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Posts Tagged ‘Nelsan Ellis’

«True Blood», se acabó lo que se chupaba.

Es curioso, las tres próximas series que tenía pensado ver eran tres finales de series de HBO, «The Newsroom», «Boardwalk Empire» y la que nos ocupa, «True Blood», la más veterana de las tres y, hablando de memoria, la más veterana de cuantas series dramáticas han salido de esa santa casa. Siete temporadas nada más y nada menos, y dos sensaciones, una injusta, que no volveré a perder el tiempo con series como esta, teniendo como tenemos tanta y tan variada oferta; la otra, qué pena de idea desaprovechada.

Para quien no haya visto nunca «True Blood», decir que si alguna vez alguien te habla de ella como «una de vampiros», métele un guantazo de mi parte, si te responde te jodes, por farruco, pero hazme ese favor, porque ni de coña es una serie de vampiros, o al menos no solo de vampiros. La premisa original era harto interesante, los chupasangres estos dejan de vivir en la sombra, dejan de ser un mito, pasando a convivir con los mortales.

Esta idea, en manos de un canal como es HBO, sonaba a excusa ideal para abordar temas como el racismo, que de hecho en las novelas en las que se basa la serie debían de aparecer, la adaptación de una raza de seres que aunque vienen de nosotros nada tienen que ver, se te hacía el pito pesicola vaya.

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«True Blood» y la vuelta a los orígenes.

Pues nada, que me he visto la quinta temporada de «True Blood», la serie que Allan Ball, creador de esa maravilla llamada «Six Feet Under», hizo para la HBO, de las anteriores ya te conté en su momento, aquí y aquí, veníamos de una cuarta temporada desesperante casi, donde aparecían bichos raros a tutiplén, perdiendo la cosa claramente la esencia, ser una serie sobre vampiros.

Así pues uno esperaba con ansia esta nueva entrega, donde se suponía que esos, los vampiros, volverían a ser los protagonistas casi absolutos del asunto, dejándonos de hadas y chuminadas, coño, que daba la sensación de que de seguir a ese ritmo aparecerían ya gnomos, trolls, los tres cerditos y hasta algún ser en extinción como periodistas objetivos. Es curioso lo de esta «True Blood», no alcanza ni de lejos la calidad de otras series hermanas de canal, pero engancha que no veas, si no te la tomas en serio es disfrutable como pocas, escenas que se pasan volando, acción a raudales, ritmo desenfrenado, sangre y sexo más o menos explícitos, hasta la música influye en que todo transcurra con una agilidad fuera de lo normal.

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Sólo faltan zombis.

Pues nada, parece que Allan Ball va a crear una nueva serie, «Banshee», aunque no será en HBO sino al parecer en Cinemax, a la espera de más detalles te diré que me estoy viendo la cuarta temporada de «True Blood».

True Blood, 4ª

Una cosa hay que reconocerle, el comienzo es currado, apenas pasa media hora pero en realidad es como si retomáramos las vidas de los protagonistas un año más tarde de cuando los dejamos en la tercera temporada, cosas de la visita de Sookie ( la para mí insoportable Paquin) al mundo de las hadas, porque sí, también hay hadas.

Así pues lo que empiezan a hacer en esta temporada es mostrarnos cómo ha cambiado la vida de los protas, tenemos al hermanito, Ryan Kwanten, convertido en policía y dando de comer a los hombres pantera, al vampiro noviete (Stephen Moyer) convertido en rey de los vampiros, al otro vampiro guaperas (Alexander Skarsgård) que se ha comprao la casa de la Sookie, al cocinero negro (perdón, afroamericano), Nelsan Ellis que junto a su nuevo novio, Kevin Alejandro («Southland») que se han unido a un club de brujos y brujas espiritistas, tenemos al cambiante Sam Trammell regentando el mismo bar y con nuevos coleguitas de juegos animales, y a sus empleados Todd Lowe y Carrie Preston criando un niñito encantador que descabeza muñecas.

Sí, de la noche a la mañana en ese pequeño pueblo no sólo asoman los vampiros sino que poco a poco van asomando todo tipo de seres extraños, así que al final si no te conviertes en algo, si no estás muerto, si no tienes poderes o tienes gustos raros (qué se yo, que te caiga bien tu suegra) vas pintando poco en la serie.

