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Posts Tagged ‘República de Roma’

Cruzar el Rubicón.

Toca una frase cuyo origen histórico creo que es de todos conocido, no obstante el que lo conozcas o no me la trae floja, cuando alguien quiere dar la chapa no hay nada que puedas hacer por evitarlo, «pues no lo leo» te dirás, en tal caso iría a contártelo, borracho, tú verás.

«Cruzar el Rubicón», «Alea Jacta Est», ambas van unidas y ambas son de un uso sumamente común, tu, por tocarme los huevos, dirás que no sueles usarlas, pues que sepas que una persona medianamente normal las usa a diario, vas a comprar el pan y la dependienta te dice que se acabaron las chapatas y que si quieres una de media cocción, tú, ante esa complicada decisión meditas y tras sopesar las consecuencias saltas un «Alea Jacta Est» y «cruzas el Rubicón».

«Cruzar el Rubicón» pues se refiere a tomar una decisión que es complicada y arriesgada y que cambiará nuestra vida radicalmente, como comprar la baguette o como le pasó a Julio César cuando cruzó el río Rubicón y entró con sus legiones en Roma.

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Las mulas de Mario.

Si hicieran una encuesta ahí por la calle preguntando a la peña lereña por diez personajes cualesquiera de la antigua Roma no me cabe duda de que Cayo Mario no estaría en casi ninguna de las listas, cosas del cine, la literatura, la televisión y demás. Grave error querido compañero, Cayo Mario, el siete veces cónsul, es una figura vital en la historia del imperio romano, aunque su vida y andanzas figuren en la historia como parte de la república, las legiones que los emperadores usaron para conquistar medio mundo conocido fueron responsabilidad suya, existían, pero tal y como se entienden las creó él, hasta el más famoso de los símbolos de los fornidos legionarios, el águila, fue cosa suya.

Quizá no sea del todo justo que un hombre que basó sus logros en matar a cuantos más enemigos mejor pase a la historia con letras de oro, quizá el romano más famoso debiera de ser Plutarco, a saber, es más que probable que te hable de Mario y te la sople, «háblame de follar» me dirás, otro día, hoy toca una ligera aproximación a la figura de este hombre, ligera porque primero no soy quién para hacer una extensa biografía del mismo, ya las hay y con firmas más preparadas y segundo porque quedaría la cosa larga y en esto de los blogs como te alargues se tira de ruedecita del ratón para abajo que da gusto.

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Una historia de cimbreles y tetonas (histórica ojo), (me refiero a que es de historia).

Pues retomamos esas bonitas entradas de historia, para recordar, a nuestra manera, una de las batallas más sangrientas de la antigüedad, te preguntarás, ¿más que Cannas?, sí, aquella es más famosa por la lección táctica de Aníbal, pero esta que te contaré hoy es la polla, una derrota sin paliativos de las legiones romanas, similar a Teutoburgo en cuanto al resultado final, pero sin duda muy diferente en su desarrollo, como siempre, yo te cuento la verdad, luego si quieres ver manipulación histórica pues te vas a la enciclopedia.

Estamos en el siglo II A.C., en los tiempos de Yugurta, todavía en plena república, tenemos a cimbrios y teutones en tierras galas haciendo el gamba y revolucionando a diferentes tribus que dan bastante por saco a los romanos, tú te dirás, ¿no he leído en el título cimbreles y tetonas?, sí, es para darle un título llamativo al asunto, bueno, que el senado romano se dice que mejor acabar con ellos y manda sendos ejércitos, uno al mando de Quinto Servilio Cepio y otro al mando de Cneo Malio Máximo.

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Sólo Antonio puede conquistar a Antonio.

Dice Emy que en un blog serio que se precie no puede faltar una entrada dedicada a Marco Antonio, yo siempre la hago caso, por lo que aquí están las letras dedicadas a ella y a uno de los tipos más recordados de la república romana y claro, de la época en la que esta dejó de existir, curiosamente yo siempre he sido de quienes piensan que fue la muerte de Marco Antonio el punto definitivo en el cual comienza la era de los emperadores.

