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«Dexter», el final de otro mito de la tele.
Hay momentos televisivos que parece que no van a llegar nunca, sin duda uno de ellos es el final de «Dexter», ocho temporadas nada menos, creo que no he seguido nunca una serie tan larga, haberlas las ha habido, pero vaya, que yo tenga vista me da que no. Showtime ni de lejos pensaba cuando James Manos, Jr. empezó con la serie que acabaría siendo el santo y seña del canal, en su serie más exitosa, una serie de culto, que si bien en la tele española ha pasado desapercibida y que tampoco es que haya copado los premios del ramo nunca pues eso, tiene una legión de seguidores bastante curiosa.
Lo que empezó siendo una especie de justiciero asesino, un hombre de apariencia normal, el vecino perfecto, con un problema mental que le hacía sentir una irrefrenable ansia por acuchillar gente, con su método para dar rienda suelta a su peculiar necesidad, fue tornándose en algo más complejo, reconozco que al principio me costó entrar en el mundo de Dexter, me parecía muy de recurso facilón eso, el ponerte del lado de un asesino en serie sí, pero como justificándolo. Poco a poco eso fue cambiando, la serie ganando en oscuridad e intensidad, parece que el equipo de guionistas se dio cuenta de que entraba en una especie de bucle, repitiendo esquema temporada tras temporada y ya en las dos últimas la cosa fue cambiando, a mejor, a mucho mejor, es muy raro que una serie tan larga mejore con el tiempo, «Dexter» lo hizo. Es evidente pues que de la temporada final se pudiera esperar algo realmente acojonante, impactante y que dejara un recuerdo imborrable de una serie eso, de las importantes.
«Dexter», en plena forma.
Volvemos a una serie que ya ha aparecido por estos lares, «Dexter». ya sabes, el analista de sangre de la poli de Miami que en sus ratos libres ejerce de asesino justiciero, la última vez que te hablé de él fue cuando dediqué mi asombrosa escritura (no hay más que ver la perfecta caligrafía de la que hago gala) a la sexta temporada, es inevitable, si viste esta entrega sabes de sobra que tendrías que ver la séptima, ya que acabó con uno de esos momentos que vaya, cambian de raíz toda la serie.
Pues como era obligado lo hice, y me vi esta ya séptima temporada de la serie de Showtime, James Manos Jr. te recuerdo que es el creador del invento aunque no está de más recordar también que la saga está basada en un libro, «Darkly dreaming Dexter», de Jeff Lindsay, más que la saga el personaje vamos, el reparto, pues los habituales, Michael C. Hall, Jennifer Carpenter, C. S. Lee, David Zayas, James Remar y Desmond Harrington, como siempre, en cada nueva entrega aparecen personajes nuevos que son interpretados por actores o actrices de más o menos fama y tal, esta vez la verdad es que resulta atrayente ver nada más y nada menos que a Tito Pullo, el de «Roma», Ray Stevenson, atrayente, pero menos que ver a Yvonne Strahovski, mira que es guapa, y mira que su personaje es cojonudo.
El retorno de Dexter Morgan.
Pues tenía ya ganas de echarle una ojeada a la sexta temporada de «Dexter», por si eres de los que no la han visto te diré brevemente (brevemente sabes que para mí son dos horas menos en el sexo, que son dos minutos) de qué va.
El principal atractivo es que el asesino es el prota, el Dexter Morgan (Michael C. Hall), trabaja como analista de sangre en la poli de Miami, pero en sus ratos libres se dedica a matar gente, pues de eso va, sus asesinatos, el ver si le pillan, las relaciones con sus compañeros y familia…
Lo bueno de esta serie es que funciona por temporadas, me dirás, como todas, qué puto listillo, ya, como todas, pero esta más, porque las tramas ocupan eso, una temporada, aunque siempre arrastre cosas de una a otra, por lo que es viable ver cualquier temporada sin haber visto las anteriores.
A mí la verdad, pues eso de que el prota sea un asesino vale, atrae, es original, pero no me gustó mucho que lo caramelizaran un poco mucho haciéndole parecer el vengador social que parece, mata, si, pero sólo a los que se lo merecen y han quedado libres de la justicia, en fin, que siempre da la sensación de haber podido dar mucho más de si.
Los Fisher, la vida hablando de la muerte.
Cuando alguien muere casi siempre hay un trauma, un cambio en la vida de sus familiares y amigos, hay profesiones, como el de comadrona, que por lo general trae alegria y felicidad, cuando mueres acabas en una funeraria, funeraria donde trabaja gente a la que no se suele prestar atención, gente como los Fisher.