También tenemos obviamente a la coleguita negra (perdón coño, afroamericana) de la Sookie, que se ha metido luchadora de esas tipo Mad Max y lesbiana, compartiendo ring y catre con una tal Vedette Lim que está para mirarla dos veces, no es el único personaje nuevo y macizo/a que asoma en esta nueva temporada, qué decir por ejemplo de Janina Gavankar, Courtney Ford (apareció en la mejor temporada de «Dexter», la cuarta, es la que hacía de hija secreta del asesino) o el jovencito Dane DeHaan («En Terapia»), aunque este sale bien poco el chaval, más carnaza vamos, pero de todos los personajes nuevos, que hay para aburrir, quizá sólo uno, el interpretado por Fiona Shaw tenga cierto peso, es la cabecilla del grupo de nigromantes que contacta con la bruja Antonia (de Logroño ojo : ), esta es encarnada por una antigua reina de la belleza, Paola Turbay.

Allan Ball para mí se ha pasado de un extremo al otro, comenzó la serie centrándose demasiado en la historia de amor entre el vampiro Bill y Sookie, encontró después el término medio metiendo tramas paralelas, pero en esta cuarta temporada ha metido tanto personaje nuevo y tanta trama nueva que cuesta mantener el interés, sobre todo porque la mayoría de ellas apenas tienen relación entre sí, si a eso le sumamos el ir sumando seres a cada cuál más extraños la serie pierde gracia, ya no es una sobre vampiros que intentan vivir entre humanos, es como una colección de cromos de las Monster High.

También tiene virtudes y cosas buenas claro, Ball mantiene la serie libre de algunos tópicos fiel al estilo de HBO, las mujeres no se tapan con la sábana después de follar y no escatima escenas que escandalizarían a Spielberg, algunos personajes cambian de roles, la pena es que sus historias se diluyen entre tanta trama paralela, aún así, si me preguntas, ¿entretiene?, pues sí, lo hace, ¿baja el nivel respecto a las anteriores temporadas?, pues no mucho, porque tampoco es que antes esto fuera la polla, pero sí, algo pierde, cosa de lo que comenté antes, ir metiendo demasiado personaje, demasiada trama y sobre todo demasiado bicho raro, coño, es que hasta espíritus y fantasmas tenemos ahora, pero sigue manteniendo el ritmo, ofreciéndonos esos finales de episodio que siempre te dejan con ganas de ver el siguiente, lo dicho, a esperar a la quinta temporada a ver si por fin vemos zombies (que los vemos pero en plan coña, que no sirve), extraterrestres o vete a saber qué, porque mucho más no les queda por meter.

Encima el final de temporada decepciona, lógico, te lo esperabas incluso, ¿cómo cerrar tanta trama, alguna de ellas no muy desarrollada?, lo tenían complicado, pero ante esa complicación encima recurren a meter más cosas nuevas de cara a engancharte para siguientes entregas, con alguna sorpresita para los seguidores de la serie en plan viejos personajes que retornan.

Por cierto, en España, Cuatro, ha estrenado recientemente la tercera entrega de esta serie, bastante mejor que esta, por si te animas.

Los míticos Europe para la posdata, el tema no tan mítico, de su nueva etapa, » A Mother´s Son »

«True Blood», sí, pero no.

«True Blood», o «Sangre Fresca», como se ha llamado en cristianés, es otra de las series de esa fábrica de talento que es la HBO, una revisión más al tema vampírico, con su punto de originalidad, en su planteamiento me refiero, los vampiros salen a la luz, solo a la pública, la otra, la del sol, les sigue matando, tratándose de integrar entre el resto de seres más o menos mortales.

True Blood

Es curioso, por lo que he podido leer debe de ser de las series de la HBO con mejores audiencias, cuando de todas las que he visto, que son bastantes, es sin duda de las más flojas, eso sí, me puedo explicar el por qué de semejante éxito, al contrario de otras series en esta abundan los tíos y las tías buenas, con lo que las recurrentes escenas de folleteo ganan bastante, sobre todo los que están más buenos son ellos, con lo que imagino a miles de jovencitas ovulando en cada episodio deseando ser clavadas por los dientes o vete tú a saber qué parte del vampiro macizo de turno, en definitiva, me da que el espectador medio de esta serie, sobre todo al principio, es parecido al de Crepúsculo.

