De cómo el hombre que daba la mano flácidamente se convirtió en escritor.

Flácido siempre ligaba de la misma forma, entraba en las discotecas, oteaba la fauna femenina y tras concretar el objetivo se disponía siempre a hacer bueno ese dicho, a las mujeres se las conquista con sentido del humor, se acercaba a la muchacha y tras presentarse le decía, «¿sabes que yo siempre sé cuándo se va a correr una mujer?», ella, intrigada al ver por fin un hombre preocupado por la sexualidad femenina empezaba ya a sentir cómo le estallaban los garbancinos, él continuó, «sí mujer, cuando se pone el chandal», y acompañaba la resolución del chiste con una sonora risotada para evidenciar lo gracioso que era.

«Ay Flácido», comentó ella cachonda perdida, dando por bueno el famoso dicho antes expuesto, «como seas igual para todo….», «querida, no me vas a creer, pero al mus y al follar no me gana nadie, sobre todo a lo segundo, tengo ganados hasta campeonatos del follar».

Minutos después subían por las escaleras del primer motel cutre que encontraron, entran en la habitación y dos minutos después Flácido fumaba un cigarro como señal de un nuevo triunfo, otra mujer saciada que apuntar a su lista, mientras le daba una calada al farias miró a la chavala y, buscando su aprobación le preguntó, «¿qué?, ¿flipando no?, el mejor polvo de tu vida». «Psss.. ¿tú estás seguro de que por esta mierda de polvo tan corto te dan premios?».

«Querida mía, no te quepa duda, antes me perdía en preliminares y mil posturas, me ponía a chupar teta y no paraba hasta llegar al hueso, pero cuando llegaban los campeonatos del follar siempre quedaba el último, te pedían concreción, eliminar todo lo eliminable, resumir, ir al grano, es que ¿sabes?, los concursos literarios han hecho mucho daño y ahora todo es cuanto más corto mejor, ya sabes, «lo bueno si breve dos veces bueno».

«Valiente excusa, si eres eyaculador precoz encima no me vengas con cuentos, menuda mierda polvo, si no me diste tiempo ni a bajarme las bragas, te pensarías que era virgen y todo, menudo agujero que me has hecho so garrulo». «¿No me crees querida?, mira, mira, si más corto no pueden pedirlo, si es que escribes un texto con la lista de los grandes éxitos de Las Ketchup y te sale más larga».

Ella, comprobando por fin que él tenía razón, y que lo que acaba de echar era un polvazo de campeonato le sugirió que por qué no se presentaba a ese bonito certamen literario, le convenció, así que él se largó a su casa y se puso a escribir, había que empezar con una frase: “Habían atravesado la capa de nubes y un sol radiante bañaba todo el interior del avión.” Cien palabras tan sólo a utilizar, lo primero que se le ocurrió fue hacer venir a la azafata donde un pasajero, que le preguntara si le podía servir en algo y que él se lo tomara al pie de la letra y le pegara un arreón contra la puerta de emergencia de esos de los que tendría que ponerle hasta chinchonera en la cabeza a la pobre azafata.

Pero pensó que ya de no ganar, que eso lo daba por hecho, al menos hacer un homenaje al hombre que le dio vida en su blog, y presentó el siguiente microrelato:

“Habían atravesado la capa de nubes y un sol radiante bañaba todo el interior del avión.”

«Hacía menos de media hora que el avión había despegado, menos de media hora desde que había engullido los 247 pasajeros. Un corte de digestión de libro. El mecánico que practicó la autopsia fue claro, «deberían contratar a alguien que sepa más que hacer prácticas».

El detective Flanagan resolvió el caso, pidió la lista de pasajeros y declaró: «No fue el sol, era comida en mal estado, es lo que tienen los aviones que van a congresos de partidos políticos».

El caso es que esa fecha fue recordada siempre como la del comienzo de la recuperación de la crisis económica.»

Y contento con el truño parido se dispuso a escuchar un bonito tema en su mp3 de Hello Kitty, «Burn it Down» de Avenged Sevenfold.