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Archive for the ‘Historia’ Category

El motín del follarín.

Feliz año nuevo a todos y todas, no, no tengo pensado retomar el blog, pero sí he tenido a bien honraros con mi presencia en estas fechas tan entrañables donde la reina y yo… Perdón, hay veces que los famosos nos crecemos, tú ni idea, eres feo.
Bien, os regalaré una de mis geniales entradas, ¿sobre qué? Pues de historia claro, de cine e historia, con una posdata que vaya, os la pondrá tiesa a vosotros y os hará humedeceros casi tanto como viendo mi avatar a vosotras.

«Mutiny on the Bounty», «Rebelión a Bordo» en cristianés; aunque hay varias pelis con ese título y que cuentan la misma historia, el famoso motín del Bounty, yo solo tengo vista la de 1962, ahí con Marlon Brando dándolo todo. La peli, como tantas otras que cuentan hechos históricos, es un cúmulo de falacias y errores, la cosa es que pillan un suceso que sí pasó en realidad, el motín, y lo manipulan para que quede una peli de aventuras chula, lo cual pues no está mal, pero a lo que voy, coño, invéntate la historia por completo. Hoy intentaremos contar «la verdad» de lo sucedido, sabiendo que la verdadera verdad siempre es imposible.

Lo que cuenta la peli: un barco de la armada británica va a Tahití a por árboles del pan, bajo el mando de un despótico capitán llamado Bligh, malvado era poco, les raciona provisiones, les hace trabajar a destajo tiránicamente, no les deja ver la tele hasta tarde y les recorta la paga, lo que viene siendo un hijoputa redomado, en la isla los tripulantes entablan amistad y amoríos con las lugareñas. Vuelven, el capitán Bligh en ese viaje de vuelta se muestra aún más cabronzuelo, hasta se compra un gato para acariciarlo en su mesa de mando.

Harta, la tripulación, repleta de héroes bondadosos y guapos, se amotina (de ahí el título de la peli, en eso atinaron) dejan al capitán y a los pocos pelotas del mismo en una barca y se vuelven a Tahití, recogen a sus enamoradas y se establecen en una pequeña isla, Pitcairn.

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Faber, morir tal como vivió.

No sé si sabrás que este año es el centenario del comienzo de la «gran guerra», la Primera Guerra Mundial de la que me he ocupado en numerosas ocasiones siempre con excelente criterio, sabéis también que el ciclismo es mi deporte favorito, pues eso, como quiero hacer una entrada así en plan recordatorio de esa contienda militar pues he decidido mezclar la guerra con el ciclismo, esto sería así como ampliar un tema ya esbozado en esta entrada, se trata de recordar a alguno de los ciclistas muertos en combate.

Fueron muchos, algunos famosos, Emile Engel, Carlos Oriana, Lucien Petit-Breton, Emile Friol… Estos fueron los famosos, los que eran estrellas, a saber cuántos más del montón perecieron, imposible saberlo, alguno incluso volvió, como Philippe Thys, belga, ganador de dos Tours a principio de los años diez y que tras la guerra volvió para volver a ganarlo en 1920. Mas cuando se habla de ciclistas muertos en el frente de la «gran guerra» es inevitable que surjan dos nombres, Octave Lapize y François Faber.

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«Ni quito ni pongo rey».

La frase del título pues eso, es de esas de común uso, no me lo negarás, «yo nunca la he usado», porque eres feo, feo e inculto, yo cuando vienen mis niñas ahí discutiendo por chorraditas, que si mi hermana me ha arrancado una pierna, que si mi hermana ha criado zombis y me los está mandando a traición comiéndome un brazo, siempre les digo «eh, niñas, que estoy viendo ciclismo, yo ni quito ni pongo rey». En realidad la frase esconde un doble sentido, porque es de esas frases que se suelen usar como diciendo que alguien se mantiene imparcial cuando en el fondo está tomando partido. Ello es así porque en realidad la frase tiene un añadido: «ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor».

Y sí, esta frase tiene un origen histórico muy claro y concreto, se dijo al final de una cruenta guerra civil en el Reino de Castilla, en el Siglo XIV, guerra que enfrentó a dos hermanos, Pedro y Enrique, hermanastros por más señas, Pedro es ese al que le apodan «El Cruel», más que nada porque la más famosa fuente sobre su vida nos viene de la mano de un tal Pedro López de Ayala, ferviente seguidor de Enrique de Trastámara, futuro Enrique II de Castilla, los partidarios de Pedro sin embargo le llamaron «El Justiciero». ¿Cruel? ¿Justiciero? Bueno, Pedro la verdad es que no se andaba con chiquitas, unas cuántas muertes hay que apuntarle.

