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Reflexiones a peseta, con «Deathwatch» al acecho.
Bien, hace un tiempo, curioseando y tal por blogs, me topé con un comentario, era de un mozo que comentaba una entrada en plan: «Muy bonita, espero que puedas visitar mi blog algún día», me dio que pensar, casi mendigando atención, tiempo antes hice una entrada con algún consejo para ganar visitas, bien, en los comentarios aparece Catucha y nos abre los ojos, a ver, abrirnos los ojos lo consigue con tan sólo mirar los suyos, era una cosa de esas de escritores cojonudos, como yo, metáfora, figura literaria o como cojones se llame, cosas que quizá a ti, modesto lector, se te escapen, decía que nos abrió los ojos con un simple comentario, comentario grandioso por otra parte.
Venía a decir que sí, que a todos nos gusta que nos lean, pero que eso de comentar por comentar, sólo por atraer clientela pues como que no, que cuando se comenta debe ser porque realmente hay algo que decir, que el comentario venga de la sinceridad, no para eso, atraer visitantes. Bien, a eso habría que añadir el comentario que se hace como yo digo «por obligación», alguien comenta en tu blog, vas tú y lo haces en el suyo. Leer más…
La serpiente comiéndose una araña en la trinchera.
Es curioso, de las formas más inesperadas uno se va descubriendo, esta es una entrada rara, de las de consumo propio, hablaré de cine, pero no va de cine, hablaré de guerra, pero no va de guerra, ni de historia, al final se trata de mí. Bien, al tema, cuando en su momento hablé del cine en la gran guerra cometí varios olvidos, algunos porque sinceramente, no sabía de su existencia, tal y como me pasó por ejemplo con «The Reader» llegó un día a mis manos una peli, «Regeneration».
Te seré sincero, como película no es gran cosa, trata de las heridas psíquicas que causó en los soldados (oficiales en este caso) la lucha en las trincheras durante la I Guerra Mundial, pocos conflictos bélicos en la historia, por no decir ninguno, han causado tantas secuelas tanto físicas, como sobre todo psicológicas que este frente occidental, esta es una cinta que por cierto podría llegar a interesar a estos poetas que de vez en cuando asoman por el blog, va mucho de eso, de poesía, hay mucha poesía en «Regeneration», mucho poeta, bien, también es cierto que sin tratarse de una gran película cuando los pacientes del centro donde están ingresados para superar sus problemas se ponen a recordar el frente, la guerra, hay pocas que le superen.
Narra con extrema dureza tanto las condiciones de vida, como lo absurdo de los combates y pone en tela de juicio la contienda, está basada en hechos reales, pero es lo de menos, aquí hay cuatro protagonistas, en la vida real hubo millones, como te digo tremendamente dura, pero una escena en particular, la escena que motivó esta entrada, un soldado sirviendo un té, en medio del caos, del barro, de la desolación, su teniente lo coge, comienza a beberlo, una bomba cae tras él, te lo juro, se me puso el corazón en un puño, es ficción sí, pero ver a los compañeros del soldado del té recogiendo su cuerpo a paladas, recogiendo incluso un ojo desprendido, y sobre todo, la cara de «una vez más» que tenían.. Sobrecogedor, y ahí, justo ahí, se me encendió la bombilla.
A nada que me hayas leído sabes de sobra que me gusta la historia, y particularmente esta guerra, «la grande», la cosa es, ¿por qué?, pues en ese momento, en el que los soldados van metiendo en un saco los restos de su compañero literalmente destrozado empecé a darme cuenta del por qué, piensa Dessjuest, ¿qué ves?, ¿qué ves?, pues por ejemplo, cuando veo documentales de animalitos, esos que todos decimos que vemos, siempre son de serpientes, de arañas, no de leones, no de cualquier otro animal, hay una razón, tengo pánico a las serpientes, y un tremendo asco a las arañas, un león es peligroso, sin duda, un tiburón, también, pero cada uno tiene sus fobias, no creo que jamás me tope con un león, ni con un tiburón, pero puede que sí con una víbora, en todo caso las temo, pero me apasiona conocer de ellas, me apasiona ir a los terrarios y observarlas.
