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«Boardwalk Empire», 2º acto.
Pues tras ver alguna que otra serie que dejaba bastante que desear tenia uno ganas de ver algo con verdaderas ganas, eso tiene su sonido propio, la cortinilla gris, la cortinilla que da paso a toda serie de la HBO, tocaba ahora la segunda temporada de «Boardwalk Empire», la serie de Terence Winter, tocaba de nuevo volver a la ley seca, a la época gloriosa del hampa y sus gangsters, a los felices 20. Decir antes de nada que por supuesto, no acaba aquí la historia, habrá tercera temporada, Dios gracias.
Sí, desde luego disfrutas viéndola, desde el primer capítulo, dirigido de forma magistral por Tim Van Patten, (este vuelve a dirigir unos cuántos capítulos, los más importantes) lleno de escenas rodadas con estilo, con garra, con clase, creándote ya desde un principio la sensación de que la burbuja está cerca de estallar, una de las pocas pegas que tenía esta serie en su primer acto era la falta de ritmo, la poca o nula acción que se antoja necesaria para mantener el interés, desde luego eso a mi juicio se ha corregido, además, está repleta de pequeños detalles, alguno que te arranca una sonrisa, como cuando Nucky Thompson llega a casa y se encuentra a su amante y compañera discutiendo con el hijo de ella, una profesora de esas monjas de toda la vida le había sacudido al chaval, «le decía yo a mi padre que me había pegado una monja y él me volvía a dar una azotaina», como veis muchas de las cosas que solemos decir exageradamente hoy en día para mostrar a los peques lo fácil que es su vida y lo puta que era la nuestra no es que la hayamos inventado nosotros precisamente.
Pero sin duda el principal punto fuerte de la serie está en la ambientación, impecable, hasta el mínimo detalle, te mete directamente en la época, eso y el mostrarnos una serie de personajes perfectamente trabajados, personajes mucho más definidos que en la primera temporada, donde la figura del protagonista fagocitaba al resto, ahora sí, ahora se les va dando la merecida importancia, como además el casting es un acierto tras otro pues por ese sentido no harás más que disfrutar. Más, sigue manteniendo su identidad, la marca de la casa, no escatima crudeza, la época era violenta, la serie, evidentemente, traslada violencia, si la sociedad era corrupta traslada corrupción, si era viciosa, traslada vicio, sin tapujos, sin putas tapándose las tetas después de echar un polvo.
¿Quienes son?, pues los de la primera temporada, encabezados por Steve Buscemi, Michael Pitt, Kelly Macdonald (a la que quizá recuerdes de «No es País para Viejos»), el increíble nuevamente Michael Shannon (cómo llena la pantalla el muy cabrón), la preciosa Aleksa Palladino y Michael K. Williams, hay muchos más claro, pero tampoco es plan, por cierto, que el Williams este corre un gran peligro de estancamiento, te llenó tanto su personaje en «The Wire» que no consigues verlo más que en ese rol, no sé, me parece que va a acabar siendo esclavo de su propio éxito. De los nuevos actores, pues destacar la presencia de Charlie Cox, el nuevo chico para todo del prota, este es el que hizo de Escribá en «Encontrarás Dragones», peli que no he visto, y también salía en “Downton Abbey”, serie que sí que he visto y de la que te daré cuenta en unas semanas. En un papelito, y como curiosidad, encontramos a Dominic Chianese, el tío Junior de «Los
Soprano»
Esos son, como digo, los principales actores, pero a pesar de que el peso en la historia de Buscemi y su personaje, como los títulos de crédito bien te dejan claro, es enorme, hay en la serie una serie de secundarios imprescindibles, muchos personajes o bien históricos de la mafia de los años 20, Capone, Luciano etc o bien basados en ellos, cambiándoles el nombre, personajes cuyo peso parece menor, pero que a la postre resultan vitales, otros como la madre del hijo pródigo, imprescindible para lograr comprender cómo piensa y por qué ha actuado y actúa cada uno, unos efímeros, otros recurrentes, pero todos parte de la historia, necesarios.
