Archivo
Desmontando un mito, «a las mujeres se nos conquista con sentido del humor».
Sí, no me digas que no has escuchado eso cienes y cientos de veces, hasta alrededor de cien, hoy es el concurso que Agniezka nos proponía, bien, usaremos ese certamen literario, esa congregación de grandes escritos, para poner la nota cutre en el evento, a la par de, definitivamente, desmontar ese mito de que a las mujeres se las conquista con el sentido del humor.
Es que la imagen da para ello, sale, como podrás ver, una parejita, ella se adivina que está buenorra, él se adivina que es feo de cojones, casi como Flanagan. Imaginemos pues cómo sería el cortejo en este caso, con feo y bellezón, y el resultado del mismo.
La vida de Flanagan y la estelar aparición del calvo gilipollas.
Para la futura Nobel de literatura, Zambullida, que se anime un poco. Al resto queridas, queridos, tus problemas importan, no son poca cosa, mis problemas importan, no son poca cosa, pero cuanto peor lo pasemos con más razón hay que intentar animarnos.
Se dice, se cuenta, que cuando Flanagan nació lo hizo junto a varios niños más, pero ninguno de estos otros lo reconoció nunca en su biografía, el médico pasó haciendo la ronda y felicitando a los padres, cuando llegó junto a los de Flanagan se quedó mirando al niño, a los padres, otra vez al niño y cuando volvió a los padres solo acertó a decir, «menuda putada, ya lo siento, bueno, otra vez será». Porque sí, era feo el crio, feo de cojones, la madre, siempre cariñosa, le decía al padre, «hombre Manolo, bien mirado…» «da igual como lo mires Marisa, es feo, qué le vamos a hacer, mira a ver si lo puedes cambiar por otro».
Por una vez nadie en la familia discutió por si se parecía más al padre o a la madre, los hermanos mayores jamás tuvieron celos, las visitas flipaban, no lograban expresar sus sentimientos, «es… es una….» y el padre resignado, «no te canses, es feo, muy feo, no hace falta que disimules», la madre, sin embargo, aun reconociendo que no era una belleza, siempre pensó que la naturaleza dotaba a cada uno de una cualidad distinta, y que por lo tanto, si era tan poco agraciado sería un dechado de virtudes en otros aspectos, «al menos de mayor será simpático».