Claro, mira que ha salido veces en el cine, en documentales, en series de la tele, pero uno tras ver esa maravilla llamada «Rome», pues me da que siempre que piense en el hombre este lo haré poniéndole la cara de James Purefoy, y por eso en la fotica sale el actor inglés. De él y de otros personajes históricos que aparecen en la serie ya te hablé así en serio en una entrada sobre errores históricos de la misma, por cierto, esta serie es claro ejemplo de cómo cambiar la historia se puede hacer hasta bien.

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Papá papá, háblanos de Alesia.

Bueno, la siguiente entrada está basada en hechos reales, cuando digo eso quiero decir que algo de lo que cuento es verdad, el resto me lo invento, pero eso hacen siempre en el cine y no dices nada, bueno, tú imagínate, sábado a la mañana, un sol radiante, me despierto y tras pasear a la perrita se levantan las niñas, mis niñas, dos angelitos que aun ven lejos la adolescencia y que aún tienen en su padre el hombre de su vida. Uno las da de desayunar y les comenta.

-A ver queridas niñas, ¿qué os apetece hacer hoy?, podemos ir al monte, a jugar, podéis ver dibujos toda la mañana, podemos bajar con las bicis al parque, ir a ver a los payasos (y no me refiero a vuestra abuela materna), podemos hacer lo que queráis.

-Aita, nuestro querido y amadísimo progenitor, nuestro nunca bien ponderado padre, no, no queremos nada de eso, queremos que nos hables de historia, que nos cuentes alguna de esas batallitas que han marcado el transcurrir de los siglos, de esas que han formado imperios.

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¿Quieres aprender historia de la buena?.

Pues hay unas carreras y unos cursillos cojonudos, ahora, ¿quieres leer sobre historia chorra?, ¿quieres leer una historia sin fundamento, manipulada al extremo y sobre algo que no interesa a casi nadie?, pues enhorabuena, este es tu sitio.

Cayo Salustio Crispo: “.. Voy a escribir la guerra que el pueblo romano sostuvo con Yugurta, rey de los Númidas, primero porque fue larga y atroz y la victoria fue incierta; después porque entonces por primera vez se atacó la soberbia de la nobleza. Una lucha así mezcló todo lo divino y lo humano y llegó a tal punto de locura que sólo la guerra y la devastación de Italia pusieron fin a los enfrentamientos civiles

A ver, sobre la historia de Roma te he hablado varias veces, por ejemplo, te hablé de su gran derrota en Cannas, o de otra gran zurra que recibieron, Teutoburgo, hablamos de los gladiadores y de alguna cosilla más, realmente es, fue, aquella, una época fascinante, bien, entre que nos tomamos las palabras como nos sale de los witos y tal (me refiero a lo que ya expliqué del término «bárbaro») y que el cine nos engaña reiteradamente, véase «Gladiator» pues parece que por entonces las civilizaciones nacían y morían, que sólo había una que se iba sucediendo, estando rodeados de trogloditas y tal. Leer más…

La venganza de Espartaco.

Bueno bueno, segunda entrega, que es la tercera, de la saga «Spartacus», me explico, primero fue “Spartacus: Sangre y arena”, la primera temporada, brutal, como al prota, Andy Whitfield, se le encontró un linfoma no-Hodgkin esperaron a ver si se recuperara y en vez de continuar la saga hicieron una precuela: “Spartacus: Dioses de la Arena”, que vaya, estaba bien, pero no alcanzaba el salvajismo de la primera, como Andy, desgraciadamente dejó este mundo se pusieron a continuar la acción donde la dejaba la primera entrega, así tenemos pues explicado por qué esta es la segunda temporada siendo realmente la tercera, ¿el título?: «Spartacus: Vengeance».

