«The Leftovers», quedar para follar y acabar hablando de sus padres.

Antes de nada decirte que he visto alguna que otra serie, la segunda temporada de «Hannibal» por ejemplo, pero vale perfectamente lo que te dije acerca de la primera, salvo el final, ese sí que mola mucho. Vime también una serie británica cuya trama sonará sobremanera si la ves, la española «La Chica de Ayer» se basó en ella, vamos basar, fue una copia literal, hablo de «Life on Mars», interesante, pero nada del otro jueves.

Vamos pues con una de las novedades de HBO, «The Leftovers», a quien en cristianés alguien, con excelso tino, pensó que lo mejor era llamarle «Ascensión», si, con dos cojones, tú vas al buscador y te sale «las sobras», pues no listillo, es «ascensión», yo si te soy sincero no tenía mucha idea de estreno de esta serie, me la topé por casualidad, pero la vi, y ahora te cuento de qué va y si es buena, mala o «pss».

Una mañana como otra cualquiera, un día soleado con una agradable brisa, cómo agradable, encantadora, saludaba a todos los vecinos, «hola, soy la brisa, ¿quieres que te dé en la cara?» Una brisa de puta madre, campechana y buena conversadora. A lo que iba, asín de repente el 2% de la población desaparece.

¿Cómo? Desapareciendo, que es como normalmente pasan esas cosas, pero rápido ojo, ¿cómo de rápido? Ah cabrón, estabas tú ahí esperando el semen, digo símil, de mi acto sexual como sinónimo de rapidez, qué perraco (por cierto, un tal Perrotta es el autor del material bibliográfico sobre el que se basa la serie, es productor y guionista de la misma además). Pues no, mucho más rápido, instantáneo, como el cola cao, como una suegra zampando patas de nécora en nochebuena, como el tiempo de reacción existente entre que le tocas el culo a la cajera del súper y te arrea con el extintor en las pelotas. Asín de rápido sí.

Y tú ahí pues intrigado coño, que desaparece así by the face un montón de peña y quieres saber por qué, la premisa argumental pues te mola y te dispones a disfrutar del asunto en condiciones.

Date por jodido, para que lo entiendas procederemos con otro semen, digo símil:

Tú suponte que un día se te presenta una jambona, impresionante, hermana además de otras jambonas con las que has disfrutado como un perrotta, te viene y te dice literal, «vamos a follar», nada de «vamos a liarnos» o «vamos a acostarnos», que tú pudieras malinterpretar y luego se trate de o bien haceros porros o bien dormir, no, «follar», literal, «te voy a dejar los huevos más secos que un tuareg tras comerse tres kilos de anchoas en salazón y un paquete de pipas», ¿claro? Pues no.

Porque «The leftovers» empieza con la peña desapareciendo pero luego ya se dedica a lo que sea menos a tirar de ese hilo, habla de las repercusiones sociales, psicológicas y bla bla bla, es como si la jambona en vez de follarte se pone a contarte lo mal que se entiende con sus padres, que oye, no es que seamos insensibles, si hace falta escuchar problemas se escuchan, pero recordemos que nos dijo que quedábamos para follar.

Tú dilo como te salga de las narices, pero para mí es un poco timo el asunto, porque encima tampoco es que te explique las cosas, o siquiera que pasen muchas cosas, algún momento bueno tiene, claro, faltaría más, hasta la jambona cuando te cuenta el trauma que sufrió cuando pilló a sus padres ahí en el cuarto de baño haciendo cochinadas, pero es que ya a estas alturas te la sopla, porque recordemos, tú lo que querías era… Si, follar.

Pero sigues, porque sin darte cuenta te ves metido en situación, ves que los momentos buenos cada vez son más, llega un punto en el que ya estás atrapado, llega un capítulo que dices que qué coño pinta, vaya que si pinta, entiendes, «hostia, es eso», no te lo dicen, no te dicen nada en toda la serie, te das cuenta, sin más, «te lo dicen».

Una serie que fracasará, seguro, que no verá ni el tato, pero que tras acabar esta primera temporada y a pesar de que por lo que te he contado bien pudiera parecer lo contrario, es una puta maravilla, una serie que solo HBO puede permitirse, extraña, inclasificable, farragosa y que desde luego no es apta para el consumo masivo, es más, apuesto que si te pones a verla no aguantas ni dos episodios, pero lo mismo apuesto a que si la ves entera estás contando el tiempo para poder ver la segunda temporada.

Posdata, pues un genuino representante del heavy metal más discotequero, Amberian Dawn y «Lost Soul».