Tú te preguntarás, ¿te ha gustado?, ¿qué te ha parecido?, un puto regalo para la vista, qué historia más bien contada, qué dura, qué soprendente, emocionante, llena de pequeños matices, una madeja, un puzzle cuyas piezas encajan a la perfección, una auténtica maravilla de serie, impactante como pocas, con escenas que te revuelven las tripas, que te ponen el corazón en un puño, sí, definitivamente es bastante superior a la primera temporada, algo que suele ser habitual en las series de la HBO, que primero te presentan, sin prisas, y luego ya te enganchan, prácticamente supera todas las reservas que tenía sobre la serie, porque pasan, ahora sí, muchas cosas, cosas que no te las esperas, escenas resueltas a la perfección, sin lugar al tópico, ¿recomendable?, sin duda alguna además.
Eso sí, me queda la sensación de que es complicado disfrutar de «Boardwalk Empire» de esta manera, esperando un año para ver más episodios, porque lo pasado vuelve, y casi ni te acordabas, de hecho acaba esta segunda temporada y estás deseando ver la tercera, es una tortura casi, ves personajes aun sin desarrollar en su totalidad, personajes que desde luego están ahí por algo, porque nada pasa por que sí, acabas enganchado al tráfico de alcohol, a las traiciones, a las venganzas, al juego de poderes, a la corrupción, al gusto por rodar cada escena como Dios manda, al gusto por la fotografía impecable, a la iluminación impecable, a la imaginación, desde luego no está al alcance de todos los públicos, no es una serie para ver en familia, ni «para pasar el rato», pero como suelo decir siempre, para eso hay muchas, para disfrutar pocas, esta sí, esta la disfrutas.
Godsmack para la posdata, la banda de Sully Erna, geniales los estadounidenses, adictiva de narices esta «Voodoo Too»
El Gran Tim.
Tú vas viendo series y más series, unas te gustan más que otras, resulta que en esas que te gustan vas viendo los títulos de crédito y al final te das cuenta que muchos nombres se repiten, y te das cuenta que unos se repiten más que otros, y coño, al final resulta que muchos de los capítulos que más te gustan tienen un tío detrás de las cámaras en común, un tío como Tim Van Patten, un gran infravalorado, así que al menos yo pienso hacer un poco de justicia a su persona.
Nuestro protagonista es neoyorkino, de Brooklin, nacido un 10 de junio de 1959, casado y padre de dos hijos, compañero de colegio mayor de Jerry Seinfeld y miembro de una familia dedicada a la pantalla, hermanastro de Dick Van Patten («Con Ocho Basta») y Joyce Van Patten (veterana del cine y participante de esa mítica «Infelices para Siempre») y tío de Vincent Van Patten, ex-tenista, actor y director que ahora mismo presenta el «World Poker Tour», también es sobrina suya Talia Balsam, actriz que sale por ejemplo en «Mad Men».
Hablamos de un tipo que ha hecho de casi todo, actor en sus comienzos, guionista, director y productor, estando sus mayores logros unidos a la HBO, para ellos ha hecho de director en series como «Los Soprano», serie por la que fue galardonado, «The Wire», «Deadwood», «Boardwalk Empire», «Roma», «The Pacific», «Juego de Tronos» o «Sexo en Nueva York», desde 2005 ha trabajado exclusivamente con ellos, antes lo hizo para gente como Spielberg en «Into the West», para la FOX («Keen Eddie», «Pasadena», «New York Undercover «), NBC («Ed», «Homicide: Life on the Street «) o CBS («Touched by an Angel», «Promised Land», «Now and Again»), todo un curriculum en condiciones, a esto hay que añadir que hizo sus pinitos como compositor, aunque esto data de sus primeros años y no debió de quedar muy contento del resultado puesto que no ha vuelto a repetir.