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Más paciencia que el Santo Job.

Imagina el tema, te pasas toda la mañana preocupado por tu salud, buscando tumores testiculares, lo que viene a ser tocándote los huevos pero con un motivo justificado, llega tu santa a casa, te empieza a agobiar por chorraditas sin importancia, que si no has pasado la aspiradora, que si no le has dado el biberón al bebé, que si dónde está el bebé, que si qué coño hace el bebé dentro de la lavadora (bañándose, qué coño va a hacer ahí dentro si no), ¿qué frase te definiría mejor en semejante situación? Exacto, «tienes más paciencia que el Santo Job».

Mas, ¿de dónde viene esa frase? Busquemos pues el origen «histórico» de la frasecita de marras, entrecomillo «histórico» por dos razones, una porque me sale del postpucio, dos porque a no ser que seas judío, musulmán o cristiano creyente eso de que el origen es histórico es discutible, puesto que el santo Job es un personaje de la biblia.

Cuenta la biblia que Job era un alegre padre de familia, casado y con diez hijos, muy devoto, como ahora que los padres de diez hijos también son muy de voto al PP, un día se juntan Satanás y Dios y el primero le dice al segundo que si es devoto es porque Dios le dio todo lo necesario para ser feliz, sirvientes, riquezas y una familia unida (a los sirvientes al parecer Dios no les debía tener gran aprecio, serían comunistas o separatistas catalanes).

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El auténtico Robinson Crusoe.

En la segunda entrega de los mitos y realidades de los piratas del Caribe ya te conté que era más que probable que Daniel Defoe se inspirara en uno de esos piratas abandonados a su suerte en una isla desierta para crear «Robinson Crusoe». Bien, te cuento que en realidad, como Defoe está muerto, hay cierta polémica acerca de qué episodio concreto le inspiró, si hablas con un español te dirá superofendido que es más que evidente que se inspiró en la figura de Pedro Serrano, o menos, porque era moro (aunque naciera y viviera en la península ibérica) en uno de los relatos de Ibn Tufail, matemático, filósofo y poeta del siglo XII.

Robert Knox, marino inglés, que vivió toda una odisea por la antigua Ceilán, también dicen que pudiera haber sido la fuente de inspiración de Defoe, o incluso un tal Henry Pitman, (que curiosamente comparte nombre y apellido con uno de los tripulantes del Titanic) un cirujano, también inglés, que vivió toda una odisea en el Caribe enfrentado a caníbales, piratas y demás, que también escribió su historia y que, dicen las malas lenguas, la obra de Defoe es hasta un plagio de la de este, negro Viernes incluído. En todo caso hay en este asunto una competencia feroz, sobre todo por los países en cuyas aguas territoriales están las islas en las que supuestamente naufragó uno u otro, por lo del pedigrí turístico y demás.

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Cayo Julio César Augusto Germánico.

Así tal y como viene en el título te preguntarás de cuál de los tres personajes romanos te voy a hablar, pues de ninguno, porque ese, el nombre del título, es el nombre real de uno de los personajes de la antigüedad que más huella dejó en tan poco tiempo, Calígula, un sádico, un colgado como la copa de un pino. ¿Por qué «Calígula»? Gran pregunta la que me haces, ni puta idea, pero internet dice que por las sandalias que usaba cuando de joven iba con las legiones, la caliga.

Un tipo que llegó al poder, a lo más alto del imperio, eliminando a su primo, Tiberio Gemelo, que no dudaba en mandar matar a quien se le quedara simplemente mirando su incipiente calva (así somos los calvos, expeditivos), que hizo cónsul a su propio caballo (aunque Rajoy hizo ministro a Cañete, no sé qué es peor), un tipo que «reinó» menos de cuatro años y aun así alcanzó la inmortalidad de su nombre. Cierto es que de su vida y mandato pocas fuentes hay y muchas no son demasiado fiables, pero si la práctica totalidad de ellas coinciden en su locura y en su sadismo y maldad pues no voy a ser yo quien lo discuta.

Fechas, putas fechas, qué más nos dará digo yo, pero por si quieres hacerte el listo y por aquello de ponernos en situación diremos simplemente que vivió y gobernó en el siglo palito. Decir que por sus genes corría sangre tanto de Octavio (el emperador Augusto) como del gran Marco Antonio y que su padre fue uno de los más grandes y admirados generales de la época, Germánico

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La más temible pirata de la historia.

