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Nibali se doctora.
Acabó el Giro, mira que el año pasado ya fue tostonazo, este yo creo que le gana, al menos entonces hubo cierta emoción, y lo jodido es que esto se presentaba como la carrera del año, un recorrido más que digno, con etapones de montaña, cronos, etapas trampa y tal, con un duelo espectacular entre Vicenzo Nibali y Bradley Wiggins, con gente como Evans, Gesink, Samuel o el vigente ganador, Hesjedal, un panorama que vamos, irresistible.
Pero he aquí que Wiggins enferma, que Hesjedal enferma, que Samuel da su nivel, que Evans está ya más para buscar residencia que para otra cosa, que Gesink ya hace tiempo que ni está ni se le espera, suma que el calendario sigue ignorado, estamos en primavera pero al tiempo se la sopla, resultado, etapas cercenadas y alguna hasta anulada por la nieve. Al final lo que queda es un triunfo de Nibali de esos incontestables, tanto que uno no recuerda una gran vuelta ganada con menos esfuerzo, me dirás del pasado Tour, ya, pero al menos se intentó, no había piernas, aquí ni piernas ni ganas ni nada.