«Poner los cuernos», la expresión sin origen.

Hay expresiones cuyo origen histórico está más que claro, bicoca por ejemplo, no hay duda alguna, o carajo, hay otras que ya suscitan alguna que otra duda, hay varias versiones, siempre una más lógica, pero vaya, que hay cierta polémica, nunca grande, nadie se pelea en el bar por el origen histórico de una palabra o expresión, nos peleamos en el bar por motivos más justificados, leer el «Marca» por ejemplo, pero no por chorradas.

Sin embargo si hay una expresión cuyo origen es desconocido por completo esa es «poner los cuernos». Supongo que todos sabemos a qué nos referimos cuando decimos eso de «poner los cuernos», Pepe está casado con Marisa pero le come el pepe a la vecina, ser infieles, sin más. ¿Por qué digo que no se sabe el origen?, pues porque cuando encuentras decenas de posibles orígenes, a cada cual más dispar, es evidente que no se sabe a ciencia cierta, y la ciencia tiene que ser cierta.

A saber, orígenes mitológicos, ya aquí encontramos unos cuantos distintos, Pasifae, esposa del rey Minos de Creta, se lía con el minotauro, que hay que tener cojones para liarse con un minotauro, como este tenía cuernos pues eso. El dios Pan, asociado con el diablo y que debía de ser un follarín de cuidado, «La Iliada» también sale en estas cosas, Mercurio en forma de cabrón se zumba a Penélope y le hace un churumbel, el Pan de antes, aquí no hay dudas, cabrón si que era el Mercurio de los cojones, el pobre Ulises ahí luchando con los troyanos y el otro beneficiándose a la Pe.

Los cabrones, carneros y demás son animales recurrentes en estas cosas, hay quien opina que la expresión nace simplemente de la asociación, a saber por qué motivo, del engañado sexualmente con un carnero, otros argumentan que en la Edad Media era muy común echar astas de diferentes animales en las puertas del cornudo para cachondearse de él y que es de ahí y no de otro hecho de donde viene «poner los cuernos». Hasta a los vikingos salen como origen de la cosa, resulta que los reyezuelos de turno tenían una especie de derecho de pernada, digo «especie» porque ni siquiera necesitaban de boda alguna, oteaban el panorama y elegían, «hoy me cepillo a Rudita Magcornudasson» y se la cepillaba, dejando en la puerta del marido una cornamenta colgada en señal de honor por ser el elegido. Sí, honor por los cojones te dirás, oye, pues son cosas de reyes y líderes de opinión, la gente importante tenemos nuestras costumbres.

Arcipreste de Hita, «Libro de buen Amor», un pavo se va de viaje y para proteger su honor dibuja un corderito en el potorro de su dama, esta se pone a fornicar a base de bien y el corderito desaparece, cosas de los sudores de los actos carnales, se suda, tú no lo sabes porque no follas ni pa dios, pero hazme caso, se suda, bueno, la impúdica de la dama le dice al amante que le dibuje otra vez el corderito, pero este, que no piensa más que en follar, le dibuja un carnero con sus cuernos y todo. Explicación de la moza, acojonante: «Nada extraño hay en que un cordero, transcurridos dos años, se convirtiera en carnero, con cornamenta y mucho aper.»

En la Edad Moderna también hay gente que sitúa el asunto, en la Península Ibérica más concretamente, se dice que en la época a los maridos que consentían una cana al aire a sus parientas se les castigaba incluso con más dureza que a estas, públicamente, se les montaba en un asno, se les ponía un par de cuernos en la cabeza y detrás la parienta, en otro asno y con otro par de cuernos, dándole latigazos.

Como ves hay múltiples explicaciones al origen de la expresión, lo cual como te dije antes, lo que nos dice es que realmente no se tiene ni puta idea del asunto, antes dije «echar una cana al aire», por completar la cosa, esta sí que tiene un origen sencillito al parecer, es algo asociado a los cuarentones y demás, que al echar un cohete fuera de su lugar habitual pues eso, se sienten rejuvenecer, quitándose unas canas. Hay otra versión que habla de que el origen está en la costumbre de estos cuarentones canosos de arrancarse las canas justo antes de irse de fiesta a pillar cacho. Niños, no lo hagáis, os quedaréis calvos, lo digo por experiencia.

Bueno, tras esta acojonante entrada una posdata digna, «Winter Dreams», Accept, historia viva del heavy metal.