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«Generation Kill», de críos jugando a la guerra.

Tres ideas, primera, «El Señor de las Moscas», gran novela para mí la de William Golding, se le ha dado varias interpretaciones, para mí sin duda la más acertada es que el ser humano es primitivo por naturaleza y es la cultura la que nos hace civilizados, unos seres tan a priori inocentes como los críos, sin nadie a su alrededor que les diga lo que está bien o mal, pueden llegar a ser todos unos perfectos hijosdeputa.

Dos, estamos hartos de escuchar noticias de profesores de secundaria agredidos por sus alumnos, hay incluso videos vergonzantes al respecto, hoy en día ya la disciplina brilla por su ausencia, qué decir ya del respeto, en vez de personas a veces parece que la sociedad, los padres vaya, estamos criando monstruos.

Tres, que duda cabe que un hombre de 20 años hace apenas un siglo o incluso menos era un hombre, muchos a esa edad eran ya padres independizados, la vida era más dura y pasabas de la niñez a la edad adulta sin pasar apenas por la adolescencia, hoy en día con 20 años eres un crío, hasta pasados los 30 es raro que tengas responsabilidades en la vida, con lo de injusta que tiene toda generalización claro.

Bien, todo esto es a cuenta de «Generation Kill»

Hablamos de una miniserie de la HBO, siete capítulos estrenados en 2008, muchos, al estrenarse, esperaban una especie de «Hermanos de Sangre» cambiando el escenario y la época, de la II Guerra Mundial a la Guerra de Irak, grave error, porque si en aquella era Spielberg el máximo responsable aquí tenemos como creadores a David Simon, Ed Burns y Evan Wright, los dos primeros como creadores y el último como fuente primaria del argumento, este está basado en una novela suya, Simon y Burns son a su vez responsables de «The Wire», la más real, apasionante, cruda y desnuda foto sobre la sociedad actual jamás rodada para la tele, estaba claro por lo tanto que aquí de épica poco, de heroísmo menos, «Generation Kill» iba a ser quizá lo más realista que sobre la invasión y derrota del régimen de Sadam nos podemos encontrar.

La historia habla de eso, de un grupo de marines formando parte de la invasión norteamericana de Irak en 2003, se centra tan sólo en las vivencias de un batallón, el comandado por Stephen «Padrino» Ferrando, (interpretado por Chance Kelly y llamado así por su peculiar tono de voz), y más concretamente en un pelotón y dentro de él en un vehículo, en el que estaba como invitado un periodista de la revista «Rolling Stones», Evan Wright, sí, el autor de la novela, interpretado por Lee Tergesen («OZ»), junto a él los combatientes del Humbee, entre ellos quizá el personaje más relevante de la historia, Brad ‘Iceman’ Colbert, Alexander Skarsgård («True Blood»), obviamente acompañados de una serie de personajes singulares, Josh Ray Person (James Ransone), cantarín chofer, Nathaniel Fick (Stark Sands), el capitán McGraw, apodado ‘Capitán América’ (Eric Nenninger), un auténtico inútil integral y loco peligroso, el típico que a pesar de saber que inútil e imbécil llevan tilde se empeña en ir acentuándolas constantemente, y un largo etcétera de soldados, suboficiales y oficiales a cada cual más peculiar.

La serie está acompañada de una peculiar banda sonora, conformada por algunos de los éxitos comerciales de la época, pero que en su gran mayoría no aparecen tal cual, sino en las voces de la soldadesca.

A ver, esto se trata casi de un documental dramatizado, es, como es norma en HBO, realista al máximo, creíble al extremo, crítica, no esperemos ver grandes batallas, más bien la rutina de unos chicos metidos en la guerra, chicos que no son hermanitas de la caridad, chicos, que son eso, chicos, por eso el previo de la entrada, ahora ya los soldados cuando van a la guerra no son hombres, son niños, niños a los que se les da un arma y se les dice que hay que matar enemigos, estos se dedican con gran celo al asunto, sin importarles demasiado los daños colaterales, como dije antes aquí heroísmo poco, ejemplo el siguiente, en boca de uno de esos marines:

10 de noviembre de 1975…nací en medio del cráter de una bomba. Mi madre fue un M-16 y mi padre era el diablo. Cada momento que sigo vivo es una amenaza adicional contra tu vida. Como concertina, orino napalm y puedo dispararle a una pulga en el trasero a 300 metros. Viajo por el mundo destruyendo a los anti-norteamericanos donde sea, por el amor de mamá, por Chevrolet, el béisbol y la tarta de manzana. Soy un gruñón, soy el sucio, apestoso, sudoroso, dulce y hermoso hijo de perra que ha mantenido al lobo a raya durante los últimos 255 años. Soy un marine de los Estados Unidos. Somos como soldados, hablamos como marineros y podemos patearle el trasero a esos dos. Le robamos el águila a la Fuerza Aérea, la soga al Ejército, y el ancla a la Marina y en el séptimo día cuando Dios descansó recorrimos su perímetro y le quitamos el trabajo desde entonces. Guerrero de día, amante de noche, ebrio por convicción, marine por gracia de Dios. Semper fidelis”.

La gran pega de «Generation Kill» puede ser que sí, siendo realista al extremo, te puede llegar a aburrir en ocasiones, porque la acción no es su punto fuerte, sobre todo si llegas a ella pensando que es una serie bélica más, no muestra la guerra tal y como la esperamos, sino como es realmente.

Casi al final de la serie el pelotón recibe la orden de quitarse los uniformes NBQ, los que en teoría les protegía de los ataques químicos de Sadam, las famosas armas de destrucción masiva por las que se supone que se inició la invasión, ante tal orden el periodista pregunta que si no son necesarios qué coño hacen allí, un soldado le responde: -«Lo importante es que podemos matar, capullo de mierda«. Es quizá una frase que refleja bien lo que sucedió esos días, porque fueron escasos días.

Quizá Simon aprovechó esta serie para dar rienda suelta a todas sus críticas sobre el ejército y la sociedad de su país, muestra verdades envenenadas constantemente, utiliza los diálogos con una ironía extrema, no hay discursos grandilocuentes sino palabras soeces, soldados que esconden su miedo en una permanente agresividad, obsesionados por el sexo y obsesionados por matar, que es en definitiva lo que se les mandó.

Ojo, que no sólo se dibuja así a os chavalitos, cuando muestra las acciones de los reservistas, que se supone que es gente ya más talludita, llegan a hacer buenos a los marines, esos, los reservistas, son quizá los que más peor parados quedan.

En definitiva, es quizá la versión más real de la guerra emitida jamás en la tele, quizá por eso no sea ni vibrante, ni emocionante, es como si metieras una cámara oculta en los cascos de los soldados y emitieras lo recibido, para mí es algo que se debiera ver de todas todas, recomendable.

Europe nos suena a todos, míticos estos suecos, pero quizá lo que no sea de dominio público es que siguen tocando hoy en día, mucho más maduros, sin las pintas de antaño pero dando guerra, publicando discos y dando conciertos, «Always the Pretenders» es uno de sus temas de la etapa más actual de la banda.

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