Hablamos de la serie estrella del canal Starz, creada por Steven S. DeKnight, 10 capítulos, el motivo obvio, es una serie cara, el reparto, pues cuenta con nombres ya conocidos, de las anteriores entregas: Manu Bennett, Lucy Lawless, Dustin Clare (el prota de la precuela), Peter Mensah, Viva Bianca (el zorrón de la primera entrega) y Katrina Law, pero siendo estos importantes sin duda la novedad en este sentido es la presencia del nuevo Espartaco, Liam McIntyre. A este le tenía visto de “The Pacific”, aunque en un papel menor y lo cierto es que esta serie es su gran oportunidad para saltar a la fama. Leer más…

De romanos pintando nabos en una pared.

Quisiera hablaros de Roma, o «Rome» en su versión original, esa serie histórica que durante 22 episodios nos traslada a la Roma de Julio César, Marco Antonio y César Augusto, la época en la cual la centenaria República Romana desapareció para dejar paso al Imperio, Roma es una de las más afamadas series de la HBO, aunque en realidad es una coproducción de esta con la BBC británica y la RAI italiana.

Rome

Es, como tantas otras series y películas históricas, todo un cúmulo de inexactitudes y falsedades, pero “aposta”, es decir, no es que se cometieran errores, sino que se cambió la historia para darle a la serie un guión determinado, recordemos siempre que no hablamos de un documental, hablamos de ficción, y una cosa, a pesar de esos “errores” es quizá la serie que con mayor rigor ha mostrado la sociedad romana de la época. ¿Cómo es posible?, porque al contrario de lo que sucedería de haberla rodado los responsables de «Hispania» hay mierda en las calles, mierda en las ropas de los pobres, que no parecen recién sacados de la representación histórica local de Villaconejos de Enmedio, como es regla en HBO la ambientación es de lujo, cuidando los detalles al máximo.

«Roma» nos muestra la sociedad de la época sin tapujos, sin el error fácil de tratarlos con la moralidad de hoy en día, los romanos eran gente que se follaba a sus mujeres delante de sus esclavos para que estos les abanicaran, gente violenta, sociedad violenta, corrupta, donde una vida vale lo justo, todo eso la serie nos lo cuenta con minuciosidad, retratando la ciudad muy creíblemente.

La historia es entretenida, los hechos históricos a grandes rasgos pasaron así, o al menos parece ser que pasaron así, con las consabidas licencias históricas que antes comenté. Pero el gran acierto de la serie son sus personajes, mostrados con sus virtudes y defectos, unos te caen mejor, otros peor, pero no hay personajes sin defectos ni personajes sin virtudes, gran culpa de lo bien que están los personajes es lo tremendos que están todos los actores, lo malo del tema es que ahora, a partir de ver «Roma» siempre pondrás la cara de estos actores a los personajes históricos, enorme Atia (Polly Walker), enorme su eterna enemiga Servilia (Lindsay Duncan), qué decir de Julio César (Ciarán Hinds), de Marco Antonio (James Purefoy), de Cleopatra (Lynsdey Marshal), de Bruto, de Cicerón (David Bamber), de Octavio (Max Pirkis y Simon Woods), de Casio (Guy Henry), de Mecenas (Alex Wyndham), de Octavia (Kerry Condon), de Pompeyo (Kenneth Cranham) y Catón (Karl Johnson), de Agripa (Allen Leech)…. sus luchas, sus rivalidades, sus frágiles alianzas, todos soberbios, todos mostrados lo más humanamente posible, siempre hablando de la humanidad de la época claro, hombre, a mí el que interpreta a Bruto, un tal Tobias Menzies, me da un poco de grima, pero es la excepción.

Pero el peso de la trama la comparten como he dicho con nuestros legionarios favoritos, Lucio Boreno (Kevin McKidd), creyente hasta la médula, sus problemas conyugales, su ascenso hasta la cima y su descenso al infierno personal, su mujer, con su secreto a voces, sus hijas, su etapa en la incipiente mafia romana, de cuyos actos, por entonces normales hasta cierto punto hoy nos asquearíamos.

