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Posts Tagged ‘Padres’

Mi solución a la educación infantil, «Os voy a soltar una hostia bien dada».

A cuentas del detonante de todas las tramas de esa serie de la que hace nada te hablé, «The Slap», he reparado en la falta que hay de métodos educativos en condiciones, los padres se encuentran solos ante sus retoños sin un manual que les guíe. Cierto es que el padre ya sabe algo de eso de manejar seres humanos complicados sin manual, porque tiene eso, a la madre de la criatura, que ojo a quien entienda a una mujer, si hablan casi en taquigrafía las jodidas.

Pero no nos desviemos del tema, como digo, tienes hijos, ni puta idea de qué hacer con ellos para enderezarlos, seguramente alguien ahora diría, «yo sí yo sí, yo soy un/una padre/madre de puta madre y mis hijos son seres angelicales cuya mayor travesura y/o hijoputada realizada ha sido echarle un grano de azúcar más a su hermanito en el colacao. Venga, permíteme que me descojone anda, reconoced que vuestra vida como padres es un infierno, que suplicáis por un método infalible para enderezar a esos diablos que tenéis como hijos. Pues aquí lo tenéis, «Os voy a soltar una hostia bien dada».

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Lo mejor que hemos podido.

«Reina, te voy a echar el mejor polvo de tu vida, vas a suplicarme que pare, vas a tener que pillar la calculadora para contar los orgasmos que vas a tener, vete programando el DVD porque no te va a dar tiempo a ver la trilogía del señor de los anillos, ni los títulos de crédito de la última, que ya duran, yo iría pillando el bote de nivea porque hasta hinchazones vas a tener de tanto metesaca, vas a mojarte tanto que como no pongas una botella de litro y medio en la mesilla te vas a deshidratar, voy a bajarte las bragas, en ese momento abandona toda esperanza de piedad, vas a recibir bien de lo tuyo».

Minuto y poco después, sin llegar a quitar las sucintas braguitas siquiera nuestro protagonista pronuncia una frase que es quizá de las frases más estúpidas que se pueden pronunciar, no, no es «no sé cómo me ha podido pasar», es «uy, pues lo he hecho lo mejor que he podido».

Curiosa frase que nos sirve como excusa de todo, de nuestras incapacidades, de nuestros errores provocados, a la tipa la dejamos con una sensación «trailer de cine», se piensa que va a ser esto la hostia y resulta que porque de casualidad, y temiéndose lo peor, se llevó unas palomitas junto con el agua, que si no bien pudiera haber sido un momento para olvidar, menos mal que encima ni había apagado la tele y ya está viendo a los orcos.

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Ay la nostalgia.

«Quiero ver el coño de mi madre». A ver, no pienses mal, mejor de momento ni pienses nada, esa frase es uno de los términos de búsqueda con los que me topé dentro de las estadísticas del blog, como para tomar en consideración las visitas que tiene uno, porque no es solo ese, «foca gay», «se te ve el coño» (este debe ser el mismo del principio una vez logrado el objetivo) o «famosa herida en el buyacas» son alguna de las cosas con cuyos resultados al buscar en google vienen al sitio este, pero no va de eso, que ya hablamos, el tema, volvamos al enfermo del principio.

Digo yo, o es un enfermo salido, que pudiera ser, o quizá simplemente un nostálgico, que ya sabes como nos mola recordar batallitas y cogorzas, quizá el tipo se sintiera tan a gusto en el parto que quiera recordar el asunto, que a ver, es como digo yo siempre a las mujeres, no tengáis prisa en retirarle el pecho al niño cojones, que no os imagináis lo que nos cuesta pillar otra luego, es pues, de la nostalgia, de lo que quiero hablarte.

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Sal cariño, que no te va a pasar nada.

Bien, hace tiempo quería hacer esto, realmente no es nada original, los malos tratos están a la orden del día, si no lo hice antes fue por no estar muy convencido de si merece la pena «una más», pero vaya, que creo que nunca son demasiadas al final, ahora, te advierto de dos cosas, pero antes decirte de qué va, que me pierdo.

