Y murió el cabronazo, qué gustazo.

Bueno, retomamos el noble oficio de la genial crítica televisiva, no obstante como se os nota faltos de sexo lo primero será un relato erótico, pero nada de concesiones líricas, un relato erótico real, en el que cualquiera de vosotros os podáis sentir identificados.

“Va Flanagan y pilla con una jambona, la desnuda, se baja los calzoncillos, escondiendo los restos de mostaza y se la endiña, FIN. Es que hacía dos meses que no pillaba”.

Voy a hablaros de “Juego de Tronos”, de su cuarta temporada. Cuando hablé por primera vez de la serie ya hablé de “historia de la televisión”, ya está claro.

Ah hijoputa, qué gustazo, cabrón, no quisiera adelantar nada, pero vaya, que como siempre digo, si a estas alturas no has visto la serie no la verás, si la has visto ya sabes que el muy cabrón la palma. Sí, albricias, coño, (ahora dos comas más que no valen para nada pero me molan,,). (Eso era un punto). (Otro).

Ya sé ya sé, como algo tenga éxito pues hay que renegar, “hay historias mejores”, vale, eso es como si te estás follando a la María Teresa Campos y en vez de disfrutar piensas en María Dolores Pradera, o en la Cospedal, que sí, que están igual o más buenas, pero coño, que es la Campos, que ese culito jugosón hay que disfrutarlo sin desviar la atención.

Es la polla la serie esta, y en esta cuarta temporada se sale, que temporadón, ni el Eibar el año pasado, el episodio en el que nos brindan la batallita en el muro es de lo mejor que se ha visto en la tele desde hace tiempo, venga no me jodas, encima no da aire a cutre, que tú ves la serie esta y piensas en el pastón que ha debido costar y flipas.

Eso se llama… ¿Producción? Si se llama así pues una producción de puta madre, si se llama de otra manera pues también, como no sabemos la llamaremos “Producción Nieve”, vale, toca los huevos que según el bastardo moñas el rey-más-allá-del-muro tenía 100.000 hombres y cuando ataca el otro rey (que nos la pela el nombre) aparecen por ahí tan sólo (con tilde, por tocar los huevos) cuatro, sin el del tambor que estaba en Donosti practicando la tanborrada, pero son detallitos.

Plagada de grandes escenas, además me estoy leyendo las novelas y vaya, para esa raza de tocahuevos llamados “lapelinoesfielalanovela” pues que rabien, porque lo es, demasiado, me explico.

La gran tara de “Game of Thrones” es la cantidad de escenarios y personajes, sinceramente, hace cuatro temporadas que la rubita de los dragones está camino de Poniente para ponerles las pilas, a este paso para cuando llegue no queda ningún prota vivo, luego hay un montón de “ser” que ni sabes quiénes son y encima te la pela saberlos, a mí que me saquen más al enano, coño, con lo pequeño que es cómo llena la pantalla, qué escenón ese alegato final en su juicio.

Los libros es lo que tienen, mucho personaje, demasiado, para frikis, la serie es tan fiel que, cepillándose muchos, se queda muy corta en ese aspecto. Muchas tramas debieran de haberse obviado o resumido al extremo, sacar lo importante, batallitas y sexo.

Una serie que eso, da la sensación de costar god and help hacer cada episodio (dios y ayuda para los iletrados) encima con ese plus de ver a un prota en peligro y coño, no tener nada claro de si se salvará o no, en una serie normal tienen al prota en una habitación rodeado de suegras, de suegras cabreadas porque has llegado tarde y borracho el domingo a comer los garbanzos, que encima se te ha olvidado comprar el pan, o peor, que lo has comprado y para tocarle los huevos se lo has dado a un chucho al lado del portal, de suegras a las que le han dicho que al prota no le gusta cómo han pintado la sala…

…El tipo en una serie normal se salva, haría una genialidad, qué se yo, mentir diciendo que le sienta bien el peinado, viene la hija de la suegra y le salva (y luego le folla y todo), o viene el suegro y la foca cambia de objetivo. Pero aquí no, aquí puede que las suegras lo devoren, es una gran virtud de la serie, esperemos que no le toque al enano claro.

Posdata: Gotthard, «Domino Effect»