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El fin de la Comancheria.

Pues ante la abrumadora avalancha popular de peticiones sufrida por mi persona (entre una y ninguna, pero por la puta Ley D´Hont) para ampliar sus conocimientos sobre el lejano oeste americano dispóngome a satisfaceros. ¿Para qué vive uno si no?, voy a hablarte de comanches, de cómo eran y de cómo encontraron su fin.

Indios Los comanches, qué pedazo de tribu, en realidad poco sabemos de ellos, quitando lo que el cine nos ha mostrado, pero claro, siempre se dice que el cine histórico recrea la historia menos cuando ese cine es western, ahí no la recrea, sino que la crea, pasa de un extremo a otro, de considerarlos salvajes asesinos, sanguinarios, a pobres cazadores exterminados sin más por los cabrones de los colonos, como casi siempre ni tanto ni tan Dessjuest (nótese el sutil y maravilloso juego de palabras, porque soy calvo).

Pues sí, pedazo de tribu, nunca sobrepasaron los 10 o 15.000 miembros, sin embargo dominaban un extenso territorio, más o menos tenían medio Tejas, el sur de Kansas, todo lo que es hoy Oklahoma y gran parte de Nuevo Méjico, considerados como los indígenas americanos que mejor montaban a caballo, una de las tribus más guerreras y expeditivas con el enemigo, primero las tribus vecinas y luego los colonos, estos son los auténticos pieles rojas, ya que además de su color natural de piel solían pintársela de rojo, para acojonar a los rivales y quien sabe si para pasar inadvertidos ante los búfalos, que no dejan de ser primos de los toros y la tradición nos dice que no distingue ese color (de ahí que tras la Guerra Civil española no se ajusticiara a los republicanos como en los circos romanos cambiando los leones por toros, no encontraban nunca a quien cornear).

Decir que esta gente, los comanches, funcionaban a su bola, nada de como tribu, iban siempre en pequeños grupos, así no tenían la necesidad de repartirse los recursos, como además su territorio era amplio pues todo les iba a las mil maravillas, de vez en cuando se juntaban para zurrar a las tribus rivales y ampliar o mantener su pequeño imperio, estas tribus rivales realmente temían a los comanches, ya te digo que era gente verdaderamente feroz, además de diestros guerreros, así que cuando empezaron a asomar los primeros colonos pues como que se la soplaba bastante, no les veían como una amenaza, alguna escaramuza tuvieron claro, los comanches descubrieron que si iban donde los colonos, se cepillaban a los hombres (matándoles) y se cepillaban a sus mujeres (pero ya sin matarlas) y retenían a estas como prisioneras luego hasta podían pedir rescates.

Pero, primero, Texas se independiza de Méjico (acuérdate de «El Álamo«), eso conlleva la masiva presencia de colonos, ahora sí ya comprometiendo la forma de vida comanche, y segundo, en el este comienzan a preocupar los ataques y secuestros de los indios, la prensa amarilla de la época además no hace sino exagerar las cosas y lo que eran pequeñas refriegas y cepilladas a pequeña escala se convierten en una verdadera guerra entre el ejército tejano (y luego el norteamericano al anexionarse Tejas) y las tribus comanches, guerra en la que estos se defendían más bien que mal, por cierto, en esa época, y para luchar contra los cabrones indios fue cuando se creó el cuerpo de los Rangers de Texas, tipos duros y rudos, aunque claro, nada comparable a Chuck Norris, a pesar de la manipulación histórica parece ser que tanto por un lado, como por el otro, las tácticas usadas distaban mucho de ser éticas, asesinatos, secuestros, violaciones, pactos rotos, emboscadas, mandar al enemigo a las suegras para que les cocinaran… así, por resumir, podemos decir que estuvieron años.

¿Qué pasó?, pues lo que no pudo la fuerza humana lo logró la enfermedad, la viruela y demás plagas, enfermedades que diezmaron a los comanches hasta el punto de hacerles ceder e ingresar en las famosas reservas, ¿todos?, no, porque sí, no estaba Asterix, pero sí Quanah Parker. Quanah parker Cynthia Ann Parker, su madre, ¿que qué pinta?, pues pinta que esta fue una de las niñas secuestradas y cepilladas por los comanches, muchas fueron entregadas de nuevo a sus familias a cambio de la recompensa, pero esta no, esta se quedó como la niña de «Centauros del Desierto», al principio como prisionera, pero luego ya como una miembra (sí, miembra, qué pasa) más de la tribu, y tú observador que eres, al ver la coincidencia de apellidos habrás llegado a la conclusión que esta Cynthia era la madre del gran Quanah.

