La puta isla.

Manda cojones, justo al final eliges mal, claro, tú buscando el sexo como loco, lees «se queda en la isla y disfruta de esas hermosas mujeres» y le das todo ciego a esa opción, mal, salido, muy mal, Flanagan se queda en la isla, sin la abeja, que se va con Merikeit a bordo de Pascualo, a Pascualo le para la Guardia Civil y le pone el cepo, pillan a la abeja y la apachurran mientras sueltan unos malvados «jo jo jo qué malos somos».

Pero es que además las chicas de la isla eran todas lesbianas, con lo que Flanagan no solo no moja, sino que se pasa el día empitonao de ver cómo las mozuelas se hacen carantoñas y se lamen los pezones mutuamente, encima no puede salir de la isla porque se ha quedado sin medio, ¿ves?, el peor final posible para la historia elegiste, zoquete, que se queda en la isla, que se queda en la isla, están sobrevaloradas las islas que lo sepas.

Para más cojones a Flanagan le entra una insolación, se contamina comiendo ensaladilla en el chiringuito de la playa, le pica una medusa, viene una avispa y también le pica, «mira que dejar a mi prima irse sola, capullo», avisa a toda la cuadrilla de avispas y le dejan como a Bob Esponja, cuando se recupera ve un libro y al menos se dice que podrá leer, las memorias de Aznar señores, la peor de las pesadillas.

FIN

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