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La orden del temple.
Pues esta es una de esas entradas por encargo, Inmagina tiene la culpa, hablábamos de merovingios y sus cosillas y ella requirió de mis dotes de historiador para echar luz sobre la figura de los caballeros templarios, o la orden del temple, como se les conoce, ¿por qué temple?, por su pachorra, a temple no les ganaba nadie, cojonazos más bien, vagos, empezaba la batalla, les llamaban y ellos, «uff, qué pereza, ahora vamos coño, cagaprisas».
Pero, no te voy a hablar de las andanzas de sus caballeros por las cruzadas, protegiendo las caravanas de peregrinos, o como dicen las malas lenguas atacando las de los moros, árabes si tienen dinero, ya sabes, ni de sus leyendas, sus andanzas monetarias, sus intrigas políticas, realmente hablar de todo ello en una sola entrada resulta imposible, por lo que directamente ni entraré, me limitaré a contaros mi versión de los hechos que acabaron con la orden como tal, aunque ahora hay como doscientas mil que dicen ser organizaciones herederas, unos hechos que realmente merece la pena ser contados y tergiversados claro.
Los Merovingios, esos injústamente «Reyes perdidos».
Bueno, pues retomamos la historia, todo «gracias» a mis queridos y admirados, mas injustamente infraponderados Almaleonor y Juan, quienes en la entrada dedicada a los los hunos y Atila mencionaron a los «Merovingios», pues nada, lo tomé como una sugerencia, vamos pues con la gente esta.
Reconozco que poco o nada, salvo el nombre, que te suena, sabía yo de los Merovingios, así que lo primero es hacerte con un buen documental al respecto, internet es la solución, coño, «Tres Merovingias y un cipotón», pues vale, a verla.
Curiosa sociedad esa merovingia, matriarcal, salen más tías que tíos en el documental, siempre iban en pelotas, ellas se dedicaban a magrearse los senos mientras ataban al mozo a una silla, debía de ser una sociedad muy avanzada, ya que dominaban la vestimenta de latex, y pilas tenían, porque el consolador era de los vibratorios. Estaba viendo yo ahí atentamente el documental cuando entró la parienta y me mira, mira la tele, me mira otra vez, deja el bolso, suspira, estira el brazo, calienta, me vuelve a mirar y me suelta una hostia como un pan de pueblo.
El auténtico «Templario».
Hace poco tuve la ocasión de ver «Templario», «Ironclad» en guiri, peli de Jonathan English y con gente de la talla de Paul Giamatti (prota por ejemplo de una miniserie que mencioné brevemente, «John Adams», James Purefoy ( «Roma» o «Camelot» ), Derek Jacobi (archiconocido y con un papelito en «The Borgias»
) o Brian Cox («Troya» o «Braveheart» ), la peli está basada en un hecho que en realidad sucedió, el asedio al castillo de Rochester, el Arzobispo de Canterbury manda al castillo a un puñado de caballeros para que lo defiendan del asedio del Rey Juan sin Tierra, ayudado este por un ejército de vikingos y tal, las historias medievales pues siempre tienen su púbico, digo público, pero metes vikingos y ya es la polla, no pareciéndole suficiente al equipo de guionistas se dicen, «hay que meter algo más con tirón», sopesaron meter alguna que otra legión romana, que siempre vende, pero como se percataron de que alguien con dos dedos de frente pudiera ver la peli decidieron meter templarios, que molan también, ya de paso metemos una tía buena que vaya dejando un reguero como los caracoles cada vez que vea al prota y así metemos un poco de folleteo místico en medio de la matanza.
A ver, ciertamente la cosa no tiene ni pies ni cabeza, no hace falta acudir a los libros de historia para saber que algo así es imposible, si un ejército avanza y quieres detenerle en una fortificación no puedes dejar para defenderlo 20 tíos por muy supercachas, valientes, aguerridos y superchachis que sean, con dejar un centenar de hombres para echarlos un ojo (y eso siendo generosos porque ni eso haría falta) puedes seguir avanzando con la tropa.