Y justo ahí me dí cuenta, el destino, la casualidad, no me refiero a eso de «era nuestro destino encontrarnos», tan de enamorados, no, me refiero a que tú no eliges dónde ni
cuándo naces, tú puedes tener la suerte de nacer guapo, atlético, varonil, apuesto, como yo, o nacer hecho un adefesio. Rico, pobre. En Europa, en el cuerno de África, puedes vivir en una familia acomodada, en una familia pobre, incluso pudiste haber nacido cuando el hombre descubrió el fuego, o nacer dentro de mil años, ¿cuál es el problema entonces?, pues para mí a partir de ver esta peli está claro, mi mayor temor, mi mayor miedo, es haber nacido en esa época, haber tenido que estar en esas trincheras.
Supongo yo que habrá gente que por nada del mundo hubiera querido vivir en un campo de exterminio, o en un Gulag soviético, desastres, matanzas, indignidad, es lo que ha sobrado en este mundo, pero esto es como lo de los animales, subjetivo, para mí ya te digo, lo peor, con diferencia, que podría pasarme es eso, estar en medio del barro, con la vista plagada de cadáveres, de heridos suplicando, un día, otro, hasta alcanzar la locura, es por eso que me apasiona tanto, porque la idea me horroriza. Y sí, todo esto tras ver una escena de una película, sencillamente sorprendente, después de tantos años.
Nightwish para la posdata, típico tema para abrir conciertos, «Planet Hell».
Anécdotas y curiosidades de la gran guerra.
De la I Guerra Mundial me he ocupado ya en bastantes ocasiones, casi siempre intentando mostrar la crudeza de una guerra escondida detrás de otras grandes contiendas del Siglo XX pero que para mí fue un momento histórico a la par de cualquier otro de los últimos siglos, hoy vuelvo al tema, pero en plan más ligero, contando alguna de las anécdotas y curiosidades que sucedieron en aquellos cuatro horrorosos años.
Una muestra de la absurdez de esta y en general de todas las guerras, pero en esta más si cabe, Batalla de Verdún, Douaumont, un fuerte en posesión alemana, 10.000 soldados aliados murieron para tomarlo, la cosa es que para conquistarlo previamente los alemanes usaron algo menos, un sargento más exactamente, que dando una vuelta se lo encontró vacío, mas no todo fueron inutilidades en esos días, Pemberton-Billing diseñó, construyó y probó un caza totalmente nuevo en solamente siete días en 1914, incluso hoy en día sería todo un record, record también fue el número de balas que se calcula fabricaron durante esos cuatro años los países contendientes, 100.000 millones, daba para matar casi 50 veces a cada uno de los habitantes del planeta.
Cuando te he hablado de esta guerra te he dicho en alguna ocasión que esta fue en la que se juntó lo nuevo con lo viejo en cuanto a medios y métodos utilizados, una muestra de lo que hablo es que en la «gran guerra» aun se utilizaba la paloma mensajera como medio para enviar mensajes, en plena vorágine de avances técnicos se usaron alrededor de 600.000 palomas para tal menester, las palomas no son los únicos animales protagonistas hoy, también un mono, más concretamente uno sudafricano, mascota de su regimiento, que al sobrevivir a la dureza de las trincheras fue condecorado y ascendido a cabo (sin duda fue de los manos más inteligentes de la guerra), varios perros usados como correo, similar al tema de las palomas, también tuvieron su medallita al acabar la guerra por los servicios prestados.
Otra de las grandes anécdotas ya la comenté en su momento al hablar del frente en las trincheras, pero debía de estar aquí hoy, por supuesto, esa navidad de 1914 en la que los ejércitos alemán y aliado se juntaron para confraternizar y cantar villancicos, auténticamente curioso sin duda, no fue el único no obstante, un oficial francés en otro momento de la guerra y en una de esas pequeñas treguas se curró un pequeño concierto con trompetas, violines y otros instrumentos, el oficial alemán al mando de las tropas rivales salió de sus líneas para hacerle una reverencia mientras el resto de la soldadesca aplaudía, curioso también otro episodio vivido en este frente, con un fantasma en un caballo blanco visto por tropas de ambos bandos, Mons fue el sitio donde en teoría ese fantasma atacó a las filas alemanas con miles de soldados como presuntos testigos, para los británicos se trataba del mismo San Jorge que había acudido en su ayuda.
