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«Deadwood», Swearengen y compañía.
Bienvenidos a la frontera, a la fiebre del oro, bienvenidos a Deadwood, tiene ley, pero eso sí, peculiar.
«Deadwood» es otra de las pequeñas joyas que la HBO ha dejado para la televisión, creada por David Milch se emitió entre los años 2004 y 2006, tres temporadas, los costes de producción y las bajas audiencias le dieron finiquito, por lo que es otra de las muchas series acabadas prematuramente, sin un final acorde a su calidad.
La serie narra las aventuras y desventuras de Deadwood, ciudad real, durante la época de la fiebre del oro, cuando aun no era siquiera parte de los Estados Unidos, estamos pues ante un western, como Deadwood es una ciudad real hay imágenes de la época, hay que decir que los productores de la serie clavaron con todo lujo de detalles la ambientación, aquí las calles tienen barro, el caos es total, la gente luce ropas desgarradas, raídas, están sucios, pisan mierda de caballo, es el primer punto a favor de «Deadwood», el apartado técnico, de vestuario, de ambientación, es sobresaliente.
La historia como tal no existe, más bien la idea es revivir ciertos hechos históricos, mezclándolos con otros muchos inventados, mezclar personajes reales con otros inventados y contarnos sus vidas, su día a día, claro que como siempre pasa hay unos más protagonistas que otros, Seth Bullock (Timothy Olyphant «Justified»), Al Swearengen (Ian McShane «Kings»), Wild Bill Hickok (Keith Carradine «Dexter»), Sol Star (John Hawkes), Calamity Jane (Robin Weigert), Wyatt Earp (Gale Harold), EB Farnum (William Sanderson «True Blood»), Charlie Utter (Dayton Callie «Sons of Anarchy»), y George Hearst (Gerald McRaney «Jericho») son algunos de los personajes basados en gente que realmente vivió en algún momento en la ciudad, algunos tienen una presencia breve, otros están a lo largo de toda la serie, entre los acontecimientos históricos está por ejemplo la muerte de Hickok, perfectamente recreada, casi al detalle.
Junto a ellos personajes que o bien no se tiene constancia que existieran o están basados en gente que existió pero ya sin mantener su nombre, por lo que se varía bastante su personalidad, el reparto como suele pasar en estas series HBO es extenso y por citar a algunos tenemos por ejemplo a Molly Parker, joven veterana de la tele, Powers Boothe, Paula Malcomson (otra habitual de las series americanas), Kim Dickens («Treme») o Anna Gunn («Breaking Bad»), hay muchos más y casi todos perfectos, sin duda el casting es otro acierto.
La serie es, como acostumbra su canal padre, violenta, no apta para menores, no escatima ni sangre, ni podredumbre, ni palabras malsonantes, ni sexo, no es desde luego el tipo de serie que Spielberg enseñaría a sus nietos, si los tiene, los personajes mean, follan, hacen y reciben mamadas, pegan tiros, se ahostian, se emborrachan, se vuelven a pegar de hostias y hacen las paces yendo al putetxe, los hay más y menos cabrones, quizá sea esa, el de esteriotipar demasiado a algunos, una de las pegas, de las pocas pegas, los hay rectos, caballeros hasta el final y los hay hijosdeputa de cuidado, aquí el papel de George Hearst quizá sea el ejemplo más indicado.
El ritmo tampoco es que sea su fuerte, se toman tiempo para contarnos las historias, a veces se te hace pesada, a personajes como el de Juanita Calamidad hasta le pegarías un tiro, hablamos de cualquier manera de una serie premiada tanto en «aldabas de oro» como en los «emmys», durante un tiempo se especuló con la posibilidad de acabar la serie con un par de telefilmes, estilo a lo que sucedió con «Firefly», pero tal idea tampoco llegó a buen puerto.
«Deadwood» es una serie coral, muy coral, pero sin embargo cualquiera que la haya visto y piense en ella tiene un nombre en la memoria, Al Swearengen, pocas veces un personaje y el actor que le da vida, McShane, se come la pantalla tanto que oscurece al resto del reparto, Swearengen existió realmente y tuvo su «Gem», su saloon puticlub, él es quien realmente manda en la ciudad, aunque no tenga puesto alguno, él es quien decide quién y cómo muere, él y sus secuaces, un cabrón de tomo y lomo, pero acabas adorándole, es ver cualquier escena suya y te pegas a la pantalla, ya ni decir cuando coincide en pantalla con Mr. Wu (Keone Young), te descojonas.
Fue tanto su peso que cuando le buscaron un malvado que hiciera el rol de rival no pudo mantener el tipo y tuvieron que echar mano del anteriormente citado Hearst, ese al menos aguanta el tipo, su lenguaje soez acaba por ganarte por entero, sólo por él ya merece la pena ver la serie.
En definitiva, a pesar de ser una serie inacabada merece mucho la pena verla, pasarás buen rato sin duda, eso sí, quítate prejuicios, no tiene nada que ver con cualquier serie o peli del género que hayas visto, es más cruda, más real, más sincera, en definitiva las señas de identidad de HBO.
Postdata, Lacuna Coil, italianos, de ellos simplemente decir que cuentan con la bella Cristina Scabbia a las voces, bella no, preciosa, me pone todo lleno de amor cada vez que la veo, veteranitos ya, de ellos este «Our Truth»
«Hijos de la Anarquía», se acerca pero no llega.
Estoy viendo “Sons of Anarchy”, titulada en cristianés “Hijos de la Anarquía”.
Esta serie es una de las apuestas del canal FX, creador también de la exitosa «Rescue Me», creada aprovechando la buena imagen de los bomberos neoyorquinos tras el 11-S o «The Shield» FX es otro de los canales que se ha apuntado a hacer series alejadas de los «CSI» o los «House», es decir, series donde no se resuelve todo en el mismo capítulo ni donde sale todo bien.
La máxima responsabilidad de la serie recae en Kurt Sutter, productor, guionista y hasta con un pequeño papel, dentro del reparto tenemos al campeón del primer concurso de imitadores de Heath Ledger, llamado Charlie Hunnam, actor sobre todo de televisión y cuyo mayor éxito es haber participado en “Cold Mountain”, junto a él tenemos al guapo Ron Perlman, el entrañable deforme de “El Nombre de la Rosa”, Maggie Siff, vista en «Mad Men», Katey Sagal en el papel de madre metomentodo y entre los secundarios una de esas caras que te suenan y no sabes bien de qué, Tommy Flanagan, luego miras y resulta que es uno de esos secundarios de lujo, presentes en «Braveheart» , «Gladiator», “Sin City” o “Ases Calientes”, también asoma el Charlie Utter de «Deadwood» Dayton Callie.
Decir, entrando en el cotilleo, que Katey Sagal es esposa de Sutter, pero eso no deja de ser un cotilleo del tres al cuarto, lo importante es saber que esta señora es nada menos que Peg Bundy, una de las protas, la mujer para más señas, de la entrañable «Matrimonio con Hijos».
La historia, pues se trata de las aventuras y desventuras de una banda de moteros de un pueblo de California, los Hijos de la Anarquía, sobre todo las vivencias del follarín Jackson “Jacks” Teller, las relaciones entre los miembros, de los miembros de los miembros con féminas diversas, el tráfico de armas y sus peleas con otras bandas, la poli y demás, como tantas otras no escatima violencia, pero al ser dirigida al público familiar no se ven culetes.
La serie es entretenida, todos los capítulos, sobre todo los primeros, tienen acción a raudales, los actores son de garantias, las tramas son lo suficientemente sencillas como para no agobiarte, hay personajes como el Sr. Pajillas o la poli (una aceptable Ally Walker) realmente originales, lo tiene todo a priori para ser una gran serie, sin embargo pasan los episodios y te quedas frio, sin saber por qué.
Y la cosa es que al llegar al capítulo 11 te das cuenta, si no la has visto y tienes pensado hacerlo no sigas leyendo, ahí te cdas cuenta del problema, el interrogatorio de la poli tocaculos a Opie, familia y compinche no te lo crees ni harto a mirindas, todo está metido con calzador porque el guión así lo requiere, sin trabajarse un mínimo de credibilidad, ahí, en ese momento reparas en que toda la serie ha sido así, llena de escenas, de situaciones que chirrían.
Yo de momento he visto dos temporadas, ambas cortadas por el mismo patrón de no creerte del todo lo que pasa, la tercera la empezaré a ver en breve, la cuarta ya está acabada y el canal ha aprovado una quinta temporada, lo cual puede venirle bien, si se arriesga un poco con los guiones, o mal, si las ideas que vienen son aun más facilonas y la cosa degenera.
Eso sí, la banda sonora contiene mucho hard yanki que ameniza algunas escenas, sobre todo cuando los moteros montan sus burras, tampoco te esperes una «Treme» cambiando el jazz por el rock duro, tiene alguna escena bastante divertida y aunque va bajando el ritmo a medida que avanza, la primera temporada en vez de 13 debería haber sido resuelta en 10 capítulos y aun así habría mucha paja, no te llega a aburrir del todo, se le puede dar una oportunidad.
Por cierto, en la segunda temporada hay un homenaje a «Mad Men», serie estrella del canal competancia AMC, realmente divertido, «es usted un jefe muy malo Sr. Draper» 😀
Vamos con la postdata, Avantasia es el proyecto paralelo a Edguy de Tobias Sammet, cabeza visible de esta banda germana, este Sammet es considerado por alguno que otro como la gran esperanza blanca del Heavy actual, cierto es que con Edguy ha seguido una trayectoría bastante consistente.
Avantasia es uno de esos llamados «supergrupos», con discos llenos de colaboraciones de estrellas del metal, tanto a las voces como a los instrumentos, debutaron con los «Metal Opera», para muchos el relevo del power más tradicional de los «Keeper» de Helloween (ahora ese relevo lo puede tomar Unisonic, el nuevo proyecto de Hansen y Kiske), cambiaron de estlo en «The Scarecrow», muy alejado del power y sobresaturado de baladas, pero con el lanzamiento de «The Wicked Symphony» y «Angel of Babylon» han recuperado, al menos para mí, todo el crédito perdido.
El tema de hoy es el primer single de «The Wicked Symphony», titulado «Dying For An Angel», típico single facilón y sin demasiado interés, pero ojo, acompañando a las voces nada menos que Klaus Meine (Scorpions)