«Six Feet Under», titulada en cristianés «A 2 Metros bajo Tierra» es una serie emitida por HBO entre los años 2001 y 2005, creada por Allan Ball, el de «True Blood», toda una serie de culto, no muy conocida pero venerada, el punto de partida es original a más no poder, narrar la vida de una familia que vive y regenta una funeraria, los Fisher.
Cada episodio comienza con una muerte, accidental, natural, violenta, de ancianos, de personas en la flor de la vida, de niños, incluso de bebés, algunas tendrán cierto peso dentro de la historia, otras son meras excusas para seguir contándonos las vidas de los protagonistas, la primera muerte de todas es la del patriarca de la familia, Nathaniel Fisher, Richard Jenkins, veterano y reconocido actor, nominado a los oscar por «The Visitor», muere, pero se mantendrá presente a lo largo de toda la serie en los pensamientos, miedos y dudas de los que convivieron con él. Socarrón, cínico, ejerce como la voz de la conciencia familiar, algo similar a lo que hace el padre de Dexter.
El resto de la peculiar familia lo conforman Ruth, la viuda (Frances Conroy, a la que podemos ver actualmente en «American Horror Story», mujer poco convencional, ejerce de madre, pero a la vez no duda en vivir su sexualidad activamente, sin tapujos, «Nate» (Peter Krause), el hijo mayor, abandonó el hogar familiar, poco apegado al oficio funerario, se ve atrapado sin quererlo y se convertirá en el corregente del negocio, es quizá el más humano de todos, David (Michael C. Hall, el Dexter de toda la vida), seguidor de la tradición familiar, funerario de convicción, homosexual reprimido, diácono, el contrapunto de su hermano mayor, al que le guarda cierto rencor por haber abandonado el nido, profesional hasta la médula, queda la hermana pequeña, Claire (Lauren Ambrose), adolescente rebelde, tachada de «rara», acude a clase con un antiguo coche fúnebre, en permanente búsqueda del amor y de un sentido para su vida.
Junto a ellos tenemos tres personajes claves, Federico Díaz (Freddy Rodriguez, el de «Planet Terror), primero trabajador y luego socio de la empresa, genial profesional, Keith Charles (Mathew St. Patrick), novio de David, y Brenda Chenowith (Rachel Griffiths), que entablará una más que complicada relación con Nate, hay más personajes recurrentes, incluso alguno, como el del becario Arthur, genial Rainn Wilson, muy desaprovechados, algunos aparecen durante temporadas enteras, otros episodios sueltos, pero en general hablamos de una serie quizá menos coral de lo que se acostumbra.
Seis Emmys y dos «aldabas» de Oro adornan las vitrinas de la serie, considerada por la crítica como una de las mejores de la historia, tiene sin duda una intro verdaderamente seductora:
Resumir su argumento no es nada sencillo, porque no es una serie sencilla, alguien escribió que es como leer un libro sin leerlo, que es literatura pura y dura, filosofía incluso, quizá nunca antes se contó tanto de la vida hablando de la muerte, hay episodios mejores y peores claro, hay temporadas (tiene cinco) más interesantes que otras, alterna momentos de comedia, negra como el tizón, pero siempre con un tremendo gusto, con otros que te encogen el corazón, para mí cuando más gana es cuando más se aproxima a la vena dramática, no escatima violencia, ni sexo, ni lenguaje no apto para niños, inconfundible aquí el sello realista de su canal padre, unas interpretaciones más que correctas y unos guiones absolutamente geniales.
Porque si de algo está llena «Six Feet Under» es de escenas geniales y diálogos inolvidables, frases antológicas, por poner algún ejemplo:
“Cuando un niño pierde a sus padres, le llaman huérfano. Cuando un hombre o una mujer pierde a su cónyuge, le llaman viudo o viuda. Pero, ¿qué nombre recibe un padre cuando pierde a su hijo? Supongo que al ser una cosa tan terrible, nadie se ha atrevido a ponerle un nombre.” (Brenda)
«Un buen día te despiertas…y tu hija ha robado un pie!» (Ruth), este es uno de los momentos de la serie, la hija roba un pie a un muerto para dar un escarmiento a su noviete, cuando se le recrimina dice «Sé que es raro robar un pie, pero es que es raro vivir en un sitio donde se puede robar un pie».
No te vas a encontrar situaciones tópicas, ni conversaciones tópicas, ni personajes tópicos, nada es tópico ni típico aquí, tampoco tendrás un ritmo de narración apto para todos los públicos, es más, son muchos a los que les resulta insufrible, cuestión de gustos, es algo totalmente distinto, original, inolvidable.
Quizá una cosa que hace que te deje tan buen sabor de boca es su final, este sí, sin duda alguna, de los mejores, sino el mejor, final que se le ha dado a una serie de televisión en la historia, emocionante, maravilloso, digno para una serie a la que amas aun siendo toda una hijadeputa.
