Abortos, leyes, democracias, ¿incoherencias?

Recientemente ha echado a andar el polémico proyecto de ley de Gallardón que acabará, dios mediante (nunca mejor dicho) en una nueva ley que en realidad no será de aborto, puesto que el nombre elegido es «Ley de Protección de la Vida del Concebido y los Derechos de la embarazada». Al respecto de la misma me ha surgido una certeza que normalmente me suele surgir cuando se aprueban leyes de la forma en la que se va a aprobar, porque se va a aprobar, esta, de la misma forma y también al hilo comentaré una pequeña discusión que tuve yo con cierta parienta que me costó unos cuántos polvos de castigo 🙂

He de decir que entiendo que el tema es polémico de cojones, que cada uno tendrá sus ideas al respecto y vaya, no pretendo tampoco convencer a nadie más que nada porque antes debiera convencerme a mí mismo y ni mucho menos, «nosotras parimos nosotras decidimos», bonito slogan, mas eso significa dejar al padre fuera de toda capacidad de decisión cuando el niño es la mitad suyo, me parecería bien si luego en consecuencia nadie pidiera pensiones alimenticias, puesto que si es de quien pare pues eso, para qué coño se quiere padre en ninguna de las circunstancias.

Embrión, feto, nonato, a partir de qué punto ese ser vivo tiene derechos y en cuál no, se suele poner la barrera en un número de semanas, en un momento tal en el que el bebé pudiera vivir sin necesidad de su madre caso de alumbramiento, en fin, es muy complicado encontrar un punto y unos términos que resulten de Perogrullo, no los hay, para mí no es lo mismo abortar al día siguiente de quedarte embarazada o hacerlo con ocho meses de gestación, bueno, en fin, que allá cada cuál con su vida, en principio yo siempre me rijo por la libertad, que cada uno haga lo que quiera con su vida, el problema precisamente es si al nonato le consideramos «uno» o no.

En la imagen un tuit lanzado por un tal Pedro Gutiérrez, de las Nuevas Generaciones del PP, mira, cuando uno se dedica a la política debe procurar tener un poco de cuidado con lo que se dice, si no eres capaz de controlarte mejor no te metas en fregados, porque hay cosas que vaya, evidentemente luego «se disculpan», pero lo dicho, que mejor date los palazos tú. Hablando de política, la certeza que me surge cada vez que veo casos de leyes aprobadas como se aprueba esta.

El sistema democrático español está basado en que la división de poderes es tan irreal como ese enorme nabo del que suelo presumir, un sistema de 52 circunscripciones electorales que hace que un partido sin alcanzar la mitad de los votos emitidos alcance la mayoría absoluta, en aras de la gobernabilidad del país. Bueno, la certeza que siempre me surge en estos casos es que no, que el legislativo debe ser un poder lo más ajustado a la realidad, si quieres favorecer la gobernabilidad elijamos al gobierno directamente a doble vuelta, pero las leyes deben ser aprobadas por una mayoría real, no por una irreal que da un viciado sistema electoral.

No me parece de recibo que sin tener el respaldo real de la mayoría de la población se aprueben leyes nuevas derogando otras que tenían incluso mayor consenso, porque es que encima son leyes que nacen ya con fecha de caducidad.

Sigo con mi charla en plan telegrama, discusión con cierta parienta, católica ella, practicante y tal, el eterno debate es lo que marca el nombre de la ley nueva de la gallarda grande (Gallardón), derechos del concebido VS derecho de la embarazada, volvemos a observar de nuevo que al padre le dan por culo bien dado y ni tiene opinión ni derechos, yo veo que intentar vender ambas cosas compatibles, derechos del concebido y derechos de la embarazada es como aquel grandioso dicho que decía asín, «luchar por la paz es como follar por la virginidad».

O una cosa u la otra, porque si le dejas abortar a la embarazada matas al concebido y si lo impides matas el derecho de la embarazada, o la suegra borracha o la bota llena, esa parienta que te decía antes lo tenía claro, «siempre el concebido, SIEMPRE, QUE TE HE DICHO QUE SIEMPRE, ATONTAO», y te suelta luego un «bueno, en caso de violación no».

A ver, es lo que me toca los cojones, ¿por qué no?, si es siempre es siempre, si el feto, nonato, embrión, es un ser inocente a proteger es evidente que en este caso tampoco tiene puta culpa de lo que hizo el hijoputa de su padre ¿no?, ¿no se trata de hacer pagar al embrión, nonato, feto por los pecados y delitos de su padre?

Es evidente que estas preguntas las haces en plan forzar un poco la cosa, puesto que personalmente estoy muy de acuerdo en que una mujer víctima de una violación aborte, pero lo dicho, cuando se pone uno del lado del embrión, feto o nonato incondicionalmente, porque es un ser inocente y si abortas es un asesinato inmoral no entiendo el por qué en ese caso ese ser inocente, que desde luego sigue siendo igual de inocente o no independientemente de la forma de ser concebido, puede ser eliminado sin miedo de que la moralidad católica imperante se resienta.

Decirte que me la pela si usas los comentarios para dar tu opinión sobre el fondo del asunto, alguna cosa que haya escrito o para felicitarme por mi buen hacer esta pasada cabalgata de reyes como Gaspar, que tiene cojones que un ateo vaya de rey mago en una cabalgata a que sí, pero lo hice porque me salió de los huevos, ya ves 🙂 Podemos debatir también acerca de la tremenda calidad musical de Helloween y compartir opiniones sobre esta bonita canción llamada «Salvation».