Va de una pequeña historia, inventada, aunque suelen ser todas tan parecidas que en realidad de inventar poco, como digo va de maltratos la cosa, pero lo que decía, si normalmente soy de usar palabra gruesa y soez hoy más, porque vaya, creo que son las que se usan en esos casos me temo, si te escandaliza la forma pues mira, deberías pensar un poco que lo que debe escandalizar es el fondo del asunto. También puede que parezca que al final la cosa se torna frívola, cierto es, pero precisamente sin ese sello la historia no la escribiría.

Bueno, ahí va el relato de una de muchas historias, desgraciadamente.

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Mi papá me mima.

Dicen que los homenajes, pararte a pensar en alguien en retrospectiva, es para cuando alguien se muere, si lo haces con la figura paterna pues bueno, tiene un pase si es en el día del padre, pues no, no es el día del padre, ni mi padre está muerto, ojala dure muchos años más, pero hoy quiero acordarme de él, no sé por qué, tampoco hace falta una razón concreta digo yo.

Claro, ahora, que soy padre, me doy cuenta de lo complicado que es, de lo que significa, de lo que se siente, la perspectiva , hace meses cada una de mis hijas me regaló algo para el día del padre, la peque, como aun no sabe leer ni escribir hizo un dibujo ahí en plan guapo, con plastilina, témperas y todo lo que pilló, ahí estaba ella todo orgullosa, al verlo la mayor se quedó así como con cara de decepción, ella tan sólo me había hecho una pequeña postalita, ponía «has sido un buen padre, felicidades», qué coño sabrán ellas, qué sabrá la niña que lo único que quiero en esta vida de ellas es precisamente eso, que piensen que he sido buen padre, qué decir tiene que uno hasta soltó la lagrimilla al leer esas palabras, orgullo vamos.

Chiste padres¿Y el mío?, ¿fue un buen padre?, pues al menos poco usual, claro, ahora entiendes muchas cosas, cosas que antes se te escapaban, mi padre fue de esos que pisó la escuela lo justo, con apenas 20 años ya estaba casado, con un crío y trabajando como un cabrón, a partir de ahí venga críos, me imagino la cara que pondría al decirle mi madre que estaba otro en camino, «dónde coño le voy a meter», un piso (que aun existe y donde siguen viviendo) de menos de 50 metros cuadrados, hasta cinco hermanos (y otro que murió nada más nacer), para volverse loco, mis primeros recuerdos de mi padre son verle llegar de trabajar, sentarse, mi madre nos obligaba a los hermanos más pequeños a ponerle la mesa, la comida, entonces me tocaba los huevos claro, yo no era un criado, luego entiendes el motivo, por una parte era una manera que tenía mi madre de hacernos agradecerle su esfuerzo diario y por otra luego entiendes que entre lo cansado que llegaba el pobre hombre y el ver cómo dos de sus hijos le atendían ese era su momento del día, sin duda, ese y la siesta que se cascaba luego.

Santa paciencia tenía el hombre, ahí subiendo al monte cada dos por tres con la prole, nos llevaba cada día algo para asar, patatas, chorizo si había mucha suerte, daba igual, la cosa era hacer fuego, él cogía, nos llevaba a una cueva o algo, se sentaba y se la sudaba luego lo que hiciéramos, libertad absoluta, quizá otro nos hubiera enseñado a diferenciar los árboles, las plantas, sabiduría popular, él no, el nos daba las cerillas, una hoja de periódico y ala, a fumarse el farias, «que los más mayores cuiden de los pequeños», ese era su lema, y sí, ya lo creo que los mayores enseñaban, demasiado quizá.

Mi padre era amante de la tranquilidad, lo entiendo claro, con cinco hijos en un espacio tan reducido un poco de calma debía ser gloria, uno de los recuerdos que más han perdurado es el estar llorando, llegar él, siempre con esa tranquilidad, preguntarme el por qué lloraba, yo ahí haciéndome de rogar, «¿qué te pasa hijo?», «nada aita», y zas, hostion, «ala, ahora ya tienes motivo para llorar», evidentemente para la próxima que te pillaba llorando ya tenías pensados varios motivos por si alguno no le convencía, tampoco te creas que mi padre era muy de darnos hostias, según él las necesarias, lo malo es que alguna vez sí que era necesario claro, nada de psicología infantil, una vez nos cazó a un hermano y a mí haciendo fuego en su habitación, encima entre nosotros y la puerta (la típica travesura infantil vamos) y mientras mi madre se puso como una loca a chillarnos fue él y toma, sendos hostiones, efectivo, nunca volvimos a hacer fogatas en casa (con él dentro vamos).