Veamos, es cierto que el castillo de Rochester fue sitiado, de hecho era un castillo muy bien preparado para aguantar un asedio, experiencia tenía, ya en 1080 un Rey llamado Guillermo II (hijo del afamado Guillermo el conquistador) lo asedió, como ya había antecedentes por lo tanto el castillo fue fortificado más que correctamente para aguantar lo que hiciera falta si estaba bien defendido, a partir de ahí entramos en lo narrado en la peli, unos hechos que tampoco es que sean de los más documentados de la historia, el vacio al respecto es grande, pero sí que hay cosas que parecen comprobadas.
Cierto es también que el Rey Juan, (el llamado «Sin Tierra») también lo asedió, pero no como sucede en la peli, lo sitió y esperó a que los moradores de Rochester prácticamente murieran de hambre para valientemente hacerse con la plaza, cierto es que el Rey Juan se valió de mercenarios para su causa contra los barones ingleses, pero aunque el vacio histórico en este tema es grande lo más probable es que fueran eso, mercenarios, a sueldo, y no vikingos, sino reclutados entre las tierras de la isla, Flandes o norte de Francia, la mayoría de ellos flamencos, sus tropas digamos «regulares» eran bastantes más de lo que se supone que son vista la peli, estas tropas eran en su mayoría de origen galés.
Vamos con los defensores, desde luego eran más de 20, sólo contando caballeros la cifra se movería entre 90 y 150 hombres, pero cada caballero tenía sus hombres de armas, que también luchaban, había, eso también es seguro, varios ballesteros y arqueros, se desconoce la cifra total, pero desde luego entre combatientes y personal de apoyo eran bastantes más que esos 20 aguerridos héroes del film.
Hay escenas en la peli muy criticadas por excesivas, una, la de las mutilaciones de manos y pies, bien, para que veáis que no es criticar por criticar, sí que hay constancia de que el malvado Juan hiciera eso con los prisioneros que iba tomando cara a minar a los que quedaban dentro, hay por ahí páginas en los que listillos afirman que la escena en la que minan el castillo quemando cerdos vivos es fantasioso, bien, no digo que fuera exactamente así como sucedió, pero sí que se usaron cerdos para volarlo y ciertamente se consiguió, solo que la guarnición siguió parapetada dentro de la torre principal durante algún tiempo más.
Dije antes que se aprovechó de la hambruna para hacerse con el castillo, en algún sitio, prácticamente en todos, he leído que lo que sucedió es que directamente hasta que no se murieron todos no lo tomaron, no, tampoco es que fuera como en la peli claro, ahí luchando hasta el último hombre destrozando cabezas y cortando extremidades ferozmente, lo que pasó en realidad es lo que suele pasar en estos casos, que se aguanta, se pasan calamidades, se comen los caballos (otro acierto de la peli, solo que en realidad se cepillaron todos, incluso el blanco) y cuando la situación es desesperada te rindes, mes y medio duró el asunto y de los rendidos sólo se ajustició a uno, un ballestero que había servido al Rey Juan desde su más tierna adolescencia, ahorcado el pobre, el resto de los supervivientes fue encarcelado.
Michael Kiske no es ni vikingo, ni inglés ni templario, pero ocupa la postdata de hoy, este tío, cantante de la época más dorada de Helloween, es un boboalastres de cojones, no se sabe si han sido más las veces en las que ha renegado del Heavy Metal o las que ha vuelto de alguna u otra forma a meterse en tan respetable género musical, pero las cosas como son, lo mismo que me parece un gilipollas hay que decir que canta de la de Dios, en esta ocasión le tenemos en Place Vendome, con el que ha grabado dos discos, hazme caso, aunque no te guste el heavy dale al play, merece la pena escucharlo en este «My Guardian Angel»