Pues sí, cuando todos se rindieron va el Quanah este y dice que por sus huevos, que él y otros miles de guerreros, junto con sus familias, se van a dedicar a luchar por sus tierras y tal, ¿lo hizo así sin más?, pues hombre, tampoco se sabe, tuvo que ver que su madre fuera «rescatada» por el hombre blanco, sin duda, pero vamos, que sin entrar en los motivos la cosa es que lo hizo, se levantó contra el imperialismo blanco, por cierto, que he dicho que su madre fue devuelta a su familia blanca, familia que en un principio la recibió con los brazos abiertos, pero que luego la encerró incluso, por lo que la mujer esta fue secuestrada por sus dos familias, curioso record, la leyenda dijo que ante su nuevo encierro se negó a comer muriéndose de hambre (que es lo que suele suceder cuando no comes claro), pero dejamos a la dama y nos centramos en su retoño.

Contarte que en realidad los comanches nunca tuvieron la figura del gran jefe, eran como una amplía confederación de pequeñas aldeitas móviles, quizá el primero de todos fuera precisamente él, el que reunió bajo su mandato a los pocos que se sentían con ganas de mantener sus costumbres y su libertad, lograron hacerlo años, muchos, porque aunque se mandó a regimientos enteros para aniquilarlos lograron enfrentarse a estos con bastante éxito, no como en las pelis claro, siempre en plan guerrillas, sobre todo de noche, que eran indios, no gilipollas, también recibieron alguna que otra zurra de los soldados y los colonos, la más famosa en un sitio llamado Adobe Walls, donde se toparon con una nueva especie de colonos que a la postre causarían su derrota, los cazadores de búfalos.

Estos cazadores, con sus potentes rifles de gran calibre no sólo dieron sopas a los de Quano en Adobe Walls, sino que al cazar indiscriminadamente a los búfalos, a centenares por persona y día, lo que hicieron fue acabar con el principal sustento comanche, obligando a retirarse a un cañón cuya existencia desconocían los militares yankis, Palo Duro, sitio donde tuvo lugar la última batalla de Quanoh, la Batalla de Red River.

Su rival, el Teniente coronel Ranald Mackenzie, este durante un par de años había estado hostigando a las huestes comanches, logrando buenos resultados, tío bastante inteligente al parecer, la cosa es que no se sabe el por qué, ni quién (hay múltiples teorías al respecto) le llega la información de la localización del cañón, usando las mismas tácticas sorpresa de los comanches usa la noche para aproximarse al campamento y aplasta literalmente a lo que quedaba de los comanches, dispersando a los supervivientes y acabando con todos los caballos, se calcula que unos 1.500, este acto, en un principio cruel sin más, tenía su justificación, sin búfalos aun, pero sin búfalos y sin sus caballos Mackenzie sabía que el fin de los rebeldes comanches estaba cerca, razón no le faltó, no duraron más que unos meses.

Decir, para acabar, que tras la rendición se reunió con la familia blanca de su madre, que le acogió de buenas formas, se perdonaron mutuamente y tal, esto es por poner un final feliz al asunto, porque la posdata muy alegre no es que sea, Metallica, «The Unforgiven», qué gran tema, sí señor.

JAU¡¡¡ Donde estar gran jefe

Gran jefe estar en gran cascada

Y donde estar gran cascada

No saber, cada día cascársela en lugar diferente

JAU, pues a ver si llega para el día 19:
«El sentido de tu blog»

¿El verdadero Alamo?

Normalmente cuando ves una peli histórica y te preguntas hasta qué punto es cierto lo que se cuenta sólo tienes que googlear un poco y tate, echando leches tienes la respuesta, digo «normalmente» porque hay casos puntuales en los que cambia tanto la versión dependiendo de a quién leas que parece que existieran dos Álamos.

Todos, más menos, conocemos la historia, eso de unos pocos haciendo frente a muchos es algo que el cine nos ha mostrado en infinidad de ocasiones, heroísmo puro, muchas veces exagerado al extremo, «300», «Templario», «El Reino de los Cielos», las cajeras del Zara en rebajas, todos estos son ejemplos de lo dicho, curiosamente el considerado como el más fructífero de los sitios para los defensores, el de Malta de 1565 ha pasado desapercibido en el cine, hoy otro ejemplo, los tejanos contra el ejército mejicano, Batalla del Álamo, 1836.

Aunque se han hecho más pelis sobre el asunto apuntar un par de ellas, «El Álamo» de 1960 con John Wayne detrás y delante de las cámaras y ganadora de un «oscar» (eso sí, por el sonido, nada de premio gordo) y «El Álamo, la Leyenda» de 2004, de Lee Hancock y donde Jordi Mollá hace un papelito.

