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Las cosas de Atila, los hunos y los otros.
Pues en su momento, tampoco hace tanto, te hablé de Atila, de Aecio, de la Batalla de los Campos Cataláunicos, pero se quedaron muchas cosas en el tintero, así que nada, vuelta al tema, tampoco es que tuviera en mente nada brillante que ofrecerte, o sea que nueva chapa histórica al canto.
Antes de nada contarte cómo acabó la historia, tras la derrota de Atila ante Aecio, te conté que Honoria, la hermana del emperador Valentiniano III, le había hecho entender que quería bodorrio, así que Atila fue a por su prometida, como todo prometido tenía sus nervios, la mayoría se limitan a ahogarlos en borracheras con los colegas, pero Atila no, Atila se dedicaba a sembrar el pánico por donde pasaba, no entregando invitaciones de boda a los lugareños, que también es de una crueldad extrema, sino arrasando pueblos y ciudades, de hecho hizo huir al emperador, muchos historiadores han elucubrado sobre los actos de Atila previos a ese posible matrimonio, que si iba probando menús y al no acabarle de convencer destrozaba los restaurantes y alrededores, que si entraba en cólera al ver los precios de los trajes de novio y complementos, a saber. Tenemos a Atila arrasándolo todo y al imperio acojonado, sin embargo llega un día en el que Atila, sin casarse siquiera, sin tener que aguantar todavía a la suegra, se retira, sin más.
¿Qué pasó?, pues nadie lo sabe exactamente, se dice, se comenta, que si enfermedades en sus tropas, que si hambrunas, que si amenazas en su retaguardia, que si miedos religiosos, supersticiones, múltiples teorías, sin que se sepa cuál es la buena, su final llegaría pronto, en otra boda, con una goda llamada Ildico, desde luego a este hombre el matrimonio sólo le traía dificultades, hemorragia nasal dice la historia, (aunque hay versiones que hablan de asesinato) yo prefiero pensar que murió como todos ansiamos, echando polvos, la leyenda dice que sus soldados al verle muerto se hartaron a autolesionarse, el más grande de todos los guerreros no había de ser llorado con lamentos de mujer ni con lágrimas, sino con sangre de hombres”.
Muere el hombre y nace el mito, pero, ¿cómo era realmente Atila?, ¿cómo era ese pueblo tan mítico y desconocido como son los hunos?, bien, Atila desde luego no parece que fuera tal y como el cine nos ha mostrado, alto, fornido y en algún caso hasta guapo, más bien era como yo, feo, bajito, regordete, cabezón, su apariencia debes imaginártela más como un mongol que como un europeo, siempre se habla de Atila como ejemplo de barbarie absoluta, mas debía de ser un tipo bastante culto, dominador del latín, del griego (del idioma hablo, ojo), aparte de otros idiomas, sabía desde luego leer y escribir, sinónimo en aquellos tiempos de atesar cierta educación y cultura, muchas fuentes hablan de él como un líder noble, educado, gran culpa de la fama que acarreó la tiene el término «bárbaro», asociado siempre a eso, a barbarie, a destrucción, cuando en realidad los romanos llamaban bárbaros a todos aquellos que no formaban parte de su imperio, extranjero al fin y al cabo.
Hay que decir que al igual que Aecio convivió con los hunos durante un tiempo, Atila también vivió en el Imperio Romano durante su juventud, era por lo tanto muy conocedor de la cultura occidental, sus costumbres, fue rehén en la corte del emperador Honorio, pero no pensemos en rehén como mero prisionero encarcelado en unas mazmorras, no, convivió como uno más prácticamente, estudió, se relacionó con los miembros de la corte, se empapó de todo lo necesario para ser el gran líder que luego fue, hábil negociante y genio militar. (Y yo de líderes se, que para algo lo soy, aunque sea de opinión).
Vamos con su pueblo, los hunos, ciertamente no es que fueran hermanitas de la caridad, pero vuelta a lo mismo, la mayor fuente de información sobre ellos viene de sus enemigos, enemigos que desde luego no es que fueran medianamente objetivos, nómadas, excelentes cazadores, excelentes guerreros, pero también comerciantes, también impulsores de la tecnología más útil, ellos trajeron a Europa por ejemplo el uso de los estribos.
Volvamos al mito de que por donde pasaban no crecía ni la hierba, pura leyenda, eran conquistadores, cierto, pero una vez que se hacían con el territorio dejaban autogestionarse a estos, no se involucraban ni en su gobierno ni en sus costumbres, las naciones conquistadas gozaban casi de una plena autonomía, los hunos sólo entraban cuando su dominio pudiera quedar en entredicho, ¿qué les impulsó a avanzar hacia el oeste?, pues posiblemente un cambio climático, sí, ya por entonces al parecer sufrían de efectos invernaderos, de centrales térmicas, coches expulsando CO2 y demás, eran nómadas, pastores mayormente, vivían de lo que encontraban en la tierra, al no encontrar gran cosa la necesidad obligó, claro, en la época la emigración suponía eso, invasiones, pero en principio no eran ansias de conquista, sino mera supervivencia.
¿Qué pasó con ellos?, pues que Atila muere, con él se va el último gran caudillo huno, ninguno de sus sucesores logra mantener su poder, los territorios bajo el control huno se van sublevando y poco a poco van perdiendo poder, conquistas, hasta que su dominio y su nombre se quedan reducidas a la nada, pero para la historia queda la imagen de esos temibles guerreros a caballo, sus arcos y sus flechas, sinónimos del miedo, durante siglos a los niños se les obligaba a comer amenazándolos con la llegada de los hunos, pusieron en jaque a un imperio y al final cayeron sí, pero sólo pudo con ellos esa maldición llamada «matrimonio».
Bueno, lo principal, la historia la cuenta quienes tenían facultad para hacerlo, los hunos apenas dejaron nada escrito, de su versión de los hechos poco o nada tenemos, tampoco yo quiero juzgarlos, tan sólo pasar el rato contándote estas pequeñas historias.
Metallica para la posdata, uno de sus temas más emotivos, «Until It Sleeps»
Atila, «El Azote de Dios».
Voy a volver a hablarte de historia, tampoco te voy a descubrir gran cosa, no voy a hablarte de ningún personaje histórico de esos desconocidos, no, ni mucho menos, voy a hablarte de Atila, «El Rey de los Hunos».
Este es un tipo muy conocido entre los paquetes museros, cuando estás tú ahí, dándoles una nueva lección, mostrando tu arte, el paquete musero se dedica a llorar por su mala suerte al coger cartas (a pillarlas si eres americano que aquí no nos follamos a los naipes), como sólo suelen sacarse la pequeña siempre sueltan la misma gracia, «soy como Atila, el rey de los unos», a lo que añaden un «ji ji», que se supone que debe reafirmar lo tremendamente graciosos que son.
Pero más allá del mus, veamos quién fue Atila, ese del que dicen que por donde pasaba su caballo no volvía a crecer la hierba, esto, y no te miento, ha dado pie a innumerables interpretaciones, a cada cual más sinsorga, como esa que decía que claro, como pasaban todos los hunos en fila india dejaban el terreno tan impracticable que no volvía a crecer la hierba, qué va, la explicación como siempre era más sencilla, la cosa es que Atila y sus chavales le daban tanto a la hierba que se fumaban hasta las raíces.
¿Dónde nació Atila?, pues poco se sabe, evidentemente se conoce que nació en Bilbao, pero ya en qué barrio… es otro cantar, como por entonces no se había urbanizado aún los ensanches conocidos como América es más que probable que naciera en la parte más oriental de Bilbao. Asia, este de Europa, por ahí vamos, Atila es sin duda alguna una de las figuras históricas más controvertidas, siempre se ha dicho eso de que «la historia la escriben los vencedores», una mentira como otras tantas, ni caso, la historia la escribe quien sabe, primero, escribir, los hunos no eran gente que cultivara el arte de las letras, sí sus enemigos, los romanos, ya por entonces divididos en dos imperios, por lo tanto lo que nos ha quedado de él es la imagen de un caudillo cruel, despiadado, sanguinario, con el paso de los años ha surgido otra corriente que nos lo muestra como un líder respetable y respetado por su pueblo, con gran nobleza e inteligencia, ¿qué es la verdad?, pues a saber. ¿Existían los hunos antes de Atila?, por supuesto, era un pueblo, nómada, cazador, belicoso, ¿existieron tras él?, también, pero no así su imperio, que murió con su último gran líder.
Pedazo imperio por cierto, prácticamente todo el este de Europa llegó a estar bajo sus dominios, aparte de sus recurrentes incursiones por los territorios más occidentales, llegó incluso a expulsar a un emperador romano, Valentiniano III, pero toda figura histórica, o casi todas, tiene su acérrimo rival, su horma en el zapato, Atila también, se llamaba Aecio y es lo que os quería contar, su mítico encuentro en la Batalla de los Campos Cataláunicos.
Flavio Aecio, digno rival sin duda, otro hombre al que la historia no ha hecho justicia, «el último romano», prácticamente su mandato al frente del ejército romano y el reinado de Atila coincidieron en fechas, su rivalidad fue de esas que merece la pena recordar, pero no me enrollo no, sólo que sepas, por si no lo sabías, que Aecio era tan brillante o más que el propio Atila, todo un genio militar, político, diplomático, tras él (asesinado por cierto por el mismo Valentiniano III, su emperador), el Imperio Occidental comenzó su disolución, no volviendo a lograr su viejo esplendor hasta los tiempos de Belisario. Cuando digo rivalidad tampoco pienses en que se odiaban y cosas de esas, no, de hecho hasta llegaron a ser aliados en su momento, se conocían bien, Aecio convivió bastante tiempo con Atila, tampoco parece que su relación llegara al extremo de darse besitos, pero la idea, hay que quedarse con la idea, entre ellos había respeto y cierta admiración mutua.
Bien al lío, la batallita, no pienses en un enfrentamiento entre un ejército huno, comandado por Atila, y uno romano, capitaneado por Aecio, no, te doy dos visiones, la real y una para gente como tú y yo. La real, la hermana de Valentiniano III es prometida con un vejestorio, manda un mensaje a Atila, un anillo, este lo interpreta como una oferta de matrimonio que le podría reportar la mitad del Imperio, también muere un rey, el de los salios, en los Balcanes, Aecio toma partido por un hijo como sucesor, Atila por el otro, todo esto es mucho más complicado, pero vamos, hay que quedarse con los conceptos, Atila toma todas sus tropas y las de sus tribus bárbaras vasallas y a la conquista del oeste, a las Galias, Aecio toma sus tropas, negocia alianzas con los visigodos, contrata tropas de otras tribus bárbaras y a su encuentro.
Esa es la versión digamos real, ahora, para que lo entiendas, tú imagínate que llegan los hunos al campo de batalla, llegan los romanos, se encuentran un porrón de tribus bárbaras y como en el cole, pares o nones y empiezan a elegir, Atila elige a Ostrogodos, Gépidos, Hérulos y Turingios, Aecio a Visigodos (cuyo rey, Teodorico, murió en la batalla), Francos, Alanos, Burgundios y Sármatas, además de todos estos encontrábanse en la zona otra tribu, los escritores de blogs, ahí esperando a ser elegidos, como el niño inútil al fútbol al que nadie coge, al final a estos les pusieron de árbitros, pasándose toda la batalla gritando «falta, falta¡¡» sin que les hicieran el menor caso vamos.
Comentarte que en principio la lucha era desigual, los hunos tenían más hombres y tenían la mítica imbatibilidad de Atila, fíjate que hablamos ya del siglo V, por entonces batallas la humanidad había vivido muchas, pues esta está considerada como la más brutal hasta la fecha, lucha sin cuartel, dos horas tan sólo, dos horas de ataques, contraataques, hasta que lo impensable ocurre, la genialidad táctica y el aguante de sus aliados hacen que Aecio gane, Atila se retira, su intención, el suicidio, lo normal es que Aecio hubiera ido tras él para acabar con la amenaza huna, pero no, no lo hizo, ¿por qué?, porque Aecio era un tipo listo, sabía de la importancia de Atila y su ejército huno para conservar el frágil sistema de alianzas que proporcionaba cierta estabilidad al tambaleante imperio romano, ahí no acabó la historia entre ambos, de hecho hay mucha cosa apasionante después, como también es apasionante la cantidad de mitos que arrastraba la figura de Atila, pero para otro día, que me alargo.
Acabar sólo con la leyenda de la Batalla de los Campos Cataláunicos, fueron tantos los muertos y tan cruenta la contienda que se dice que los fantasmas de los soldados siguieron combatiendo durante años, eso dice la leyenda, ya en el terreno más realista comentar que durante centenares de años los lugareños siguieron desenterrando huesos y restos de armas y equipación de los combatientes, pocos episodios más violentos y sanguinarios encontraremos en nuestra bilbaína historia, lo dicho, volveremos al mito y a la leyenda de Atila.
Si has llegado al final no te me vayas ahora, porque qué gran tema para la posdata, qué grandes e injustamente ignorados Gotthard, suizos, qué clase tienen, qué elegancia, puro hard lleno de melodía, sentimientos, arte puro, ellos son buenos, y el tema también muy bueno, «The Oscar Goes To You», decirte que el cantante, Steve Lee, nos dejó hace un par de años, sin duda que se le echará de menos, insustituible.
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