Y la pava se muere coño.

Empezaban a encajar las piezas, aquella mujer…. la sangre…. sus entrañas…… estaba claro, era su menstruación, en qué momento, así no había épica ninguna, en las pelis nunca pasan esas cosas.

Llamó a una puerta, le atendió una bondadosa vecina, «buenas, me ha venido la menstruación, mírela, qué maja, ¿me deja una compresa, un paño de cocina, algo?».

La vecina la miró, la remiró, miró el agujero de bala en su abdómen, vió que la mujer que la acompañaba a la del terciopelo rojo iba con una túnica negra, capucha y una guadaña de las gordas, de las de segalaris, «no me hagas mucho caso querida, pero me da a mí que lo que te pasa es que te estás muriendo».

Estaba nuestra protagonista presta a entrar en discusión cuando sí, la palma, así sin alardes, sin discursos finales, sin «dile a mi perrita que la quiero», vió la luz al final del túnel, vió su vida pasar como en una película, en 3D, no era tan mala, «tengo que hacer un blog de cine para comentarla», se dijo, «el túnel está hecho una mierda, no hay más que restos de botellones, tendré que protestar en el ayuntamiento», se volvió a decir.

Llegó al purgatorio, le ofrecen reencarnarse, ya que se llamaba Encarnación, Encarni para los amigos, pero las alternativas no eran del todo apetecibles.

-Si quieres que se reencarne en pitufina pincha aquí.

-Si quieres que se reencarne en el primer hijo varón del príncipe y la princesa seminueva y se monte un cristo con la ley sálica pincha aquí.

Si quieres volver al inicio pincha aquí