En las trincheras también había sitio para las leyendas y los mitos más de andar por casa, por ejemplo se decía que traía mala suerte ser el tercer en encender el cigarro de rigor, ya que normalmente era este el que moría a manos del francotirador enemigo, el motivo, este, el francotirador, descubría la posición de los fumadores cuando el primero encendía el fósforo y prendía su pitillo, apuntaba cuando lo hacía el segundo y disparaba cuando le tocaba el turno al tercero, fue tal la fama adquirida por los peligrosos cigarrillos que los británicos acabaron llamándolos «clavos de ataúd» (Coffin Nails).
No sólo soldados o animales fueron condecorados, también lo fueron varias putas francesas, su gran logro militar fueron contagiar de sífilis y otras enfermedades venéreas a batallones enteros alemanes, lo malo es que muchas fueron condecoradas a título póstumo, ya que fueron descubiertas por los oficiales alemanes y ajusticiadas.
Acabo dando algunos datos más o menos curiosos sobre la guerra, fue llamada la «gran guerra» porque se pensaba que era la guerra definitiva, la que iba a acabar con todo el resto de contiendas, lamentablemente la historia llevó la contraria al apodo de la I Guerra Mundial, fue llamada «mundial» porque era la primera en la que acabaron involucrados países cuyos territorios abarcaban más de la mitad del territorio del planeta, las bajas de los diversos ejércitos fueron brutales, los australianos por ejemplo sufrieron la pérdida de uno de cada cinco soldados que embarcaron hacia el frente, los rusos sufrieron el mayor número de bajas de la guerra, calculadas en casi nueve millones, pero proporcionalmente fue el Impero Austrohúngaro el que acabó peor, el 90 % de sus efectivos movilizados fueron bajas, entre muertos, heridos, prisioneros y desaparecidos.
Ey, pedazo posdata la de hoy, temazo de los que entrarían en ese hipotético cd que me llevaría a una isla desierta, Axxis, banda alemana, estilo definido el suyo, tienen buenas canciones, pero este «Take My Hand» es como digo todo un pedazo de canción, increíblemente buena de principio a fin, mi favorita de ellos y como digo una de las canciones que más me han gustado y me siguen gustando en toda mi vida.
En Tierra de Nadie.
«Estar en tierra de nadie» todos tenemos claro lo que significa, término muy usado en fútbol por ejemplo, cuando un equipo se queda sin posibilidades por arriba y lejos del descenso, o en ciclismo incluso, típica etapa donde hay un grupo de escapados con diez minutos, salta un espabilado y se mete un palizón para quedarse ahí en medio, sin salir siquiera en la tele, pero sin duda alguna cuando este término alcanzó su significado más trágico fue durante la I Guerra Mundial.
Durante casi cuatro años exactos millones de soldados vivieron y murieron en las trincheras del frente occidental, mientras que en otros frentes la guerra seguía unos parámetros más o menos tradicionales, con una guerra que salvo excepciones como Gallipoli se podía considerar «abierta», en este tras un primer avance rápido alemán los ejércitos se parapetaron en improvisadas trincheras, alcanzando la guerra el que ha sido quizá su punto más alto de crueldad y dureza en toda la historia, si hablamos de combatientes.
