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GO, GO, GO!
El domingo disputose el Tour de Flandes, una de las carreras más esperadas por mí del calendario, toca los huevos ver que en España no interesa ni a dios, siendo como es un pedazo de monumento en toda regla, la de aventuras que hay que vivir para poder verla en directo, este año tocó mandar a la parienta y las crías a comer por ahí para poder comenzar la búsqueda por internet, hasta que das con el link bueno y te corres de la emoción, la calidad penosa, con anuncios cada cinco minutos, imágenes de escasa resolución y demás. Da igual, te corres de gusto porque te mola y te mola mucho.
En las carreras previas el único de los grandes gallos en mojar fue Peter Sagan, este año por fin coincidían todos, años anteriores pues eso, cuando no era Boonen el que estaba jodido era Cancellara, este año ambos bien, Sagan también, se presumía un espectáculo colosal.
¿Qué es el tour de Flandes?, la carrera que es el orgullo de la parte flamenca de Bélgica y una de las dos carreras de un día más míticas para mí, junto a la del domingo que viene, Roubaix. Mira la foto, por esas carreteras les meten a 200 tipos en bici, encima grandecitos, tú imagina esa carretera atestada de gente en las cunetas, gritando, con los ciclistas retorciéndose del esfuerzo, una imagen que vaya, pone la piel de gallina.
De Ronde, la poesía ciclista, Boonen, el mito.
La primavera la sangre altera, eso dicen, al aficionado ciclista sin duda alguna, en primavera tenemos todos los años problemas familiares, llega el domingo, hacen planes, te miran, tú ahí disimulando, hasta que tienes que recordarles que no, que estos domingos los tenemos marcados a fuego, que nos la suda ir al monte, a comer donde sea, ¿quieres echar un polvo?, le preguntas a la parienta, «pues es lo único que me haría renunciar a ver el Tour de Flandes», hombre, siendo sinceros tampoco renunciarías mucho, en un anuncio da tiempo a echarlo y hasta a fumar.
El Tour de Flandes, qué decirte de esta carrera, una de las dos que más me gustan, la otra el domingo que viene, la París-Roubaix
, sí, el Giro es duro, emocionante, nos brinda siempre imágenes espectaculares, esos puertacos con nieve en las cunetas, ese sterrato de hace un par de años, el Tour también, esa agonía de los puertos alpinos, con el calor sofocante, pero en serio, no sé qué tienen estas carreras que hacen que te enamores de ellas irremediablemente.
¿Por qué es poesía?, porque el Tour de Flandes nos ofrece muchas de mas más bellas estampas, ese sufrimiento extremo de los ciclistas subiendo los muros adoquinados, rodeados de miles de entusiastas espectadores en las cunetas, es quizá de las carreras más bonitas estéticamente hablando, más duras, más míticas, ayuda mucho el que se celebre en el país que más ama al ciclismo, Bélgica, y dentro de él en la región más ciclista por naturaleza, Flandes, si te digo que a lo largo del recorrido se reúnen más de cuatro millones de personas viendo el espectáculo quizá creas que te exagero, pues no, incluso hay fuentes que sitúan en cinco millones la cifra, realmente espectacular.
Una cosa te iba a comentar, los aficionados ciclistas somos gente rara, amantes de la tradición, cualquier pequeño cambio nos irrita, este año más, han quitado el Kapelmuur, uno de los muros más duros y espectaculares de la carrera, gran polémica, en el fondo da igual, sigue siendo igual de dura que siempre, o incluso más, además este año, al contrario de los anteriores, se preveía un duelo más que igualado entre Fabian Cancellara y el belga Tom Boonen, pensar en otro ganador aparte de ellos parecía complicado, Sylvain Chavanel, Peter Sagan (ojo con este chaval), Ballan, Hushovd.. poco más a priori.
Pero todo se fue al garete, el esperado duelo se quebró, demasiado pronto, porque Cancellara, muy lejos de meta aún, se va al suelo, se retira, (se ha roto la clavícula por tres sitios el colega) es una característica de este tipo de carreras, no hay segunda oportunidad, no hay lugar para la recuperación, si te caes o te levantas enseguida o te despides. Esto cambiaba todo, porque la baza de Boonen era endurecer la carrera sí, pero si se llegaba al sprint pues casi mejor, el único a priori capaz de reventar el pelotón era precisamente Cancellara.