El Álamo

Hay que decir que lo que es la batalla en sí misma, el asalto mejicano de los hombres del General Santa Anna, duró apenas una hora, y a partir de ahí comienza el jaleo, ¿cuántos eran?, pues esto es como una manifa, depende de quién te lo diga los defensores eran menos de 200 o casi 400, al mando de estos William Travis y Jim Bowie, los asaltantes, hasta 6 o 7.000 dependiendo de fuentes eran los que engrosaban el ejército mejicano, pero no todos ellos participaron en el asalto en sí mismo, pero, aun contando sólo estos también tenemos baile de cifras, entre 1.200 y 2.600 hombres, yo, sinceramente, por quién da cada cifra, me quedo más con la cifra de 1.500, otra cosa que el cine exageró en su momento era el tema del armamento usado, dando más heroísmo a los defensores haciendo hincapié en sus escasos recursos en comparación a los del ejército mejicano, en realidad era bastante más moderno y más eficiente el de los tejanos y el factor determinante para su derrota fue, por una parte su clara inferioridad numérica y por otra que mientras ellos eran en su mayoría milicianos los atacantes eran soldados profesionales, mucho más entrenados en las artes de la guerra y con una clara superioridad táctica.

En las pelis, sobre todo en la de Wayne, se nos muestran a Bowie y David Crockett defendiendo El Álamo, pero, ¿por qué estaban ambos allí?, Jim Bowie era un tio con bastante menos honor del que el cine nos dijo, tratante de esclavos y especulador de tierras, bastante camorrista y de los que al parecer le quitaba los bocatas en el recreo a sus compañeros de cole, es decir, abusón, se peleaba sí, pero siempre con los que medían bastante menos de la mitad que él, si estaba en la misión-fortaleza de El Álamo era simplemente porque Santa Anna había establecido unas nuevas leyes que le impedían seguir especulando con tierras, esperaba él poder hacerlo con unas leyes más permisivas procedentes de un nuevo gobierno tejano, el caso de Crockett el cine nos lo muestra como que pasaban por ahí para ir a cazar con sus compis, en realidad el tío era también bastante interesado, no fue a cazar, al menos osos o salamandras, había perdido su puesto de congresista y su meta no era otra que el Gobierno de esa futura República de Tejas.

De hecho uno de los capítulos más controvertidos de esta guerra es precisamente la esclavitud, esclavitud que fue derogada por el Gobierno mejicano y que era una de las más firmes reivindicaciones de los rebeldes tejanos que se alzaron en armas, aunque en este caso, como en muchos otros, lo que más ha llegado es la versión norteamericana, que obvia este detalle, y no la mejicana, que quizá hasta lo exagere para atenuar la crueldad de la que hizo gala Santa Anna, no sólo en El Álamo, sino en sucesos anteriores y posteriores.

Batalla Alamo

El cine nos muestra a unos defensores luchando hasta el último hombre y causando un gran número de bajas en el enemigo, la realidad es que no todos lucharon hasta el final, alguno intento huir, otros se rindieron e incluso hay quien afirma que decenas de defensores se autolesionaron para evitar ser ejecutados o que incluso llegaron más lejos, intentando huir disfrazados de mujeres, en cuanto a las bajas mejicanas no fueron muy superiores a las tejanas, incluso hay fuentes que afirman que fueron incluso menores.

El hecho de que tuvieran los defensores tanto miedo a ser apresados y ejecutados tenía su base, Santa Anna dio orden de no dar cuartel, puede parecer de cabronazos sí, pero piensa que eran otros tiempos, Santa Anna sí que ofreció la rendición de los tejanos rebeldes a cambio de sus vidas, ofrecimiento rechazado, en aquella época esto significaba que quedaba justificado el ajusticiar a los defensores rebeldes, el motivo era obvio, desalentar defensas a ultranza como la que nos ocupa, defensa suicida no, porque hasta el último momento, incluido ya el comienzo de la batalla los defensores esperaban refuerzos.

De hecho los refuerzos fueron enviados, pero no lograron llegar, Houston no les usó como mártires, de hecho resultaría inútil, la batalla del Álamo apenas supuso más que una anécdota en la guerra, prácticamente no tuvo incidencia en el transcurso de la misma, si los defensores se hubieran ido nada más avistar a las tropas mejicanas incluso estratégicamente hubieran sido más útiles que quedándose, de hecho Houston dio la orden de evacuar la misión, orden que o no llegó o, lo más probable, no fue obedecida.

Volvemos a nuestros dos «héroes», Bowie y Crockett, el cine nos los muestra muriendo valientemente, en cuanto al primero no parece haber mucha duda acerca del cómo, en la cama y a bayonetazos, aunque sin tanto heroísmo, digo que no parece haber duda porque hay fuentes que dicen que en realidad murió días antes del asalto por tuberculosis, el caso del segundo pues se complica, más que morir en plena batalla parece que fue uno de los muchos que se rindieron y fueron ajusticiados, este, según las malas lenguas, fue uno de los que fueron capturados con enaguas, sí que parece claro que sólo dos de los defensores acabaron con vida, el resto muertos y sus cuerpos incinerados, por cierto, Travis, el Comandante de los defensores tampoco parece que muriera en plena batalla, sino suicidado.

Kamelot en la posdata, «III Ways To Epica» el tema, uno de los más redondos de su carrera.

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