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«Norte y Sur», para todos los públicos.

Hay momentos en los que se juntan varios factores que hacen de una serie algo más o menos mítico, nos ponemos en situación, España, años 80, sólo tele pública, audiencias arrolladoras, cualquier programa que estrenaras se convertía en éxito, o veías lo que te ponían en TVE o marchabas a mojar el churro, porque España nunca ha sido de leer más que cuando nos encuestan o en el metro y/o tren de cercanías, si a eso le juntamos una serie con atractivos para el público femenino e interesante para el masculino tenemos un bombazo, bombazo que fue, en este caso, «North and South», o «Norte y Sur» en cristianés, la serie que ABC estrenó en 1984.

Norte y Sur

Los que tengan ya alguna que otra cana o alguna que otra muestra de calvicie se acordarán sin duda de esta serie, para los más mozalbetes contar que era una historia en tres entregas, basada en tres libros de un tal John Jakes, la primera temporada transcurría justo antes de la Guerra de Secesión norteamericana, la segunda justo en ella y la tercera, hecha una década después, en la postguerra, el creador del invento fue David L. Wolper, que estuvo detrás de pelis como «L.A. Confidential», por poner las cosas en situación hablamos de una serie que a día de hoy sigue estando en el top-10 de las más vistas en Estados Unidos.

El reparto estaba encabezado por dos actores con muy distinto éxito, Patrick Swayze encarnaba a Orry Main, ya había saltado a la fama al participar en la mítica «Rebeldes» de Coppola, después poco que contar que no se sepa de una carrera bastante extensa y con éxitos de la talla de «Dirty Dancing» o «Ghost», aquí, en «Norte y Sur» interpretaba al chico sureño, al hijo del dueño de una plantación que acude a la academia militar de West Point, donde justo antes de entrar es rescatado de una desigual pelea por George Hazard, el hijo del propietario de una fundición en el norte, el otro prota, James Read, con mucha menos suerte en su carrera posterior, tan sólo apuntarle la participación en «Remington Steele» o en «Embrujadas».

El resto del amplio reparto estaba conformado por estrellas de la época o incluso anteriores, y jóvenes valores que en su mayoría no lograron abrazarse al éxito, Lesley-Anne Down, Wendy Kilbourne, Kirstie Alley (la de «Cheers»), Genie Francis, Terri Garber, Philip Casnoff («OZ»), Parker Stevenson y Lewis Smith eran el grueso del reparto, los protas, las estrellas que aparecieron en algún momento de la serie fueron Elizabeth Taylor, Hal Holbrook, Gene Kelly, Robert Mitchum, Jean Simmons, Morgan Fairchild, Lloyd Bridges, James Steward, Linda Evans o Olivia de Havilland, entre otros claro, gran reparto sin duda, la mayoría de estas estrellas aparecían en uno o a lo sumo dos episodios, pero como reclamo no está nada mal.

Digamos que la serie se sustentaba en tres grandes pilares, el primero en los amoríos y puteríos entre los protagonistas, con amores correspondidos, otros imposibles, malos muy muy cabrones, como el personaje encarnado por David Carradine, y buenos muy muy buenos, practicamente no había grises (excepto los soldados del sur claro), roles muy muy definidos en pos de buscar el cariño o el odio del espectador respecto a los personajes, esta parte de la serie era la que más peso tenía y la que hizo que millones de féminas se tragaran episodio tras episodio, un culebrón reducido en definitiva, sin gran interés pero que al final pues eso, te enganchaba.

Luego tenemos el tema de presentarnos y contraponernos los modos de vida en el norte y en el sur, sin entrar en demasiado detalle pero con algún que otro momento interesante, finalmente se trataba de enganchar también al público masculino, y para ello se usó las aventuras de los dos protas en la academia militar, sus andanzas en la guerra contra Méjico y sobre todo la Guerra Civil, guerra mostrada con las limitaciones de un presupuesto que debió dejar su mayor montante en reclutar estrellas, porque queda bastante deslucida sobre todo en las grandes, mejor dicho, «grandes», escenas de batalla, aun así pues entre los momentos de tensión entre los dos bandos antes de la guerra y lo que en ella nos cuenta pues a grandes rasgos entretenía y mantenía un punto de vista más o menos imparcial, aunque para esto claro, depende de los ojos que miren el asunto nos dirán que era tendenciosa para uno u otro bando.

Destacar que en el apartado técnico la serie cumplía de sobra, tanto los decorados, como el vestuario, maquillajes y demás daban buen resultado, tiene la pega que han tenido muchas de las series o pelis históricas, mostrar los personajes con el «look» de cuando sucedió el rodaje, que en esta ocasión, como en casi todas, poco tenía que ver con el verdadero, esto es algo que por ejemplo “Gettysburg” sí que hizo bien, los hombres de la época de la guerra de secesión lucían en su mayoría grandes barbas y bigotes, atributos que «Norte y Sur» solo refleja en los personajes históricos reales, como Lee o Grant, y porque sus imágenes son tan reconocibles que no les quedaba otra.

En definitiva, acción, amoríos, puteríos, algún que otro momento histórico, ritmo, drama, una de las grandes superproducciones televisivas de la historia, que ha envejecido con bastante dignidad, no es que sea un reflejo histórico de gran rigor, pero sinceramente creo que tampoco se pretendía, como curiosidad decir que los amoríos no sólo se dieron en la ficción, durante el rodaje de la serie surgieron hasta cuatro parejas dentro del equipo, pero como no somos cotillas ni nos interesan estas cosas lo dejaremos ahí por si alguna parienta nos pregunta.

Ah, se me olvidaba, dos factores a tener en cuenta de esta serie, su banda sonora, potente y pegadiza, de las que perduran en tu cabeza, el segundo, posee un evidentísimo gazapo, de los gordos, en la recreación de la Batalla de Bull Run, en plena carga de la caballería sudista aparece ahí un tipo en camiseta, sentado en una silla cómodamente, algún ayudante de cámara o así, aparece dos o tres segundos o sea que se ve bien, lo dicho, si no la has visto hazte con ella, disfrutarás de una de las series más míticas de la tele.

Nightwish en la posdata, el tema, un clásico de ellos, «Dead To The World».