Eso sí, los títulos de crédito curraditos, esta serie es obra de Allan Ball, creador de «Six Feet Under», con lo que te descolocas bastante, ya que si esperas algo parecido a aquella vas apañao, eso sí, el guión está escrito en base a las novelas de Charlaine Harris.

Una de las grandes pegas que le veo yo a True Blood son los personajes, no sé si es que están mal perfilados o mal interpretados, y sobre todo los dos protagonistas, la camarera Sookie Stackhouse y el vampiro Bill Compton (Stephen Moyer), y eso que Sookie está interpretada por nada más y nada menos que Anna Paquin, ganadora de un oscar por El Piano, claro que esto es igual a cuando un colega en mis años mozos presumía de salir con una modelo, sí, modelo fue, pero de patucos, cuando era cría, cuando salió con mi colega era más fea que mandar a la abuelita a por drogas, en este caso me da que sucede algo parecido, a la niña Paquin le dan el oscar y luego todo lo hace bien, pues no, para mí es una bastante mala actriz.

La historia en su arranque se basa mucho en la relación de amor de la camarera y el vampiro, con lo cual flojea, porque además no hay química entre ellos, curiosamente deben de ser pareja, luego, a medida que avanza la cosa, mejora, pero mejora porque se le va dando más importancia a otros personajes, a otras tramas, haciéndola más coral, te sigues quedando con las ganas de ahostiar a más de un personaje, por gilipollas, pero en fin, que se deja ver y entretiene.

Vamos con los personajes, tenemos al hermano follarín de la Sookie, Ryan Kwanten, tenemos a la amiga negra, Rutina Wesley, al sheriff local de los vampiros, por supuesto también como un queso (Alexander Skarsgård, visto en «Generation Kill»), Sam Trammell interpreta a Merlotte, dueño del bareto, curioso tipo, «cambiante», se convierte en animalillos varios, osea que ya no es el único que sale del armario el vampiro, en realidad al final resulta que en ese pequeño pueblo de Louisiana donde transcurre la historia han ido a parar vampiros, cambiantes, brujas malas, hombres lobo, hombres pantera, ninfas, pitufos, suegras con thermomix.. Qué curioso, todos en el mismo pueblo.

Sigamos, tenemos al sheriff de verdad, el no vampiro, comienza William Sanderson ( «Deadwood» ) en el puesto y se lo pasa luego a su ayudante, Chris Bauer ( «The Wire» ), no son ambos ejemplo de efectividad y como no están buenos tampoco acaparan escenas, tenemos al homosexual que por contrato aparece en toda serie HBO, interpretado por Nelsan Ellis, este al menos sí es un personaje interesante, tenemos al «maestro» de los vampiros, Željko Ivanek («OZ»), a la vampira novel cachondona, Deborah Ann Woll, a la vampira (perdón coño, vampiresa) más vieja pero como no envejecen igual de follable, Kristin Bauer, o a Joe Manganiello, qué raro, también guaperas, como hombre lobo que le va oliendo el ojal a la Sookie.

Hay decenas de personajes más claro, algunos con más peso que otro, la mayoría sacados de un casting de modelos, gente rara en su mayoría, es una serie fantástica 100 %, quizá la pega sea que con HBO detrás y el Ball como responsable te esperabas algo que partiendo, eso sí, de una premisa tan increíble como los vampiros, tuviera un tratamiento realista, verosímil. Yo me he visto las tres primeras temporadas, la cuarta ya está en emisión y hay una quinta ya encargada, por lo tanto tenemos colmillos como para parar un tren y para rato.

Lo bueno que tiene el asunto es que para disfrutar de esta serie te hacen falta bastantes menos neuronas que para hacerlo de «The Wire» , recomendable sería hacerte con un resumen de la primera temporada y empezar a verla desde la segunda, pero vamos, que seguramente las habrá peores.

Stravaganzza para la posdata, adecuado porque estos suelen ser bastante del rollo gótico, madrileños ellos llevan poco más de un lustro como banda y ya se han asentado entre los grupos españoles más punteros, tienen clase, como lo demuestran en esta «Máscara de Seducción»: