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Situaciones extremas, ¿tú qué harías?
Dentro de lo mierdosa de la última temporada de «The Walking Dead» había algo muy concreto que me gustó, por lo que me sorprendió a la hora de resolverlo sobre todo, no te creas, el asunto tiene miga, te lo explico.
Cuántas y cuántas veces habremos oídos, alguna vez hasta escuchado aquello de «si pillamos a Hitler de bebecito y sabiendo lo que va a hacer mejor matarlo a tiempo», un dilema interesante ¿verdad? A no ser que seas «Minority Report» es imposible saber qué sucederá en el futuro. Lo que se planteaba en esta serie de los zombis es un tema parecido pero que más menos ya deja claro que el bebé, bueno, niña preadolescente ya, es una tipa capaz de hacer mucho daño.
El retorno de Dexter Morgan.
Pues tenía ya ganas de echarle una ojeada a la sexta temporada de «Dexter», por si eres de los que no la han visto te diré brevemente (brevemente sabes que para mí son dos horas menos en el sexo, que son dos minutos) de qué va.
El principal atractivo es que el asesino es el prota, el Dexter Morgan (Michael C. Hall), trabaja como analista de sangre en la poli de Miami, pero en sus ratos libres se dedica a matar gente, pues de eso va, sus asesinatos, el ver si le pillan, las relaciones con sus compañeros y familia…
Lo bueno de esta serie es que funciona por temporadas, me dirás, como todas, qué puto listillo, ya, como todas, pero esta más, porque las tramas ocupan eso, una temporada, aunque siempre arrastre cosas de una a otra, por lo que es viable ver cualquier temporada sin haber visto las anteriores.
A mí la verdad, pues eso de que el prota sea un asesino vale, atrae, es original, pero no me gustó mucho que lo caramelizaran un poco mucho haciéndole parecer el vengador social que parece, mata, si, pero sólo a los que se lo merecen y han quedado libres de la justicia, en fin, que siempre da la sensación de haber podido dar mucho más de si.
Los «metetes» en la I Guerra Mundial.
Sí, ya sé que no es la primera chapa que meto sobre la «gran guerra», posiblemente no sea la última, pero vamos, quédate, que esta no es de esas tostonazo, bueno sí lo es, pero si te lo digo no sigues leyendo, en esta ocasión más que centrarme en hechos concretos hablaré de una vieja táctica que ha usado la humanidad durante toda su historia, el «metetismo», que aquí se uso y vaya si se uso, de lo lindo.
¿Qué es el «metetismo»?, pues imaginaos, todos conocemos al típico que está enemistado con alguien y malmete a sus espaldas contando chismes varios para lograr enemistarle con los demás, más que para ganar amigos lo que se busca es encontrarle nuevos enemigos a ese cabrón que te cae tan mal porque en su día tuvo la osadía de enfadarse porque le miraste el culo a su mujer, que la gente tiene poco humor, ya te digo.
Pues sí, en la I Guerra Mundial hubo mucho de esto, prácticamente todos los países dedicaron esfuerzos en lograr buscar enemigos a sus propios enemigos, era una forma de obligar al rival a desviar tropas y medios y así facilitarle la tarea, esto se hizo también con medios propios, como hablamos en su momento cuando surgieron las figuras de Von Lettow o Von Spee, con poco obligas a movilizar mucho a tu enemigo, pero también usando la táctica del «metete».
Quizá el mayor «metete» de esta contienda fuera Thomas Edward Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia, en Oriente Próximo llevaba luchando el Imperio Británico y el turco un par de años, Lawrence fue enviado a negociar con Khalil Pasha, también conocido como Halil Kut, un general otomano familiar cercano del líder militar de los turcos, Enver Pasha, la liberación de un ejército inglés sitiado, más que negociar lo que pretendía era sobornarle, tenía también la misión de sondear la posibilidad de que las diversas tribus árabes se sublevaran contra el Imperio Turco, en un principio fracasó, pero luego logró su propósito, obligando a los turcos a desviar muchas tropas al sur para proteger su imperio, cierto es que es curiosa la figura del Lawrence este, al que el cine mitificó en la peli que lleva su nombre, pero que tiene su lado oscurillo, famosa es su tendencia homosexual, lo que no es en sí mismo nada malo, pero sí que parece más censurable es su amor declarado hacia dos quinceañeros sirios a los que dejó escrito «a los que amo con todo mi corazón», «no hay mujer en el mundo cuya belleza se compare al rostro y al cuerpo de un adolescente» fue otra de sus «gloriosas frases», eso sí, no parece haber pruebas de que llegara a materializarse ese amor tan profundo en un par de soplidos en la nuca de los chavalines.
