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No tienes corazón, Merikeit.
Juzgado de lo extremadamente penal del Reino de Albacete, día del juicio a la multipolidelincuente Merikeit, el fiscal, un hombre que siempre daba la mano flácidamente pero que era de los que ganaban todos los casos por narices, no extrañaba su nombre, Porco Jones, manda subir al estrado a la acusada, esta, exhalando una bocanada de su pitillo (venga, no me jodas que no es un recurso literario molón lo de la bocanada) se levanta del banquillo, se ajusta la faja y se dirige… pues eso, se dirige al estrado.
Una vez sentada cruza las piernas para poner cachondo a todo el personal, pero como tenía una mesa delante nadie se percató, para romper el hielo contó el chiste del negro que se tira del avión, pedazo de chiste que te contaría, pero que escrito pierde mucho, Porco Jones se ajustó la corbata, paseó a lo largo de los asientos de los 12 testigos, exhalando una bocanada de humo de su pitillo, de repente gira y se enfrenta a Merikeit, «Srta. Merileit, repita ante el tribunal la declaración que hizo cuando fue detenida por la policía por manifestarse a favor de los derechos de los topillos, CONFIESE¡»