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Posts Tagged ‘Piratas’

El auténtico Robinson Crusoe.

En la segunda entrega de los mitos y realidades de los piratas del Caribe ya te conté que era más que probable que Daniel Defoe se inspirara en uno de esos piratas abandonados a su suerte en una isla desierta para crear «Robinson Crusoe». Bien, te cuento que en realidad, como Defoe está muerto, hay cierta polémica acerca de qué episodio concreto le inspiró, si hablas con un español te dirá superofendido que es más que evidente que se inspiró en la figura de Pedro Serrano, o menos, porque era moro (aunque naciera y viviera en la península ibérica) en uno de los relatos de Ibn Tufail, matemático, filósofo y poeta del siglo XII.

Robert Knox, marino inglés, que vivió toda una odisea por la antigua Ceilán, también dicen que pudiera haber sido la fuente de inspiración de Defoe, o incluso un tal Henry Pitman, (que curiosamente comparte nombre y apellido con uno de los tripulantes del Titanic) un cirujano, también inglés, que vivió toda una odisea en el Caribe enfrentado a caníbales, piratas y demás, que también escribió su historia y que, dicen las malas lenguas, la obra de Defoe es hasta un plagio de la de este, negro Viernes incluído. En todo caso hay en este asunto una competencia feroz, sobre todo por los países en cuyas aguas territoriales están las islas en las que supuestamente naufragó uno u otro, por lo del pedigrí turístico y demás.

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La más temible pirata de la historia.

En la segunda parte de esas maravillosas entradas sobre piratas que tuve el esfuerzo de hacer para que gente simple (y fea) como tú pueda luego fardar y, si la chica es ciega hasta follar, con las chavalas surgió la figura de Anney (o simplemente Anne) Bonny. Ya te dije que su vida daba para una entrada en exclusiva y así se encargó de recordarlo Conchi en los comentarios. Bien, pues eso, que allá vamos con una nueva entrega de «Mujeres para la historia», huelga decir que como siempre resultará una entrada concienzuda, documentada y rigurosa como ninguna, vamos, como una aceituna de «La Española».

Anney Bonny, prima de Peter Tigretón y Flanagan Bucanero, nacida en el año 1698, en Irlanda, una bastarda, ojo, muy respetable pero bastarda tal y como se han entendido estas cosas hasta hace dos días, su padre se beneficiaba a una criada y la hizo una churumbela, Anney, el pastel es descubierto y el papá, la criada y Anney se trasladan al nuevo mundo, a Carolina del Sur, donde coño, su padre, listo como pocos, volvió a hacer fortuna convirtiéndose en un desdichado ricachón.

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Mi reino por un parche en el ojo.

Pues volvemos al tema piratas, piratas del Caribe y todo eso, no me vas a creer, pero en la última entrada (y única) dedicada al tema te dije que quedaba tanto en el tintero que hacía dos o incluso tres partes, bien, ni caso, no me acuerdo de mucho ya, sí, si fue hace nada, pero es lo que hay, todo genio tiene sus lagunas, yo creativamente soy la polla, tengo unas ideas cojonudas, mi mente pare unas historias de la leche, buenísimas, pero como tengo mala memoria no las recuerdo y es por ello por lo que me dedico a escribir chorradas.

Bien, mira la imagen que acompaña al post, ¿existían piratas así?, no, de hecho no estaba bien visto embarcar mujeres, ni piratas ni como prisioneras, el motivo obvio, para una gente que se tiraba día tras día en el mar la presencia femenina podía dar lugar a peleas por el derecho a aparearse, no obstante hubo excepciones claro, Anney Bonny y su compañera de fechorías Mary Read las más famosas, las únicas mujeres de la historia en ser ajusticiadas por piratería, ojo, sus vidas como las de tantos piratas daría para una entrada en exclusiva.

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Mitos y realidades de los piratas del Caribe.

La saga de «Piratas del Caribe», «La Isla de las Cabezas Cortadas» (sí, me gustó), si nos vamos atrás en el tiempo «El capitán Blood», «El Cisne Negro», «El hidalgo de los mares», «La Isla del Tesoro», «Su majestad de los mares del Sur» y un largo etcétera, todas tienen en común una cosa, están dedicadas al mundo de los piratas, ¿qué hay de verdad en lo que cuentan?

Esto te va a servir para hacerte un poco más líder de opinión, te cuento, en realidad no tengo ni puta idea del asunto, más allá de la duda razonable de que en las pelis todo se cuenta de manera muy distinta a la realidad, como más románticamente y eso, da igual, te ves un par de documentales al respecto, echas un ojo a un par de páginas y pones «tras una larga y minuciosa investigación puedo responder a esa pregunta».

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45 razones para ver a la perla negra.

¿Acojona eh?, sólo ver lo de «45 razones» da pereza, «va a leer esto tu abuela majo», te dirás, lamentablemente no podrá, están muertas las dos, de hecho cuando nací llevaban 20 años en tal estado, no va a ser posible. En realidad lo de 45 está puesto por poner una cifra, poner «unas cuantas razones» no queda tan bien, además, si el título tiene cosa pues la cosa tiene cosa, no me jodas que no hay que ser listo para dar nada menos que 45 razones para ver una peli, un dominio del cine que te defecas.

Pero no, que ya te digo que serán menos, muchas menos, en realidad lo que quiero es romper una lanza (habrá que ver de dónde viene lo de «romper una lanza») por una peli, «La Maldición de la Perla Negra», primera de la saga de «Piratas del Caribe», porque tuvo éxito, y el tener éxito no se perdona, se le pone la etiqueta de «comercial» y a tomar por culo, «yo es que el cine comercial no lo trago, prefiero tragarme truños, digo peliculones, de Tontolov Plastosky».

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Patente de pernada o algo de corsos y sus derechos.

Voy a hablaros hoy de dos expresiones, «Derecho de pernada» y «Patente de corso», dos expresiones que se usan en similares circunstancias, a saber, que puedes hacer lo que te salga de los witos, sin que nadie te lo impida ni que el hacer las cosas te traiga consecuencias, bien, está claro el sentido de ambas cosas, es más, nos pueden sonar de dónde vienen, pero ojo, que hay mucho mito aquí.

Aunque vienen a significar lo mismo su origen es, evidentemente, muy distinto, vamos con la primera, a la que dedicaré poco tiempo, «derecho de pernada», algo que hemos visto en cine, por ejemplo en «Braveheart», el señor, siempre un hijoputa, va a la boda de la parejita encantadora y reclama su derecho a yacer con la novia en su primera noche de casada, a ver, concretemos, «yacer», significa «zumbársela», pero, ¿realmente sucedía esto?.

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