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Los políticos y su pueblo.

Nada más casarse uno se da cuenta de que la política no puede ser nada bueno, adoras a tu madre, pero es añadir la palabra política a la palabra madre y coño, el cambio es radical, evidente y con igual de evidentes intenciones de complicarte la existencia, un político suele ser ese tipo que miramos con desconfianza, al que presumimos corrupto, vividor a costa de nuestros esfuerzos, mentiroso y demás lindezas.

Aun así llegan las elecciones y les votamos, además siempre a los mismos, porque nos gusta ganar, por eso somos del Madrid o del Barcelona, sabes que pierdes un año, pero al final siempre te llegan alegrías, como en política además cambiar de colores es hasta saludable pues no nos duelen prendas en dar el voto a Zapatero y luego a Rajoy, así nos sentimos partícipes del «cambio», lo triste es que nos pongamos como nos pongamos todo sistema político necesita de alguien que lo comande, incluso el «igualitario comunismo».

Tiempo atrás hablábamos de la teoría y la práctica, como todo en la vida aquí también tiene entrada, tú piensa, que para eso eres el listo o la lista de los dos, teóricamente todos los sistemas políticos son viables, a ver, repito, en teoría, con sus más y sus menos, pero funcionar todos podrían funcionar y vivir plácida y prósperamente, cuando se llevan a la práctica resulta que no, que no funcionan, ¿qué falla? (las de Valencia las mejores).

Funcionarios, chiste

Cuanto más sencillo es algo mejor suele funcionar, ejemplo, un botijo, poca mecánica, sin pilas, o se rompe o cumple su función para siempre, a medida que un objeto se complica suele dar más fallos, si eso pasa con cosas, con objetos, qué no pasará con un país, porque además este, el país, cuenta con algo diferente a cualquier objeto, el factor humano.

Los políticos sí, ellos tienen la culpa de todo, el puto gobierno, además, tenemos tantos, el central, el autonómico, el de la diputación, el municipal, el presidente de la comunidad de vecinos, el consejo escolar, la comisión de fiestas…. sinceramente, si no estás en algo que decida algo hoy en día eres un don nadie, «el gobierno baja las pensiones», «el gobierno congela los sueldos», «el gobierno nos sube los impuestos», puto gobierno de los cojones, la cosa es que «El gobierno» como tal es inocente como un perro lamiéndose el nabo, son personas las que toman decisiones, son personas en definitiva las que hacen que esa sociedad tan posible y feliz teóricamente se chafe.

Pero ahora entramos en la parte que menos nos gusta, tú eres persona, yo soy persona (y muy atractiva, atlética y varonil), tú y yo formamos parte de la sociedad, tú y yo tenemos culpa de que la teoría no se corresponda con la práctica, y te voy a poner un ejemplo claro, un ejemplo de que alguna vez los políticos tienen una labor peliaguda delante suyo, cuando tienen que torear con nosotros, el pueblo, que nos las sabemos todas.

No sé si te has enterado, estamos en crisis, sí, tú ya sé que en la de los cuarenta, pero las hay peores, la económica, el paro desbocado, las arcas públicas con telarañas, ante eso nuestros políticos intentando buscar soluciones, vamos a suponer que es así, alguna polémica, casi todas vamos, pero concretemos, el subsidio del paro, la indemnización por despido, teóricamente tú vas al paro y tienes dos años cubiertos para que en ese tiempo encuentres empleo, teóricamente, todos, seamos sinceros, conocemos gente de nuestro entorno que por los huevos, sobre todo antes claro, para qué aceptar un curro por 1.000 euros si me voy a tirar dos años en casa cobrando 900, no sale a cuenta, sobre todo si eres un hacha de las chapucillas y cambias un par de lavabos o arreglas una lavadora así de estrangis de vez en cuando, anda que no somos pícaros en este país, a nosotros nos van a enseñar como engañar, si defraudar a hacienda es de los pocos delitos de los que puedes presumir en el bar con toda una banda de estafados llamándonos campeones y comentando jocosamente el tamaño de nuestros huevos.