¿Por qué es una hijoputa de serie?, porque sinceramente, la ves y parece que no es gran cosa, que no pasa nada relevante, pero cuando la terminas estás dándole vueltas a la cabeza durante varios días, no te la quitas de encima, lo peor es que no le das vueltas a la cabeza pensando en sus personajes, sino en tí mismo, es de las pocas, muy pocas series, que te hacen replantearte tu propia existencia, sólo por eso quizá deberías darle una oportunidad si aun no la has visto.
Mago de Oz no necesitan presentación, la posdata de hoy la ocupa la banda española metalera más conocida, si es que su música se puede considerar metal, folk metal es al menos lo que hacían en su momento, realmente no es un grupo que me llame la atención, pero sí alguno de sus temas, como este «Diabulus in música»
«Dexter», un pasajero no tan oscuro.
Si alguna vez despiertas envuelto en plásticos, en una habitación cubierta de plásticos, y un tio con cara de buen chico te corta la cara y te coge una gota de sangre acojónate, date por jodido, habrás caído en las manos de Dexter Morgan.
“Dexter” es una de las principales apuestas del canal Showtime, de los pocos que se acercan a la HBO en cuanto a calidad, digo que se acercan, porque sólo hacen eso, está protagonizada por Michael C. Hall, uno de los protagonistas de la inolvidable «A Dos Metros Bajo Tierra», aquí hace de analista de sangre en la poli de Miami, la misma de Horatio, de chico bien, educado, formal, fiel, pero que en sus ratos libres da rienda suelta a su real vocación, “tío de la vara” de arma blanca, todo aquel que siendo culpable se libra de la justicia es probable que se encuentre bajo la diana de Dexter Morgan. Luego claro, hay que aumentar las tramas, para ello se meten una serie de secundarios, con más o menos carisma, una hermana, unos compañeros, una novia… y se meten historias complementarias, que son el meollo de cada temporada, casi siempre con otro asesino en serie por ahí rondando.
He visto cinco temporadas, la sexta se está emitiendo y Showtime ha renovado la serie para dos más, la séptima y la octava, podríamos decir que aunque la mayoría de personajes pasen de una a otra cada temporada tiene su trama independiente, con personajes nuevos, evidentemente las hay mejores y peores, alguna baja un poco el listón, pero en general los guionistas y su creador, James Manos Jr., mantienen el tipo, claro que detrás tienen la base de los libros de Jeff Lindsay, sobre los que está basada la trama.
A ver, la serie es entretenida, va siempre de menos a más, los primeros episodios de cada temporada se hacen algo pesados, a medida que estas avanzan la cosa va tomando ritmo y acabas disfrutando de esos dos o tres capítulos, pero no pasa de ahí, todo parece suceder porque sí, todas las virtudes que tenía «The Wire» a la hora de retratar el trabajo policial aquí ni por asomo, más bien es como un «CSI» con menos ritmo, eficiencia a saco, algunos momentos son verdaderamente de sonrojo, como el final de la primera temporada, donde te preguntas si cierta hermana ve normal que su hermano esté de pie, junto a su presumible futuro asesino, junto a ella, sin que haya sido atado siquiera, pues no, no se lo pregunta.
El reparto eso sí es de garantías, Jennifer Carpenter hace de hermana del asesino en serie, en la vida real fue parienta de Michael C Hall, C.S. Lee hace de compa de laboratorio, oriental salido de cojones y de los más graciosos de la serie, en la comisaría están además la jefa, Lauren Vélez, a quien vimos en «OZ«, no es la única que pasó de la mítica serie carcelaria a esta, también David Zayas y Erik King, Desmond Harrington ocupa el lugar de King en la serie completando el lado profesional de la vida de Dexter.
En su ámbito familiar tenemos a su mujer, Julie Benz, con sus dos niños pequeños y a su padre muerto, James Remar, muerto desde hace tiempo pero que al estilo del patriarca de los Fisher de «A Dos Metros Bajo Tierra» aparece bastante a menudo como la voz de la conciencia de Dexter, él es además el que le dictó las reglas a seguir durante sus cacerías.
Hay que tomarlo como eso, entretenimiento sin más, eso sí, es más para toda la familia que las de “HBO”, apenas hay sexo, apenas hay tetas, apenas hay violencia explícita (eso sí, mucho salpicón de ketchup) y lo que más se echa en falta sin duda, NO HAY GAYS NI LESBIANAS¡¡¡
Para la posdata To/Die/For, otra de las innumerables bandas finesas dedicadas a una u otra rama del metal, estos son más del gothic, «In the Heat of the Night» es un cover de un viejo tema de la alemana Sandra.