Los británicos además redactaron la Declaración Balfour, los judíos por aquel entonces no tenían oficialmente estado alguno, se les tenía como cohesionados y factor clave a la hora de dar o quitar apoyos, la Organización Sionista Mundial tenía su sede en Alemania y aunque no hay datos que lo demuestren la idea que se palpaba era que la población judía mayoritariamente estaba con los alemanes, con esa declaración Gran Bretaña ofrecía la posibilidad de establecer el ansiado Estado judío, con lo que se consiguió atraerlos a sus filas y de paso dar un pasito más para la entrada de Estados Unidos en la guerra, país donde la comunidad judía era muy nutrida y muy influyente.
En la imagen el submarino alemán U-52, de los más afamados de la guerra, no hablaremos hoy de la lucha submarina de la gran guerra, sólo un detalle, un intento de malmeter que no le salió bien, decir que la flota alemana se pasó casi toda la guerra en puerto, salió una vez y ganó la famosa batalla de Jutlandia, ganó la batalla en sí, pero no logró evitar el bloqueo británico en el mar del norte, por lo que prácticamente en realidad se puede decir que en cierta manera la perdieron, lo que no consiguieron flotando sí que lo lograron debajo del agua, los submarinos alemanes llegaron incluso a Estados Unidos, alguna vez hasta fueron recibidos allí en olor de multitudes, pero varios de los viajes de los submarinos alemanes tuvieron como destino tierras más cercanas, las costas irlandesas, el objetivo proporcionar armas a los independentistas irlandeses y que estos se sublevaran y jodieran a los británicos, de hecho la sublevación se produjo, mas no llegó a triunfar, eso sí, fue el germen de la creación del IRA.
No fué el IRA lo único que propiciaron los alemanes en esa guerra, de todos es conocida la revolución rusa, que supuso la rendición de estos en el frente oriental y el que Alemania pudiera movilizar tropas hacia el occidental, cierto es que luego entró Estados Unidos y prácticamente fue peor el remedio que la enfermedad, pero lo cierto es que a Alemania no le vino nada mal el despiporre ruso que propició la creación de la Unión Soviética, bien, de todos es sabido que Lenin estaba exiliado en Suiza y ya antes de estallar la revolución era alguien bastante temido y odiado por el régimen zarista, Alemania, que como todos sabemos tenía un kaiser comprometido con la causa comunista prácticamente escoltó durante todo su territorio a Lenin para que este pudiera llegar cómodamente a Rusia, en un principio la jugada les salió mal también, pero a la larga desde luego que esta vez acertaron.
Sí, sin duda alguna el Imperio Alemán fue la nación que más uso la táctica «metete», por necesidad más que nada, enfrentado al Imperio Británico, a Francia, a Rusia, teniendo que ayudar en los Balcanes a su aliado austríaco, que más que aliado era un dolor, su mejor baza no dejaba de ser esta, intentar ponerle piedrecitas en los zapatos a las potencias enemigas, acabamos este capítulo, aunque posiblemente volvamos, con otro ejercicio de malmeter alemán, hasta 1917 los Estados Unidos permanecieron neutrales, incluso hubo ciertas dudas de, caso de entrar en guerra, que bando elegirían, pero un telegrama alemán interceptado por los norteamericanos hizo que se decidieran del todo, el telegrama estaba dirigido a Méjico, a la embajada alemana en Méjico, en la que planteaban un ataque mejicano a los Estados Unidos, parece raro que los alemanes hicieran esto antes de que los yankis entraran en la contienda, pero en el fondo sabían que era cuestión de tiempo que lo hicieran y más que nada fue una táctica preventiva.
Pues nada, ya veremos si hay más, de momento vamos con la posdata y con Therion, el tema, «Summernight City»
“The Wire”, la mejor serie de la historia.
Sonará pretencioso, series en la televisión ha habido muchas, miles, de ellas posiblemente no habré visto ni el 0,001 %, de las que he visto muchas me han gustado, casi todas por cierto de la misma cadena, esa bendita HBO que es como un oasis, esa referencia casi infalible de que vas a ver algo que merece la pena, qué decir de series como «Roma», «Hermanos de Sangre», «Carnivále» , «Los Soprano», «Deadwood» , «The Pacific» o «A Dos Metros Bajo Tierra», muchas de estas auténticas obras maestras, pero sinceramente ninguna a la altura de “Bajo Escucha”, que es como se ha subtitulado “The Wire” en cristianés, es más, si algo tengo bastante clarinete es que es muy difícil que vuelva a ver algo tan bueno como “The Wire” en mi vida.
¿Cómo alguien como yo puede hacer justicia a esta serie hablando de ella?, complicado, sobre todo sin destriparla para quien no la haya visto, ¿de qué va “The Wire”?, pues a lo largo de sus cinco temporadas trata sobre Baltimore, Maryland, el llamado “vertedero de América”, habla sobre su policía, sobre sus drogadictos, sobre sus mafias, sobre sus políticos
, sobre su puerto, sobre sus escuelas, sobre sus medios de comunicación, sobre sus cárceles, sobre sus calles, sobre sus entrañas en definitiva.
