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El Mahdi sudanés.
Gracias a películas como «Las Cuatro Plumas», que a pesar del nombre no es gay, hemos conocido un poquito así por encima la historia colonial inglesa en el norte de África, en Sudán más concretamente, hoy voy a hablaros de un tipo de esa época, que se proclamó a sí mismo como el Mahdi, una especie de profeta, un Jesucristo vaya, que creó un vasto mas efímero imperio, que le echó un poco de jeta al asunto y que participó, aunque en la segunda mitad un poco involuntariamente, en una versión mejorada del «ojo por ojo y diente por diente».
Hablamos por supuesto de Muhammad Ahmad, líder religioso sudanés, figura importantísima en la segunda mitad del Siglo XIX. Joven, muy joven, apenas superada la veintena, ya tenía su propia orden religiosa, los llamados Sammanujah, era de los durillos no te creas, para mí que era vasco puesto que predicaba una vida de total abstinencia de vicios varios, qué decir del sexo, así somos los vascos, no es que no mojemos por incapaces, no, es por elección propia.
El mediohombre que se zumbó a los ingleses.
Siempre se dice que en esto de la historia (sí, esto va de historia hoy) nadie mejor que los ingleses y los yankis para vendérnosla, no sólo nos la venden, sino que encima muchas veces la manipulan a conciencia, bueno, esto es algo común a toda cultura, civilización, escalera de vecinos o reunión de antiguos alumnos del IFP Eskurze, pero como a ellos les vemos más (no nos engañemos, nos ponen una peli de Tanganika contándonos su independencia y hacemos zapping a ver si sale la Esteban), pues eso, que nos da la sensación de que a manipular la historia les pasa como a mí, que al mus y al follar no me gana nadie.
Bien, pues hoy os voy a contar una batallita donde los ingleses salieron escaldados de cojones, una historia apasionante protagonizada por un español, vasco de pura cepa, Blas de Lezo, tan vasco que tenía un programa de cocina en la tele, tan vasco que murió virgen, ya de aquellas era complicado mojar siendo vasco, hay cosas que no cambian. Pero permíteme que te cuente la historia quitando paja, que vamos, nos la suda bastante los detalles y tal, vamos con lo suegra (gordo 😀 ).
Los «metetes» en la I Guerra Mundial.
Sí, ya sé que no es la primera chapa que meto sobre la «gran guerra», posiblemente no sea la última, pero vamos, quédate, que esta no es de esas tostonazo, bueno sí lo es, pero si te lo digo no sigues leyendo, en esta ocasión más que centrarme en hechos concretos hablaré de una vieja táctica que ha usado la humanidad durante toda su historia, el «metetismo», que aquí se uso y vaya si se uso, de lo lindo.
¿Qué es el «metetismo»?, pues imaginaos, todos conocemos al típico que está enemistado con alguien y malmete a sus espaldas contando chismes varios para lograr enemistarle con los demás, más que para ganar amigos lo que se busca es encontrarle nuevos enemigos a ese cabrón que te cae tan mal porque en su día tuvo la osadía de enfadarse porque le miraste el culo a su mujer, que la gente tiene poco humor, ya te digo.
Pues sí, en la I Guerra Mundial hubo mucho de esto, prácticamente todos los países dedicaron esfuerzos en lograr buscar enemigos a sus propios enemigos, era una forma de obligar al rival a desviar tropas y medios y así facilitarle la tarea, esto se hizo también con medios propios, como hablamos en su momento cuando surgieron las figuras de Von Lettow o Von Spee, con poco obligas a movilizar mucho a tu enemigo, pero también usando la táctica del «metete».
