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Faber, morir tal como vivió.

No sé si sabrás que este año es el centenario del comienzo de la «gran guerra», la Primera Guerra Mundial de la que me he ocupado en numerosas ocasiones siempre con excelente criterio, sabéis también que el ciclismo es mi deporte favorito, pues eso, como quiero hacer una entrada así en plan recordatorio de esa contienda militar pues he decidido mezclar la guerra con el ciclismo, esto sería así como ampliar un tema ya esbozado en esta entrada, se trata de recordar a alguno de los ciclistas muertos en combate.

Fueron muchos, algunos famosos, Emile Engel, Carlos Oriana, Lucien Petit-Breton, Emile Friol… Estos fueron los famosos, los que eran estrellas, a saber cuántos más del montón perecieron, imposible saberlo, alguno incluso volvió, como Philippe Thys, belga, ganador de dos Tours a principio de los años diez y que tras la guerra volvió para volver a ganarlo en 1920. Mas cuando se habla de ciclistas muertos en el frente de la «gran guerra» es inevitable que surjan dos nombres, Octave Lapize y François Faber.

faber Lapize tuvo el honor de ganar el primer Tour donde se ascendieron puertos pirenáicos, de él es una de las frases más famosas del mundo ciclista, «Vous êtes des assassins! Oui, des assassins!» (algo así como «os habéis pasado un pelín con estos puertacos, buenos señores) dirigida a los organizadores de la carrera tras pasar esa etapa donde se pasó, entre otros, por primera vez el mítico Tourmalet, ojo, 326 kilómetros, para que se quejen de la dureza de los recorridos hoy, con el añadido de que entonces ni las carreteras estaban como están hoy ni las bicis eran ni la sombra de las máquinas de hoy en día, amén de que por aquellos días si sufrían un pinchazo o avería era el propio ciclista quien tenía que arreglar el tema.

Mas no hablaremos más de lo nenazas que son los ciclistas de hoy, bueno, Lapize ganó el Tour de 1910, alcanzó la gloria y cuando comenzó la guerra se enroló como suboficial en las fuerzas aéreas galas, es evidente que o bien alcanzó mucha fama o era de familia bien, no estaba la aviación al alcance de cualquiera, su avión fue derribado en uno de esos combates dignos del Barón Rojo en junio del 17, sobrevivió, pero semanas después falleció a causa de las heridas.

Lapize ganó el Tour de 1910 entre otras cosas porque el gran favorito sufrió una avería mecánica de las gordas, de las de perder horas, hablamos de François Faber, que fue campeón el año anterior. Curioso y mucho este tipo, nacido en Francia aunque nacionalizado luxemburgués en honor a su padre, su esposa era de Lorena, territorio por entonces perteneciente a Alemania y que precisamente pasó a ser francés al acabar la guerra.

Faber era un gigantón, casi dos metros y casi 100 kilos de peso, lucía el clásico bigotón de la época, costumbre que hoy en día sólo mantienen las francesas, a pesar de su imponente físico debía de ser un gran tipo, de los que consideraba que el ganar o perder era lo de menos cuando se trataba de ayudar a sus compañeros ciclistas, se paraba a echar una mano con los pinchazos de sus rivales, compartía su bolsa de avituallamiento, evidentemente algo de misticismo habrá en el invento, hablamos de un tipo que es héroe nacional francés y luxemburgués, pero vaya, que sí, parece que el chaval era majete al menos.

Como era luxemburgués al comenzar la guerra no fue llamado a filas, aquí hay disparidad de opiniones sobre lo que pasó, sobre lo que motivó a Faber a enrolarse en el ejército, si fue por elección propia o forzado por la opinión pública, en todo caso acaba en la legión extranjera gala, acaba en las trincheras, «Acaba» y literalmente además, porque en mayo de 1915 es una de las casi dos mil bajas de su regimiento en la batalla de Artois (el regimiento tenía poco menos de 3.000 hombres, para que os hagáis una idea de la matanza).

¿Cómo murió? Pues hay al respecto informaciones contradictorias, yo te cuento la que considero más probable por las fuentes consultadas, en una de las recurrentes cargas contra las ametralladoras alemanas quedan en tierra de nadie varios heridos, Faber, desde su trinchera, escucha los gritos desesperados de un compañero, de un amigo, echándole dos cojones y haciendo buena su camaradería de tiempos ciclistas, acude en su ayuda, llega a él y lo carga en su espalda, justo cuando está llegando a sus líneas un francotirador alemán le ve (cosa fácil si recordamos la altura del mozo), pegándole un certero tiro en la cabeza.

Lo curioso y triste de la historia, la ironía de la vida y la muerte, es que esa misma mañana François Faber había recibido por carta la noticia de que era padre de una niña, así fue la guerra, una colección de padres muriendo mientras sus hijos venían a este mundo, cosa normal lo segundo, no tanto lo primero teniendo en cuenta cómo se desarrolló, cuan estúpidamente se desarrolló la «gran guerra».

Entwine y «Lost Within» para la posdata.

  1. 29/12/2014 a las 01:16

    ¡Oh Guía, Maestro y Líder de Opinión! ¿Quién si no tú podrías ilustrarme por partida doble antes que finalice este año, el del centenario de la matanza?
    Amo tu estilo fluido y coloquial y con numerosas fuentes que dan fe de tus narraciones y… y…
    Besos de estilo. 😉

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    • 29/12/2014 a las 12:49

      Había que hacerlo antes de fin de año y me dije que qué mejor manera de acabarlo 🙂

      La próxima ya de follar y eso, que soy de temática limitada.