Amante de la jerarquía, de la responsabilidad, mi hermano mayor, más que un hermano era un segundo padre. Cierto día nos cogió a dos hermanos (en realidad siempre los mismos, los dos más pequeños), llenos de roña en la calle, no recuerdo qué hicimos para ensuciarnos tanto, pero sí las consecuencias, a la bañera los dos juntos y mi hermano mayor limpiándonos con un nanas, un estropajo de esos como de metal, que coño, dolía, «os vais a enterar cabrones», entró mi padre en casa, nos miró, miró a mi hermano, suspiró y pasó de largo, pero coño, justo en ese momento ni llorabas, y eso que motivo tenías, por si las moscas.

Tú pensarás que menudo ogro de padre, pues no, porque tenía cosas muy buenas, entre otras que para lo bueno tampoco era un padre al uso, mi primera borrachera me la pillé con él, caminata de monte, los dos solos, él con la bota de vino, descanso, «echa un trago hijo», la marcha continúa, otro descanso, para cuando llegué a casa tenía un pedal acojonante, pedal evidente, para mi madre al menos, no lo sé, porque nunca hablé del tema, pero seguro que esa noche mi padre no arrimó cebolleta, no se llora sin motivo, las trastadas traen consecuencias y la vida está llena de peligros, que en la medida de lo posible intentaré no evitarte para que experimentes sus consecuencias, muy protector no era no.

Aprendimos a usar un cuchillo haciéndonos cortes, a encender un fuego quemándonos, a no quejarnos, al menos no por tonterías, de él saqué el levantarme todavía hoy en el metro para cederle el sitio a un anciano, él nos hacía levantar siempre en el autobús para esas cosas, cuando alguien necesita ayuda para pasar una puerta con un coche de niño o una silla de ruedas siempre se la abro yo, es instinto adquirido, mi padre siempre nos obligaba a ello, sus sistema era claro, muchos hijos para una sola madre, porque él estaba siempre trabajando, había que portarse lo mejor posible, por las buenas o las malas, ser solidarios, ayudarnos, como era un peón aprendimos también el enorme valor de cada pequeña cosa, no se te ocurría tirar un cacho de pan, a estirar cada juguete hasta que se rompía y luego a reutilizarlos como sea, hace poco le hice a mis hijas unas pistolas con dos pinzas, flipaban, esos eran nuestros juguetes, un sofá abandonado un lujo, menudos tirachinas sacabas de ahí.

Hoy le miro, con sus nietos, curioso, siempre le suelo decir que estos le mean encima y él contento, «cosa tuya educarlas» me dice, él a mimarlas, qué quieres que te diga, yo le adoro, no se mete en tu vida, siempre te pide permiso para darte un consejo, cuando le llamas siempre está disponible, cuando ha estado enfermo y tú has pasado una noche con él en el hospital su cara es todo agradecimiento, su mirada te emociona coño, siempre intentando molestar lo menos posible, ni un puto reproche, nunca, el más mínimo detalle con él le hace feliz, mínimo para ti claro, como la tarjeta de mi hija, ahora sé que cuando nos mira lo que siente es orgullo, lo que yo siento por mis hijas, lo que intento simplemente es hacerle saber que yo también le miro con orgullo, sí, fue un gran padre, hostias incluidas.

Freedom Call para la posdata, un grupo que me encanta, si te digo que es un grupo que me encanta y te digo que este «The Darkness» es mi tema favorito de ellos comprenderás cuánto me gusta. Cada vez que te pongo un tema es como si me desnudara, te muestro mis gustos, pues con este es como si te enseñara hasta la cicatriz de la vasectomía (por cierto, adivina quién me acompañó cuando me operé, sí, mi padre), si alguna vez te has preguntado qué música me apasiona… pues eso, temas como este.

He llamado a mi padre y me ha dicho que te recuerde lo del día 19:

«El sentido de tu blog»

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