¿Qué no veremos?, pues no veremos a una serie de policías supersexys, superinteligentes, dotados tanto de medios como de culos perfectos, no veremos como en 50 minutos se resuelve no ya un caso, sino los que haga falta, en su lugar veremos policías que las pasan putas para avanzar en las investigaciones, con caras reales, algunos son gordos, otros calvos, otros feos, se emborrachan, roban, se preocupan más de escaquearse de los casos que de resolverlos, con un sueldo bajo que les hace pensar más en echar horas extra que en otra cosa, con superiores que falsifican estadísticas para contentar al poder político, que torpedean investigaciones para evitar que progresen, enfrente tenemos a los perseguidos, las pequeñas, no tanto por cierto, mafias de la droga de la ciudad, cuyos miembros no cantan a la primera que se les investiga, que piensan, que sienten, que aman, encontraremos desde el más tirado de los yonkis hasta el cabecilla de la organización.
Ellos son los grandes protagonistas, como dije hay más, no deja de ser una serie coral, donde hay episodios en los que en teoría el protagonista o no sale o no lo hace apenas, por no enrollarme más de la cuenta, lo que realmente importa, te la crees, no tienes ni puta idea de cómo funciona realmente una redacción de un periódico, pero te crees que bien pudiera ser así, no sabes cómo funcionan realmente la clase política, aunque te lo imaginas, pero todo lo que les pasa en la serie vamos que te lo acabas creyendo, es ficción claro, pero tan real como la vida misma.
Y es que los guiones son perfectos y el casting acorde, sólo así se construyen personajes como Omar Little (Michael K. Williams, «Boardwalk Empire» ), el Robin Hood de las calles de Baltimore, Jimmy McNulty (Dominic West, «300»), el policía tenaz e inteligente, pero borracho y mujeriego, su compañeros Bunk (Wendell Pierce, «Treme») o Lester Freamon (Clarke Peters ), el buscavidas de “Bubbles” (Andre Royo, «Party Down»), el populista y corrupto Clay Davies (Isiah Whitlock, Jr.), senador protagonista de para mí una de las escenas más redondas de la serie, cuando está siendo sometido a juicio con jurado, prácticamente todos, de las decenas de personajes, están esplendidos, creíbles, alejados de tópicos, con sus “aqueles”.
Es extraña en su desarrollo, digamos que en cada temporada entran en una trama, algunas duran el resto de las series, otras nacen y mueren en la misma temporada, la primera nos adentra en la lucha entre la policía, el equipo de Daniels (Lance Reddick, «Fringe») y la banda de uno de los cabecillas del tráfico de droga de la ciudad, Avon Barksdale (Wood Harris «The Heart Specialist»), la segunda nos muestra el trapicheo en los muelles de Baltimore, comandado por el presidente del sindicato de estibadores Frank Sobotka (Chris Bauer, «True Blood»), pasamos luego a la política y la carrera del concejal Carcetti (Aidan Gillen, «Juego de Tronos») entre otros, seguimos por el sistema escolar, con chicos como Michael Lee (Tristan Wilds, «90210») y acabamos en la redacción de un diario local, en el que hace de profesional editor «Gus» Haynes (Clark Johnson, actor pero también director de varios capítulos de la serie o de «The Shield», donde también hace un papelito ocasional), pero como hay tanta subtrama y tanta chicha es mejor que otro día me ponga a contaros con más detalle cada una de las historias.
Si esperas una serie facilona, que te sea fácil de seguir, con los buenos ganando y los malos en la cárcel olvídate de “The Wire”, si quieres adentrarte en lo más profundo de las miserias de la sociedad actual, si quieres reflexionar, si quieres en definitiva quedarte con la realidad dale una oportunidad, si ves dos capítulos y te aburre es que estás llamado para «CSI» o “House”, o quizá incluso para “Bandolera”, lo bueno en este caso es que series de esas tienes en la tele a todas horas, eres un afortunado, yo me siento vacío, porque sé que ”The Wire” es como la suegra perfecta, está la de mi mujer.
Acabo, en todos los episodios, tras la entrada y los títulos de crédito, aparece una frase, una frase que luego dirá un personaje a lo largo del capitulo, la mayoría geniales, me quedo con una, que sale en boca del detective de homicidios Bunk, “Cuanto más grande es la mentira, más se la tragan”.
Si la serie es de lujo no lo es menos, Therion, suecos, han ido tocando durante su carrera varios palos, death metal, gothic metal, sinfonic metal, en definitiva son tremendamente variados, suenan variados porque también son de ir cambiando de vocalistas en sus temas, de ellos este precioso «Lemuria»: