La bruja y la princesa tetona.

-Aita aita, cuéntanos un cuento anda

-Vale, poneos cómodas, os voy a contar un bonito cuento popular, «La bruja y la princesa tetona»

-¿Es para niñas aita?

-Bueno, no del todo, pero en fin, que no nos enrollemos, había una vez una bruja, con el pelo blanco, gafas, que tenía por costumbre cocinar para su prole los domingos…

-Anda, como la abuela

-Sí sí, qué casualidad, sigo, pues un día encomendó a su yerno, un apuesto caballero, calvo, varonil, atlético, simpático, con don de gentes..

-Anda, como tú, aita, qué casualidad

-sí sí, qué casualidad, pues eso, que le manda ir a buscar a una princesa, según ella malvada, porque era mucho más guapa (como si hiciera falta mucho para eso no te jode) y tras encontrarla robarle el secreto de la felicidad

-¿Le mandó ir a por el divorcio del abuelo?

-No seáis cabronas anda, que es un cuento, pues eso, va el apuesto yerno y encuentra a la princesa, bueno, encuentra a sus tetas primero y tres cuartos de hora a ella, qué tetas, exageradas

-¿Tan grandes eran aita?

-Cómo os diría yo, esta princesa se monta en el último vagón del metro, de los de cinco vagones, y le va dando pezonazos en la nuca al conductor, si se monta en un avión le tienen que atar las boyas a las alas porque si no no entran más pasajeros, en fin, que para qué enrollarnos, con decir que sus aldabas tenían hasta tres husos horarios ya digo suficiente

-No parece este cuento muy para niñas pequeñas, ¿no estarás inventándotelo?

-Para nada, es un cuento de los hermanos Amiplim Yoduermoenpikolin, pero dejad de interrumpirme hostias

-Hostias es un taco aita

-Díselo al cura, pues eso, llega el apuesto yerno y le dice que viene a buscar el secreto de la felicidad y va ella y se lo zumba

-¿Qué es zumbar?

-Lo que no hacía el yerno con tu madre, digo con su amada y venerada esposa, cuando él le vuelve a preguntar por el secreto de la felicidad ella le mira y le suelta que si está gilipollas, que qué mayor felicidad que haber echado un calisqueño con semejante diosa, que a ver cuándo coño había podido beneficiarse a una jamba con semejantes peras

-¿Nosotras también tendremos tetas de mayores?

-Por desgracia niñas, por desgracia, pero sigo sigo, entonces él le dice que no puede volver a casa de la bruja y contarle que se había zumbado a una princesa tetona y que esa era la auténtica felicidad, que era su suegra, entonces la princesa le da una fiambrera con albóndigas y le dice que el próximo domingo las saque para comer

-¿Y novio?, ¿tendremos novio?

-Si son eunucos no me opondré cariños míos, llega el domingo, la bruja con la prole, ahí sacando sus pócimas y viandas y el yerno que saca las albóndigas, las comen y todos dicen que son las mejores albóndigas que han comido en su vida, entonces la bruja roja de la ira les suelta que si esas tenemos no la iban a volver a ver jamás en la vida y se fue para no volver

-Y eso, amado aitatxu, es precisamente lo que envolvió de felicidad al yerno y demás parentela ¿no?

-Ay qué sabias, cómo se nota que salís a padre, y colorín colorado a la tetona se la han zumbado, ¿una posdatilla? Edenbridge, «Alight A New Tomorrow»