Quizá el mayor «metete» de esta contienda fuera Thomas Edward Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia, en Oriente Próximo llevaba luchando el Imperio Británico y el turco un par de años, Lawrence fue enviado a negociar con Khalil Pasha, también conocido como Halil Kut, un general otomano familiar cercano del líder militar de los turcos, Enver Pasha, la liberación de un ejército inglés sitiado, más que negociar lo que pretendía era sobornarle, tenía también la misión de sondear la posibilidad de que las diversas tribus árabes se sublevaran contra el Imperio Turco, en un principio fracasó, pero luego logró su propósito, obligando a los turcos a desviar muchas tropas al sur para proteger su imperio, cierto es que es curiosa la figura del Lawrence este, al que el cine mitificó en la peli que lleva su nombre, pero que tiene su lado oscurillo, famosa es su tendencia homosexual, lo que no es en sí mismo nada malo, pero sí que parece más censurable es su amor declarado hacia dos quinceañeros sirios a los que dejó escrito «a los que amo con todo mi corazón», «no hay mujer en el mundo cuya belleza se compare al rostro y al cuerpo de un adolescente» fue otra de sus «gloriosas frases», eso sí, no parece haber pruebas de que llegara a materializarse ese amor tan profundo en un par de soplidos en la nuca de los chavalines.
Los británicos además redactaron la Declaración Balfour, los judíos por aquel entonces no tenían oficialmente estado alguno, se les tenía como cohesionados y factor clave a la hora de dar o quitar apoyos, la Organización Sionista Mundial tenía su sede en Alemania y aunque no hay datos que lo demuestren la idea que se palpaba era que la población judía mayoritariamente estaba con los alemanes, con esa declaración Gran Bretaña ofrecía la posibilidad de establecer el ansiado Estado judío, con lo que se consiguió atraerlos a sus filas y de paso dar un pasito más para la entrada de Estados Unidos en la guerra, país donde la comunidad judía era muy nutrida y muy influyente.
En la imagen el submarino alemán U-52, de los más afamados de la guerra, no hablaremos hoy de la lucha submarina de la gran guerra, sólo un detalle, un intento de malmeter que no le salió bien, decir que la flota alemana se pasó casi toda la guerra en puerto, salió una vez y ganó la famosa batalla de Jutlandia, ganó la batalla en sí, pero no logró evitar el bloqueo británico en el mar del norte, por lo que prácticamente en realidad se puede decir que en cierta manera la perdieron, lo que no consiguieron flotando sí que lo lograron debajo del agua, los submarinos alemanes llegaron incluso a Estados Unidos, alguna vez hasta fueron recibidos allí en olor de multitudes, pero varios de los viajes de los submarinos alemanes tuvieron como destino tierras más cercanas, las costas irlandesas, el objetivo proporcionar armas a los independentistas irlandeses y que estos se sublevaran y jodieran a los británicos, de hecho la sublevación se produjo, mas no llegó a triunfar, eso sí, fue el germen de la creación del IRA.
No fué el IRA lo único que propiciaron los alemanes en esa guerra, de todos es conocida la revolución rusa, que supuso la rendición de estos en el frente oriental y el que Alemania pudiera movilizar tropas hacia el occidental, cierto es que luego entró Estados Unidos y prácticamente fue peor el remedio que la enfermedad, pero lo cierto es que a Alemania no le vino nada mal el despiporre ruso que propició la creación de la Unión Soviética, bien, de todos es sabido que Lenin estaba exiliado en Suiza y ya antes de estallar la revolución era alguien bastante temido y odiado por el régimen zarista, Alemania, que como todos sabemos tenía un kaiser comprometido con la causa comunista prácticamente escoltó durante todo su territorio a Lenin para que este pudiera llegar cómodamente a Rusia, en un principio la jugada les salió mal también, pero a la larga desde luego que esta vez acertaron.
Sí, sin duda alguna el Imperio Alemán fue la nación que más uso la táctica «metete», por necesidad más que nada, enfrentado al Imperio Británico, a Francia, a Rusia, teniendo que ayudar en los Balcanes a su aliado austríaco, que más que aliado era un dolor, su mejor baza no dejaba de ser esta, intentar ponerle piedrecitas en los zapatos a las potencias enemigas, acabamos este capítulo, aunque posiblemente volvamos, con otro ejercicio de malmeter alemán, hasta 1917 los Estados Unidos permanecieron neutrales, incluso hubo ciertas dudas de, caso de entrar en guerra, que bando elegirían, pero un telegrama alemán interceptado por los norteamericanos hizo que se decidieran del todo, el telegrama estaba dirigido a Méjico, a la embajada alemana en Méjico, en la que planteaban un ataque mejicano a los Estados Unidos, parece raro que los alemanes hicieran esto antes de que los yankis entraran en la contienda, pero en el fondo sabían que era cuestión de tiempo que lo hicieran y más que nada fue una táctica preventiva.
Pues nada, ya veremos si hay más, de momento vamos con la posdata y con Therion, el tema, «Summernight City»
El auténtico «Último Mohicano»
Bien, como ya hicimos en su momento con pelis como «Templario», «300» o alguna de las de Gibson vamos a ver la fidelidad histórica de otra peli, esta archiconocida, «El Último Mohicano», me refiero a la peli de Michael Mann del año 92, la de Daniel Day-Lewis y Madeleine Stowe, quizá más conocida incluso por la música de Trevor Jones, quizá de las bandas sonoras de cine más populares de la historia, tan popular que hasta a Rajoy le han pillado tarareándola.
La película está basada en una novela de James Fenimore Cooper, autor de varias novelas ahora históricas, pero escritas cuando sucedieron los hechos, así pues, quisiera dejar a un lado el argumento principal de la peli, que es lo que voy a juzgar, no la novela, centrándome en un hecho concreto, importante eso sí, que sucede en la peli y realmente sucedió en la realidad, el asalto a Fort William Henry, dentro de la Guerra Franco-india.
¿Cómo se cuenta en la peli?, pues tenemos a los franceses atacando el fuerte con la ayuda de varias fuerzas nativas, con los indios malvados ayudándoles, (ese Wes Studi, qué bien hace de malo, de él hablamos en «Kings»), durante el asedio ofrecen a los británicos rendirse ya que las fuerzas de apoyo que estos esperaban ni iban a venir, vista la situación se acaban rindiendo, salen los soldados y civiles del fuerte y por el camino verde (no el que va a la ermita sino otro), van los indios malosos y les zumban de cojones, salvándose tan sólo los protas.
Bien, ahora vamos con la versión digamos «real», aunque hay que decir que ese episodio narrado en la película está bastante ajustado a la realidad, se nota que las fuentes consultadas y la novela en la que se basó eran francamente buenas, pero hay detalles falsos, justo los necesarios para hacer malos y buenos en la historia y así darnos la peli de aventuras perfecta, con héroes y villanos, mas como siempre pasa en la vida real no hay, o no suele haberlos, blancos y negros, sino escalas de grises.
Vale pues, tenemos al fuerte, dentro tenemos a los soldados del Imperio Británico, sus aliados nativos, civiles y soldados coloniales, que ya por entonces vestían de azul, usando los colores que luego, durante la Guerra de la Independencia usaron las tropas llamadas «continentales», todos bajo el mando de George Monro, en total unos 2.500 combatientes, enfrente las tropas francesas de Louis-Joseph de Montcalm, tropas regulares y nativas, iroqueses y hurones en su mayoría, en total unos 6.000 soldados y alrededor de 1.500 «indios», no hay constancia de la presencia de las hijas de Monro ni de mohicanos, sean primeros, segundos o últimos.
La escena de la oferta para que Monro se rindiera está bien, acertada, el francés le hace la oferta dándole la carta interceptada a un correo británico que advierte de la imposibilidad de mandar refuerzos, mas no parece que la oferta se hiciera tal y como pasa en la peli, sino dentro del fuerte y enviando al francés con los ojos vendados, este detalle era bastante común cuando dentro del terreno propio se metía un enemigo, para que no pudiera localizar el lugar exacto donde se encontraba el cuartel general o cualquier otra dependencia, tampoco fue la rendición tan rápida, Monro sabía que tenía que aceptar la oferta y Montcalm sabía que la iba a aceptar, pero ahí entraban las reglas de la guerra de entonces, que luego traerían más cola incluso, Monro no se podía rendir salvo que se abrieran brechas en las murallas que permitieran una rendición «honrosa».
Como la moral de sus tropas era más bien baja y con las opiniones de sus ingenieros a favor aprovechó la endebled de alguna de las zonas de la fortificación para después de algún que otro combate rendirse, los franceses permitieron que se retiraran todos a un fuerte cercano, unos 30 kilómetros, con sus enseres personales, armas y demás, los británicos, antes de irse agasajaron a los galos con una comida de oficiales realmente copiosa.
Ahí empiezan los problemas que luego propiciaron la masacre, tres factores la propiciaron, el primero, para los nativos aliados de los franceses sólo había una forma de acabar una batalla, muriendo o acabando con el enemigo, no entendían esas rendiciones pactadas donde los contendientes se sentaban a ponerse hasta el ojal de comida y vino, segundo, los franceses al parecer les habían prometido el poder saquear el fuerte tras la victoria, algo similar a lo que hacían las legiones romanas cuando conquistaban nuevas tierras, al permitir llevarse casi todo a los ingleses se sintieron engañados, el tercero, siendo parte importante del éxito francés vieron como se les excluía de la jamada, ignorados por los dos bandos en guerra, el sentimiento de ninguneo acabó por encender sus ánimos.
Bueno, vamos con la salida de los británicos y posterior masacre, hay que decir que junto a ellos iban cierto número de granaderos franceses como escolta, hablamos de una columna grande, larga, tropas francesas, las británicas, los civiles, los nativos aliados de la «Pérfida Albion», los civiles y los soldados coloniales, estos dos últimos grupos cerrando la marcha, en la peli las tropas sufren una emboscada, en realidad no fue exactamente así, sino que los nativos «franceses» salieron de los bosques a intentar cobrarse en utensilios y vestimentas su botín de guerra, dando Monro la orden de dejarles hacer, prácticamente desnudaron a la columna, pero sin apenas violencia, excepto claro, en la retaguardia.
Ahí, no se sabe el por qué, sí que se produjo una pequeña masacre, matando civiles y milicianos, todo esto sin que la vanguardia, que es donde iba el ejército regular, siquiera se enterara, cogieron prisioneros y asesinaron unas decenas de personas, hablamos en todo caso de menos de cien, o sea que si, masacre hubo, pero muy lejos de la aniquilación total que la peli narra, por supuesto Monro no muere en ese lugar, sino que lo hizo tres meses más tarde.
Como curiosidad decir que tras la batalla hubo una epidemia de viruela entre los nativos aliados de Francia, causada por la costumbre de estos de desenterrar a los británicos muertos para quitarles cosas de valor, como vemos aunque a grandes rasgos «El Último Mohicano» narra los acontecimientos con bastante rigor se le escapa algún que otro detalle importante, los justos para hacer de los colegas de Studi unos hijosdeputa, cuando hubo más choque de culturas que otra cosa.
Amaranthe, estamos en la posdata ojo, grupo nórdico que tiene en su música una mezcla curiosa, una especie de death muy muy melódico, con voces guturales, limpias y femeninas, todo ello acompañado de algo parecido al «casiotone» que suele acompañar a la cabra por los pueblos de España mientras sube la escalera, aun así no deja de tener su punto su música, eso sí, su mayor virtud es la presencia de Elize Ryd, acompañante habitual de Kamelot, la chavala pues eso, es de esas que está tan buena que la pondrías encima de la tele para poder mirarla todos los días, para más cojones encima es hasta guapa, de ellos este «Automatic»