Y qué decir de Tito Pullo (Ray Stevenson), asesino, sanguinario, mujeriego y bebedor, pero a pesar de eso cuando acabe la serie te sentirás identificado con él hasta el extremo, de la férrea amistad entre Boreno y Pullo seremos testigos de principio a fin de la serie, sus andanzas, sus desventuras, sus problemas mutuos…. ambos nos brindan alguna de las mejores escenas de la serie.

Lo dicho, 22 capítulos llenos de intriga, peleas, sangre, sexo, más peleas, más intrigas, folleteos, enculamientos, actos lésbicos, incesto, miembros amputados, traiciones, besos (de vez en cuando dejan sitio a la mariconería, sí ), venganzas, esclavos en pelotas, aventuras, política con mayúsculas, credibilidad, verosimilitud y a veces asesinatos y polvos.

Una pega, llevar este proyecto a la pantalla valió un dineral, dicen que es de las series más caras de la historia, lo que entre otras cosas imposibilitó que se prolongara, a pesar del dineral gastado se echa en falta algo más de batalla, salvo una, Filipos, en la segunda temporada se pasa por encima de ellas, un pequeño problemilla casi sin importancia.

«Handful of Pain» es el tema elegido para la postdata, potente y cañero, representativo del estilo de Helloween sin duda alguna.

La gran zurra a Roma

Pues vamos con la mayor derrota de la historia militar de Roma, que por cierto, eran otro pedazo de ejército, muy bien entrenado, muy bien dirigido y tremendamente eficaz, hasta el punto de que las legiones dominaron medio mundo conocido durante siglos.

Pero he aquí que en el Siglo III AC surge la figura de Amílcar Barca, en Cartago, norte de África, no pensemos en los cartagineses como africanos, tal y como los conocemos hoy, sino más como descendientes de los macedonios de Alejandro Magno, Amílcar Barca, padre de Anibal, guerreaba en las primeras guerras púnicas con Roma, y perdió, pero logró conquistar parte de Iberia y con sus recursos Cartago siguió prosperando.

Pasan los años, Asdrubal, el yerno de Amilcar, muere, Anibal coge el mando del ejército cartaginés con solo 25 años, en su mente solo un deseo, derrotar a la Roma que venció a su padre.

Pasando el politiqueo y tal, resulta que tras asediar Sagunto, aliado de Roma, estos se proponen invadir Cartago, pero Anibal para evitarlo se propone a su vez llevar la guerra al corazón de Italia, cruzaría la península ibérica, los Pirineos, la Galia y entraría en Italia.

En su camino su ejército, del que nunca se han puesto de acuerdo sobre el número los historiadores, pero que pudiera ser de unos 50.000 infantes y 10.000 jinetes, fue reclutando aliados allí por donde pasaba, a él se unieron varios de los peores colectivos de la época, ciclistas dopados, escritores de blogs, hijoputas de la UCI… y sobre todo galos. Lo más recordado sin embargo fue la presencia de unas cuantas decenas de elefantes de guerra, de los cuales a la batalla de Cannas no llegó ninguno, los pobres, dieron positivo en un control antidoping del CONI.

218 ac, batalla del Trebia, primer encuentro serio entre las tropas de Anibal y las legiones romanas, soberana zurra de Anibal a los romanos, en plan Armstrong con Ulle, pero como el alemán los de Roma esperaron al año siguiente y se dijeron «esta vez sí».

217ac, batalla del Lago Trasimeno, otra zurra monumental, Roma empieza a temer y se dedica a evitar la confrontación durante un tiempo hostigando a las tropas de Anibal pero sin presentar batalla, el plan era formar un gran ejército y machacar de una vez por todas al bárbaro del sur.