En los últimos años se ha metido también en el oficio de producir series, siendo «Boardwalk Empire» y «The Pacific» sus dos primeras apuestas, también en esto va de la mano de HBO, con la que vive en permanente idilio, no es de extrañar, ya que la productora americana ha encontrado en él a su más rentable trabajador, mas él también ha mostrado respeto y admiración por varios de sus compañeros de viaje en HBO, como David Chase, David Simon o Terence Winter, se puede hablar pues de un idilio completo.
Su principal seña de identidad es elegir con gusto la puesta en escena, mostrándonos los hechos sobre todo a través de los personajes, sobre los que presta especial atención, si hay un asesinato nos lo muestra desde la óptica de alguien relacionado estrechamente con el acto, lo cual nos hace llegar sensaciones, sutiles en ocasiones, que nos hace percibir las emociones del personaje llevándonos un paso más allá de la simple acción, es de los directores que más jugo sacan de los personajes que le marca el guión, de los que te hace meterte en su piel, es sin duda un director de personajes, de actores, en una entrevista dijo: «Creo que sé cómo poner un actor a gusto, no sé el idioma, si hay un lenguaje, pero creo que cada actor viene al rodaje con sus propias necesidades y luego tienes que manejar en consecuencia».
Aunque evidentemente no es sólo eso, ejemplo claro uno de los episodios que rodó para «The Pacific», quizá el mejor, «Okinawa», mostrando toda la crudeza de la guerra, de forma espectacular y a la vez íntima, pero incluso este capítulo es una prueba más de la importancia que para él tiene la perspectiva, las miradas, no le hacen falta diálogos para mostrarnos el horror, la angustia que sienten esos soldados que están viviendo algo realmente impactante ante ellos.
A partir de ahora, si no has reparado antes, que sería extraño, cada vez que empieces a ver un episodio de la serie que sea (este no trabaja en malas) y veas su nombre durante el intro presta atención, serás testigo de un cineasta (sí, cineasta, porque ahora mismo él hace más cine en la tele que la mayoría en la gran pantalla) fuera de lo común, alguien con verdadera clase, con gusto y con criterio, y que sea por muchos años.
Allen y Lande para la posdata, Magnus Karlsson (Primal Fear) es el responsable de este proyecto (y autor de todas las canciones) que no es otra cosa que un duelo vocal en tres entregas entre dos de las grandes voces del metal, Jorn Lande y Rusell Allen, el resultado es una música en la que la melodía y las voces son las grandes protagonistas, del LP «The Revenge» este tema, quizá el mejor, «The revenge» (premio, se llama igual que el disco, sí).
«Los Soprano», Tony y su banda.
Estamos desde luego ante la serie más famosa de la HBO, puede que «Juego de Tronos» acabe quitándole el puesto, pero de momento si ponemos todos los títulos de las series del canal americano de pago y preguntamos a la gente cuál conoce sin duda la respuesta sería «The Sopranos», «Los Soprano» en cristianés.
David Chase es el responsable de la serie, emitida a partir de 1999 y hasta 2007, seis temporadas, la última con un añadido de ocho capítulos, como todas o prácticamente todas las series los directores varían, pero los más recurrentes fueron Tim Van Patten, John Patterson, Allen Coulter y Alan Taylor, eso sí, los capítulos claves para el gran Van Patten.
El reparto, amplísimo, encabezado por James Gandolfini, auténtico eje sobre el que gira todo, junto a él pues por destacar tan sólo a los más importantes Lorraine Bracco, Edie Falco, Michael Imperioli, Dominic Chianese, Steven Van Zandt, Tony Sirico o Drea de Matteo, pero el reparto es como digo colosal, tanto en tamaño como en resultado, destacar por ejemplo que Steve Buscemi hace aquí de director y actor, otro ejemplo, sólo mirando quienes actuaron en algún momento en la serie y anteriormente en la peli «Uno de los Nuestros» la cifra se pone en 27.