¿Cómo se llegó a esa situación?, tras el comienzo de la guerra en occidente Alemania intentó lo que posteriormente logró en la II Guerra Mundial, un rápido avance de sus tropas para ocupar los países del Benelux, el norte de Francia y llegar a París, Plan Schlieffen se llamó la cosa, llamado así en honor de su padrino, Alfred von Schlieffen, que pensó en algo similar a lo que Aníbal logró en Cannas, mas este murió antes de que se llevara a cabo la cosa, sacrificaron tropas del frente oriental para disponer millón y medio de soldados dispuestos a invadir el oeste, en el este dejaron a medio millón para hacer frente a más de dos millones y medio de rusos (algún día hablaremos de una de las batallas más injustamente olvidadas de la historia y que se vivió en este frente), mientras que con ese millón y medio deberían derrotar a casi cuatro millones entre británicos y franceses.
Invadieron Bélgica y Luxemburgo, entraron en Francia, derrotaron a los aliados en Lorena, Charleroi y Maubeuge, pero todo cambió cuando fueron derrotados en Primera Batalla del Marne, quizá la primera vez en la historia donde la aviación jugó un papel fundamental, aunque fuera como medio de observación del enemigo, tanto franceses como británicos movilizaron a todas sus fuerzas para parar a los alemanes, llegando a usar incluso a los taxis de la capital, París, para transportar de urgencia tropas al frente, los alemanes, más expuestos y en menor número se replegaron, llegaron a un punto, hicieron una cruz, excavaron y así nació la primera trinchera, al llegar los aliados frente a ellos no tuvieron más remedio que hacer lo mismo porque si no ahora los expuestos eran ellos, así poco a poco se crearon dos trincheras ininterrumpidamente desde el Mar del Norte hasta la frontera con Suiza.
No es asunto baladí este del origen de la cosa, porque se comprende ahora por qué aun siendo el sufrimiento grande en los dos bandos lo fue aun más en el de los aliados, los alemanes fueron los primeros en atrincherarse y por lo tanto fueron eligiendo el terreno más favorable, también dispusieron de más tiempo y sus posiciones siempre estuvieron algo más acondicionadas.
En medio quedó esto, un espacio de tierra que oscilaba entre una veintena de metros y los casi trescientos, el infierno, quien haya visto por ejemplo «Largo Domingo de Noviazgo» podrá hacerse una idea de lo que significaba ese terreno, un grupo de soldados franceses es acusado de auto mutilarse y condenado no a muerte, sino a algo peor, a salir sin armas a tierra de nadie, un terreno asolado por los continuos bombardeos, donde salvo los agujeros de las bombas y los cadáveres putrefactos no había nada en lo que guarecerse del enemigo, cualquier intento de avance era fácilmente detenido por las ametralladoras enemigas, un terreno poblado de alambradas, restos de árboles destruidos, barro y vergüenza.
Pero, ¿cómo eran las trincheras?, como dijimos los alemanes llegaron primero, así que pudieron hacerlas algo mejores, más profundas, con más cemento y menos tierra, más impermeables, nunca eran rectas, sino en forma de dientes, para que fueran más eficientes contra los bombardeos, no era una sola línea, estaba la primera, ocupada sólo momentáneamente por observadores, una segunda con pequeñas guarniciones y que se usaba más como señuelo para atraer las bombas enemigas y una tercera, donde se apelotonaban en escasos metros regimientos enteros.
la ingeniería de la época se las ingenió para construir sin descanso trincheras y más trincheras a lo largo del frente para protegerse del enemigo y tener asegurada una segunda y tercera defensa caso de que cayera la trinchera más cercana al enemigo, Flandes, tierra ciclista donde las haya, fue el punto donde los aliados lo tuvieron peor, los alemanes allí eligieron el sitio más alto, los aliados a nada que cavaban encontraban agua, a pesar de que se intentaba acondicionar los suelos con planchas de madera los soldados que lucharon allí tuvieron más problemas con el agua que con la artillería, ametralladoras o francotiradores enemigos.