216ac, los romanos ya tenían su ejército, al mando de Cayo Terencio Varrón y Lucio Emilio Paulo, uno mandaba los días pares y otro los impares, no es broma ojo 😀 87.000 jóvenes romanos, la infantería en medio, la caballería a los flancos. Estamos ya en Cannas.

Batalla de Cannas

Un ejército precioso, todos impecables, al otro lado el panorama era desolador, las tropas de Anibal eran una amalgama de infantería libia, íbera y gala, unos 8.000 de cada, un número desconocido de otras tribus, honderos baleares y caballería de númidas, hispanos, galos, fenicios…. los escritores de blogs se fueron llorando a fundar otra guerra acojonados, los ciclistas dopados fueron ante la AMA a recurrir y los hijoputas de la UCI tras ellos a tocar los huevos, en fin, sin estas tropas Anibal lo tenía mal.

No confiaba demasiado en los galos sobre todo, así que los usó sin que estos supieran el por qué para su estrategia, colocándolos sorpresivamente en el medio con el resto de la infantería a ambos lados y la caballería en los flancos.

Los romanos como todos sabemos formaban sus legiones en grandes cuadros, pues bien, al ver a los galos en medio se descojonaron de la risa y confiados cometieron el primer error, juntar demasiado los cuadros para ganar profundidad en el centro pensando en atacar sin piedad a los pobres galos, con lo que perdieron movilidad.

Las caballerías de ambos bandos se fueron a guerrear por ahí, unas fuentes dicen eso, otras que con tanto «yo monto y tú montas» no fueron a guerrear sino a «guerrear», y las legiones todo ciegas a por los galos.

imaginaros, una goma, extendida, si ponemos la palma de la mano paralela a ella y empujamos movemos la totalidad de la goma, pero si la ponemos perpendicular y no la rompemos, ¿qué pasa? pues que la goma nos rodea por ambos lados de la mano.

Eso es lo que pasó, Anibal puso a los galos a posta en el medio porque sabía que iban a ceder, según estos se retiraban los romanos todo ciegos a por ellos, sin darse cuenta que a medida que avanzaban, siempre por el medio, sus dos flancos quedaban a merced del resto de infantería cartaginesa, cuando estos comenzaron a empujar por ambos lados los romanos vieron como la trampa mortal hacia efecto, su mayor número no servía de nada porque la inmensa mayoría estaba en medio de sus compañeros, al ir cediendo ambos lados los que estaban más en el medio comenzaron a morir aplastados por sus propios compatriotas, lo peor para ellos vino cuando la caballería cartaginesa, que había dejado a la romana derrotada, retornó cerrando la posible retirada.

Se calcula que unos 75.000 romanos murieron ese día, entre ellos Lucio Emilio Paulo, dos excónsules, varios pretores y decenas de senadores, un desastre absoluto, porque además el terreno había sido elegido por los romanos, despejado, sin posibilidad de emboscadas ni trucos, Anibal venció en campo abierto, en inferioridad y gracias a una táctica que hoy en día todavía se estudia en escuelas militares, la «tenaza».

Tras la batalla no fue a por Roma, quien sabe si consciente de que sus fuerzas nunca podrían superar un largo asedio a la capital, quedó durante años por Italia guerreando y cuando Escipión invadió Cartago fue en ayuda de su pueblo, siendo derrotado en Zama, Anibal murió suicidado en la actual Turquia años más tarde.

Postada, temazo de Helloween, «Dreambound»

«Spartacus», Dioses del Fornicio.