Esa peli es una de las grandes referencias de «Los Soprano», «El Padrino» también claro, son varios los guiños a ambas, es hasta lógico puesto que al final no dejan de compartir temática, mafia, contada de forma distinta está claro, pero al final se trata de eso, de gangsters.
La historia pues en realidad como suele pasar en series tan largas son varias entremezcladas y que se van sumando y restando a lo largo de las temporadas, Tony Soprano, el jefe, es sobre el que se vertebra todo, sus visitas a la psicóloga, su familia, su «familia», la policía intentando darle caza, las familias rivales, sus capos y soldados, sus folleteos con camiseta (esto te recuerda a Esteso y Pajares 😀 )…
No es una serie que me entrara pronto, los primeros capítulos se me hacían pesados, le di la oportunidad al haber leído tantas y tan buenas críticas, realmente merece la pena dársela, una vez que coges el ritmo de la serie, que empiezan a resultarte entrañables esos cabrones de la mafia de Nueva Jersey, te lo pasas bien, aun así hay episodios realmente soporíferos mezclados con otros en los que la acción no te deja moverte del sofá y otros con momentos en los que te descojonas de la risa.
Hay personajes que independientemente de su catadura moral te acaban cayendo genial, como el presumido Paulie Gualtieri y otros a los que ahostiarías tú mismo, como al hijo o el cocinillas, sus escenarios también acaban resultándote familiares, el restaurante, el club de putas, la casa Soprano, la de su madre, esta fue la primera serie de HBO en usar tomas exteriores, anteriormente a «Los Soprano» tan sólo habían rodado «OZ» y esta transcurría casi en su totalidad dentro de las paredes de la cárcel, en «Los Soprano» pasan con nota, rodando incluso en el mar alguna de las escenas más inolvidables de la saga.
Otro acierto es que a pesar de que como digo casi todo gire alrededor de Tony Soprano, se tocan diversos temas que hasta entonces eran tabú, como la homosexualidad en la mafia, trágicamente resuelta, más cosas buenas, muestra las vidas de los protagonistas de forma absolutamente creíble, si pegan tiros los pegan, si mean mean y si follan follan, aquí no se tapan con la sábana al acabar, detalles como estos hacen que la cosa gane en verosimilitud.
Cosas malas, pues el ritmo de algunos episodios, como en los que Tony se pasa drogado por la medicación o le da por soñar, y claro, hay algo que no es que sea bueno ni malo, para gustos, su final, para mí directamente no es un final, a algunos les resulta uno de los mejores de la historia, a estos les recomendaría ver los de «The Wire» o «Six Feet Under», yo creo que es el resultado de la incapacidad de encontrar un final digno a tan excelente serie, si no puedes dárselo te inventas una cosa rara que al menos te conceda la polémica necesaria para que tu serie pase definitivamente a la historia.
En fin, no es la mejor serie que he visto, pero está cerca, absolutamente recomendable, claro, en España no acabó de cuajar, aquí mola más otras cosas, gran serie y auténtico fenómeno social, con grupos de facebook, foros y demás dedicados a estos entrañables matones.
Kamelot ya ha aparecido en las postdatas dessjuestcianas, están de actualidad porque su vocalista Roy Khan deja la banda, sin que haya aun sustituto, estos yankis llevan ofreciéndonos su música desde hace 20 años, han ido cambiando de estilo con los años, más que de estilo lo que han hecho es ir metiendo matices, de ellos toca este «Across The Highlands»
«The Pacific», lo que pudo ser y no fue.
Cuando Steven Spielberg y Tom Hanks pensaron en hacer «The Pacific» debieron de tener en mente su anterior aventura juntos en una serie bélica, «Hermanos de Sangre», sabían que si hacían algo parecido cambiando el escenario las comparaciones, que de todas maneras eran esperables, iban a ser obligadas, así que decidieron un cambio de estilo, con un presupuesto de lujo presentaron la serie en 2010.