¿Cómo era la vida en las trincheras?, pues un soldado medio iba turnando las diferentes trincheras, rara vez pasaba más de dos semanas en la misma, lo malo es que salvo cuando le tocaba descanso en retaguardia la cosa no variaba mucho, barro, humedad, enfermedades, piojos, además eran continuos los escarceos, las patrullas, no tanto las grandes batallas, aun así el índice de mortalidad de los soldados que se vieron en estas dobló por ejemplo al de los que lucharon 30 años más tarde en la II Guerra Mundial, la falta de medicamentos, sobre todo de antibióticos, hacía que una pequeña herida en un miembro derivase en gangrena y provocase la muerte, la higiene obviamente brillaba por su ausencia, así que las enfermedades y ratas campaban a sus anchas, la cercanía del enemigo implicaba que el peligro de caer bajo el disparo de un francotirador, del gas (usado también en esta contienda a nivel masivo por primera vez en la historia) o las bombas fuera grande.
¿Todo era miseria en las trincheras?, no, las había tranquilas, sin prácticamente actividad durante toda la guerra, bien acondicionadas y que incluso se usaban como descanso de tropas de otros frentes, como las aliadas de la invasión de Dardanelos destinadas en Armentières, el cartel que acompaña este párrafo es el de la película «Feliz Navidad», que hace una versión libre de unos hechos sucedidos en la navidad de 1914, donde ocurrió una breve tregua navideña entre los combatientes, sin llegar a esos extremos durante toda la guerra se vivieron momentos de confraternización entre ambos bandos, intercambios de alimentos, medicinas, tabaco… esto claro no gustaba nada a los superiores, que solían mover constantemente de posición a sus soldados para evitar estas situaciones o los instaban a disparar a esos «casi amigos».
Pero lo habitual era el tifus, la disentería, el cólera, como dije al principio no había manera de recoger los cadáveres en tierra de nadie y estos eran focos de infecciones constantes, muchos de ellos no pudieron ser recogidos hasta acabada la guerra, con lo que quedaron prácticamente inidentificables, aun en estos días siguen apareciendo restos humanos en áreas donde se sucedieron grandes batallas como las del Somme o Verdún, en algunos lugares concretos el espíritu reflejado en «Feliz Navidad» permitía pequeñas treguas no firmadas para que se recogieran cadáveres, heridos e incluso se intercambiaran estos pero esto tenía sus problemas también, se aprovechaban estas treguas para efectuar pequeñas escaramuzas por sorpresa y esto cortaba la tregua constantemente, asimismo tampoco eran del agrado de muchos oficiales, con lo que rara vez pasaban de cortos espacios de tiempo.
11-11-1918, a las 11 horas de la mañana acababa la guerra, se sabía con antelación, tras cuatro años de lucha terminaba todo, lo lógico es pensar que después de tanto sufrimiento y ante la perspectiva de la ansiada paz esa mañana iba a ser tranquila, casi de despedirse de tus enemigos, así lo fue en algún caso, pero ese día también fue ejemplo de un dicho que se suele asociar a esta contienda, «leones dirigidos por borregos», en referencia al valor demostrado por las tropas y la escasa preparación y el escaso nivel que demostraron sus oficiales, muchos de estos, del lado aliado, ordenaron ese mismo día once de noviembre ataques masivos, que no podían lograr nada estratégicamente, ya que los términos de la paz estaban ya firmados, pero que causaron miles y miles de muertos y aun más heridos.
Alemania estaba asfixiada económicamente, sus aliados se desplomaban, a pesar de su éxito en el frente oriental la entrada de Estados Unidos hizo que vieran imposible la victoria, así se explica que fueran derrotados cuando todas sus posiciones estaban todavía en territorio enemigo, los términos de la rendición fueron duros, tanto que dieron pie al auge del nazismo y la vuelta a la guerra años más tarde.
Esta lucha de trincheras hizo que se viera algo que entonces era desconocido, y que no se ha vuelto a dar en tal grado jamás, el daño psicológico que sufrieron los soldados, la gran mayoría de supervivientes los padecieron, algunos no se llegaron a recuperar jamás, fue tal el horror vivido que salir ileso y sano mentalmente era algo poco habitual, la tasa de suicidios entre excombatientes multiplicaba la general, en definitiva, pocas veces la guerra ha sido más cruel en la historia, por no decir ninguna.
Postdata, Freedom Call en su versión más pastelera, «Queen of my World»: