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«Gallipoli», el detalle la pierde.
Vamos a hablar de Mel Gibson, tipo habitual de este blog, vamos a hablar de él pero de cuando era un chavalín, año 1981, Peter Weir («El show de Truman», «Master and Commander») nos ofrece una historia de amistad, «Gallipoli», entre dos chavales australianos, uno de ellos Gibson, una película que acaba en la famosa campaña de Gallipoli, y dentro de ella en la batalla de Nek. A grandes rasgos ese episodio está narrado en la peli de forma magistral, normalmente hablamos del escaso rigor de las películas en cuanto al momento histórico donde transcurren, este no es el caso, salvo un par de peros.
Bien, obviemos el resto de la peli, que tiene mucha paja, sobre todo en lo referente al viaje de los protas desde su Australia natal hasta Turquía. Veamos lo que cuenta la peli, unos altos oficiales británicos ordenan a las tropas australianas atacar una fortificación turca fuertemente defendida, el motivo, distraer la atención otomana y facilitar el desembarco de 20.000 ingleses de refuerzo.
La artillería debía de empezar a bombardear las posiciones turcas al alba y parar justo a las 16:30, hora en la que debían cargar los australianos. Llegan las 16:30 y nadie ataca…
Adivina qué, sí, otra vez a darle a Gibson.
Pues sí, nueva e injusta bañada de quien suscribe hacia Mel Gibson, digo injusta porque la mayoría de las veces él no es el director o el productor de la peli, tan sólo el protagonista, pero es que no se trata de ser justo, objetivo ni mesurado, para eso ya tenemos a nuestros imparciales periodistas deportivos, me cae mal el Mel, encima la peli de la que hablaré hoy es realmente curiosa para mí, tiene todo lo malo, tópico, manipulador y falso que suelen tener todas sus pelis, pero acentuado, a pesar de eso pues lo reconozco, es una peli que he visto en más de una ocasión.
Roland Emmerich nos brindó esta superproducción histórica allá por el 2000, entre los protas, aparte del Gibson, el desaparecido Heath Ledger, la bella Joely Richardson (Catalina Parr en «The Tudors») y el villano, Jason Isaacs.
Como decía, más allá de la fidelidad histórica la peli presenta muchas cosas pues eso, dignas de comentar, ojo, es más que evidente que la entrada te contará prácticamente todo el argumento, no me llores luego. Gibson hace de Gibson, es decir, padre de familia numerosa entregado a la misma, encima viudo, tío recto, de firmes valores, ocurre algo que ya sucedió en otra peli de él, qué curioso, me refiero a «Braveheart». Antes, espera, que claro, acabo de darme cuenta que ni te he dicho de qué peli estamos hablando, me ciego tanto con Mel que se me va la olla, podría disimular y ponerlo sin más al principio, pero en fin, que es «El Patriota», «The Patriot» en guiri.
Destrozando a Gibson, capítulo «nimeacuerdo».
Hay que ver qué desagradecido es uno, muchas de las pelis en las que participa Mel Gibson me gustan, pero nada, a machacarle, incluso cuando como es el caso de hoy el director de la peli no es él, sino Randall Wallace, ¿qué más da?, todo son meras escusas, el tema es que hace unos meses un colega de blog, Aitor, me dijo algo acerca de escribir sobre la guerra de Vietnam y nada, a ello. Pero, ¿cómo empezar?, un conflicto tan largo se me escapa, por lo que comenzaremos por lo fácil, darle palos a Gibson, hablando de «Cuando Eramos Soldados», «We Were Soldiers» en guiri, de 2002, porque además esta peli refleja hechos sucedidos justo al comienzo de la guerra, 1965.
Por cierto, en esta peli sale gente como Madeleine Stowe, que ya aparecía en otra peli que destrocé en su momento, «El Último Mohicano» y que sale en una de las series de moda, «Revenge», Sam Elliott (“Gettysburg”) y en un papelín nada menos que Jon Hamm, el follarín creativo de “Mad Men”.
Para más huevos resulta que la peli en gran parte es un acierto desde el punto de vista de fidelidad histórica, porque además nos recuerda que Estados Unidos no fue ni de lejos la primera potencia en sufrir a los vietnamitas batallando, cosa que puede parecer increíble, la historia ya existía antes de que ese país se fundara y aquí, como en muchas cosas, no fueron los primeros, comienza el film con una escena en la que zurran de cojones a una patrulla francesa, con gran efusividad a la hora de describir en qué diversas formas y texturas puede brotar la sangre, seña que mantienen el resto de la peli o incluso acentúan.
Otro gran acierto de la peli es mostrarnos la sensación de angustia, de estar rodeados, del miedo a perder el control, de ser desbordados que sufrieron los combatientes en esa batalla, combatientes que ojo, eran parte del mítico séptimo de caballería, el de Custer, más aciertos, la dificultad de usar la artillería a distancia con cierta eficacia, los vietnamitas luchaban tan cerca, o al menos lo intentaban, que era casi imposible bombardear las posiciones «charlies» sin zumbarte a los tuyos.
Pero dejemos los aciertos, porque la peli está basada en una batalla real, la Batalla del valle de Ia Drang, que no fue exactamente como nos la cuentan aquí, vamos con los errores, el primero, la imagen que da la peli es la de unos supersoldados yankies que con cada bala prácticamente mataban tres amarillos, si haces balance del número de bajas que nos muestra la cinta el resultado deja mucho que desear, que desear si lo comparamos con lo que sucedió, cosa que además resulta complicada porque pocas fuentes vietnamitas tenemos de esos días, pero incluso las americanas hacen dudar de que aquello fuera como lo que muestra Wallace, poco menos que un videojuego donde los “charlies” poco más que peleaban entre sí por coger en sus cuerpos las balas americanas.
Por supuesto la peli nos muestra la victoria final americana en la batalla, con una carga acojonante de los pocos marines que quedaban vivos, bien, ni mucho menos vamos, sí que tuvieron apoyo de helicópteros, como muestra la peli justo en esos momentos, pero la carga esa es totalmente falsa, ni por asomo, más bien fueron acumulando refuerzos, estabilizando la situación hasta que de repente se dieron cuenta que ya no salían más vietnamitas para coger balas con los dientes y se quedaron sentados en la zona de aterrizaje de los helicópteros, los amarillos habían huido, tampoco se cuenta que en cuanto los norteamericanos abandonaron la zona y vino su relevo estos fueron derrotados, sí, aparece sobre el final de la cinta el oficial vietnamita en el campo de batalla, pero haciéndonos pensar que es a causa del abandono de los yankis de la zona, qué va, recibieron una zurra bastante gorda.
Obvia el film algunos aspectos importantes, como la presencia de varios exploradores nativos, desertores del ejército de Vientman del Norte, que fueron los que facilitaron las coordenadas necesarias para que la artillería americana bombardeara las posiciones enemigas, como curiosidad decir que en esta batalla participó un oficial de origen inglés que en los atentados del 11-S perdió la vida en una de las torres, eso sí, se comenta que gracias a él y a su concienzuda evacuación de la torre salvaron la vida centenares de personas.
Bien, decirte que la peli me gustó, mucho, que esto es una mera escusa, un prólogo, a unas futuribles entradas sobre el tema, sólo un par de cosas más, de esta guerra de Vietnam en general, fue esta una contienda que trajo nuevos conceptos, como la falta de un frente clásico, duró once años, pero pudo durar muchos más, siempre se ha mostrado como ejemplo de derrota para Estados Unidos, pero sinceramente ahí hay algo de falsedad, más bien lo que pasó es que estos se retiraron dejando tirados a sus aliados, Vietnam del Sur, que perdió la guerra sí, pero dos años después de la retirada americana.
Fue una guerra dura, los soldados no sólo tuvieron que luchar contra el enemigo, también con la selva, con la lluvia, pero también por ejemplo con las serpientes, casi 150 especies distintas, prácticamente todas venenosas, los mosquitos y demás insectos, fue también la primera guerra en la que los ejércitos tuvieron que luchar contra otro enemigo invisible, las drogas, casi el 40% de la tropa americana consumió heroina durante la guerra, por no hablar de la cocaina, las anfetaminas y la recurrente (y riquísima) marihuana.
En fin, que volveremos, porque anda que no hay pelis de Vietnam, anda que no hubo ahí masacres, pero por hoy acabo, y lo haré con unos míticos, White Lion, qué pintas por Dios, de ellos este ya añejo «Broken Heart».
Unas cosillas sobre «Braveheart»
Ya hablé hace tiempo sobre «Braveheart», algo breve, la cosa entonces se desvió más hacia los mayas y tal, la cosa es que Mel Gibson me parece un gilipollas de cuidado, me cae mal, pero es ver un estreno suyo y pierdo el culo por ir a verlo, porque me entretiene, que al final es lo que cuenta, sé que es un arte eso del cine, pero como yo y el arte somos unos extraños pues principalmente lo que pido a una peli es que me entretenga y Gibson casi siempre lo hace, pero el que lo haga no quiere decir que no pueda meterme un rato con él, o sea que a eso vamos, voy a bañarme un poco con el bueno de Mel.
Para ello usaré «Braveheart», una gran peli sin duda, épica, pero nuevamente un cúmulo de manipulaciones históricas, porque si tiras un penalty a los tres palos y fallas es un error, si lo pateas para un lado ya es cagarla a posta, hay diferencia, de cualquier manera lo primero que me sorprendió de la peli es algo que es recurrente en sus pelis, está ahí el bueno de William de regreso a su tierra, van y reclaman su apoyo para la causa, pero él nada, quiere vivir tranquilo, en paz, no quiere meterse en problemas, claro, matan a su mujer y comienza su venganza, coño, ahora ya en plena prebatalla arenga a sus compatriotas para que luchen hasta la muerte si es preciso, «nos quitarán las descargas directas, pero jamás nos quitarán… EL EMULE¡¡¡», esto, muy parecido vamos, pasaba en «El Patriota», el tío nada, que no quiere ir a la guerra coño, pero en cuanto se cepillan al hijo ala, a convencer a todo pichichi para que se le unan a la causa, a ver, si eres consecuente deberías filtrar, ¿han matado, violado, atracado o alguno de tus familiares ha visto una tertulia de intereconomia?, pues ala, a luchar, si no mejor no te compliques la vida hombre.
La cosa es que están ahí los escoceses, gente de bien, con sus pintorescas costumbres, lanzarse piedras y tal, cuando vemos a los ingleses, estos, como toda fuerza invasora que se precie, son unos desalmados descendientes directos de profesionales liberales del sexo, hasta exigían el derecho de pernada, bien, pudo ser así, lo cierto es que eso, el derecho de pernada, es algo que aun hoy se discute si existió realmente o es más mito que realidad, de hecho demostrar su existencia no se ha podido, sí que parece que realmente era un acto más simbólico que real, saldado normalmente con un tributo al señor de turno, señor que sí, solía violar a cuantas siervas apeteciera, pero bastante más democráticamente, jodiéndose solteras, casadas o viudas sin distinción de estado civil.
Gibson usa aquí también un truco muy recurrente, los buenos muy buenos, los malos muy malos, pero es que además los buenos deben de ser gente humilde y los malos poderosos, así el espectador, que es gilipollas, sabrá de parte de quién debe ponerse, William Wallace aparte de ser guapo, cachas, valiente y demás sale retratado como un hijo de humildes campesinos, bueno, en realidad era un noble, no de los más ricos al parecer, pero noble al fin y al cabo, y su causa contra los ingleses no la desencadena la muerte de su esposa, sino la de su padre, que sucedió cuando ya era un chaval hecho y derecho, no un tierno infante, pero es que la cosa no se queda ahí no, en la peli Wallace se cepilla a la prometida del hijo del malvadísimo Rey Eduardo I, es más, hasta la deja embarazada, esto resulta al menos discutible históricamente, más que nada porque la primera vez que la gabacha (qué cabrones los gabachos malmetiendo contra el deporte español) Princesa Isabel pisó tierras británicas William ya había muerto, pero siempre queda la cosa que este fuera como el Cid y ganara batallas (y bragas) después de muerto, es más, cuando Wallace murió la princesa apenas tendría cinco o seis añitos, o sea que aunque para Gibson puede que no sea un argumento de peso entre que William estaba muerto y que la otra era una niña cuando vivía podríamos llegar a la conclusión de que no, que no se la frotó.
Es más, «Braveheart» es el título de la peli, Wallace es el prota, podría deducirse entonces que ese apelativo, «corazón latino, digo bravo» se le asigna a la figura de Wallace, pues no, no digo que no fuera esa la intención, digo que «Braveheart» no era él, sí que hubo un personaje de la época al que se le conocía como tal, es más, aparece en la peli, Robert Bruce, futuro rey escocés, el «cobarde» hijo del noble con cara de leproso.
Por cierto, tampoco está bien situado el periplo de Wallace por la Europa continental, en la peli sucede antes de empezar las batallitas y tal, en realidad fue tras alguna derrota de los escoceses, para buscar apoyos de potencias europeas contra los malísimos ingleses, sin conseguir gran cosa claro, en la peli sí, allí aprende a combatir, idiomas, cultura, hacer la «o» fumándose canutos y hasta en la versión extendida aparece consiguiendo la cura para el SIDA, casi lo logra pero le avisan a tiempo de que falta mucho para esa enfermedad, por cierto, antes he mentido, cuando hablaba del discurso de Wallace previo a la batalla de Stirling Bridge, no es que no dijera nada de descargas ilegales, es que todo ese discurso es mentira, es parte de una obra de Shakespeare, dí que en realidad toda la batalla es una chapuza, empezando porque se llama Stirling Bridge, refiriéndose al puente Stirling, porque ahí fue, en un puente, puente que ni aparece en escena, no aparecen por supuesto ni las picas famosas (la caballería fracasó porque precisamente se hundió el puente a su paso) ni los irlandeses cambiaron de bando….
Bueno, tenemos entonces por un lado a William Wallace, haciendo de bueno y por el otro al malvado, al malísimo ( y feo, claro) Rey Eduardo I «El Zanquilargo», ¿era realmente este tan hijoputa?, pues bueno, no más que otros reyes medievales, de hecho fue un rey bastante brillante, estuvo en las cruzadas y sí, invadió Gales e invadió también Escocia, solo que porque estos se aliaron en su contra con Francia, en una de esas recurrentes alianzas de la época, tan recurrentes como efímeras.
Bueno, sigamos con el despellejamiento de Gibson, tal y como dije cuando hablé de él en la otra entrada eso de poner a los escoceses con las falditas pues está bien, estaría bien, lo malo es que esas faldas tan típicas no se empezaron a usar hasta siglos más tarde, pero da igual, porque para compensar Gibson pinta la cara de los feroces y valientes guerreros escoceses tal y como se hacía en la tierra, sí, pero muchos siglos antes, ya que hablamos de despellejamientos, hay una cosa curiosa en la peli, la ejecución de Wallace, sabiendo como sabemos del gusto de Mel por la sangre y las escenas de vísceras resulta curioso cómo muestra la escena, sanguinaria sí, pero mucho menos de lo que fue en realidad, quien haya visto «Los Tudor» les sonará, realmente Wallace murió mediante un castigo recurrente en la Inglaterra de la época, consistente en arrastrar al reo desnudo por un caballo (le arrastraban con el caballo, no quería decir que le desnudara el equino), era colgado, se le descolgaba, se le abría el tripamen, le cortaban el nabo, este era quemado junto con alguna que otra víscera delante de él (a estas alturas el reo aun estaba con vida), se le cortaba la cabeza (aquí ya moría, al menos un tío normal, Wallace pudo vivir perfectamente sin cabeza) y se dividía el cuerpo en cuatro partes (en realidad a estas alturas al preso ya se la sudaba lo que hicieran con su cuerpo, pero por completar).
En fin, toda una chapuza histórica, eso sí, entretenida, hay que reconocerlo, Sirenia cierra la cosa esta, la posdata es esto, por si no lo sabes, el tema es «All My Dreams», con Ailyn ya a las voces, Ailyn es el nombre artístico de Pilar Giménez García, una catalana que tras participar en «Factor X» acabó cantando en la banda noruega, siendo la única vocalista en la historia de la banda en repetir disco, con lo que mal parece que no lo está haciendo.
Las «mentiras» de Gibson.
«Apocalypto» es una más que entretenida película, a pesar de ser en VO subtitulada, más que nada porque los diálogos no es que sean el fuerte de la cinta, hay bastante controversia alrededor de lo que Mel Gibson narra en el film, empezando por los sacrificios, donde parece ser que se pasa un par de pueblos, los Mayas, que es en teoría la cultura de la que trata la peli, no debían de hacer sacrificios de ese tipo, sino en plan más seleccionado, con los mejores guerreros enemigos nada más, estos sacrificios, tal y como se cuentan en la peli, parece que eran más propios de los aztecas que de los mayas.
El otro gran fallo de Gibson es mostrar la llegada de los exploradores españoles, que no coincidieron en realidad con la cultura maya, sino varios siglos después de que esta civilización desapareciera, no los mayas claro, que aun los hay, sino su civilización como digo, lo que se muestra en la peli, dominando la región y eso.
“Braveheart”, también del mismo director, tiene varios errores históricos, de personajes, de edades, cosas comunes a otras muchas pelis y series, pero quizá lo más fragante sea lo mismo que le pasaba a «Gladiator» , las pintas que les dan a los escoceses, con faldas y tal, la vestimenta tradicional escocesa pero que al parecer no se usaba en esa época, sino que comenzó a hacerlo siglos más tarde, también salían pintados, cosa que tampoco se estilaba ya, sino que era cosa más de sus antepasados en la Edad Antigua, para hacernos una idea es como si en un una peli de la Guerra de Independencia española salieran los soldados españoles con traje y corbata o que en una de la II Guerra Mundial los japos vistieran como samuráis.
Pero dejamos a los escoceses y centrémonos en los salvajes, incivilizados y violentos mayas de Gibson.
Mel Gibson nos presenta una historieta más o menos entretenida como excusa para alardear de escenarios grandiosos y selvas exuberantes. Su asesor histórico, Richard Hansen, pasa por ser uno de los arqueólogos más famosos del área mesoamericana y está especializado en los antiguos mayas. Como director del centro monumental de El Mirador, ciudad del preclásico que vivió un gran esplendor allá por el 400 a.C., ha ganado gran prestigio internacional y ha sido financiado por el National Geographic y el Discovery Chanel. La influencia de Hansen en la cinta de Apocalypto ha sido fundamental y la comprobaremos más adelante.
Como bien hemos dicho la violencia es extrema, me parece bastante acertado no obstante, para llamar poderosamente la atención sobre el espectador que asiste desconcertado al encuentro con una naturaleza que no se corresponde con el paradisíaco Cancún (que en realidad es la excepción en una costa de manglares y tiburones) y una gente salvaje alejada de los idealizados mayas poetas y astrónomos. Efectivamente, los mayas no debieron ser tan bravos pero tampoco se quedaron a la zaga de los aztecas (que por su composición socio-estatal el componente bélico era de vital importancia). El tema de los sacrificios en sí, los cautivos pintados de azul subiendo a la pirámide por una arquitectura efímera de madera en el lateral, los verdugos con mascaras de divinidades, los cuerpos mutilados descendiendo por la escalera frontal del edificio a la gran plaza,.. Todo está bien tratado.
El tema del desfase cronológico es de los más discutidos por los críticos de Gibson, que a su vez tocó de lleno a Hansen. La pauta la marca la aparición de los españoles al final de la película. La primera incursión de nuestros recios antepasados en tierras mayas sucede con la expedición de Francisco Hernández de Córdoba en 1517. A estas alturas del partido los mayas hacía varios siglos que habían abandonado la vida de las grandes ciudades por lo tanto chirría encontrarse un estupendo centro ceremonial con arquitectura monumental en el norte de Yucatán en el siglo XVI. La monumentalidad arquitectónica, característica del Preclásico terminal y el clásico, cuyo máximo exponente es El Mirador, que además está en el Petén, se ve reflejada de forma falseada en la orografía urbana de Gibson. A su favor hay que decir que los estilos arquitectónicos, monumentalidad aparte, están bastante conseguidos y concuerdan con el norte de la península de Yucatán, las pinturas murales y la decoración de estilo «puuc» con algún mascarón son fieles a la realidad pues están copiados de varios sitios arqueológicos. Observamos entonces que Mel Gibson hizo un totum revolutum con las informaciones de Hansen.
Para terminar este gran tostón me gustaría llamar la atención sobre otra cuestión que apenas se comenta, la contraposición campo-ciudad, que podemos discutir si es una idea moderna o no pero en esta película aparece con un cierto anacronismo. Vamos a ver, estaba claro que las grandes ideas siempre tienen que aparecer en los trabajos de los directores, esto es cine, la libertad, la justicia,.. Han falseado desde siempre el discurso de los grandes protagonistas. La ciudad maya se nos presenta caótica, esto es cierto a simple vista, pero un centro tan grande tened por seguro que estaba planificado en un orden de cosas que a los occidentales de a pie nos cuesta comprender. Los moradores de la ciudad viven de espaldas a la selva, pero la deforestan para obtener el estuco con el cual recubren sus edificios, se ve muy bien la obtención de la cal cuando entran en la ciudad. Aquí lo que vemos es la materialización de la teoría de Richard Hansen según la cual los grandes centros se colapsan cuando violan su entorno natural y rompen el equilibrio de sostenimiento del medio. Es una teoría plausible desde el punto de vista histórico para la cuenca de El Mirador y otras regiones, pero no explica por sí sola el colapso de la cultura clásica maya, en otros lugares la guerra encaja mejor. Esto ya nos hace pensar en nuestro cambio climático actual. Al final de la trama el protagonista se interna en su bosque y encarna el espíritu libre de sus antepasados, entonces se mueve en el terreno que él mejor conoce y sus perseguidores, aunque con mejores armas y siendo guerreros profesionales, se ven sorprendidos. Es en fin, una pequeña manipulación del espectador, pues todos estaremos de acuerdo en apoyar la huída de Ronaldinho y la revancha que se toma, al final tenemos la sensación de que nosotros mismos fuimos invadidos por los romanos y ahora debemos romper las cadenas de opresión del imperio del momento. Pero bueno, podemos sacar algo positivo de todo esto, los indígenas no son todos iguales, tienen sus élites, se hacen la guerra entre ellos,.. Por lo tanto hay que olvidarse de Cortés y sus 300 españoles, y pensar más en todos los pueblos de indios que tenía detrás, así la conquista la posibilitan los propios americanos.
Posdata, Daniel Heiman (voz) y Fredrik Olsson (guitarra), son dos de los miembros de Lost Horizont, les dio un día por montar un grupo paralelo, Heed, bien, estamos sin duda ante un proyecto acojonante, de verdad, unos monstruos, sólo han sacado un disco, pero qué disco ese «The Call», y qué temazo «Enemy».