      Besos reina.

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  2. Rosa Ave Fénix
    29/12/2014 a las 13:16

    Amigo… sí, la vida está llena de tristeza e ironías (en mi vida hay una). De ciclismo no entiendo nada, se que es un deporte muy duro… pero de las malditas guerras, que te diré que no sepas tu, ya he comentado varias veces sobre este tema y como lo aborrezco, ahora paso de alto.
    Esi sí, te digo que me gusta leerte pues me encanta tu manera de explicar los temas de turno.
    Besos con arrechuchos…

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    • 29/12/2014 a las 16:28

      Arrechuchos… Mira que la palabra que mezcla el despectivo de perro y la voz de arreo de los burros, así junto todo, en tu boca, queda la mar de bien 🙂

      Besotes.

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  3. 29/12/2014 a las 16:54

    Todos tenemos que morir, en una guerra u otra… Esa fue tan estúpida como la del día a día.
    Buen tema para cerrar los ojos (el que suena, no el de la guerra) Besos querido!

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    • 29/12/2014 a las 17:17

      Bueno, yo realmente creo que hay maneras y maneras, más o menos idiotas, más o menos justificadas.

      Besotes reina 🙂

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  4. 29/12/2014 a las 17:15

    Joder, esos sí que eran hombres.

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    • 29/12/2014 a las 17:18

      Me hierve la sangre cuando escucho ahora hablar de etapas de más de 200 kilómetros como salvajadas, me descojono vivo, tú imagina a cualquiera de los pijos amanerados que pululan por el pelotón en esas guisas.

      Mejor no.

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      • 29/12/2014 a las 17:28

        ¡Y sin bigote! Con lo que te suda el bigotillo haciendo deporte… Sobre todo si eres una bestia parda de 100 kilos que está subiendo el Tourmalet tirando de riñones.

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        • 29/12/2014 a las 18:12

          Un tourmalet sin aslfaltar y con una bici… Pues eso 🙂

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  5. 30/12/2014 a las 01:28

    Hola Dess,
    me he quedado boquiabierto con tu entrada de hoy. ¡Qué diferente es el Tour en la actualidad si lo comparamos con aquellos primeros tiempos! Y Faber con su compañerismo, ya podrían aprender un poco de él los ciclistas actuales. Me sigues sorprendiendo con estos temas, gracias amigo.
    Un abrazo

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    • 30/12/2014 a las 11:24

      Creo pensar que algo de ese compañerismo queda, en pequeños gestos, también es verdad que esa época también era de grandes rivalidades que acarreaban putadas de hinchas rivales hoy impensables 😀

      Abrazos.

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  6. 30/12/2014 a las 02:08

    Instructivo e interesante, como siempre, pero te ha quedado muy seria, rozando lo lacrimógeno. ¿Se estará ablandando el gran líder? 😛
    ¡Feliz año nuevo!

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    • 30/12/2014 a las 11:25

      Bah bah, era una historia bien bonita que había que contar en ese tono 🙂

      El año que viene vuelta a la rutina, feliz año mozo.

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  7. 30/12/2014 a las 02:30

    Fantástico post, gracias como siempre.

    Y me preguntaba si habrías escrito sobre el helado que se tomara Bahamontes esperando a que subiera a la cima el resto (casi medio siglo después, lo sé), me contaron la historia hace mucho y me encantaría que una entrada tuya me la confirmara. Feliz año, por cierto.

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    • 30/12/2014 a las 11:26

      Sobre ese episodio en concreto no he hablado, Bahamontes y González Linares son dos hombres que sin negar su valía deportiva la verdad es que me caen como el culo, a ver, a Perico se le pueden achacar muchas cosas, sobre todo cuando habla de doping, pero me cae bien, Indurain, lo mismo, pero Bahamontes.. es que me parece un poco insoportable 😀

      Feliz año mozo.

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  8. 30/12/2014 a las 02:54

    Vuelves a lo que realmente te gusta y ese final. Por supuesto el que a ti te habría gustado, que para eso es tu sitio……Cuidarte y felices fiestas

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    • 30/12/2014 a las 11:28

      Hay muchas versiones, alguna incluso más trágica, hay quien dice que recibe la carta anunciando a su retoño, se levanta para celebrarlo y un francotirador se lo carga, pero a mí me gusta más esta, aunque es evidente que el paso de los años hace héroes de gente que quizá no lo mereciera, no sé, me parece una historia bien bonita.

      Abrazos maestro.

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  9. 30/12/2014 a las 12:48

    Una entrada muy auténtica. Señores de otra pasta … ahora somos de otra forma … 😐

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  10. 30/12/2014 a las 17:43

    Una buena entrada. Saludos.

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  11. 30/12/2014 a las 23:55

    El que es noble lo es en la bici y en la guerra, aunque para serlo silbándote las balas alrededor hacen falta dos pelotas.
    Un abrazo.

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    • 01/01/2015 a las 10:30

      Ayer cené con la suegra, esto también necesita un buen par ¿eh?

      Abrazos mozo.

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  12. 31/12/2014 a las 12:12

    Me ha gustado mucho esta historia totalmente desconocida para mi.

    Feliz 2015.
    Un fuerte abrazo.

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