Más razón que un santo.

Es curioso, hablamos de «tener más razón que un santo» cuando eso de los santos nos llevaría a pensar en cualquier cosa menos la razón, más en cosas de fe y demás, bueno, iba a hablar del origen histórico de la expresión, pero como no parece que la haya pues me dedicaré a otros menesteres. Voy a hablarte de lo cabrones que son los bebés. Sí, unos auténticos cabronazos insensibles, lo peor de la sociedad, es más, haciendo memoria algo ya te advertí.

Puedes pensar que se me ha ido la olla o qué se yo, para nada, mira mira el enlace de «El Correo», nueve meses y planificando asesinatos, eso sí que es ser precoz en el mal, encima mirad la imagen, qué cabrón, poniendo pucheritos, cómo disimula el perraco, esa es su arma, la preparan bien preparada y luego como somos monos y tenemos papitos nos vamos de rositas.

Engañados os tienen, «eres más inocente que un bebé» se dice, por los cojones vamos, son malignos, pero para que no pienses que se trata de paranoias propias comentarte que me he ido a recabar un testimonio real al respecto, esclarecedor.

FLÁCIDO: Al poco de nacer mi hijo ya notaba yo que la cosa no acabaría bien, parecía muy adorable el desgraciado, pero se le notaba mucha maldad, tras la sesentena por fin estaba yo presto a intimar con mi parienta, tenía ya mi mano sobando flácidamente sus pechos y tal cuando de refilón miré hacia la cuna y ahí estaba el niño de pie, ¡con cinco meses! con una cara de cabreo monumental y haciendo gestos con el bracito a lo largo de su cuello, le escuché claramente decir que con su madre no jugaba ni cristo y al poco empezó a llorar.

Claro, la parienta dejó el tema y se levantó a cogerle en brazos, qué manera de llorar el muy cabrón, ella decía que si la tripita, que si tendría hambre, que si cacotas o pisotas, los huevos, na más que por tocarme las narices, «vete con él y prepárale un biberón», según lo pillo en brazos y me acerco a la cocina empieza a descojonarse y a decir cosas como «otro día sin follar calvorotas» o «espérate que aún me están entrando ganas de cagar y de las sueltas».

Un infierno, en eso convirtió mi vida, lloraba, «Flácido, mira al niño, que se ha hecho cacas», ¿tú sabes qué significa «mira al niño»? Quita faldoncito, el body, el pañal, para nada, un pedo, le vistes y vuelve a oler, «ahora no me la das, cabrón» y metía el dedo, pues entonces sí que se cagaba, y cómo se descojonaba, yo llamaba a la parienta y se lo decía, que se reía de mí, «cariño, que es un bebé, sonríe porque te quiere» y el niño añadía, por lo bajini siempre, «sí, te quiero papaíto, joder vivo».

Encima era un manipulador, tenía sus días buenos, yo me decía que quizá empezamos con mal pie, se dejaba de hablar y balbuceaba como todo bebé normal, yo entonces me acercaba y le hacía pedorretas en la tripita, «ay mi niño ay mi niño», pues no cogía el joputas y me pateaba la cara en cuanto me acercaba, «ponte hielo en el ojo calvorotas, y en las pelotas también que esta noche tampoco vas a mojar, voy a llorar como Fernando Alonso», y yo llamaba a la mujer para que lo viera, «que me ha dado una patada cari», y ella, «más me dio a mí en el embarazo nenaza», y el otro venga a reír.

Ya me hinchó las bolas pero bien, un día le pillo y le digo que sus horas están contadas, no te jode que según lo estoy metiendo debajo del grifo para darle bien de lo suyo se pone a llorar, viene la parienta, me llama infanticida y llama a la policía, cuando vienen a detenerme el crio me mira y me dice así por lo bajini, «ahora en la cárcel sí que vas a tener sexo, te van a dejar el culo para cagar sandias».

Posdata, que una cosa te digo, uno lo intenta pero es muy difícil estar pendiente de toda la cantidad de grupos que hay por los mundos, con internet es más fácil, pero aun así se te escapan un montón de buenísimas bandas, una de las últimas que descubrí y que me gustaron de verdad es Sparzanza, suecos ellos, dos discos les tengo escuchados y la verdad es que molan bastante, el primer tema que escuché de ellos es este «Follow Me», que si bien no es gran cosa al menos me llamó la atención lo suficiente como para darles alguna escucha y descubrir una buena colección de temazos.