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Y la otra entendió mimada.
La entrada dedicada a las mamadas trajo cola, si una entendió «manada», refiriéndose claramente a los machos, va Karmel y entiende mimada, claro, a cada cuál lo suyo, hablar de mimos, fácil para la gente normal, complicado para alguien que los desconoce 😦 es lo que tiene ser feo, que de pequeño en vez de enseñarme lo de «mi mamá me mima» me enseñaban folletos de guarderías en Corea a ver si me animaba.
Definición de «mimo»: Cariño, halago, demostración de ternura, no, ni me suena, qué será eso de cariño, «Cariño es un municipio de la provincia de La Coruña, Galicia, España.», pues no he estado nunca, pero, indaguemos, qué tiene de especial Cariño, ese municipio gallego, pues tiene un cabo llamado Ortega, que sí, no me digas que no sería buena excusa para hablar ahora de la mili, pero no, resulta que el cabo Ortega es el límite oriental del……. golfo de Vizcaya¡¡¡¡ venga, no me digas que no mola, «golfo de Vizcaya», joder, los mimos no, pero a golfear en Vizcaya y al follar no me gana nadie, y a lo primero más, pero ojo, contra mi voluntad.
Ay la nostalgia.
«Quiero ver el coño de mi madre». A ver, no pienses mal, mejor de momento ni pienses nada, esa frase es uno de los términos de búsqueda con los que me topé dentro de las estadísticas del blog, como para tomar en consideración las visitas que tiene uno, porque no es solo ese, «foca gay», «se te ve el coño» (este debe ser el mismo del principio una vez logrado el objetivo) o «famosa herida en el buyacas» son alguna de las cosas con cuyos resultados al buscar en google vienen al sitio este, pero no va de eso, que ya hablamos, el tema, volvamos al enfermo del principio.
Digo yo, o es un enfermo salido, que pudiera ser, o quizá simplemente un nostálgico, que ya sabes como nos mola recordar batallitas y cogorzas, quizá el tipo se sintiera tan a gusto en el parto que quiera recordar el asunto, que a ver, es como digo yo siempre a las mujeres, no tengáis prisa en retirarle el pecho al niño cojones, que no os imagináis lo que nos cuesta pillar otra luego, es pues, de la nostalgia, de lo que quiero hablarte.
Haciendo amigas, otra vez.
Pues sí, soy hombre, qué quieres, qué cosas pueden gustarnos más a los hombres que poner a parir al género femenino, desde el cariño claro, porque en el fondo se os quiere, mas hay que reconocer que un poco cabronas ya sois.
Hay que pensar, el hombre, el hombre para estar bueno tiene que machacarse en el gimnasio, cuidarse al extremo, la mujer, ella no, ella está buena ya de por sí, ¿por qué?, porque si no no habría quien las aguantara, sí, las cosas aunque duelan hay que decirlas, sois malvadas, sabéis del poder que tenéis, lo usáis, nos usáis, el ejemplo más claro el cabreo, si la mujer está cabreada ya puedes ir pensando en el amor propio, porque como te amorres al culo hostia al canto, si el que está cabreado es el hombre da igual, por mucho que te resistas, en cuando se meta en la cama y te roce con el dedo meñique te dices «bah, estaré cabreado, pero un polvo es un polvo».
Uno tiene memoria, y al hacer uso de ella repara en lo tonto que ha sido, cuando compré mi primer coche no compré un coche, el motor me la sudaba, la línea de la carrocería, hasta si era de los de arranque a manivela, todo me la traía al fresco, menos la rapidez en abatir los asientos, «de palanca tío», me decía el colega, «aprietas y ala, para abajo», de cojones, el coche, tú pensabas en tu coche, pensabas en tu novia y pensabas en el picadero, qué más puede pedir un chaval en la vida, sábado noche, bocata y de la misma al trinque, ni cine ni pollas, para qué, llega el sábado, llamas a la novieta, quedas en la puerta de su casa, como tienes coche puedes apurar la timba de mus, qué tiempos aquellos, cagonsós.
Acabas, te despides, «bueno chicos, voy a pasar la tarde y a ver si echamos un polvo», te hacen la ola, nunca miras a nadie con semejante cara de admiración que cuando va a mojar, cuando sabes que es verdad claro, llegas a su casa, aparcas en doble fila, llamas al timbre, «¿bajas?», tú ya rasgando el condón, para ir abreviando luego, ahí en tu buga, echando el cigarrito y escuchando música romántica, Soziedad Alkoholika, por ejemplo, baja, pero coño, baja en chandal, hombre, no digo que te pongas de punta en blanco, pero mujer, que yo hasta me he duchado y he gastado media botella de baron dundy, se acerca, te hunde: «ey, que dice mi madre que quiere conocerte».
Bajonazo, en circunstancias normales le dirías que una polla como una olla, pero claro, añade, «venga, luego te lo compenso», ya estamos, compensar dice, como si el único que disfrutara fuera yo, ya estamos usando el sexo para lograr objetivos que nada tienen que ver, de cualquier manera uno para poder meterla en adobo accede, aparca el coche, guarda el condón, le coge de la mano y ala, a conocer a la buena señora.
Subes, abre la puerta, te gruñe (no hay ni una que no te gruña al verte, por primera vez o como mi suegra, todos los días menos en Semana Santa, que no me ve, te mira, te remira, hace un gesto como «pues vaya tío birrias», «pasa hijo pasa», ¿hijo?, venga hombre, si sólo me la he tirado un par de veces, que manía de familiaridades, «siéntate siéntate, ¿quieres tomar algo?», saca la botella de alcohol, del de curar, piensas, pero dices que no, que no se moleste, «no es molestia hijo, una cerveza?», dale otra vez con el hijo, a todo esto la novieta con cara de presentar a la hechicera del pueblo su pieza de caza, «va a la universidad mamá», sí, a la universidad, angelito, que te lo crees todo, fui un día para las oposiciones de correos, «va a ser enfermero», o yonki, la cosa es usar agujas, «ajá ajá, y ¿de dónde son tus padres hijo?», a ti que te importa foca, «de Salamanca señora, qué ricas las pastas».
Van pasando los minutos, interminables, tú mirando a la novieta, haciendo gestitos, ponen la españolada en la tele, qué risa el Joselito, es que me parto coño, «¿una escoba hijo?», tú flipas, porque al decir eso ya la novia está cogiendo la baraja, acojonao, mientras la coge te mira y se saca la lengua, tú disimulando el empalme, «Bueno, una sólo», ¿una solo?, los huevos, tres horas, hasta las narices del siete de velos, cuando por fin acaba la tortura coge la otra (la novia) y me dice que ya es tarde para salir, ¿tarde?, si es ahora cuando se hace de noche, está cansada, pero no te preocupes, «lo dejamos para mañana».
Puta frase, cuántas veces la habremos oído, enteraos, nos patea las tripas, es como si os llevamos de compras, os dejamos comprar todo lo que queréis y al ir a pagar os decimos, «mira, es mejor que lo dejemos para mañana, devolvámoslo todo a su sitio», la cosa es que sí, que esta me mareó durante meses, y no fue hasta que apareció otra que en teoría era menos manipuladora cuando cerré página, infeliz, menos manipuladora, ya ya, como si las hubiera.
Pero eso para otro día, porque posdata tenemos ya, Helloween, de ellos un tema que si bien no es de los más conocidos sí que es de mis preferidos, «Secret Alibi»