Bohannon, no te va a ver ni el tato.

Uno, cuando hace críticas, o lo que quiera que sea esto que hago yo con las series, busca una serie de cosas, dos en principio, a saber, contrastar opiniones con gente que haya visto la serie, lo cuál mola cantidad por lo extraño del asunto, ya que no son series estas digamos de grandes audiencias en España y dos, interesar a todo aquel que lo lea y no la haya visto, lo justo para que le den ganas de verla. Pues no, ni una cosa ni otra, con «Hell on Wheels», o «Infierno sobre Ruedas» como se tituló aquí la cosa, me da que nones.

Vi la primera temporada y quedé con ciertas ganas, tampoco muchas, de ver cómo seguía el tema, bien, resulta que un día veo en la página donde suelo encargarme estas cosas que han puesto la tercera entrega, ¿y la segunda? Pues coño, la pusieron justo después, ambas, segunda y tercera, ni siquiera se han estrenado en España, por lo que hay que verlas en V.O.S. Lo dicho, es probable que no hayas visto la serie y me apuesto un cojón de Nergal a que no la vas a ver en tu vida. A pesar de todo y porque me da la gana te contaré lo que me han parecido estas dos temporadas, ambas de diez capítulos y sabiendo que hay ya confirmada una cuarta.

Decir que es serie esta de AMC, con Joe y Tony Gayton como máximos responsables del asunto. Sin grandes novedades en el reparto respecto a anteriores temporadas, algún cambio de convertir recurrentes en protas y protas en recurrentes, apuntamos pues como miembros del reparto a Anson Mount, Common, Colm Meaney, Ben Esler o Phil Burke. Recordemos que la primera temporada la dejamos con el prota, el sureño justiciero, fugándose tras dar matarile a un inocente, te dirás que no has visto la serie y te he jodido bien jodido el final, da igual, no me seas fantasma que no la ibas a ver ni harto a cigarros de la risa.

Bueno, pues eso, que tenemos al prota fugado, en estas que me imagino a los Gayton con el equipo de guionistas pensando en cómo continuar la historia, «ni puta idea macho, casi mejor volvemos a lo mismo de antes», y dicho y hecho, se lo montan de tal manera que casi nos podíamos haber ahorrado el cambio argumental, vuelta al fango, la suciedad, vuelta a Hell on Wheels, como si nada hubiera pasado. De hecho toca los cojones que, aunque pasen cosas, las que se suponen que podrían dar un giro radical a la historia se trunquen y sí, sigues viendo la serie porque es entretenida, pero para que me entiendas, es como si estás a punto de echar un casquete con un pivonazo y al final te tienes que autoestimar un rato, te corres en ambos casos, pero evidentemente no es lo mismo.

Decir que la segunda temporada logran sacarla adelante, va ganando en intensidad y vaya, acaba dejándote un gran sabor de boca, es todo un western, con mil homenajes al género, espectacular, y te ves tú ya todo cachondo pensando en la tercera. Hete aquí que para esta última entrega por el momento cambian de manos la responsabilidad de la serie, hacia un tal John Wirth, que fue parte de esa mítica «Remington Steele».

Siendo generosos podemos decir que el cambio de «showrunner» le sentó a la serie como el culo, pero eso, siendo generosos, si no lo fuéramos podríamos decir que de una más que digna serie hace un engendro aburrido e irregular, con un final de temporada que debiera estar tipificado como delito, una temporada que solo se aguanta por Bohannon, el prota, que cierto es que al principio no me hacía mucha chispa, pero en fin.

Gran personaje el bueno de Bohannon, cierto es que como todo héroe del oeste que se precie es tenaz, rápido con el revólver, valiente al extremo y todas esas cosas que caracterizan al héroe del oeste, pero Bohannon tiene un lado oscuro que la verdad atrae, aparte de seguir contando con un par de pelotas dignas de ser usadas en la NBA tiene su peculiar manera de solventar los problemas, que es casi lo único que va sosteniendo la serie.

En definitiva, si te va el género la gozarás cual locaza viendo Locomía, sobre todo en la segunda entrega, luego ya a pildoritas, si no te va el género pues nada, te la fumas y a correr, vuelvo a advertir que al menos a fecha de hoy no se ha doblado al cristianés, por lo que es recomendable cierto dominio del idioma de Sespir

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