El escalofriante caso de Merikeit Flanagan.

Ríete tú de apariciones marianas, caso espectacular, extraño e irrepetible no hay como el de Merikeit Flanagan, , huelga decir que lo que a continuación vais a leer no es aconsejable para mentes cerradas, hay cosas que sí, que suceden, que cuesta creerlas pero que pasan aunque sea de siglo en siglo, asombrosamente podemos contar con el testimonio de la propia Merikeit Flanagan, la mujer que una vez le dio la razón a su marido.

Sí, acojonante, querida Merikeit, cuente cuente.

«Pues estaba yo un día preparando las maletas para ir al pueblo con Manolo, mi marido, metía sólo lo imprescindible y aun así me salían 16 maletas tipo sarcófagos de grandes que eran las putas de ellas, así que fui quitando ropa del Manolo, que total, una vez que va al pueblo se pone el bañador y se pasa el día a día asín, solo necesita el traje para la misa de los domingos, que por cierto, menuda la que han liado con el cambio de cura..»

Abrevie buena mujer, abrevie…

«Uy perdón, pues eso, que a pesar de quitar lo de Manolo seguía con las 16 maletas, ya que en realidad de él apenas metí nada, total, si va hecho un zarrapastroso todo el puto día, así que le llamé, «Manolooooooooooo SUBE YA HOSTIAS, LUEGO DICES QUE SIEMPRE VAMOS TARDE, VAGOLOSCOJONES, sí, siempre intento ser cariñosa con mi maridín, y claro, entró, vio las maletas y me dijo que no iban a caber en el coche».

«Evidentemente y conociendo a los hombres esa frase de que no va a caber no se le da importancia, también decía eso en la luna de miel sacándose el cipote, «no te va a caber», y luego tenía hasta holgura, que sí, fuimos vírgenes al matrimonio ¿sabe?,..»

Bueno, ¿y al final entraron las maletas o no?.

«Pues es lo gracioso, que no entraron, y mira que lo intentamos, él se cagaba en todo lo defecable, «¿cómo coño van a entrar si es un puto ford fiesta?», pero nada, lo intenté y lo intenté, me entraron dos, así que tras desestimar la idea de echarle la culpa a él de que no cupieran más no tuve otra que decirle que tenía razón».

Acojonante, conmovedor testimonio, no hay antecedentes, ¿y qué dijo Manolo?.

«Nada, se quedó así en trance, preguntó frotándose los ojos que qué había dicho, y se lo repetí, «que tienes razón Manolo, que no caben, que tengo demasiada ropa y que quizá para tres días no me haga falta tanta, que tanto puto zapato de los cojones donde mejor estaría es en el contenedor de la basura, que para qué tanto vestido si luego voy a estar en bata todo el día y tanta crema es innecesaria, que a estas alturas ya solo con un raseado de yeso podría tener cierto arreglo lo de mi cara», el pobre Manolo me miró, se pellizcó, me tocó una teta para ver si era real y claro, le solté una hostia, que una no tiene el coño para ruidos tras hacer tanta maleta».

Brutal, la verdad es que me estoy emocionando, una mujer que le da la razón a su marido, esto es casi como ver una mujer hablando mal de su madre.

«Uy, pues no se lo pierda, que ese mismo día le dije que tenía razón, que mi madre no era la que mejor hacía las albóndigas del mundo y que su madre era bastante agradable».

Sea sincera Merikeit, usted no es humana ¿verdad?.

«Pues claro que no hombre, qué cojones va a existir mujer que le de la razón a su pariente, y menos faltar así al respeto de su santa madre, eso sería algo contra natura, como un político cumpliendo sus promesas electorales, espere sentado».

Ya parecía raro, en fin, esperaremos sentados y escuchando a los siete veces vengados, Avenged Sevenfold, «Bat Country»