Y sin Cancellara Flandes es menos Flandes, como lo es menos con sol y buen tiempo, aun así un ataque el italiano Alessandro Ballan, y las continuas caídas y accidentes hicieron la selección, una parte final llena de emoción, con varios grupitos persiguiéndose, Boonen, Ballan y Pozzato al frente, Sagan y compañía a la caza, todo en unos pocos segundos, pocos segundos a que a estas alturas parecen horas, «compañía», porque en realidad era Sagan, qué pedazo de ciclista, qué 22 añitos, qué futuro mito del ciclismo, hacía muchos años que no vivíamos una explosión como la del eslovaco.
Meta, el triunfo entre tres, entre tres perros viejos, entre tres especialistas, entre tres muy conocedores de sus rivales, estrategia pura, cuando me quedo sin uñas comienzo con las de mi perrita, a pesar de su dulce mirada, que te jodan, hay que servir a tu amo, ya te crecerán, gana Boonen, entra en la gloria, no por su triunfo de este año, porque Flandes es tan puta que la gloria se la reserva a gente como Cancellara hace dos años, victorias eso sí, anualmente, y con esta Tom Boonen suma tres, consagrándose como uno de los mitos de nuestros tiempos, tras un par de años duros vuelve por sus fueros, era el gran favorito y sólo el suizo podía hacerle sombra, Boonen además suma y suma esta primavera, pletórico, ha ganado casi todo lo que ha corrido, me parece que ya sabemos el ciclista a seguir el próximo domingo, porque además tiene un equipo, ahora sí, a la altura. Pero ojo, que al contrario que Flandes Roubaix no necesita mal tiempo, es dura y selectiva se den las condiciones metereológicas que se den, ya os contaré.
Bonito tema para la posdata, agradable de escuchar sin duda, Sirenia, «Fallen Angel»
¿Por qué me gusta el ciclismo?
Realmente mirando la cosa objetivamente pocos argumentos hay, se trata de un montón de tíos dando pedales durante un montonazo de kilómetros, la mayoría en los puros huesos, enclenques, feos, pedalean y pedalean hasta la meta y sólo ahí hay emoción.
Da la sensación de que además el ciclismo es un deporte donde la ingeniería médica en forma de dopaje está plenamente integrada, cuando ves a un ciclista meando en una cuneta si te fijas casi puedes ver que mea algo verde, alguno puede que al final en el último kilómetro comience a ponerse cachas, más feo aun y verde del todo y en plan «El increible Hulk» tire la bici sobre el público y se encabrone de lo lindo.
Y a pesar de esto, a pesar de no ser un deporte espectacular, a pesar de los casos de dopaje, que por cierto, si los hay es porque se buscan, resulta que el ciclismo me gusta, me ocupa y me preocupa, alguna razón habrá.
Y por supuesto que las hay, empezando por la variedad, poco o nada tiene que ver una clásica del norte, con una italiana, con una ronda por etapas de una semana o con una de tres, poco o nada tiene que ver subir el Tourmalet con la crono de París, poco o nada el treno de Cipollini con el US Postal en la CRE, bueno sí, tiene que ver que todo es ciclismo, y en ruta, pero los que pueden ganar en unas y son favoritos para ello en otras no se comen un colín, y viceversa, Boonen es un monstruo, Armstrong también, pero uno tiene imposible ganar el Tour y el otro lo mismo con la París-Roubaix
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En fútbol por ejemplo el equipo que es bueno en la Copa es bueno para la Liga o para la Champions, podrá o no ganar luego, pero las condiciones de juego son siempre similares, en ciclismo no, el terreno de juego condiciona las condiciones y carencias, me diréis, «coño, pero el Madrid en fútbol sala no se comería una mierda», vale, pero es otro deporte, es fútbol, pero sala, como el ciclismo tiene el ciclocross o la BTT, pero hablamos de que sólo en ruta la variedad de carreras y ciclistas es tremenda.
Mirad cómo es la cosa que eso de que «el todo es más grande que las partes» en el ciclismo es una mentira, tanto como que dejé de ser veinteañero hace semanas, ejemplo, cuando existía la Copa del Mundo era más importante ganar «Tour de Flandes» o Roubaix que la propia general, con el Pro Tour lo mismo, cualquier ciclista cambiaba ganar la general de esa clasificación por ganar alguna de las carreras que la integraban, léase por ejemplo el Tour.
Luego está la cosa de la incertidumbre, del no saber cómo y cuando se decidirá la carrera, puede ser en el último kilómetro, pero puede ser antes, puede haber sprint, pero.. ¿y si llegan los fugados?, y claro, si llega, ¿ganará como siempre el italiano?, ¿esperarán al último puerto?, ¿al Poggio?, ¿al último tramo de pavés?
