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«The Shield», la sorpresa.
Hace un tiempo que te hablé de «The Shield , la serie de FX creada por Shawn Ryan, tiene siete temporadas y cuando hablé de ella lo hice tras haber visto las cuatro primeras, normalmente, al menos a mí me pasa eso, con estas series tan largas la cosa tiende a empeorar a medida que avanza, a empeorar o a lo sumo, que ya es un éxito, a seguir la línea, así que me dije que una de dos, o con lo que había visto ya era suficiente o que puede que si veía más lo que había escrito pudiera resultar hasta excesivo, por lo bueno.
Grave error, porque llega la quinta temporada, en la que entra Forest Whitaker, sí, al principio pensé que había llegado el bajón, seguía manteniendo sus señas de identidad pero quizá no era tan trepidante, sin embargo a medida que veía episodios reparé en que sin duda estamos ante la mejor temporada de todas, con bastante diferencia además, y eso que veníamos de una cuarta en la que Glenn Close para mí se salía con su papel.
La historia en principio no es que sea tampoco para tanto, Whitaker interpreta a un teniente de asuntos internos cuya meta es cazar por fin al grupo de asalto comandado por el detective Vic Mackey (Michael Chiklis), no era la primera vez que en la serie intentaban tal cosa, la cosa es que el enfrentamiento entre ambos y las consecuencias que trae alcanzan un punto de emoción que pocas veces he visto en una serie de televisión, llega un punto que si suena el teléfono mientras estás viendo el capítulo de turno te cagas en sus putos muertos (encima para más huevos suele ser para ofrecerte un seguro de decesos, para invitarte a follar nunca), te mantienes con los ojos como platos, permanentemente tensionado, intentando entrar en la pantalla para avisar al prota de que le están siguiendo, para ahostiar a alguien, para aconsejar (no hagas eso tontolculo, que están engañándote), vaya, te metes en la trama de verdad.
Luego está el que al menos a mí me hizo hasta pensar, de algo de lo que también hablé en su momento, la percepción tan particular que todos tenemos de la justicia, del bien y del mal, sabes que uno es un cabrón, que ha pasado la línea de lo permisible tanto como tu suegra la del buen gusto culinario, sabes que el otro es un tío recto, que hace su trabajo, que no es capaz de hacer la vista gorda ni por sus seres más queridos, pero entre que al primero le tienes cariño después de tantas aventuras y que ambos personajes están perfilados de manera en que lo que predomina es el gris y no el blanco y negro pues acabas con un dilema moral (a ver, un dilema pequeñito, hablamos de ficción), ¿quieres que le cace?, ¿no?, ¿es que no se lo merece?, claro, se nota que Whitaker tiene el culo pelao en esto de actuar, encima le dan un papel hecho a su medida, donde poder dar rienda suelta a sus excesos interpretativos, y sí, lo borda el muy cabrón.
Negro y blanco, escala de grises, cuanto más oscuro es el gris claro más claro nos parece el oscuro, cuando por fin tomas partido descubres que estabas equivocado, acaba el juego de colores, cambian de tema, sigue siendo una serie sincera, no alarga el chicle más de lo necesario, el show debe continuar y ya sabes, no hay paz para los malvados, ni paz ni descanso, es una de las cosas que más se agradece de esta serie, su sinceridad, su endiablada velocidad, dispuesta siempre a mantenernos atentos a lo que cuenta, arriesgando.
La vida sigue, nuevas tramas, nuevos personajes, pero el pasado siempre vuelve, y vuelves a ponerte en un brete, ¿del lado de quién estás?, le intentas sacar huecos en el guión y enseguida te los rellenan, ya no es sólo pura acción, puro entretenimiento, ahora encima te hace reflexionar, odios, venganzas, traiciones, todos los más bajos instintos reunidos, parecía que no se podía ir más allá, pero se va, vaya que si se va, sólo queda saber cómo cierran la historia.
A ver, cómo te lo explicaría, tú ponte en que vuelves a la adolescencia, la novieta y eso, besos, caricias, te mola, te gusta, llega un día en el que por fin te deja poner el lomo en adobo, coño, eso te mola más, antes no lo echabas de menos, porque no se echa de menos lo que no has tenido, pero ahora sí, los besos y las caricias molan, pero prefieres echar un cohete en condiciones, normal, pues esto es parecido, la serie vuelve un poco a sus orígenes, que te gustaban claro, pero una vez que has follado lo que quieres es seguir follando, y ahí es donde creo que está el pequeño fallo de «The Shield», que aunque sigue con la gran historia de las últimas temporadas la alterna con cosas a estas alturas muy prescindibles, lo que le da una irregularidad bastante irregular, por no decir irregulativa, eso sí, a pesar de todo merece la pena verla hasta el final.
Nightwish en la posdata, «Dark Passion Play» fue su primer disco sin Tarja y con Anette a las voces, también es el disco en el que hicieron ese tema largo que toda banda al final tiene en su discografía, este «The Poet and the Pendulum», que está realmente bien, aunque a mi juicio le sobran un par de minutillos al final.