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“The Wire”, la mejor serie de la historia.
Sonará pretencioso, series en la televisión ha habido muchas, miles, de ellas posiblemente no habré visto ni el 0,001 %, de las que he visto muchas me han gustado, casi todas por cierto de la misma cadena, esa bendita HBO que es como un oasis, esa referencia casi infalible de que vas a ver algo que merece la pena, qué decir de series como «Roma», «Hermanos de Sangre», «Carnivále» , «Los Soprano», «Deadwood» , «The Pacific» o «A Dos Metros Bajo Tierra», muchas de estas auténticas obras maestras, pero sinceramente ninguna a la altura de “Bajo Escucha”, que es como se ha subtitulado “The Wire” en cristianés, es más, si algo tengo bastante clarinete es que es muy difícil que vuelva a ver algo tan bueno como “The Wire” en mi vida.
¿Cómo alguien como yo puede hacer justicia a esta serie hablando de ella?, complicado, sobre todo sin destriparla para quien no la haya visto, ¿de qué va “The Wire”?, pues a lo largo de sus cinco temporadas trata sobre Baltimore, Maryland, el llamado “vertedero de América”, habla sobre su policía, sobre sus drogadictos, sobre sus mafias, sobre sus políticos
, sobre su puerto, sobre sus escuelas, sobre sus medios de comunicación, sobre sus cárceles, sobre sus calles, sobre sus entrañas en definitiva.
¿Qué no veremos?, pues no veremos a una serie de policías supersexys, superinteligentes, dotados tanto de medios como de culos perfectos, no veremos como en 50 minutos se resuelve no ya un caso, sino los que haga falta, en su lugar veremos policías que las pasan putas para avanzar en las investigaciones, con caras reales, algunos son gordos, otros calvos, otros feos, se emborrachan, roban, se preocupan más de escaquearse de los casos que de resolverlos, con un sueldo bajo que les hace pensar más en echar horas extra que en otra cosa, con superiores que falsifican estadísticas para contentar al poder político, que torpedean investigaciones para evitar que progresen, enfrente tenemos a los perseguidos, las pequeñas, no tanto por cierto, mafias de la droga de la ciudad, cuyos miembros no cantan a la primera que se les investiga, que piensan, que sienten, que aman, encontraremos desde el más tirado de los yonkis hasta el cabecilla de la organización.
Ellos son los grandes protagonistas, como dije hay más, no deja de ser una serie coral, donde hay episodios en los que en teoría el protagonista o no sale o no lo hace apenas, por no enrollarme más de la cuenta, lo que realmente importa, te la crees, no tienes ni puta idea de cómo funciona realmente una redacción de un periódico, pero te crees que bien pudiera ser así, no sabes cómo funcionan realmente la clase política, aunque te lo imaginas, pero todo lo que les pasa en la serie vamos que te lo acabas creyendo, es ficción claro, pero tan real como la vida misma.
Y es que los guiones son perfectos y el casting acorde, sólo así se construyen personajes como Omar Little (Michael K. Williams, «Boardwalk Empire» ), el Robin Hood de las calles de Baltimore, Jimmy McNulty (Dominic West, «300»), el policía tenaz e inteligente, pero borracho y mujeriego, su compañeros Bunk (Wendell Pierce, «Treme») o Lester Freamon (Clarke Peters ), el buscavidas de “Bubbles” (Andre Royo, «Party Down»), el populista y corrupto Clay Davies (Isiah Whitlock, Jr.), senador protagonista de para mí una de las escenas más redondas de la serie, cuando está siendo sometido a juicio con jurado, prácticamente todos, de las decenas de personajes, están esplendidos, creíbles, alejados de tópicos, con sus “aqueles”.
Es extraña en su desarrollo, digamos que en cada temporada entran en una trama, algunas duran el resto de las series, otras nacen y mueren en la misma temporada, la primera nos adentra en la lucha entre la policía, el equipo de Daniels (Lance Reddick, «Fringe») y la banda de uno de los cabecillas del tráfico de droga de la ciudad, Avon Barksdale (Wood Harris «The Heart Specialist»), la segunda nos muestra el trapicheo en los muelles de Baltimore, comandado por el presidente del sindicato de estibadores Frank Sobotka (Chris Bauer, «True Blood»), pasamos luego a la política y la carrera del concejal Carcetti (Aidan Gillen, «Juego de Tronos») entre otros, seguimos por el sistema escolar, con chicos como Michael Lee (Tristan Wilds, «90210») y acabamos en la redacción de un diario local, en el que hace de profesional editor «Gus» Haynes (Clark Johnson, actor pero también director de varios capítulos de la serie o de «The Shield», donde también hace un papelito ocasional), pero como hay tanta subtrama y tanta chicha es mejor que otro día me ponga a contaros con más detalle cada una de las historias.
Si esperas una serie facilona, que te sea fácil de seguir, con los buenos ganando y los malos en la cárcel olvídate de “The Wire”, si quieres adentrarte en lo más profundo de las miserias de la sociedad actual, si quieres reflexionar, si quieres en definitiva quedarte con la realidad dale una oportunidad, si ves dos capítulos y te aburre es que estás llamado para «CSI» o “House”, o quizá incluso para “Bandolera”, lo bueno en este caso es que series de esas tienes en la tele a todas horas, eres un afortunado, yo me siento vacío, porque sé que ”The Wire” es como la suegra perfecta, está la de mi mujer.
