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Mitos y realidades de los piratas del Caribe.
La saga de «Piratas del Caribe», «La Isla de las Cabezas Cortadas» (sí, me gustó), si nos vamos atrás en el tiempo «El capitán Blood», «El Cisne Negro», «El hidalgo de los mares», «La Isla del Tesoro», «Su majestad de los mares del Sur» y un largo etcétera, todas tienen en común una cosa, están dedicadas al mundo de los piratas, ¿qué hay de verdad en lo que cuentan?
Esto te va a servir para hacerte un poco más líder de opinión, te cuento, en realidad no tengo ni puta idea del asunto, más allá de la duda razonable de que en las pelis todo se cuenta de manera muy distinta a la realidad, como más románticamente y eso, da igual, te ves un par de documentales al respecto, echas un ojo a un par de páginas y pones «tras una larga y minuciosa investigación puedo responder a esa pregunta».
Patente de pernada o algo de corsos y sus derechos.
Voy a hablaros hoy de dos expresiones, «Derecho de pernada» y «Patente de corso», dos expresiones que se usan en similares circunstancias, a saber, que puedes hacer lo que te salga de los witos, sin que nadie te lo impida ni que el hacer las cosas te traiga consecuencias, bien, está claro el sentido de ambas cosas, es más, nos pueden sonar de dónde vienen, pero ojo, que hay mucho mito aquí.
Aunque vienen a significar lo mismo su origen es, evidentemente, muy distinto, vamos con la primera, a la que dedicaré poco tiempo, «derecho de pernada», algo que hemos visto en cine, por ejemplo en «Braveheart», el señor, siempre un hijoputa, va a la boda de la parejita encantadora y reclama su derecho a yacer con la novia en su primera noche de casada, a ver, concretemos, «yacer», significa «zumbársela», pero, ¿realmente sucedía esto?.