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La dichosa paternidad.
Aunque bien pudiera parecer lo contrario uno, desde hace muchos años, sabía que estaba destinado a ser padre, más concretamente desde que la parienta, entonces novia aun, me lo propuso como se suelen proponer esas cosas, en medio del polvo, es más, sabía yo que la primera tenía que ser niña, mucho antes de hacerla ya tenía nombre, nombre femenino claro, de haber nacido varón pues el problema era evidente.
Hay que decir que uno esperaba el momento de ir a por la criatura con ansia, no porque tuviera prisa en ser padre, por intentarlo, que es lo mejor del tema, son los únicos momentos en los que te metes en la cama y nada, tú en tu esquina, sin necesidad de pedir sopitas, ella viene, porque le interesa claro, eres un mero instrumento, pero seamos sinceros, no nos quejamos. La mala hostia del asunto es que uno es fértil, sí, por desgracia, tú escuchas a amigos ahí, meses y meses intentándolo, meses y meses de sexo a cualquier hora, lugar, el cielo para un salido como yo, coges, vas tú y a la primera de cambio aciertas. Leer más…