En la segunda parte de esas maravillosas entradas sobre piratas que tuve el esfuerzo de hacer para que gente simple (y fea) como tú pueda luego fardar y, si la chica es ciega hasta follar, con las chavalas surgió la figura de Anney (o simplemente Anne) Bonny. Ya te dije que su vida daba para una entrada en exclusiva y así se encargó de recordarlo Conchi en los comentarios. Bien, pues eso, que allá vamos con una nueva entrega de «Mujeres para la historia», huelga decir que como siempre resultará una entrada concienzuda, documentada y rigurosa como ninguna, vamos, como una aceituna de «La Española».

Anney Bonny, prima de Peter Tigretón y Flanagan Bucanero, nacida en el año 1698, en Irlanda, una bastarda, ojo, muy respetable pero bastarda tal y como se han entendido estas cosas hasta hace dos días, su padre se beneficiaba a una criada y la hizo una churumbela, Anney, el pastel es descubierto y el papá, la criada y Anney se trasladan al nuevo mundo, a Carolina del Sur, donde coño, su padre, listo como pocos, volvió a hacer fortuna convirtiéndose en un desdichado ricachón.

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Con el pito nos los follamos. Con el pito.

A ver, no entiendas mal, por una vez y sin que sirva de precedente el título es engañoso y esto no va de follar, pero la frase viene a cuento, seguramente te sonará, si no te suena te digo ahora mismo.

Benito Floro, entrenador de fútbol asturiano que, curiosamente, para casi todos es manchego porque saltó a la fama entrenando al equipo de fútbol de una de las dos grandes potencias mundiales, el Reino de Albacete (la otra es evidente, la República de Erandio). Bien, luego entrenó al Real Madrid, estando con los merengues fueron a jugar un partido contra el Lleida, sucedió entonces algo curioso que te resumo mucho.

Al descanso pierde el Madrid 2 a 1 (acabó el partido así además) y los de Canal + acercan un micro al vestuario madrileño captando una jugosa bronca de Floro a su plantilla, aquí completa que acababa con la frase del título: ¡Con el pito nos los follamos, con el pito!

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«Gallipoli», el detalle la pierde.

Vamos a hablar de Mel Gibson, tipo habitual de este blog, vamos a hablar de él pero de cuando era un chavalín, año 1981, Peter Weir («El show de Truman», «Master and Commander») nos ofrece una historia de amistad, «Gallipoli», entre dos chavales australianos, uno de ellos Gibson, una película que acaba en la famosa campaña de Gallipoli, y dentro de ella en la batalla de Nek. A grandes rasgos ese episodio está narrado en la peli de forma magistral, normalmente hablamos del escaso rigor de las películas en cuanto al momento histórico donde transcurren, este no es el caso, salvo un par de peros.

Bien, obviemos el resto de la peli, que tiene mucha paja, sobre todo en lo referente al viaje de los protas desde su Australia natal hasta Turquía. Veamos lo que cuenta la peli, unos altos oficiales británicos ordenan a las tropas australianas atacar una fortificación turca fuertemente defendida, el motivo, distraer la atención otomana y facilitar el desembarco de 20.000 ingleses de refuerzo.

La artillería debía de empezar a bombardear las posiciones turcas al alba y parar justo a las 16:30, hora en la que debían cargar los australianos. Llegan las 16:30 y nadie ataca…

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Los animales en la guerra.

Leyendo una entrada sobre los perros de la Segunda Guerra Mundial en el blog del amigo Francisco Javier Tostado reparé que el menda también tenía escrito algún que otro artículo referente al uso de animales en la guerra, aunque fuera de refilón, qué te diré yo, genial aquella entrada dedicada a Aníbal y sus elefantes, inolvidable aquella otra de Yuder Pachá y sus bueyes, o la de los vikingos y sus pajarillos incendiarios, qué decir, gloriosa la dedicada a los cocodrilos de Ramree, que cierto, no fueron usados como arma pero vaya que si participaron en la batallita.

Habrán sido más, sin duda, a hacer entradas sobre animales y al follar no me gana nadie, ni Javier Tostado siquiera, tengo campeonatos ganados, de ambas cosas, pero como no creé ninguna etiqueta de «animales» pues es complicado buscar en el archivo, completo y maravilloso, de mi blog. Mas sin embargo sí que me parece que el tema merece una entradita en exclusiva, cuando me saqué el diploma de líder de opinión ya lo decían en una de las principales asignaturas, «de cómo ser el puto amo haciendo entradas de animales en la guerra», había que hacer entradas de animales en la guerra.

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