, he pensado en ello, a ver si se me ocurría algo inteligente, brillante, luego me di cuenta que si en mis taitantos no se me ha ocurrido nada brillante ni inteligente era complicado que en unos minutos la cosa cambiara, podía haber escrito sobre el remake de «Goodfellas» que tiene pensado hacer AMC, o que la FOX por fin ha estrenado «Alcatraz», pero no daría para mucho, así que me dije, «pues por otra entrada tonta que hagas no pasa nada».

Tonta a más no poder, como la típica entrada que el defensa le hace sin querer a su propio portero y de rebote se meten gol en propia puerta, así que ya sabéis, poneos cómodos, los que puedan fumar marijuana por prescripción médica que se hagan un trujas y se lo enchufen, los que no limitaros a poneros cerca y a olisquear como los perrillos.

Hay mucho concepto sobrevalorado en esta vida, y mucho creído y creída, cuando a alguien le preguntan por el cómo se describirían casi nadie dice «un hijodeputa integral», ni «cabrón», ni «huevazos», fijaos que hay cabrones y huevazos en el mundo, hijosdeputa para llenar China, pero siempre son los demás, curiosamente algo que sí se suele decir de uno mismo es eso de «soy muy sincero», o ya para rematarla, «siempre digo lo que pienso».

Chiste sinceroNo cuadra, mucha sinceridad pero nadie reconoce sus defectos, como mucho ponen en ese lado de la balanza lo de ser «cabezota», pero es que encima esos dos conceptos, «ser muy sincero» y «decir siempre lo que se piensa»…. pensadlo bien, ¿acaso son virtudes?.

Vamos a ponernos en situación, vamos a ser absolutamente sinceros, vamos a una tienda de ropa, esas que tienen como dependientas auténticas diosas, viene una y nos pregunta, ¿qué quiere? (porque sí, como somos viejos ya no se nos tutea), si realmente somos sinceros pensadlo, ¿qué deberíamos responder?, ¿ponerte a cuatro patas y pegarte una frotada en condiciones?, o nos mete una denuncia por acoso, o nos da una hostia de las de recordar, o ambas cosas.

De la misma vamos a la carnicería, allí está nuestra amiga la carnicera, morbazo total, lo buena que está y lo bien que maneja el hacha la cabrona, ¿que te pongo? (esta te tutea porque eres cliente habitual, solo por verla a ella claro), y tú vas y saltas «el pito lleno de amor», coño, te deja para hacer albóndigas.

Pero no sólo ahí tendremos problemas, con señoritas de buen ver, de la misma, y con muletas, vamos a la pollería, sí, hay que hacer la compra completa, la pollera (vaya palabra rara) esta vez es una venerable cuasijubileta, viuda, con cara de salida, es decir, como nosotros pero un poco más venerable y anciana, te pregunta, ¿que te doy?, qué quiere que le responda si realmente soy sincero, ¿asco?, ¿sería aconsejable?, o mejor pedir una docena de huevos y medio kilo de salchichas.

Quedando claro ya que la sinceridad no es nada bueno vamos con el otro, el que dice siempre lo que piensa, este no es sólo sincero sino que encima ya ni espera a ser preguntado, este va a la tienda y sin más le dice a la dependienta que qué polvazo tiene, a la carnicera que menudo polvo le echaba (de los buenos, de los de más de dos minutos) y a la pollera que a ver si se pone una careta, yendo así por la vida no gana para yesos, le echan de la Seguridad Social, pero es que el tío, como no se calla lo que piensa acabaría en un psiquiátrico, cada vez que pensara algo, aun estando solo, lo diría a los cuatro vientos.

Este es el típico que va a un funeral y sin venir a cuento le dice a la viuda, «menos mal que la ha cascado tu marido, menudo cabrón de mierda que era, siempre se escaqueaba de pagar las putas», el que cuando está con la parienta viendo al Argiñano y le dice esta, «a ver cuándo me haces tú un guiso así» le pone una peli porno y le contesta, «cuando me la comas tú con tanta ansia» o ese que al ver a una mujer poco agraciada en estado de buena esperanza le salta eso de «qué cojones tiene tu marido de echarte un polvo con lo fea que eres».

En serio, ¿no es mejor ser sincero cuando es necesario y oportuno?, ¿saber cuándo hay que decir lo que se piensa y cuándo callarse la bocaza?, acaso como dijo el otro «El hombre es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras».

Podeis ir en paz, apagar los porrines y la luz al salir.

Pero antes de ir escuchad esto, bonita posdata hoy, los daneses Mercenary y este «Music non Stop»

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