«Emboscada en el bosque de Aremberg», no jodas, si acojona y todo, puede ser el título de una peli de la II Guerra Mundial,
«Ataque en el Kopenberg», «La batalla de los Alpes», épica pura señores, luego no están ahí dándose de tiros no con la lanza en ristre, pero la magia de los escenarios, su misticismo en ocasiones presta a enamorarse de este deporte, ¿quién no recuerda alguna etapa sobre la nieve, la lluvia o el calor extremo?
Me gusta el ciclismo, porque además, como en alguna ocasión hemos tratado es un adelantado a su tiempo, nunca tuvo fronteras, ni problemas de cupos de extracomunitarios, tú puedes montar un equipo en Suiza y llenarlo de ciclistas de 20 países que nadie se extrañará, como nadie se extrañará de que ciclistas de equipos rivales sean solidarios cuando la situación lo requiere, «toma Gino, bebe».
Recuerdo mis primeras carreras con Arroyo en el Tour en el que hizo podium, vagamente eso sí, porque soy bastante joven aunque parezca lo contrario, gloriosos años los ochenta, los bares se abarrotaban viendo las desventuras de Ángel Arroyo, Perico Delgado o Marino Lejarreta, los críos jugábamos a «ciclistadas» con chapas, las radios competían a ver quién cubría mejor y durante más tiempo las carreras, salías de clase a toda leche para poder llegar a ver el fin de las etapas, jovenzuelos de hoy ni se pueden imaginar que hubo una época en la que el ciclismo rivalizaba seriamente con el fútbol, y no exagero, durante el tour o la Vuelta el Marca por ejemplo dedicaba 12 o 14 páginas a la carrera, la gente por la calle hablaba de ciclismo, podías apuntarte a varias porras con amigos…
Ahora sólo gracias a internet podemos charlar sobre esto, somos menos, pero fieles, vemos imágenes como esta….
….y nos ponemos casi cachondos, para la inmensa mayoría les hablas del Tour de Flandes y te dicen «bah, si esa es llana y no la conoce ni Dios», les hablas de la «Flecha Valona» y te sueltan, «sí, esa peli ya la he visto, de las mejores de Robin Hood», aficionarse ahora a la Fórmula 1 es sencillo, al tenis igual, al ciclismo no, porque pagamos el ir de cara, aquí a los tramposos les cazan y son sancionados, pero porque son buscados, no hay más.
Salvo excepciones, como pueda ser por ejemplo Euskaltel no hay esa identificación tan estrecha con un equipo como lo hay por ejemplo en fútbol o basket, que te impide incluso disfrutar de las virtudes del rival, en ciclismo incluso los del Euskaltel-Euskadi disfrutan de una llegada como la de Ballan en el Mundial, el cambio continuo de equipos y patrocinadores quizá propicie eso, pensad el mero hecho de que todos suben juntos un gran puerto del Giro o el Tour y muy muy muy y mil veces más «muy» rara vez un aficionado de un ciclista intenta hacer el mínimo daño conscientemente a un rival, ¿os imagináis a Etoo metiendo goles al Madrid en el Bernabeu con centenares de hinchas rivales a su lado?, ¿o a Figo lanzando corners en el Camp Nou con la camiseta blanca con los Boixox nois a su nuca y sin valla o protección alguna?.
La afición ciclista comparte bocatas y cervezas en las cunetas de la carretera mientras esperan pacientes e ilusionados a sus ídolos, se mezclan, se intercambian números de teléfono, direcciones de correo y si hace falta a las parientas, animan codo con codo a los suyos sin agredir al rival, eso mis queridos amigos es la esencia del deporte, de la deportividad, del respeto, y eso en pocos deportes de élite se da, hay piques claro, pero lo dicho, mientras un forofo del fútbol ve al Cristiano Ronaldo rival a tiro y le pega un botellazo en ciclismo no me cabe duda que si lo ve pasar a su lado incluso le aplaude, esa grandeza y no quiero ser pesado, sólo está en el ciclismo.
Revolution Renaissance ocupa la postdata, estos fineses fueron un invento de Timo Tolkki, un proyecto acabado, comenzaron sin demasiada chicha, hicieron un segundo disco bastante bueno y acabaron con otro que lanzaron sólo por compromisos con la discográfica, del primer LP, «New Era» este «I Did It My Way», con Michael Kiske a las voces: