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«Operación Tuerto», con dos cojones.
Este soy yo, para qué engañarnos, voy a hablarte de la Operación Puerto meses después de que se produjera el juicio, de hecho cuando escribo esto aun no se sabe el fallo, da igual, se intuye, si la petición máxima de pena no llega a dos años pues eso, que para qué tanta alforja. Voy a hablarte de la «OP», como te decía, pero no de su génesis y desarrollo, sino de su lado oscuro, de España y de cómo son nuestros dirigentes, nuestra prensa, de cómo somos el puto hazmerreír del mundo, y bien merecido además.
Y va a ser largo, por eso soy yo, porque llegado a este punto podría intentar resumir la cosa, pero me la pela, si total, no lo vas a leer, al menos me desahogo con un par de cojones que se dice, porque en este caso, más allá del juicio, hay cosas que cabrean, que cabrean de lo lindo, a ver, que duermo igual, que no me corto las venas, ni las arterias, pero me cabrean, hasta el punto de que durante un minuto una vez se me quitaron las ganas de follar, también es cierto que estaba viendo una misa, pero seguro que algo también tiene que ver la «OP».