Manual para echar un polvo.

A Miguel, un tipo nada prescindible.

Hace bien poco di cuenta, en rigurosa exclusiva, de esos centros de perversión donde enseñan a las mujeres a ser lo que luego sufres en el matrimonio, sé de buena fuente que ante tal descubrimiento te sientes bastante indefenso, no te preocupes, hoy te voy a dar unas cuantas directrices para que logres ese gran objetivo que todos tenemos, follar. Antes, si de casualidad eres un joven soltero y te preguntas si no será exagerado eso de que cuesta tanto mojar de casado, que tú te hartas y tal con tu novia, y que si te hartas ahora luego con la convivencia y la cama la cosa irá sobre ruedas… Sólo te voy a pedir que me permitas descojonarme un rato, ingenuote, que eres un ingenuote.

Bien, en principio la cosa es sencilla, te levantas con ganas de follar, evidentemente tu primer instinto es acercarte a la moza y solicitarle un poco de cariño, bien sea razonablemente, suplicando, llorando, arrastrándote o de cualquier otra forma que se nos ocurra, como eso no te va a dar resultado pues lo dicho, te proporcionaré un pequeño manual, sencillo, pues sencilla es la cosa, se trata de no darle excusas, hacer lo que le salga del potorro durante el resto del día.

Pero manteniendo la dignidad y el disimulo necesario, porque si no vamos mal, a saber, es probable que estés tú ahí descansando tras las tediosas tareas domésticas, qué se yo, meter la taza del desayuno en el lavavajillas, algo que a cualquier ser humano le deja deslomado, estás ahí rascándote las bolas en el sofá y vendrá ella a tocar los huevos, porque son así, ya desde la mañana buscando excusas para no follar, «podrías tirar la basura».

Tú chitón, te levantas, pillas la bolsa y a la calle, la clave está en que no son gilipollas, si a ese acto añades un comentario tipo «claro cielo, si lo estaba deseando, es más, me preguntaba si iba a recaer en mí el honor de bajar la basura, que estaba aburrido aquí en el sofá con el cigarrito viendo la tele cómodamente», no, no somos unas fieras con la ironía, reconozcámoslo y lo mejor es callar y actuar.

Ella no es tonta, dalo por hecho, sabe que se le complica el poder cabrearse y la consiguiente excusa, te buscará las vueltas, lo hará de la manera más ruin y despreciable, pero para eso somos hombres. Estarás tú ahí en plena timbita al mus con los colegas, te irá a buscar al bar, porque el móvil lo apagaste y te preguntará si no te importa ir con su madre al súper a hacer las compras, tú y la suegra.

Podrás preguntarte si merece la pena aguantar a la troll por echar un casquete, no, pero recuerda que antes ya has hecho el tremendo sacrificio de tirar la basura, ¿va a ser en vano?. Vas, pero repito, vas sin añadir comentario alguno, no procede un «yupi, en eso estaba pensando yo, pero sólo voy si me prometes que va a pasar tres veces por cada pasillo del puto supermercado y si va a regatear en voz bien alta con el pastelero mientras intenta robar un par de phoskitos». Si haces eso la cagas, porque son cabronas recuerda, no tontas.

Debes ser todo atenciones para tu dama, a la vez de ir destrozando sus excusas, ofrécele una aspirina a media tarde, así no le dolerá la cabeza, déjala descansar y cuando diga, como suelen decir ellas eso de «habrá que sacar a la perrita» da por hecho que se refiere a ti, porque si es por ella antes aprende la perra a mear en la taza del váter, tú coges y la sacas, sin el comentario típico de «qué bien, es justo lo que me apetece ahora, salir a la calle, ahora que no graniza apenas y ha subido la temperatura de menos 20 grados, me vas a comparar eso con quedarse aquí calentito viendo la final del mundial, con empate a cero en la prórroga».

Con estos pequeños consejos lograrás el objetivo, antes habrá una pregunta de esas trampa, te mirará y te saltará con «¿no estarás haciéndome todo el día la pelota para follar no?, tú niégalo rotundamente, para nada, es que te preocupas por ella, cómo se le ocurre pensar eso por Dios.

«Pues menos mal, porque tengo la regla».

Aguanta, aguanta coño, sal al balcón, cierra la puerta, asegúrate de que está bien cerrada, ahora ahora si.

ME CAGO EN LA PUTA¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

Entras, mantienes tu dignidad, te pones una canción en el mp3, por ejemplo Gamma Ray y «The Spirit» y esperas hasta que se le pase la bandera roja tranquilamente para volver a probar suerte, porque si te cabreas ella más y sus cabreos suelen durar de regla en regla.