Acabo, en todos los episodios, tras la entrada y los títulos de crédito, aparece una frase, una frase que luego dirá un personaje a lo largo del capitulo, la mayoría geniales, me quedo con una, que sale en boca del detective de homicidios Bunk, “Cuanto más grande es la mentira, más se la tragan”.
Si la serie es de lujo no lo es menos, Therion, suecos, han ido tocando durante su carrera varios palos, death metal, gothic metal, sinfonic metal, en definitiva son tremendamente variados, suenan variados porque también son de ir cambiando de vocalistas en sus temas, de ellos este precioso «Lemuria»:
Y no es por discutir.
Yo no digo que no se puedan cometer faltas de ortografía, que se puede, claro que no es lo mismo que las cometa alguien sin apenas estudios que lo haga un profesor universitario, pero aun así, se puede, claro, todos cometemos fallos, pero como decía aquel una cosa es una cosa y otra ya son dos.
Poneos en situación, en una casa vive Fulanito, un atractivo treintañero, atlético, fornido, con una frondosa cabellera adornando una perfecta cabeza, con una vista de águila, encantador, simpático y potente sexualmente, junto a él vive su esposa, la típica esposa plasta que encadena reglas con dolores de cabeza, espalda, piernas, cansancio y sueño, añadimos dos polvos, uno, al que llamaremos polvo grande y otro al que llamaremos polvo pequeño o “por una vez no pasa nada”.
Resulta que Fulanito va al colegio donde estudian sus polvos para entregar las solicitudes de becas, está ahí esperando en la cola y cuando le toca el turno entrega los impresos rellenados a la que atiende, que resulta que es una profesora que hace de secretaria, pero vamos, con carrera de magisterio, “esto está mal”, me dice, perdón, le dice a Fulanito, este, hombre al que le gusta hacer las cosas bien, menos pasar la aspiradora que lo hace mal a posta para intentar que te liberen de tan tediosa tarea por inútil, revisa lo escrito y contesta, “no, que va, esta perfectamente”.
Estaba yo por poneros un símil, pero es que la cosa está tan clara que qué mejor símil, un apartado es para los datos del solicitante, polvo mayor, por ejemplo, y en otro pone: “relación de personas que conviven con el solicitante”, ¿tú qué pondrías ahí?, yo como soy muy simple me limito a escribir los nombres de las personas que conviven con el solicitante, es decir, Fulanito, la esposa pesada y como el solicitante es el polvo mayor pues pongo también a “Por una vez no pasa nada”.
Pues no, según la tipa lo que tenía que poner son las cuatro personas que viven en ese piso, coño, pone “que viven con el solicitante”, se sobreentiende que el solicitante vive ahí, ¿no?, si quieres que ponga los cuatro pues pon “relación de personas que viven en el domicilio del solicitante”, pero no “con el solicitante”, pues erre que erre, que está mal, te intentas explicar, no hay manera, los de atrás en la cola diciendo, “qué más te da”, coño, pues no me da igual, el castellano es como es, me doy la vuelta y digo, “pero vamos a ver, ¿os suda la polla (o el coño en su caso), que estos, que no tienen ni puta idea de interpretar una frase tan sencilla, sean los que nos eduquen a los polvos?”.
Bueno bueno, ya se montó, al final coges y pones lo que quieran que pongas, como si es la talla de calzoncillos donde pone grupo sanguíneo, total, qué mas da como decían por detrás, qué más da que una profesora no sepa leer, qué más da quién tenga razón, lo importante es cumplir el trámite lo antes posible, no esforzarnos nada, así salen luego los crios claro, porque nos la suda todo, porque nos dejen en paz les dejamos hacer lo que quieran.
En fin, también debo hablaros de «Treme»:
¿De qué va “Treme”?, de Treme, ¿qué es Treme?, un barrio de Nueva Orleans, con solera, con sabor a Jazz, la serie relata la vida de varios personajes del barrio en los meses posteriores al desastre del Katrina, en un entorno aún en semiruinas, “Treme” es la nueva creación para la HBO de David Simon, creador de la genial «The Wire» , acompañado por Eric Overmyer, en la serie también asoman actores presentes en el desnudo integral de las verguenzas Baltimorienses, como Wendell Pierce o Clarke Peters, amen de en papeles menores Jim True-Frost o Anwan Glover, asoman también la bella Kim Dickens ( «Deadwood» ), Khandi Alexander («CSI»), Melissa Leo (oscarizada en “The Fighter”) o John Goodman, quien no necesita presentación alguna.
¿Es esta una gran serie o un peñazo?, pues depende, si te gusta el jazz es para verla y guardarla en DVD, la gozarás, si no te gusta, como es mi caso, pues mejor dedícate a otra cosa, qué se yo, hacerte macucas, pasear al perro o zamparte una tortilla de bonito, ojo, ni se me ocurre juzgar su calidad técnica ni todas esas cosas que los entendidos suelen soltar tan atinadamente, porque entre otras cosas no tengo ni puta idea, sé, sin embargo, que la música y el jazz está permanentemente presente, y eso limita mucho el tema, la trama tampoco es que sea de las de enganchar, apenas pasan cosas y las que pasan lo hacen leeeeeeeeeeentamente, para mío soporíiiiiiiiiiiiiiiiiiferamente.
Dicen que la segunda temporada entrará de lleno en los problemas de corrupción y tal, pero sinceramente, no he llegado ni a acabar la primera, osea que esta ya directamente a la papelera.
Y la postdata, Helloween, «Hell Was Made in Heaven»