En estos días, los que gozamos del espectáculo visual de la saga «Spartacus», recibimos una gran noticia, el esperado estreno a primeros de año de la segunda temporada de la serie, bien, aun no estrenada esta hay que decir que el canal Starz ya ha anunciado que habrá tercera parte, albricias, pero hoy toca hablar de una miniserie llamada «Spartacus: Gods of the Arena», titulada en cristianés «Spartacus: Dioses de la Arena»

Dioses de la Arena

La cosa es sencilla, al prota de la serie, Andy Whitfield, le diagnostican cáncer, esperando que su salud mejore caben tres alternativas, parar la serie, cosa que no es aconsejable dado el éxito que para Starz, la cadena propietaria del asunto, estaba teniendo, dos, cambiar el protagonista, cosa que han acabado haciendo cara a la segunda temporada, esto era sin embargo la solución menos querida y sólo se debía tomar si no quedaba otro remedio, la tercera, inventarse algo, dar tiempo a que Andy se recuperara, que es la que en principio se tomó, aunque desgraciadamente al final como digo se tuviera que recurrir a la segunda.

Se tomó pues la decisión de hacer una precuela de la historia, es decir, la vida en el ludus de Batiato antes de la llegada de Espartaco, el que no esté en la historia el célebre tracio se la debió de sudar a la cadena a la hora de bautizar también con el “Spartacus” a la movida esta, volvemos a ver a Batiato, a su impúdica mujer, a varios de los gladiadores que aparecían en la serie anterior y a Gannicus, que toma un poco el rol de Espartaco como protagonista.

A ver, imaginaros que tenéis 2.000 millones de euros, sois ricos, ¿no?, si tenéis 200.000 millones sois muy ricos, pero con 2.000 kilos también, pues algo parecido pasa aquí, sigue existiendo el sexo desenfrenado, la estética “300«, violencia a saco, pero algo menos, sigue siendo ultra violenta, pero sin llegar al extremo de la primera temporada, en cambio la cosa se centra más en las intrigas del “Domine” Batiato, todo lo que pierde en violencia y gana en intrigas es la tara de “Dioses de la Arena”, porque no nos engañemos, esta serie ofrece algo muy concreto, sexo y sangre, a raudales, entretenimiento puro y duro, espectáculo, aquí, al abundar menos, hay momentos en los que te aburres, o quizá sea que ya ha pasado el primer momento, con la anterior temporada, en el que te sorprendía la estética y la violencia de la trama.

Otra pega, Dustin Clare, el actor que interpreta a Gannicus, me recuerda a Collin Farrell pero exagerando aun esa cara de estreñido que el Collin usaba por ejemplo en “Alejandro”, por contra aparece Jaime Murray (la loca peligrosa de la segunda temporada de «Dexter«), tremendamente sensual la muchacha, el resto pues eso, la mayoría no están elegidos por sus capacidades interpretativas, sino por sus torsos, así que a recurrir a lo de las peras y los olmos.

De la serie original se mantienen John Hannah como dueño del ludus, su esposa, Lucy Lawless, el cimarrón de ébano Peter Mensah, Manu Bennett, como Crixo, que toma también un poco el rol de Espartaco, él es el que en esta ocasión llega a la academia de gladiadores y se convierte en el campeón tanto en la arena como en la monta de romana impúdica, Nick Tarabay o Antonio Te Maioha.

Aparecen nuevos personajes, los malos son Gareth Williams y Stephen Lovatt, y aparece el papá del jefe, interpretado por Jeffrey Thomas, también está la esclava mona que se verá metida en un triángulo amoroso, a la que da vida Marisa Ramirez.

En definitiva, entretiene sí, sigue la tónica de la saga, pero es quizá prescindible, la ves pero lo que quieres ver realmente es la continuación de la primera temporada, con los esclavos en fuga y todo eso, “Yo soy Espartaco”.

Amos con la postdata, Parabellum es una banda de Barakaldo, rock urbano, algunos les metían dentro del movimiento punk, pero yo nunca les llegué a ver así, forman parte del recuerdo personal, de una época en la que servidor le daba al kinito y al peta, con La Polla Records, Barricada, MCD, Reincidentes o Extremoduro como referencias musicales, poco a poco fui dejándolos a un lado, pero aun así hay ciertas canciones que me dejaron su huella, quizá la última de Parabellum que realmente me gustó fue este «Anoche Dije Adios», luego ya les perdí la pista del todo:

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