Para llevar a buen puerto la serie contaban con la ayuda, entre otros, de uno de los directores más injustamente ignorados del momento, Tim Van Patten, algún día habría que recordar el curriculum de este hombre, actor, director, productor, en «The Pacific» ejerció de los dos últimos roles, como referencia tomaron varias novelas, con dos de ellas como principales, «Helmet for My Pillow» de Robert Leckie (James Badge Dale en la serie) y «With the Old Breed» por Eugene Sledge (Joseph Mazzello), ambos autores son los personajes principales de la serie junto a John Basilone, este interpretado por Jon Seda, un habitual de HBO, presente en «OZ» y «Treme».
Ese es el principal error, lo que le hace desmerecer respecto a «Hermanos de Sangre», mientras que en aquella seguíamos a un grupo de soldados, siempre el mismo grupo, aquí seguimos a tres personajes que ni siquiera llegaron a coincidir en el frente, acaparan el protagonismo con tres historias practicamente sin conexión alguna, los secundarios pierden peso, quedando desdibujados, otro error, se nota cierto maniqueismo a la hora de contar la historia, los americanos son unos guerreros implacables, parece que juegan con la play matando japos, estos son idiotas del culo que parecen más preocupados en correr a pillar las balas con su pecho que de otra cosa, en un capítulo se nos deja claro que los pobres yankis las pasaban putas en una isla porque no tenían apenas agua potable ni suministros, en una isla rodeada por su marina si ellos estaban así ni qué decir cómo estarían los japoneses, claro que esto es algo en lo que el cine y la tele yanki caen continuamente si exceptuamos cosas como «Cartas desde Iwo Jima».
Más cosas que no me gustaron, en una miniserie bélica, de diez capítulos, dedicar practicamente tres o cuatro a los amoríos es excesivo, es como si pagas una mariscada y hay casi la misma lechuga que percebes, que metas un capítulo digamos que para descansar de tanta matanza pues vale, también el las guerras habrá sitio para la jodienda, pero se pasan.
Así pues, entre que se nos cuentan tres historias sin conexión y que se nos mete mucha paja (en plan fino, que no se masturba aquí ni Dios, que es de Spielberg), hay mucha desigualdad entre los capítulos, en toda serie los hay mejores y peores, importantes y de relleno, pero aquí directamente te ofrecen choped y jabugo.
Porque sí, hay jabugo, donde más luce «The Pacific» es sin duda en las batallas, se nota la pasta invertida, cruda como nunca antes se ha visto en la tele, incluida «Hermanos de Sangre», Iwo Jima queda muy desdibujada y Guadalcanal lo muestran más como videojuego que como otra cosa, pero Peleliu por ejemplo es todo un espectáculo en tres entregas.
Mención aparte para el capítulo dedicado a Okinawa, sin duda lo mejor que he visto en mi vida en la tele cuando se trata de mostrar una batalla, simplemente acojonante, duro, muy duro, aquí la gloria deja paso a las miserias de la guerra, plasmando que no sólo los militares participan en ella, sin duda debió de ser el colofón de la serie, pero metieron un capítulo final dedicado al regreso a casa de los protas, que vamos, sobra como la suegra los domingos.
Así pues, es buena, pero irregular, tiene momentos muy buenos con otros en los que ahostiarías a alguien por cómo pierden el tiempo en chorradas en vez de mostrar lo que mayormente buscas en una serie bélica, tiros, como todo lo relacionado con Tito Spielberg es un producto familiar, es decir, hay muertos, sangre, cuerpos desmembrados pero nada de sexo explícito, para que lo puedan ver los niños tranquilamente.
Postdata, Helloween venía de un par de discos más bien mediocres, sobre todo esa tercera parte del «Keeper» casi avergonzante, así que cuando publicaron «Gambling with the Devil» las espectativas no eran muchas, resulta que sin embargo les salió un LP realmente bueno, potable, recuperando la garra de antaño, variado pero casi sin relleno, de entre el album sin duda el temazo, al menos para mí, es este «Final Fortune».