Teóricamente para que el sistema funcionara uno se va al paro y comienza a buscar nuevo empleo sin pensar en lo que le queda por cobrar, te ofrecen uno, lo aceptas y ala, a volver a cotizar enseguida, el sistema va bien, pero somos humanos, personas, somos los que hacemos que en la práctica el sistema cojee, bien, supongamos que vamos a trabajar, sí, nos hacen contrato, ahora vemos otro de esos idílicos planteamientos, el liberal.

Un empresario libremente llega a un acuerdo con un trabajador igual de libremente, libremente pactan unas condiciones y luego se van de putas juntos, putas que ejercen libremente, para celebrarlo, qué, cojonudo ¿eh?, pero es que al igual que el gobierno lo forman personas y la clase trabajadora la forman personas eso que llamamos «el empresariado» también lo forman personas, unos mejores, otros peores, pero con todos los vicios que tenemos las personas, imagínate ese escenario tan idílico, sin que haya regulación alguna, te contratan y empiezas a currar, tienes tu estatuto de los trabajadores y tienes tu convenio, sectorial, de empresa… en teoría no pasa nada porque tú decidas que para ti esas dos cosas son como la Biblia para una monja clarisa, todos estamos locos por cumplir la legalidad, ¿no?, tú no te escaqueas y tu jefe respeta todos y cada uno de tus derechos.

La empresa va mal, tienes que despedir a Fulanito o a Menganito, en teoría no hay duda, Fulanito es un vago y un inútil, pero como el trabajo tampoco es para tanto y cuando hace falta se queda a currar las horas que haga falta, renuncia a sus vacaciones cuando se lo pides y te ríe todos los chistes en la cena de empresa te resulta hasta entrañable, en cambio Menganito coño, es buen trabajador, nunca has tenido queja de su trabajo, pero el cabrón te ha denunciado porque le obligas a hacer jornadas superiores a lo que marca el estatuto de los trabajadores, en una palabra «problemático», me quedo con el otro, qué exagerado y que tomado por los pelos pensarás.

Pues mira, por los pelos no, soy calvo, hoy en día, con la que está cayendo, o eres uno de esos afortunados representantes sindicales protegidos por la mano de no se quién o es mejor que tragues lo que sea, lo estoy viviendo en mi propia empresa, mitad de la plantilla denuncia reivindicando algo que cree un derecho, el juez decide, para eso están, para decir si tenemos o no tenemos razón, resulta que sobra gente, hay que echar al paro, sí, casualidades de la vida, todos los que han ido al paro forman parte del grupo que denunció, evidentemente ninguno por esa razón, claro, es mera casualidad, en teoría tenemos un sistema que nos protege, leyes, normas, juzgados, en teoría, porque en la práctica las normas no se cumplen siempre, y si reclamas puedes irte tranquilamente a engrosar el cupo de parados que se toman un par de años sabáticos.

Y es que somos lo que somos, fardamos de engañar al seguro del piso, lo cuentas en la tasca y te miran hasta con admiración, si vas legalmente por la vida tienes sensación de ser un gilipollas integral, todos sabemos que si nadie se aprovechara del sistema nos iría mucho mejor, pero como estamos venga a oír que «no somos nadie» en los funerales pues no te das por aludido, la gracia de ser un listillo es serlo aprovechándote del resto, se descubren abusos en las prestaciones sociales y nos echamos las manos a la cabeza, pero por no haber pensado tú en eso antes.

Hay veces que miro a un político y me da pena, me lo supongo hasta honrado, trabajando, legislando, el tío ahí sin saber que todo lo que está decidiendo al final depende de algo que no está bajo su control, el listillo, el aprovechado, que los hay en todos y cada uno de los ámbitos de la vida, lo malo es que al tener que legislar tanto para evitar en la medida de lo posible a este tipo de gente siempre acaba pagando el empresario decente, que los habrá, el ciudadano decente, que los hay, el trabajador decente y demás, como siempre me he enrollado tanto que me quedan muchas cosas en el teclado por ser escritas, otro día volveré.

Edenbridge, «Paramount»

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